El justiciero y yo nos mirábamos intensamente. Los ojos eran lo único que podíamos ver del otro ya que los dos nos esforzábamos por ocultar nuestra identidad. Ambos teníamos la respiración agitada tras la persecución que acabábamos de protagonizar.

- Mastermind , has fallado a esta ciudad.

- Sinceramente, pensé que vendrías a por mí mucho antes.

- Tarde o temprano todo criminal obtiene lo que se merece.

- ¿Y quién eres tú para decidir quién es bueno y quién es malo? - le pregunté.

- No me hace falta investigar mucho para saber que no eres una santa.

- Te sorprenderías de las vueltas que puede dar la verdad.

Noté en su mirada que se había cansado de hablar.

Me adelanté a él y me moví escasos centímetros del sitio justo antes de que una flecha volara a toda velocidad y atravesara la zona en la que había estado hacía sólo un segundo.

Mi única opción contra él era una lucha cuerpo a cuerpo así que mientras él alargaba su brazo para coger otra flecha yo le di una patada en el estómago. Dió unos pasos hacia atrás pero recuperó el equilibrio rápidamente.

Fue una lucha muy reñida, lo habían entrenado muy bien. Me sonaba su manera de moverse, de esquivar mis ataques y lanzar los suyos. Sin embargo no me paré a pensar en ello, tenía otras cosas en mente.

Finalmente, me dió un golpe que no fui capaz de ver y caí al suelo. Sentí entonces mi cara demasiado ligera, había perdido la máscara.

El justiciero me miró y no movió un músculo. No sabía si era la sorpresa o si estaba intentando reconocerme pero no me quedaría para averiguarlo. Aproveché ese momento de confusión y salí corriendo.

Esa vez, Arrow no me siguió.