~You Really~
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Japón, 1978.
Querer aplacar los sentimientos e ignorarlos, no significa que cambie la realidad, no funciona de este modo. No tapas el sol con un dedo para que deje de existir, sigue brillando calurosamente ahí cuando lo retiras; igual que el color blanco no cubre del todo los rayones de colores en la hoja, o que el fuego no esfuma todo, porque incluso las cenizas quedan en donde yacía antes un incendio.
–Lo siento, no puedo corresponderte como te gustaría, Ga-ram.
–¿Es por otra chica? ¿S-sientes algo más por una chica?
"Se trata de un chico, uno con preciosos ojos miel y brilloso cabello rubio, hoyuelos adorables en sus rellenitas mejillas tiernas. Un chico que besé meses atrás y a quien no dejo de pensar. Oh, y es mi mejor amigo desde niños" Yeonjun amargamente la corregía en su mente con aquello que no debe decir en alto.
Pero el no decirlo en voz alta, no implica que no fuese un hecho real.
Era jodidamente frustrante, mientras más lo evade, lo oculta y pelea contra aquel persistente sentimiento, más parece instalarse en su sistema.
En las cartas que se enviaban, lo dos fingían, en las pocas llamadas que comparten hay silencios tensos y risas incómodas que antes solían ser de sincero y genuino goce. No lo soporta, detesta esa situación, y por si fuera poco también debe tolerar el que jovencitas como Kim Ga-ram se le confiesen y por ello tener que partirles el corazón, con todo y sus esperanzas; el hecho de observarlas llorar por su rechazo o hasta recibir bofetadas de chicas lastimadas, todo es sumamente exasperante y triste.
En casos peores, desde su perspectiva, debe que esquivar un posible beso, precisamente como aconteció dos minutos atrás.
–No, no se trata de una chica... No eres tú el problema – "soy yo" odia usar aquella carta cliché, se la prefiere callar. Suspira tendido, como tantas veces hacía últimamente – Lo siento, espero podamos seguir siendo amigos cuando lo creas conveniente, Garam...
Lo que más le hacía martillear la cabeza posterior a tales escenas, es que no tenía forma de saber si Soobin estaba pasando lo mismo que él, si el rubio estaría saliendo con una chica o si las rechazaba también, se cuestiona si es el único estancado, o si es posible que el menor tampoco pueda sacarse de la mente el beso que compartieron.
Y efectivamente, Soobin está en un momento similar con Haerin una vez la ojitos azules se le confesó luego de intentar conquistarle incesantemente. Le remuerde el rememorar cómo la hirió al explicarle que no era correspondida, el cómo ella intentó sonreírle entre lágrimas antes de correr a casa con su abuela. Quiso frenarla antes, debió desde el inicio ser sincero, pero no era capaz de herirla, y realmente creyó que ya pasaría, que sería un flechazo pasajero... Se equivocó rotundamente, y ahora lamenta en demasía haber perdido a su amiga, porque ya casi no cruzaron más palabras luego de aquello, por más que trató de disculparse, terminando resignado y dándole el espacio que ella buscaba.
Soo observaba su cuaderno de bocetos, aquel que le regaló el mismo chico al que ahora dibujaba en cada oportunidad, casi como un instinto de su alma, ya conociendo cada rasgo de su rostro, ese al que soñaba en diversas oportunidades y plasmaba con soltura, era un hábito. En él se grabó el tacto de sus labios, esos que quemaba con culpa y anhelo desde hace meses.
Los dos luchan contra la realidad de lo que su ser quiere, actúan como si nada pasara entre ellos, cada día siendo más pesada la carga. Lo podían ocultar del resto, pero no de sí mismos, y probablemente es eso lo peor: Porque no se engaña al corazón ni a la cabeza.
Yeonjun estaba tan harto, le era tanto el peso, que durante la noche anterior a su viaje decidió que ya había sido suficiente. No conseguiría estar frente a Soobin sin decirle todo, porque los sentimientos a los que no les dieron oportunidad de ser ni debatir - cuando recién sus labios se juntaron y el triste despedir sucedió-, ahora se convirtieron en todo lo que analizó durante los meses lejos de su dongsaeng.
Eran inexpertos y no sabía lo que era enamorarse, pero Yeonjun es consciente de que no es una opción opacar o desvanecer lo que Soobin le provoca. Sabe lo que quiere, tuvo mucho tiempo cavilándolo, ya no está tan confundido, la necesidad puede más que su miedo... Tal vez se arriesgue a que la grieta sea más grande, pero debe dar un intento más o se volvería un enfermo de amor a temprana edad.
