Lunes, 22 de mayo de 2017

Día 15.

Veo que Aldair está en línea. Quiero confirmar la salida.

Soy de las que se aseguran de las cosas como mil veces y además ya tengo el permiso de mi mamá (El cual se me dificulto conseguir).

“Hola ¿Qué tal?”

Envió el mensaje y ruego que conteste. Se tarda mucho en llegar la respuesta, pero llega, que es lo importante.

“Hola, buenos días. Yo bien gracias a Dios ¿Usted qué tal?”

“Bien. ¿Qué hace?” hago la pregunta porque es lunes y los lunes él no tiene clases, según lo que me ha informado.

Y tiene que estar en la universidad. Deduzco.

“En la universidad, investigando sobre un trabajo que nos han dejado.”

¡He adivinado!  Celebro por dentro. Bueno hay que sacar el tema de la cita, pero no sé cómo.

“Ah que bien. ¿Pero hoy no tiene clases?”

Después tengo que preguntarle de la salida. Estoy pensando en una forma sutil de decirlo, no de forma brusca y que parezca que estoy desesperada.

Quizás un poquito desesperada. ¡No! Ansiosa y feliz, eso es lo correcto. Medito.

“No hoy no tengo. ¿Vendrá mañana?”

¡Ahí está! El tema por el cual le envié el mensaje. Me ahorró estar pensado en como preguntárselo.

“Si claro. ¿A las 12?” respondo muy entusiasmada, aunque él no lo vea, pero es lo mejor.

“Si está bien a esa hora.”

“Entonces ahí lo veo en la universidad.”

“Ok. Cuídese.”

Con que simplicidad se despidió. Creo que está muy ocupado.

“Gracias. Igual.” Respondo. Aunque mi mensaje no es leído.

Bien tengo una cita mañana, con el chico más guapo que he conocido y que está interesado en mí.

Tranquila Gaby. Me repito tomando mucho aire, como si eso me fuese a calmarme lo suficiente.

Ves, te lo dije. Él está interesado. Dice mi lado positivo.

Pero como siempre hay otra parte que protesta.

Pueden suceder muchas cosas mañana.

Cierto. Muchas cosas pueden suceder mañana, solo espero que esas cosas sean positivas.