Día 17
Sábado, 27 de mayo de 2017
Día 17.
Estoy sentada esperando que Aldair salga del salón, pero llevo media hora esperando.
Él está muy concentrado leyendo quien sabe que ley. Creo que me tocará ir y sacarlo.
-¿Y ya han hablado?- pregunta una chica de jurídica, que al parecer sabe las cosas, ya que es amiga de Liss.
-Si.- me limito a decir.
-Ya lo hubiera ido a sacar. Hay que arriesgarse.- me dice ella.
-Es que yo pienso mil veces las cosas antes de hacerlas. No soy de las que se avienta y ya.- le revelo.
-Pero en la vida hay que arriesgarse.-
-Cierto.- concedo.
Después de un momento en silencio y reflexionando que han pasado 40 minutos, tomo una decisión.
-Lo iré a sacar.- le aviso a ella.
-Bien, entonces me voy para no estorbar.- dice y se va.
-Gracias.-
Me voy a sacar el regalo y me planto en la puerta de su salón. Cerca de la puerta está el chico que le gustaba a Angel, decido llamarle a él.
-Daniel. Me hace un favor.- digo sonriéndole.
-Sí. Dígame.- contesta.
-Puede hablarle a Oscar.- digo.
-A Oscar.- asiente, luego me mira. -¿Quién es Oscar?- pregunta divertido, yo me rio.
-Oscar, te buscan.- le dice a Aldair.
-¿Quién?- escucho que pregunta Aldair.
Daniel me mira y sonríe. Sin pronunciar mi nombre le dice que soy yo. Solo con los labios: Gaby. Veo como gesticula mi nombre.
-Gracias Daniel.- digo y él asiente con la cabeza.
-Hola.- dice Aldair. Tiene un aspecto cansado.
-Hola. Eh… quiero hablar con usted.- digo rápidamente.
-Bien. Sentémonos allá.- dice señalando la mesa en la cual había estado sentada anteriormente.
-Para usted.- digo dándole la bolsa.
-Por mañana.- dice embozando una pequeña sonrisa.
-Sí. Por mañana.-
-Gracias.- dice adueñándose de la cajita de dulces.
-¿Cómo está? Se ve cansado.- digo.
-Sí. Ando con dolor de cabeza.-
-¿A tomado algo?- pregunto y él niega con la cabeza. -Espero que se alivie pronto.- menciono.
-¿Cómo van las clases?- pregunta distraído.
-Bien. ¿Y usted?- pregunto.
Me ahorrare la conversación de temas innecesarios.
-¿Cuándo salimos otra vez?- pregunta.
-Cuando usted diga.- sonrío.
Veo que el licenciado de él llega al salón.
-El licenciado.- decimos al mismo tiempo.
-Me voy.- dice dándome la mano y agarrando la cajita. -Gracias.- dice y se va.
¿Qué será? Hoy lo sentí más frío que el martes.
Es el dolor de cabeza, el lugar y el cansancio. Dice mi lado romántico.
Quizás sí. Respondo.
Ya no le interesas. Afirma muy seguro mi lado racional.
No es eso. Está cansado y por eso estuvo así. Empieza la discusión de mis dos lados.
Guarden silencio. Mejor no pensaré en nada. Digo y me enfoco en dejar mi mente en blanco.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top