Prólogo
And there's no stopping us right now,
I feel so close to you right now.
Y no hay quien nos detenga ahora mismo,
Me siento tan cerca de ti ahora mismo.
Feel So Close by Calvin Harris.
Lunes 31 de Octubre de 2022
12:28 AM
Ciudad de México, México.
Mientras camino siento como varios cuerpos se pegan a mi. Si algo odiaba de las discotecas, era la gran cantidad de gente que se aglomera, estoy a punto de estallar. Mis 160 centímetros y el hecho de que no tenía mis lentes puestos no ayudaban mucho.
-¡PERMISO! ¡ESTOY INTENTANDO PASAR!- trato de hablar lo más alto posible, pero el volumen tan alto de la música no me lo permite.
-¿MELISSA?- oigo una voz masculina llamándome a lo lejos. Ay no, no otra vez.
Después de unos segundos forcejeando con otras personas, logro salir de la gran marea de gente que me rodeaba, y entro al baño de mujeres. No dudo ni un segundo más y entro al primer cubículo disponible, lucho un poco con mi ropa, pero logro mi objetivo.
Mierda, ¿tanto alcohol tomé?
Suelto una pequeña risa, claro que había tomado demasiado, más de lo que comúnmente hago. Nunca tomo los domingos, pero mis amigas me habían convencido de venir, y de experimentar nuevos tragos. Esta era la tercera vez que venía al baño de la discoteca en la noche, ya estaba familiarizada con cada rincón de este.
Termino de orinar, pero no me muevo ni un poco. Estaba empezando a experimentar esa fase de la borrachera en la cual empiezo a reflexionar sobre mis actos, y no me estaba gustando ni un poco.
Cosas que habían pasado en las últimas tres horas:
1. Había sobrepasado mi límite de tragos en la noche (3).
2. Había aceptado un trago (o varios) de dudosa procedencia.
3. Había bailado con un extraño y luego lo había besado.
4. Había aparecido mi ex casi algo, al cual sigo sin atreverme a mandar al demonio.
5. En algún momento de la borrachera había perdido mis sagrados lentes.
6. Había visto a una de mis mejores amigas besarse con alguien que no era su pareja.
7. Estaba demasiado ebria, al nivel de empezar a oír distorsionadamente.
8. No estaba en casa estudiando para los próximos exámenes.
Maldita sea.
No puedo sobrepensar más ya que oigo la puerta del baño abrirse. Por un momento pienso que sería Daniela o Jaqui, mis mejores amigas, buscándome. Pero no. Escucho un pequeño jadeo femenino y el ruido de labios chocando.
No, no, no. No por favor. Debí salir antes de aquí.
Me subo mis bragas y mis pequeños pantalones lo más silenciosamente posible, mientras empiezo a hacer una pequeña estrategia para salir de aquí sin tener que verles la cara a la parejita de ahí fuera, pero escucho como súbitamente dejan de besarse.
-Lo lamento, no puedo continuar con esto.- Dice una voz masculina en, ¿inglés? Si bien la discoteca está cerca de algunos hoteles de la ciudad, los turistas prefieren ir a otros lugares más populares de la ciudad.
Me permito pensar un poco sobre la voz, puedo notar como está agitado, también percibo que el inglés no es su primera lengua, sin embargo, su acento no es de alguien que vive en México. Siento que alguna vez he escuchado esa voz en otro lado, pero no logro saber en donde. Mis pensamientos paran de repente cuando escucho a una voz femenina responder.
-¿Qué? ¿Solo me trajiste aquí para calentarme y dejarme con las ganas?- Noto la molestia en la voz, y no la culpo, lo que están a punto de hacerle debería ser condenado.
Sé que esta voz sí que es mexicana, puede hablar inglés, pero nunca dejaría de reconocer el acento chilango que predomina en la ciudad.
-En realidad te traje aquí para darle celos a mi ex novia, no llegué a pensar en la probabilidad de dejarte con las ganas.
