59. Superman
- ¿Qué quieres? - le pregunté muy seria.
- ¿Cómo que qué quiero? - me preguntó él a su vez con una pequeña sonrisa en la cara.
- Oh vamos podrías haber roto esas esposas y haberte ido hace mucho rato pero no lo has hecho. ¿Por qué?
- Vale está bien. Te necesito.
- ¿El hombre de acero me necesita? ¿Qué puedo hacer yo que no puedas hacer tú con tu visión láser?
- Pasar desapercibida. Tú puedes buscar al topo del departamento de policía y del juzgado sin llamar mucho la atención.
- La verdad es que no me apetece formar parte de los juegos de superhéroes que tienes montando con tus amigos. La gente como yo suele salir malparada - me levanté de la silla.
- De nada sirve que pillemos a los malos si vuelven a estar en la calle a los dos meses, así la ciudad nunca será segura - me paré delante de la puerta - Y entiendo lo que dices, es un gran riesgo que asumir, pero si accedes prometo cuidarte las espaldas.
Tras dos segundos de intenso silencio cogí el pomo de la puerta y salí de la sala sin responderle.
- Podéis soltarle - le dije al policía que estaba allí antes de desaparecer por el pasillo.
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