[Day 2]

"Be quiet. We're in public, y'know?"
Soukoku

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El de pelo castaño se encontraba incómodo, sentado en una silla, y en medio de una reunión de los ejecutivos de la Port Mafia.

Sus piernas temblaban, el sudor caía por sus mejillas teñidas de carmín, y en su trasero había un maldito vibrador, que lo estaba volviendo loco. Este era controlado por Chuuya, quien estaba sentado a un par de metros de él.

El vibrador tenía ocho modos de potencia, y ahora mismo podía calcular que estaba en el cuatro.

Todo esto había pasado por una estúpida apuesta hace un par de horas. Cuando cuidaban de Elise a petición de Mori, aunque para ella no eran sus cuidadores sino unos simples esclavos.

La apuesta consistía en ser el mejor "esclavo", complaciendo a Elise con todo lo que pidiera y en el mejor tiempo. Luego al final, ella eligiría al mejor.

Siendo Chuuya su elección. Cómo no, este siempre había sido su favorito de los dos y al castaño solo lo trataba como basura.

El premio: hacer lo que el otro quisiera.

Y así fue como acabó con un vibrador en el culo, en medio de una reunión.

Sus piernas temblaron, las vibraciones se habían vuelto aún más fuertes. Por lo menos había subido dos potencias más.

Dirigió su mirada al pelirrojo con el ceño fruncido. Y él únicamente dio un corto vistazo a su dirección, pero en ese corto tiempo pudo notar una sonrisa de burla en su rostro, que intentaba ser disimulada para no llamar la atención.

-Mgh - Un sonido parecido al de un gemidos salió de sus labios, y todas las personas de la sala posaron sus ojos en él. Él entonces intentó poner una cara más seria, no quería ser descubierto, porque si llegara a pasar sería un momento muy vergonzoso e incómodo.

-¿Pasó algo Dazai-kun? - Preguntó Mori en alto. Y él lo maldijo internamente, estaba convencido de que de alguna forma se encontraba al tanto de su situación actual, y solo quería molestarlo.

-Nada Mori-san, me he dado un pequeño golpe en el pie con la pata de la silla - Intentó mantener un tono de voz sereno - Lamento haber interrumpido.

Tras eso la reunión siguió su curso, aunque de vez en cuando recibía miradas acusadoras de los demás ejecutivos.

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La reunión terminó una hora después y todavía había gente en la sala. En ese entonces el vibrador ya estaba en la máxima potencia. Dazai estaba agotado y se sentía que la sobrestimulación lo estaba matando.

Chuuya se acercó a él, que todavía estaba sentado, cogió una silla y se sentó a su lado derecho. Este luego deslizó sus dedos a la parte interna de su muslo y empezó a pellizcar y a acariciar, generando escalofríos en él.

En un momento el castaño sintió un aire caliente cerca de su oreja.

-¿Qué pasa cariño? - Susurró, con algo de burla en su voz. Dazai apretó sus labios fuertemente, sin atreverse a mirarlo a la cara todavía.

-¿Ahora qué? ¿Te mordió la lengua el gato? - Volvió a susurrar, y con la mano que anteriormente estaba en su muslo, giró su cabeza para ver su cara.

Chuuya sonrió complacido, sus ojos estaban levemente húmedos, sus mejillas tenían un ligero tono rosado y su ceño fruncido. Eso lo hacía desearlo más.

-Que lindo - Acarició una de sus mejillas.

-Cállate - Murmuró entre dientes.

-Cállame - Dijo con una sonrisa socarrona. Dazai se abalanzó hacia él, casi tirándole de la silla, y lo siguiente fue un intenso beso, en el que no faltó deseo y una guerra para poder controlar al otro.

Se separaron agitados, y esta vez fue el castaño quien sonrió.

-¿Qué fue ca-ri-ño? - Dijo mirándolo a los ojos. Un hilo de sangre bajaba por la barbilla del pelirrojo, Dazai la lamió sintiendo el singular sabor metálico de esta.

Luego el de ojos miel miró a su alrededor, por suerte nadie los había visto. Y dio gracias a Dios de que Kouyo no estuvo en esa reunión por culpa de un viaje importante, porque si no ya se habría llevado a Chuuya lejos, con el único fin de que no se juntara con él.

Tras eso agarró a Chuuya de la cintura levantándolo cuál saco de papas, y se dirigió, aún con las piernas temblando, a la esquina más alejada de la gente.

Luego lo acorraló entre él y la pared, acto seguido volvieron a besarse. Mientras sus ojos estaban conectados, su vista no se separaría, estaba disfrutando hundiéndose en ese profundo mar azul.

Chuuya rápidamente cambió los roles dominando la situación, y dejando al castaño contra la pared. Quien soltó un pequeño gemido en medio del beso debido al golpe repentino.

-Chuuya... - Gimió desesperado mientras deshacía el roce de labios.