Ouch.
Inmediatamente escuchó el sonido de una bofetada y la voz masculina quejándose. Se lo merece por idiota.
-Eres un pendejo.- Dice furiosamente la chica mientras sus tacones furiosos abandonan el baño. Pobre, espero que encuentre un mejor polvo esta noche.
Después de unos silenciosos segundos, siento como se me escapa una pequeña carcajada.
Mierda Melissa, controlate.
-¿Hay alguien ahí? - La voz masculina ahora suena irritada. Genial, ahora tendré que lidiar con un enojón.
Respiro profundo. -Tal vez.- Respondo mientras jalo la cadena del inodoro. En otros casos estaría muerta del miedo, pero el alcohol ingerido me está haciendo un gran favor, y decido salir.
Me gustaría decir que me lleve una sorpresa al ver al hombre que estaba infiltrado en el baño de mujeres, pero la realidad es que sin mis lentes no podía ver nada, sumemosle el hecho de estar ebria. Si en un día normal necesito aumento de +4.0, ahora mismo necesitaría los lentes más aumentados del mundo.
Si mi vista no me falla, él está vestido con una camisa blanca simple, acompañado de unos pantalones de mezclilla y unos tenis completamente blancos. Dios mío, ¿quién fue la persona que lo dejó salir vestido así? No se quien se viste peor, si él o mis compañeros de clase.
Trato de ver sus complexiones faciales, pero la gran diferencia de altura y mi vista borrosa me dificulta el trabajo. Veo una barba y un bigote no tan crecidos, y su cabello, ambos de un color castaño claro, que seguramente ante la luz del sol se ve más claro. También veo uno de los cortes de cabello más raros que he presenciado. Demasiado corto para lo que seguramente sea su estilo. ¿Acaso este hombre no tiene una mujer que lo aconseje en su vida?
También puedo distinguir sus ojos, no sé como, pero los distingo. Son una combinación rara entre azul y verde. Me atrevo a verlos, y puedo sentir miles de sensaciones en tan poco tiempo. De repente todo desaparece, la música y las luces de neón, solo somos él y yo en esta habitación. Poco a poco una pequeña sonrisa aparece en sus labios. Ay no.
Lo que me faltaba, 9. Sentir una conexión con un extraño en el baño.
Una vez más la sensación de que conozco a esta persona se hace presente, pero ¿de dónde? Mi cerebro no procesa muy bien la información en este momento.
Nos quedamos viendo unos segundos más, hasta que me dirijo al lavamanos bajo la atenta mirada del hombre frente a mi. Regreso un poco a la realidad cuando escucho la melodía de Feel So Close de Calvin Harris retumbar por las paredes del lugar.
Me veo brevemente en el espejo, mi cabello castaño rojizo es un desastre, y puedo notar como estoy sonrojada, aunque el color de mi piel no permite que se distinga. Mi delineado y mis pestañas siguen como cuando llegué. El aro en mi nariz está un poco chueco así que lo reacomodo. Dirijo mi vista hacía mis oídos, en mi oreja izquierda todas mis perforaciones siguen en su lugar, pero en mi oreja derecha hace falta uno de mis aros. Otro punto para la lista.
10. Había perdido una de mis arracadas favoritas.
Mojo un poco mi cabello y trato de acomodarlo, sigue siendo un desastre, pero al menos lo había intentado. Cuando no encuentro otra cosa en la cual perder mi tiempo, decido enfrentarme de nuevo a esos ojos verde-azules, para encontrarme con que seguía viéndome.
¡Ya basta!
-Podrías dejar de verme por favor, me pones nerviosa.- Rompo el hechizo por el bien de mi salud mental. En cualquier momento me podía desvanecer. No se me escapa el hecho de que las palabras me salieron sin trabarme o sin decir una cosa por otra.
Muy bien Melissa, hablar únicamente en inglés cuando tienes el departamento a solas ha funcionado con éxito.
