Una noche movida ewe ...

Piccolo hinalo una gran cantidad de humo del cigarro que aun tenía en la mano.

-Si...- respondio veguita mientras miraba los labios de Piccolo, casi rozando los suyos.

El namekusein coloco su mano detrás del cuello de Veguita y tocó sus labios con los suyos.

Los dos cerraron los ojos, sintiendo ese beso tan pecador.

Dulce, cálido, húmedo pero a la vez seco.

Después de separarse Veguita expulsó el humo que piccolo introdujo a sus pulmones.

- creo que ya e fumado suficiente - exclamó la sayayin mareandose un poco, tal vez por fumar demaciado.

-si, tienes razón- afirmo piccolo poco antes de consumir el cigarro en otra esfera de ki.

Volvió a inclinarse sobre Veguita para besarla. Sus labios color durazno ligeramente secos.

La sayayin se alejó apenas sintió el contacto- esto es malo - exclamó mientras cerraba sus ojos.

- ¿desde cuando te importa lo que está bien o mal? - pregunto piccolo antes de volver a besarla.

-Estamos en un templo - replicó casi en los labios de piccolo.

- el lugar perfecto para cometer un pecado...- exclamó el namekusein robándose un suspiro de Veguita y logrando que el beso durará más tiempo.

- No - pronunció Veguita durante el beso- no está bien. Lo que pasó en la fiesta fue un accidente - dijo veguita mientras empujaba lejos a piccolo y abría los ojos- no está bien - exclamó mientras daba un suspiro.

Piccolo se acerco a su cuello, dió un beso y exclamo en su oído - ¿y por qué se siente tan bien?...

La sayayin no sabía que había hecho piccolo pero quería besarlo; dejando de la lado lo anterior dicho.

Sus labios chocaron con los de el, esos fríos labios verdes se volvieron calidos.

Poco a poco sus manos empezaron a participar acariciando su espalda.

Piccolo bajo sus manos hasta su sintura y veguita lo aparto rápidamente.

- quiero continuar esto en otro lugar- exclamó la sayayin mientras su aliento chocaba con los labios del guerrero.

Piccolo asintió y los dos despegaron del templo y llegaron a una zona boscosa.

No tardaron mucho en retomar su actividad anterior.

Los dos guerreros duraron toda lo noche besandose.

Piccolo estaba sentado con las piernas cruzadas mientras miraba de vez en cuando a Veguita que estaba dormida con la boca abierta y roncando ligeramente.

- ... No puedo creer que solo duraramos dos horas... - exclamó Piccolo con un ligero tinte.

Veguita respiro un poco fuerte y despertó, sus ojos se encontraron con los de Piccolo...

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