*🌼*
Soobin se mentalizó para no ceder a sus profundos deseos, pues, igual que el azabache, él estuvo tratando de comprender lo que siente en aquellos meses, buscando en sus libros para asegurarse de que era eso a lo que llamaban "enamoramiento", y aterrado como contento de descubrir que sí lo era; malo o bueno, lo aceptó para sí mismo como un secreto del alma.
Claramente no lo admitiría, ni siquiera a su hyung en quien tanto confiaba, por más que muera por hacerlo, preparándose para quizás enterarse de que el mayor le ha superado. Definitivamente iba a romperse al oírle hablar acerca de alguna novia en la ciudad.
Esperar lo peor a veces es lo ideal; no te decepcionas si ya lo esperabas, o si corres con mucha suerte terminas más feliz si a la final todo concluye bien.
Apenas el auto de Chanyeol aparcó en la gran casa de Eunhi, Yeon no perdió ni un minuto para ir a la habitación de Soobin al haber sido informado por su tía donde estaba el muchacho. Da tres toques a la madera y le dice que lo esperaba en el bosque, no aguardando una contestación para perderse afuera del sitio, sin explicaciones a los confundidos adultos o al menor.
Llegó al bosque y esperó varios minutos, inhalando constantemente y exhalando, sonriendo porque hay rastros de las visitas de su mocoso, objetos por acá y por allá, la idea de que recurriera su lugar especial en su ausencia le da más valor para lo que está dispuesto a hacer.
Con pisadas titubeantes, Bin hace presencia a las espaldas del chico, toma una boconada y se abraza a sí mismo en un vago intento de consuelo. Le llama bajito y, al mayor girarse, quedan observándose por varios segundos, como si estuviesen en un encantamiento.
A sus diecisiete años, Yeonjun ya estaba en la cúspide de su crecimiento, a pesar de que todavía le faltaba; era alto, extremadamente apuesto para cualquiera, con un cuerpo adecuadamente moldeado y ejercitado -sin un nivel de exagerada masa muscular-, posee un porte elegante y agraciado, labios curveados de una manera peculiarmente linda; ni que decir de sus atrapantes ojos verdosos y sus oscuros cabellos negros que se balancean al viento fresco, quiere esconder su nariz entre esas hebras porque siempre ha adorado su olor a shampoo de manzanilla. Las manos del mayor eran masculinas y las venas resaltan en sus brazos, pero estaba seguro de que eran por muy poquito más pequeñas que las suyas, quiere tomarlas para comprobarlo. Toda una mezcla que hace que el cuerpo de Soobin sufra de un cosquilleo masivo y un embelesar cautivante.
Jun también detalla con mismo empeño al Choi que, a sus dieciséis años de edad, luce preciosamente atractivo e inocente, una altura que, quizás casi por dos centímetros, iguala a la suya -y hasta posiblemente le rebase en unos meses-, su piel nívea y tersa, cabellos rubios adorablemente alborotados y relucientes al sol; tiene unos encantadores ojos color miel que proyectan un brillo único, labios esponjosos y rosados, los hoyuelos majestuosos en sus mejillas cuando sonríe, un cuerpo bonito de hombros anchos y piernas largas, ejercitado en lo justo y con una cintura pequeña. La voz además ya estaba madurándole sin aquellos "gallitos" de antes, siendo profunda pero melodiosa. Todo complementado con su increíble aura noble, provocaba que se quede con el aliento contenido en su puesto.
Es como si el las horas se paralizaran y a la vez transcurran deprisa, originalmente no fueron más que pocos segundos hasta que salieron de su ensimismamiento con mejillas coloradas.
Por ahora, eran veinte centímetros de distancia los que les separan, ya no muchos kilómetros.
El de orbes verdosos se aproxima cauteloso y le sonríe con cariño al opuesto.
–Con que mi mocoso está creciendo bastante últimamente, ¿No? Debería pedirte fotos para no llevarme tal sorpresa cada verano.
–No digas tonterías, hyung... – resopla con las mejillas calientes, habría sonreído de no estar tan cohibido a causa de las cosquillas en su organismo – Soy el mismo chico.