-Erm, claro- carraspea y mueve su vista hacia el espejo frente a él. Sea lo que sea que haya visto en él, no es de su agrado, ya que hace una mueca que rápidamente quita, y regresa su vista hacía mi. -Disculpa, no quise incomodarte.
Y es aquí gente, cuando mis impulsos de decir idioteces llegan al ataque.
-No te tienes que disculpar conmigo, tal vez deberías hacerlo con la chica a la cual dejaste con las ganas de un rápido hace unos minutos, ¿no lo crees?- Escupo de la nada. Vaya, pensaba que el alcohol estaba de mi lado esta noche.
Veo como una mueca estalla en sus facciones, definitivamente no esperaba ese comentario. -Veo que si pusiste atención a toda la conversación.- Dice de manera irritada.
-Bueno, no me dejaron otra opción. Perdón por tener oídos.- Empiezo a irritarme yo también, de la nada llegan los recuerdos de la conversación que había mantenido con la chica y no puedo evitar comentar lo siguiente -y por cierto, deberías de estar avergonzado de que alguien más haya oído lo que decías. ¿Enserio?, traer una chica al baño solo para encelar a otra persona. Pero para que me sorprendo, si todos los estúpidos hombres son igualitos, hijos de la gran chin...
-Ey, ey, no entiendo del todo el español, dios. - Dice él, un poco confundido por las últimas oraciones. Me guardo una pequeña sonrisa, adoro cuando los no hablantes no comprenden las rayadas de madre, como las llama mi madre, precisamente. -Además, si estoy avergonzado. Esta noche no estoy pensando con claridad.- Esta última oración le sale en un susurro.
Resoplo. -Bueno, si te hace sentir mejor, no eres el único que no piensa con claridad en este momento. La mejor prueba de esto es el hecho de que sigo platicando aquí contigo o que no he hecho que vengan a sacarte del baño de mujeres. También el hecho de que estoy en esta discoteca y no en mi casa estudiando para mi examen de publicidad. O también que estoy tan perdida en mi mundo que perdí mis bellos lentes y ahora no veo casi nada pero por alguna razón si pude distinguir tus ojos. Ja, y ni hablemos de como sigo evitando al idiota de mi ex ligue y no lo mando a la merita fregada de una vez, pero también tendría que estar socializando, haber si de una buena vez encuentro a una persona para llevarla a la cena de Navidad, ah y tambien esta...- Freno mis palabras antes de que revele algo más.
¿¡Qué carajos fue eso!?
Eso gente, fue el alcohol apoderándose de mí una vez más. Aunque a este punto es ridículo seguir culpando al vicio. Otra adición a la lista
11. Había vomitado verbalmente frente a un desconocido, ¡en inglés!
Dirijo mi vista de nuevo al hombre frente a mi, y su cara es un digno poema. Distingo sus ojos muy abiertos, sus cejas demasiado elevadas, y su boca levemente abierta. En mi mente veo como salen ventanas diciendo ''Desconocido.exe ha cerrado sesión'' alrededor de su cara.
-Sabes que, ignora todo lo que dije, estoy un poco, amm, ebria, y cuando estoy en este estado digo cosas sin sentido alguno, o revelo información que no debería, yyyy al parecer estoy haciéndolo de nuevo.- Me llevo las manos a la cara, que vergüenza. -Soy una tonta. - Digo en un susurro en mi idioma natal.
-No eres una tonta- dice la persona frente a mi. Abro mis manos, de manera en que pueda verlo, al parecer las últimas palabras no las dije tan bajo como creía -en todo caso yo soy el tonto aquí, intenté darle celos a mi ex novia a la cual dejé porque me era infiel, cuando lo más probable es que ni siquiera le importe. No pensé en la otra chica porque honestamente, solo quería sentirme mejor conmigo mismo. Y lo peor de todo es que yo no puedo culpar al alcohol como tú, porque solo tomé un shot en toda la noche.- Termina de hablar, mientras veo como una pequeña sonrisa se instala en su cara.
