Día 11

Miércoles, 10 de mayo de 2017

Día 11.

Ya le conté todo a mi mamá, ya que todos la conocen en la universidad y no sea que le digan cosas que no son, además así no hay secretos y puedo chatear tranquilamente.

***

Son las 3:00 de la tarde y Aldair no se ha conectado desde ayer. Supongo que en donde él vive se le dificulta la señal de internet o algo.

A las 4:18 reviso mi celular, por cualquier cosa. A los segundo un mensaje llega.

“Va ser una sorpresa.”

Me rio al ver la respuesta de Aldair. Veo que el mensaje lo envió a las 3:30 y aún sigue conectado.

“Jaja. Eso es injusto.” Respondo y automáticamente él lo lee.

“Hola buenas tardes, ¿Por qué cree que es injusto?” Me responde.

“Hola, buenas tardes. Porque no me gustan las sorpresas.” Le miento.

Si me gustan las sorpresas, pero de las personas que conozco, de las que no, me da un poco de desconfianza cuando dicen sobre sorpresas.

“Jajaja, no le creo.” Responde. Le hizo gracia mi mentira, era probable que no me creyera.

Le respondo tratando de que se vea del lado jurídico, ya que él estudia jurídica. Obviamente no creo que lo haga bien.

“Bueno. Supongo que necesita pruebas para testificar algo y así creerlo.”

“Sí. Tal vez podamos conversar el viernes.” Contesta y yo me congelo.

Conversar el viernes me parece perfecto, pero ya me dio un nerviosismo horrible.

“Si, quizás sí.”

No sé si ese ‘quizás’ debería de ir ahí, pero no quería poner un simple ‘si’. Considerado desde mi punto habría quedado muy patético.

“No sé si puede.”

“Creo que depende si usted no se ha ido.”

“Si usted llega como a las doce, puedo esperarme un rato.”

Me va a esperar para hablar conmigo. Qué lindo.

“Bueno generalmente llego como a las 12:15.” Le digo. No creo que 15 minutos le hagan daño.

“Entonces le hago espera, porque yo salgo a las 12.”

“Está bien. Trataré de llegar temprano.” Digo ‘trataré’ porque el transporte es el que hace que me retrase.

Seguimos la plática al igual que ayer, conociendo cosas del otro.

Resulta que es un año menor que yo, cumplirá 21 en quince días, y parece que tuviera 25 años.

Hasta que él se desconecta, y la conversación se termina.

Yo: ¡feliz como una lombriz!

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