–Es cierto, el mismo chico que siempre me hace sonreír – se le escapa con simple honestidad, el ojos miel agacha su rostro y él se contiene para no lanzársele a abrazarlo; es como si de pronto tuviese la necesidad de llenarlo de mimos y tenerlo cerca, mucho más que en el pasado, cosa que de por sí ya es demasiado decir. Se recuerda entonces que hay otras prioridades antes de quedarse embelesado: –. Binnie, te traje algo.
El aludido observa el decorado papel que envuelve el obsequio, no es tan grande, pero sí casi del tamaño de su block de dibujos. Lo sujeta algo nervioso como cada año -sólo que ahora es más su titubeo- y lo desenvuelve para enterarse que se trataba de un álbum para fotografías, totalmente vacío. Los padres del pelinegro le regalaron una cámara durante su cumpleaños meses atrás, la enviaron por paquetería, y ahora teniendo el presente de su mayor, no evita conmoverse por la atención que recibe de la familia.
El remordimiento le atormenta nuevamente al recordar que les estaba fallando a los Choi por sentir cosas erróneas por su hijo, quien le brinda una sonrisa dulce que sólo le arrebata el aire con suspiros bobos que debe reprimir, abrazando contra su pecho el nuevo álbum de fotos.
–Es precioso, n-no tenías que molestarte.
–Nunca ha sido una molestia para mí. Siempre te tengo rondando por mi mente – ante la falta de contestación del chico se espera unos segundos, contiene sus impulsos, sólo que no es capaz de acallar una sencilla petición: –. Mírame, Binnie... ¿Podrías mirarme?
Soobin se tensa cuando aquellos dedos largos se posan en su mentón para alzarlo con delicadeza, Yeon soltándolo lentamente al notar que él se ha incómodo, mientras le regresa el contacto visual. Le duele la mueca herida que éste tiene ante su actitud.
–Perdón, es que...
–¿Planeas que sea de esta forma durante todo el verano? ¿Actuarás como si realmente nada sucedió la última vez que estuvimos aquí? – interrumpe desanimado, aunque no decayendo su postura firme –. No se va a desvanecer sólo porque no lo hablemos, Soobin.
–Dijiste que lo olvidarías, ¿Por qué lo estás recordando? – contradice con ceño contraído, tragando duro; está a la defensiva –. Fue un...
–¿Un error? Esto no tiene sentido, si somos mejores amigos debemos hablar con la verdad, tú mismo lo dijiste.
–Yeon...
–¿Sabes por qué me disculpé contigo después de hacerlo? No fue porque me arrepentí, sino porque quise volver a hacerlo, porque no fue mi intención incomodarte – se adelanta con cabeza en alto –. Para mí no ha sido ningún error, no he dejado de pensarlo durante todos estos meses, y gracias a ello he aclarado lo que siento – lo acalla elevando su palma en gesticulación –. Y antes de que alegues que es una confusión tonta de jóvenes inexpertos, o que quieras huir de aquí, debo decirte que estoy más que convencido de lo que te voy a decir.
Soo da un paso atrás en advertencia, como si estuviese siendo atacado.
–Yeonjun...
Pero es muy tarde para acallar a un desbordado corazón encadenado:
–Soobin, me gustas, y mucho, ¿Sí? Antes no me había dado cuenta porque éramos niños y no conocía nada sobre esa clase de amor, puede que ahora mismo no lo he descifrado del todo, pero sé que esto es real, aquí adentro – inicia con convicción, posando ahora su palma en su pecho, el rubio con sus ojos abiertos en sorpresa; honestamente, le causa tanta ternura que sonríe a pesar de sus nervios –. Cada gesto que haces, tu simple presencia y risa, todo me genera un cosquilleo y hace que mi corazón se vuelva tan loco como si corriera en un campo por horas. Sé que quiero compartir cada minuto de mi vida a tu lado, contándote cada cosa pequeña o grande que me ha pasado en el día, cuento cada minuto para asegurarme de estar cerca de Takayama sólo porque quiero verte de nuevo. No es apego, no es costumbre o sencilla amistad, tal vez así empezó, pero ahora...Es más, y sé que tú lo sabes, Soobin.
» Desde que nos besamos, desde que yo te besé, no consigo olvidarlo ni frenar mis ganas de repetirlo. Traté fuertemente de hacerlo, de corresponder a alguna chica que me ofreciera sus sentimientos, pero no fui capaz porque en todo momento tú estabas en mi mente – se acerca de a poquito al más bajito, quien no sale de su shock inicial, sus ojitos angustiados. Debe remarcar cada cosa para que se le grabe, tanto como a él: –. No quiero a ninguna otra chica, y soy consciente de que el verte como lo hago es malo para la sociedad, comprendo que dicen que es enfermo y retorcido, pero, Binnie, tú me conoces desde que somos niños, eres mi mejor amigo, ¿Crees en realidad que yo te haría algún daño, que haría algo sin tu consentimiento y que te diría esto sin primero estar plenamente seguro?
