42. Aquaman
El señor de los mares y yo esperábamos que nos sirvieran unas cervezas en la barra de un bar de poca monta.
- Quítate puta - me dijo un pescador.
Nada más escuchar eso Arthur se lanzó sobre él.
- ¿Qué has dicho?
- No es culpa mía que se vista como una guarra.
En cuanto nos quisimos dar cuenta el hombre estaba contra la pared a un metro de altura. Suspiré. Vaya espectáculo.
- Tranquilo Arthur, puedo arreglármelas yo solita.
A regañadientes bajó al hombre y en cuanto se separó de él le di un buen puñetazo en la mandíbula.
Nos tomamos la cerveza de un trago y nos fuimos dejando al pescador intentando recuperarse en el suelo.
- ¿Por qué sonríes? - le pregunté.
- A veces de me olvida lo fiera que eres.
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