Pensamientos de veguita

Veguita se acostó en la cama, mirando el techo.

Narración de veguita
Estaba sobre mi... Mirándome raro... Todavía puedo verlo... Nadie me avía mirado así antes... Es la primera vez que un hombre me hace sentir rara... Pequeña... Como si estuviera enfrente de un gigante... No me gusta sentirme así... A pesar de mi baja estatura y la gran altura que tienen los demás a mi alrededor, nunca me sentía como hoy... Sentí pena... ¿Tengo que avergonzarme por no ser alta?... ¿Esa debió ser mi sensación al estar cerca de personas altas todo este tiempo? ¡Claro que no!

No permitiré que me hagan sentir así. La razón más lógica por la cual me sentía de esa manera era porque piso mi cola... Es el punto débil de todos los sayayines ...

Vino a mi mente aquella imagen en donde piccolo la acerco asta sus labios... ¿Por que tocarla así? ¿A el no le da asco?, todos han sentido asco al mirarla...

Se... Se siente bien que alguien la acaricié.

Una leve sonrisa se escapó de mis labios antes de un pequeño tinte rosado en mis mejillas... Pude sentir lo...

Como sea ya es hora de dormir.
Fin

Ala mañana siguiente veguita empezó a quitar sus bendajes.

Del otro lado de la puerta se encontraba piccolo; al no escuchar ruido pensó que veguita se encontraba dormida y pasó sin antes tocar la puerta.

Su rostro se oscureció en un tinte morado de la vergüenza.

Veguita miró encima de su hombro desnudo a piccolo.

- ¡lo siento!, ¡no lo sabía! - dijo antes de cerrar la puerta

- hey, piccolo ayuda me a quitarme estas vendas, por favor - dijo mientras miraba la puerta, ella sabía que no se avía ido.

Emparejo la puerta sólo para poder hablar - no creo que sea prudente - decía atrás de la puerta

- es muy difícil quitarse los bendajes sólo ... Por favor - la dulce voz de veguita era difícil de resistir para piccolo.

Entró con timidez al cuarto y ayudó a quitar los bendajes; cada vez que se revelaba más piel se sentía nervioso, nunca pensó que estaría haciendo eso con una chica.

Termino de quitar los bendajes, justo al principio de los pantalones de veguita y justo ahí se encontraba su cola; piccolo recordó de nuevo lo sucedido y un tinte morado mancho sus mejillas. Apartó la mirada de ese miembro tan largo y peludo... Sentía un enorme deseo de tocarlo...

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