Con un destello los dos aparecimos en el interior del barco. Al darse cuenta, Arthur avanzó enfadado hacia mí.

- ¿Qué has hecho?

- Te he salvado.

- Lo tenía todo bajo control.

- No es lo que a mí me parecía.

Golpeó la pared con fuerza, los dos sabíamos que el hombre con el que había estado peleando se habría ido.

- Volvamos, ya pensaremos qué hacer - le dije.

- No.

- ¿Vas a quedarte aquí?

- No, pero no voy a volver contigo.

- ¿Qué es lo que te pasa?

- No me dijiste que fueras una bruja.

- Maga - le corregí.

- Es lo mismo.

- Por supuesto que no.

Cogí aire. Esta conversación no iba a ningún lado.

- Si quieres seguir actuando como un niño de cinco años adelante, pero luego no vengas a buscarme a por ayuda. Yo me voy.

- Haz lo que quieras - estaba enfadado.

Le di un segundo más para ver si cambiaba de opinión, sin embargo, al ver que no era así chasqueé mis dedos y me teletransporté lejos de allí.