Día 20
Domingo, 04 de junio de 2017
Día 20.
Por milésima vez reviso el celular, para ver si Aldair me ha contestado, pero nada.
Doy clic en la conversación y veo que está en línea. Me da nervios al saber que ya leyó el mensaje que le deje. Verifico la hora en que lo leyó. Ya pasaron veinte minutos desde que lo hizo y no respondió.
Decido enviarle un mensaje. Si no contesta será mala señal.
“Hola.” Nada más que eso. Estoy muy nerviosa.
“Hola ¿qué tal?” Responde de inmediato, como si tuviera el mensaje listo para enviar.
“Bien ¿y usted?”
“Bien gracias a Dios.” Responde. Me quedo sin contestar solo para dar el espacio de que diga algo. Pero nada.
“¿Qué piensa de lo que le dije?” Tecleo y mi dedo tiembla antes de enviar. Cierro los ojos y presiono la pantalla.
“Pues estoy inconforme.” Responde y mi boca se abre. ¿Inconforme? Esto no está bien. Ves, es un aprovechado. Me dice mi lado racional. ¡Cállate! Expreso a mi mente.
“¿Por qué?”
“Porque primero me dice que sí y posteriormente que no.”
“Ok. Dígame exactamente que quiere.” Tecleo el mensaje ya molesta.
“¿Cómo así?”
“Lo que quiere de mí.”
“Pues su cariño.” Responde y pongo los ojos en blanco. Acaso encontrará mi cariño tocando mi trasero, ¡obvio no!
“¿Y qué más?” Pregunto porque sé que no quiere cariño.
Él lee el mensaje y no contesta. Ya date la retirada. Menciona mi mente. Aún no. Respondo. La conversación no quedará aquí.
Tecleo con furia, como si mi pobre celular tiene la culpa de algo.
“¿Aldair?”
Automáticamente lee el mensaje y veo que aparecen los puntitos indicando que está escribiendo.
“Usted sabe, ¿entonces va poder ir el viernes?”
Usted sabe. ¡Si ya lo sé! Expreso a la pantalla del celular, dando un resoplido.
Es solo eso, solo sexo, solo quiere desvirgarme, por eso se acercó a mí. ¡Solo sexo! Que estupidez, yo enamorándome y él con la intención de divertirse conmigo, con mi cuerpo. ¡Al carajo! ¿Por qué siempre he sido tan ingenua?
“Pues la verdad pedí permiso y quieren saber a qué lugar iremos. Sino no me dejarán ir.” Respondo con la verdad. Ya se lo mencioné a mi mamá y eso me dijo.
“Pues a un lugar donde tengamos intimidad.” Indica él, hostigándome con esa palabra: “intimidad.”
“No puedo ir a un lugar así Aldair. Mi mamá me dijo que iría conmigo.” Le manifiesto mi situación esperando que él comprenda y tal vez ponernos de acuerdo para ir a un lugar más público.
“No le creo nada.” Contesta y mi cara queda desconcertada.
“¿Por qué?” Cuestiono rápidamente.
“La vez pasada que nos vimos no me manifestó esa circunstancia.” Contesta Aldair y me sorprendo porque no recuerde que si lo hice.
“Si le dije. Le mencioné que le había pedido permiso a mi mamá para salir con usted.”
Y en ese instante en el cual él lee el mensaje y no contesta, escucho mi corazón quebrarse, hacerse añicos como jamás me había pasado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top