Vaya. Puede que lo compadezca un poco. Mis ojos se dirigen inevitablemente a su sonrisa.
Carajo, que bonita sonrisa tiene.
NO NO NO, no pienses en eso.
Me quito las manos de la cara y cambio de tema -Pensé que no entendías el español.
-No dije que no entendiera el español, dije que no lo entendía del todo. Dos de mis amigos tienen como primera lengua el español, este último año conviví mucho con uno de ellos y créeme, le gusta mucho hacerme decir oraciones que probablemente me hagan quedar como un pendejo. - Suelta una pequeña risa mientras termina de decir la última palabra, la cual pronuncia muy mal. Su risa me hace sentir una calidez en mi pecho que no creía que existiera.
No, no por favor. No me hagas esto por favor.
Involuntariamente empiezo a sonreír como una tonta, mientras doy un pequeño paso hacia él. Tal vez esté cometiendo un error, pero ahora mismo no me importa.
-Bueno, en definitiva eres un tonto, si ya sabes que te va hacer decir cosas sin sentido, ¿por qué le sigues el juego?
El sonríe. -Porque yo hago lo mismo con él, pero en holandés.- Sonríe aún más que provoca que sus ojos se achiquen, mientras da unos cuantos pasos hacia mi.
Holandés eh.
Está persona en tan solo unos minutos me había irritado, me había hecho sonrojarme, sentir mariposas en el estómago, me había hecho contar cosas que probablemente debía guardarme para mí misma, y ahora me tenía como una maldita niña de 12 años con su primer crush. ¿Qué carajos me estaba haciendo?
-¿Quién eres y por qué me haces sentir tantas cosas?- no puedo evitar preguntar mientras me acerco un poco más. Puedo empezar a sentir su aliento en mi cara.
-Esa es una muy buena pregunta.- Se acerca aún más. Tengo sus labios a centímetros de los míos.
Y de la nada el momento se ve interrumpido cuando oigo la puerta del baño abrirse. Me alejo de él instintivamente, volteo a verlo a la cara y lo que estaba siendo una mueca de enojo se convierte en una de sorpresa.
-¿Enserio Max? ¿Enserio?- Dirijo mi mirada hacia la mujer que acaba de entrar a los sanitarios. Deduzco casi de inmediato que es su ex novia. Ella tiene sus ojos fijos en el hombre al cual estaba a punto de besar hace unos segundos.
Oh no. Nos íbamos a besar.
Trato de no pensar en eso y mejor observo a la pelinegra que está ante mis ojos, su cabello esta suelto y completamente liso, mientras que está vestida con un vestido negro de piel demasiado corto, y por último está acompañada por unas botas largas de tacón negras, que calculo le quedan tres dedos abajo de la rodilla. Y su voz, su voz es de alguien demasiado madura, e incluso es un poco lenta. Veo sus ojos, parecidos a los de el hombre detrás de mí, aunque parecen ser un poco más verdes que los de él. Finalmente veo sus facciones, a pesar de estar notablemente molesta, no se ve ni una imperfección, pero su cara luce como si la hubieran estirado, me fijo como su maquillaje luce perfectamente elaborado.
No puedo evitar compararme con ella, me siento un cero a la izquierda estando frente a ella, con mis pantalones cortos de mezclilla, mi camiseta de tirantes negra lisa, la camisa blanca semitransparente que tenía encima y mis tenis Converse negros. Mi cara estaba llena de marcas que habían dejado el acné, mi maquillaje era solo un delineado sencillo y un poco de rimel en mis pestañas, así como mi nariz y mis orejas estaban perforadas, y mi cabello era un desastre andante. Había preferido lo cómodo en vez de lo fashion. Tal vez debí haberlo pensado dos veces.
Basta Melissa.
Decido parar mis pensamientos para poner atención a los dos. Ahora que los veo bien, parecen hermanos. Aún peor, ella también se me hace algo familiar. ¿Qué demonios estaba pasando con mi cerebro que no podía reconocer a las dos personas que estaban aquí?
