Viernes, 05 de mayo de 2017

Día 7.

Entro al aula después de llenar mi botella de agua. Estoy de lo más cómoda leyendo y algo llama mi atención, veo en dirección a la puerta y mi corazón salta.

-¿Es él?- digo en voz suave.

Me acomodo el cabello y reviso el maquillaje. Lo sé, parece absurdo, pero es algo automático que suelo hacer, no me juzguen por ello.

Me quedo con la vista fija en la puerta.

Creo que él tiene clases en la mañana, y por eso hemos coincidido un par de viernes.

Hago como si estuviera distraída viendo hacia afuera, pero claramente no es así.

Después de unos minutos él pasa y me mira, le sonrío y me regresa el gesto.

Eso, solo eso fue suficiente para hacer que me emocione.

Parece que me estoy volviendo loca por ese muchacho.

Vale, es guapo, eso nadie me lo negará. A muchas les gusta él y sería muy interesante que llegáramos a ser algo. Para decirles a todos: ‘!Miren, mi novio!’. Bien un poco exagerado, pero eso pensé.

Cuando alguien guapo nos gusta, somos igual que los hombres, que les gusta lucir a una hermosa mujer (físicamente), entonces nosotras solemos ser así de vez en cuando. Aunque claro, a la mayoría de nosotras nos importa más su forma de ser y todo eso, el físico no es tan importante (es mi caso).

Muy guapo, pero puede ser un chico sin sentimientos.

Pero bueno, no me enfoco en eso. Solo sé que él me encanta y que me sonrió. Es buena señal.