Bruce Wayne

"Amor, creó que deberíamos llamar a los bomberos"

Caminabas con una sonrisa, luego de haber hablado mucho rato con tú novio lograste convencerlo de que le diera un día libre a Alfred, no creías que fuera muy complicado estar todo un día sin él.
-¿Está segura señorita? - Preguntó Alfred por milésima vez, no estaba seguro de dejar a Bruce, él sabía que éste último no podía hacer nada en la casa si no es por él.
-Claro que sí Alfred, te mereces un día de descanso - dijiste - además te recuerdo que yo se hacer varias cosas, nada malo pasará si yo lo dejas todo en mis manos.
Eso pareció tranquilizarlo, él estaba seguro de que estando tú ahí nada malo iba a pasar, prácticamente eras un ángel caído para el pobre mayordomo, él ya estaba perdiendo la esperanza de que Bruce encontrará a alguna mujer para que estuviera a su lado, pero con tú llegada no podría haber perdido más, eras linda, inteligente, una gran ama de casa y no eras una de esas típicas mujeres interesadas que se le acercaban a Bruce en las fiestas, él sabía que tú eras la mujer correcta para el único Wayne que vivía en la mansión, además creía que serias una excelente madre para la nueva generación de los Wayne.
-Está bien - dijo con una sonrisa - Me despide del amo Wayne, adiós señorita.
-Claro Alfred, disfruta tú día libre - dijiste con una sonrisa - Adiós.
Y Alfred se fue de la mansión, tú sólo sonreíste, ese hombre se merecía el cielo pero por ahora un día libre no le iría mal.
Al no encontrar a Bruce decidiste sentarte y leer un libro, te metiste tanto en la lectura que no habías notado el humo que había comenzado a salir de la cocina hasta que salió un horrible olor de esta, dejaste el libro tirado y corriste rápidamente hacia ahí.
-¿¡QUE ESTÁ PASANDO!?- Preguntaste asustada, pero todo eso acabo cuando viste a Bruce tratando de apagar una olla.
-Amor, creó que deberíamos llamar a los bomberos - dijo con una sonrisa inocente.
Rodaste los ojos.
-No es para tanto - dijiste para luego apagar el mini incendio que había hecho tú novio -Listo, la próxima vez que entres a una cocina recuerdame nunca dejarte en ella sin mi vigilancia - suspiraste - ahora entiendo por qué razón Alfred no quería dejarte sólo.
El sólo sonrió y se acercó a ti para abrazarte.
-Creo que será mejor no decirle a Alfred - dijo.
-Está vez estoy de acuerdo - dijiste - No creó que debamos arruinar su día libre.
Él sólo asintio para luego besar tú frente y empezar a limpiar todo lo que había ensuciado.

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