-¿Qué quieres Kelly? No se supone que tú y yo ya no somos nada, soy libre de meterme con quien quiera, así como tú te metías con alguien más cuando aún éramos algo.- Dice él aparentemente tranquilo, aunque puedo reconocer en su voz un dejo de dolor.
-Ya te dije muchas veces que estoy arrepentida de haberlo hecho, ¿cuántas veces más te lo tengo que repetir?- le responde ella, su voz se vuelve más lenta, si eso es posible.
-Honestamente estoy cansado de oírte decirlo, si hubieras estado arrepentida no lo hubieras hecho más veces, ¡pero lo hiciste, maldita sea!- estalla mientras pasa sus manos desesperadamente por su cabello. -¡Mierda Kelly! ¡Debí suponer que esto iba a terminar así teniendo en cuenta que nuestra relación empezó igual!
¡Oh por Taylor Swift!
Veo como ella se le acerca a él, está furiosa. -¡Tu bien sabes que lo mío con Danil ya no funcionaba! Yo ya no lo amaba, si seguía con él era solo por P. ¡En cambio a tí te amo! ¡Desde que te conocí supe que eras el amor de mi vida! Si te fui infiel fue porque tú estabas en otro maldito continente mientras yo estaba sufriendo sin ti. ¡Te necesitaba! Entiendo que tenías que trabajar, pero mientras tú no estabas para mí necesitaba algo, y Viktor estuvo ahí. ¡Compréndeme por favor!
Chica, no.
Espera un poco, ¿Max? ¿Kelly? ¿Danil?, empiezo a sentir como mi cerebro se aclara un poco.
-¡Y tú crees que yo no me sentía mal cuando no estabas a mi lado! Cuando no ibas conmigo prefería quedarme en el hotel que salir de fiesta con los chicos, esperando la maldita hora prudente para llamarte por teléfono. ¡Carajo! ¡¿Cómo mierdas crees que me sentía yo?!
Me encuentro caminando lentamente hacia la puerta, de pronto todo se siente más personal.
No alcanzo a llegar a ella cuando escucho que es abierta, y no es nada más y nada menos que Jaqui, una de mis mejores amigas, y no viene sola, mis amados lentes la acompañan.
-Al fin te encuentro amiga. Ten a tus bebés, los encontré cerca de la barra.- Voltea a ver a la parejita frente a nosotras, los cuales ni siquiera se inmutaron al oírla. -Mierda Melissa, ¿en qué te metiste?
-¡Ey!- le respondo los más bajo posible mientras intento limpiar los lentes, dándole la espalda a la pelea. -En mi defensa, ni siquiera yo sé que sigo haciendo aquí.
-Pues vámonos, se ve que es... ¡MADRES!- oigo como ahoga un grito. -No me jodas con que no te has dado cuenta de quienes son.
Ay no.
La veo asustada mientras prefiero guardarme mis comentarios. Me pongo mis lentes y volteo lentamente hacía las dos personas detrás de mí.
NO. ME. JODAS.
Siento como de golpe todos mis sentidos regresan a la normalidad, cómo mi cerebro empieza a maquinar de nuevo. Ahora todo tiene maldito sentido.
-¡MIERDA!- digo prácticamente gritando, llamando la atención de los dos extranjeros.
Tenía que agregar esto a la lista.
12. ¡Estaba compartiendo la misma habitación con Max Verstappen y Kelly Piquet!
13. ¡Acaban de pelear frente a mi!
Mierda, mierda, mierda, mierda, MIERDA, M-I-E-R-D-A.
14. ¡HABÍA ESTADO A PUNTO DE BESARME CON MAX VERSTAPPEN!
¿Qué carajos hacía el dos veces campeón de la Fórmula 1 aquí?
