7. Dick Grayson
Solo eran cuatro, podía con ellos, estaría chupado.
— ¿Solo vosotros? — pregunté.
— Qué va, somos muchos más.
De los callejones salieron más hombres armados.
"Mierda" mascullé, debería aprender a mantener la boca cerrada. Necesitaría un milagro para salir de ahí viva.
Y mi milagro cayó del cielo.
— ¿No creerías que te dejaría a ti toda la diversión? — preguntó Robin.
— Me alegro de verte Chico Maravilla. ¿Cómo nos los repartimos? ¿Mitad y mitad?
— Me parece genial.
El jefe de la banda sonrió con autosuficiencia, una sonrisa que no tardaría en borrarse gracias a múltiples puñetazos y golpes contra el suelo.
En un par de minutos la mayoría estaban en el suelo y el resto habían salido corriendo.
Fui a darle las gracias a Robin, pero al ver su herida de bala del hombro lo único que pude decir fue:
— Joder, eso pinta feo.
— No te preocupes, volveré a mi piso y me lo coseré.
— No podrás llegar tú solo a esa zona, te desmayarás mucho antes... Déjame que te ayude por una vez en tu vida.
Hizo un gesto con la cabeza para decir que vale e indicarme que le siguiera.
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