El de ojos azules lo agarró por sus muslos, haciendo que rodeara sus piernas alrededor de su cadera. Este no pesaba mucho, cosa que ayudó además de su propia fuerza física.

Sus manos masajearon su zona trasera y sus muslos. Y poco a poco iba metiendo sus manos dentro del pantalón, así teniendo un contacto más directo. Luego estas se colaron en su ropa interior, dirigiéndose a su entrada y jalando del hilo del juguete, causando una corriente que sacudió todo su cuerpo y que le provocó su primer orgasmo del día.

Jadeó tratando de recuperarse de la anterior descarga. Pero antes de que pudiera pestañear, Chuuya ya había metido dos dedos dentro de él, ocupando el hueco que había dejado el juguete al salir. Los metía y sacaba en un vaivén frenético, que lo hacía delirar de placer. Amaba esos largos dedos con toda su alma.

Pronto añadió un tercero, aunque ya no hacía falta, ya que estaba lo suficientemente preparado como para permitir una cómoda entrada al miembro del pelirrojo.

Y tras un rato, Chuuya le dio la vuelta, apoyando su pecho en la pared y elevando sus caderas. También bajó sus pantalones y boxers, que se deslizaron por sus delgadas piernas hasta llegar al suelo. Así dejándole una deliciosa vista de sus redondos glúteos algo rojos y húmedos por el toque. Y al separarlos, entre ellos estaba su agujero maltratado, que se contraía ansioso por que algo lo llenara.

Chuuya se deleitó por uno segundos más, y luego bajó sus ropas inferiores.

Masajeó su miembro ya despierto y que buscaba de placer.

No tardó en meter la punta y luego dar una fuerte embestida, sorprendiendo al castaño. Y haciéndole soltar un fuerte gemido.

-Cariño, mantente callado, estamos en público ¿sabes? - Embistió de nuevo y Dazai volvió a gemir ante eso, el simple hecho de hacelo a la vista de todos le ponía muy sensible - Oh, ya entiendo, eso es lo que quieres ¿no? Quieres que todo el mundo vea lo puta que eres cuando tienes una polla en el culo, ¿es eso lo que te gusta? - Empezó a embestir fuertemente, tocando ese punto que le hacía temblar.

-Oh, d-dios sii - Gimio el castaño.

-No soy dios cariño, soy Chuuya, recuérdalo bien, porque es lo único que gritarás, esta tarde - Susurró a su oído.

Dazai se mordió el labio, tratando de callar sus gemidos. Le encantaba que lo humillaran en medio del sexo, y que le dijeran lo puta que era. Aunque en parte era verdad, desde que estaba con Chuuya se había vuelto más adicto al sexo y había comenzado desarrollar un fetiche con que le hablara sucio y lo tratara mal.

El de ojos celestes seguía abusando de su próstata sin piedad, a la vez que sus manos acariciaban su abdomen y pellizcaban sus pezones. El sonido obsceno de sus pieles chocando se escuchaba fuertemente, exitándolo más.

-M-más... Ch-chu... Ngh - Dijo, la poca cordura que le quedaba hace unos minutos se había ido a la mierda. Le encantaba sentir a Chuuya dentro de él, llenándolo tan bien y tocando todos sus puntos, como solo él sabía.

-C-cariño, me aprietas tan bien - Jadeó, dejando de acariciarlo y empezándolo a masturbar, al la vez que arremetía fuertemente su entrada - Joder, e-estoy... T-tan cerca.

-D-dentro mhg - Gimió corriéndose, y haciendo que su agujero se contraiga, así apretando su miembro y causando que se le dificultara moverse.

Tras un par de lentas y fuertes embestidas, se corrió, así manchando el interior de su amado con una caliente sustancia, blanca y pegajosa.

Ambos jadearon tratando de recuperar una respiración estable. Sus caras estaban rojas y el calor de sus cuerpos les hacía sudar.

Chuuya salió de él, haciendo que un poco de semen se desbordara y bajara por sus muslos pálidos.

Dazai se giró quedando de frente al pelirrojo.

-Fue increíble - Dijo Chuuya besando suavemente sus labios.

-Sí, lo fue.

Por suerte ya no había nadie en la sala, puede que los hubiesen pillado y hubieran decidido salir corriendo. O simplemente no se dieron cuenta por lo estúpidos que son.

Chuuya ayudó a que Dazai se acomodara la ropa, y luego se colocó la suya.

Dazai por el camino disfrutó de la sensación que dejaba el semen saliendo poco a poco de su entrada, humedeciendo la ropa en esa parte.

Y volvíeron a casa, porque ya no les quedaba ninguna misión por hacer, y quería descansar. Había sido una tarde cansada y bastante emocionante a la vez.

Pero eso sí, en mucho tiempo no volverían a hacer algo así.

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Holaaaa, aquí está el siguiente, nos vemos mañana con otro One-shot.

Espero que lo hayan disfrutado.

20/06/2023

1550 palabras.

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