Empiezo a recordar todos los sucesos de las últimas 24 horas. ¡Claro! Hace unas horas había sido el Gran Premio de la Ciudad de México de la Fórmula 1, la ciudad era un caos gracias a ello, mientras que yo había visto la carrera desde mi casa. Tiene mucho sentido que el hombre hubiera salido a festejar, él había ganado la carrera, e incluso había establecido un nuevo récord.
No era tonta, sabía lo que era la Fórmula 1, es imposible no saberlo cuando una de tus mejores amigas era muy fan de la categoría, además de vivir en la ciudad que realiza una de las carreras, o en todo caso, cuando uno de los pilotos era del mismo país que tu. Mi compatriota, Sergio Pérez era piloto del equipo de Red Bull. Su compañero de equipo estaba frente a mi.
Demonios, ¿cómo había podido ser tan ciega? Bueno, más de lo que ya era.
Regreso a la realidad mientras siento como la pelea entre la pareja cesa. Dirijo mi mirada hacía el holandés, el cual me regresa el gesto. Mentiría si dijera que no era apuesto, al menos ante mis ojos.
-¡Oh, vaya! No recordaba que estuviera ella aquí.- Dice de repente Kelly.
Cierto, estaban peleando... ¡Ay no!, ¡Escuche todo un chisme sobre dos personas medianamente famosas!
Continuo con mis ojos puestos en Max, sé que probablemente debo lucir como una loca, pero en mi defensa, estoy intentando procesar toda esta información. Mientras que él estaba levemente sonrojado, su ceño está levemente fruncido y su boca levemente abierta, como si lo hubieran dejado con la palabra en la boca.
Tengo que salir de aquí.
Busco la mano de mi mejor amiga en la oscuridad, cuando finalmente la tomo siento como ella me da un pequeño apretón. Este pequeño gesto me da confianza para hablar de nuevo.
-En realidad, nosotras ya nos íbamos. Pueden seguir haciendo... lo que sea que estaban haciendo.- Digo mientras empiezo a caminar lentamente hacía la puerta. -No se preocupen por nosotras.- Encuentro las fuerzas para sacar una pequeña sonrisa y, finalmente, romper el contacto visual con Max.
Muevo mi cuerpo hacía la puerta, necesitaba salir de ahí lo más rápido posible, necesitaba aire fresco. Jaqui, quien estaba frente a mí, abre la puerta sin necesidad de que yo lo pida mientras jala mi mano, y salimos de ahí, no sin antes oír la voz del hombre con el que hace unos minutos creía tener una conexión.
-¡Ey! ¡Espera!
Trato de hacer como si no hubiera escuchado sus palabras y prácticamente huyó lo más rápido posible de ese sanitario. Suelto la mano de mi amiga y me meto de nuevo entre la marea de gente, esta vez no me importa nada y empujo a todo el mundo. Aire, necesitaba aire fresco.
Después de unos cuantos empujones y de escuchar algunos insultos, llego a la salida del local y me dirijo a la calle. Me siento en el frío piso, se que probablemente sea una mala idea, no quiero pensar en eso, me llevo las manos a la cabeza y tapo mis ojos. Estoy exhausta, como si hubiera corrido miles de kilómetros.
No sé cuánto tiempo llevo aquí cuando oigo pasos detrás de mí, y no puedo evitar tener la esperanza de que sea él, pero no. Jaqui sale del local tomando con una mano a una muy borracha Daniela, mientras que en la otra trae nuestros bolsos. Tonta. Estuve a punto de dejar mi teléfono en el antro.
-¿Se puede saber por qué mierdas me sacaste del bar Jaqueline?- Pregunta molesta Daniela. Por un momento me siento mal por ella, estaba divirtiéndose demasiado. Pero luego recuerdo que mañana (o más bien hoy) teníamos que estar presentes en la universidad y lo olvido.
¡Mierda, la universidad!, otra cosa que había olvidado.
Jaqui ignora la pregunta de Dani y se dirige a mí -¿Estás bien? Te ves horrible.
No puedo evitar bufar -Gracias por recordarme lo mal que me veo, y no, no estoy para nada bien. Puta madre.
Me ve detenidamente, se que está buscando la mejor manera de responder. De las tres, ella es la más tranquila a la hora de resolver problemas, aunque muy dentro de ella, se que quiere gritar.
-Melissa, ¿qué pasó ahí dentro?- Pregunta lentamente.
-¿Cómo que qué pasó? ¿De qué me perdí? -Habla ahora Dani, por su tono de voz puedo saber que: a) está a punto de vomitar, o b) está a punto de pedir que la llevemos a cenar. Está en el epítome de la borrachera.
¿Qué había pasado ahí dentro?
No puedo evitar suspirar, dirijo mi vista hacía los carros que van pasando frente a mi y levanto mi trasero del suelo. Era hora de irnos.
-Honestamente, no sé qué pasó ahí, pero no quiero hablar de eso ahora. Será mejor que nos vayamos, antes de que Daniela se ponga a vomitar en plena vía pública.
-¿Cuándo he vomitado yo en la calle Melissaaa?- Dice Daniela ofendida mientras alarga la a en mi nombre. Bueno, al menos no me ha empezado a llamar "Mamá Melissa", como a ella le gusta decirme.
-Pfff, ya hasta perdí la cuenta mujer.- Dice Jaqui mientras suelta una pequeña carcajada, no puedo evitar reírme con ella. Veo como saca las llaves del auto que compartimos las tres y pasa el brazo de Dani por sus hombros. -Meli tiene razón, ya es hora de irnos. Pero si vomitas en el carro te voy a hacer que lo laves, cabrona.
-Creo que mejor quiero una hamburguesa, con papitas y aros de cebolla. ¡Ay siiiiii! Llevenme por una, porfis porfis.
Suelto una carcajada y me acerco a mis mejores amigas y compañeras de casa. Pasara lo que pasara siempre iban a estar para sacarme una sonrisa.
Tomo el otro brazo de la más borracha de las tres y lo paso por mis hombros, mientras avanzamos hacia el coche, un Audi A5 color rojo metálico, el cual era de Daniela, su padre se lo había regalado cuando nos mudamos a la Ciudad de México para estudiar la universidad. A pesar de que fue un regalo para ella, siempre nos insistió en que, tanto Jaqui cómo yo, podíamos usarlo sin tener que pedirle permiso.
-Tal vez no te lo vuelva a preguntar por ahora, pero en la mañana vas a soltar el chisme y te va a tocar decir todo Meli.- Dice Jaqui, la cual aparentemente está divirtiéndose con toda esta situación.
Asiento levemente mientras abro la puerta de atrás y ayudamos a entrar a Daniela al auto. Después abro la puerta del copiloto y me introduzco al auto, Jaqui hace lo mismo pero en el asiento del conductor, ella decidió ser la conductora designada de la noche.
-Muy bien chiquitas, vamos por esas hamburguesas con papitas y aros de cebolla.- Dice Jaqui animadamente, mientras prende el coche. Automáticamente la radio se enciende y se reproduce la playlist de mi amiga. Feel So Close suena por los altavoces, y de repente estoy de nuevo en el baño de la discoteca, sintiendo algo que no había sentido con nadie más, a punto de besar al holandés de ojos verde-azules.
Volteo mi vista hacía la ventana, mientras el auto empieza a moverse. Veo como la discoteca desaparece de mi punto de vista.
Por alguna razón me siento incompleta, como si hubiera dejado una parte de mi en ese baño.
No, no. Solo eran ideas mías, si, solo era eso.
Trato de borrar todo lo que siento, todo lo que pasó en la última hora, y mejor pienso en todas las cosas que tenía que hacer en la mañana.
Ilusa, en ese momento no tenía ni idea de todo el impacto que tendría ese pequeño encuentro. Falta agregar una última cosa a la lista.
15. Toda mi vida estaba a punto de cambiar.
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