Yeonjun inquirió suplicante, frente a frente con el opuesto y con voz temblorosa.
–Y-yo... –Soobin no logra más que balbucear, casi inaudible:
–Escucha, si no me correspondes, si me estoy engañando por la esperanza de que puedas sentir lo mismo que yo, si no hay mínima oportunidad de que tú compartas esto que está aquí – vuelve a intervenir, palmeando su pecho sin mucha fuerza, enfatizando su punto con voz suave y latidos insistentes, ahí debajo de su mano –, yo te juro que no intentaría más y permitiría que me rompieras el corazón como gustes hacerlo.
–H-Hyung... – musita ahogado, su labio se sacude ligeramente como sus manos, apenas está conteniendo sus lágrimas cuando el mayor le sujeta el rostro con delicadeza, limpiando sus cachetes para preguntarle si estaba aterrándolo. Conectan miradas y niega deprisa con un sollozo mortificado en lo que se apoya de las muñecas contrarias, su pulso está hasta los cielos y el revoloteo que narraba su amigo anteriormente persiste en su propio estómago –. No tengo miedo de ti, nunca tendría miedo de ti, sino de mí.
Yeonjun da una mueca de triste confusión, sin soltarlo.
–¿Por qué tendrías miedo de ti mismo, Binnie?
–Porque estoy asustado de lo que siento por ti. Tengo miedo de que esto te lastime o te cause problemas por mi culpa – se rompe con un nuevo sollozo quebrado, aferrado a las muñecas contrarias. Todo lo que reprimió, oculto bajo llave, sale con fuerza: –. Y-yo siento lo mismo que tú, todo lo que dices, l-lo hago desde hace tiempo, hyung. Me gusta soñarte y desear que sea real. No quiero q-que estés con ninguna chica bonita, ni que mires a otra persona c-como lo haces conmigo, no quiero fingir ni que te alejes de mí y... Duele, d-duele mucho...
–No tiene que doler, bebé – consuela enternecido, su alma vuelve a su cuerpo con el alivio más grande al ser correspondido. No se equivocó con su corazonada, y aquello le da valentía de besar los párpados humedecidos por las saladas gotas –. Nunca me iré, jamás estaré con alguien más de esa manera porque tú eres lo más bonito que he conocido. Te prometo que no me vas a lastimar, ni yo a ti, porque dijimos que protegeríamos al otro siempre, ¿No es así? Podemos hacer realidad esos sueños, confía en mí, Binnie.
–¿Y si nos descubren? – da un mohín involuntario, indeciso a pesar de que la idea le emociona y provoca goce en su ser. Su mayor hablaba tan lindo que quiere confiar.
–No lo harán – afirma con una sonrisa cálida –, para eso soy tu héroe, ¿Recuerdas?
Bin se sonroja y muerde su labio con timidez, agachando la mirada.
–¿Significa que...Nosotros dos somos...?
Jun se aleja despacio, riendo bajito por la cara desolada que pone su dongsaeng al haberse apartado, corre a una de las colinas más altas que tienen cerca, aclarando su garganta para usar un tono caballeresco, alto y claro:
–Choi Soobin, tú el único habitante, aparte de mí, en el reino secreto de Nunca Jamás, ¿Quieres ser mi novio oficialmente y liderar juntos?
El brillo regresa a los orbes color miel, acompañando el sonrojo y la sonrisita que muestra sus hoyuelos y sonroja sus mejillas.
No puede creer que su Yeyo hyung le esté pidiendo ser novios, ¡Como si no fuese a aceptar! Quiere pellizcarse para verificar que está despierto.
–¡S-sí!
–¡No te escuché, mocoso!
–¡Sí quiero ser tu novio, hyung tonto!
No tarda en volver para abrazar al rubio, cargándolo y dándole vueltas por la efusividad del momento que les saca risitas tontas de alegría. Al darle un poco de espacio, sin soltar su cuerpo aún, besa su naricita con una mueca de falsa desaprobación.
–Como mi novio no puedes ver a otra chica ni permitir que te besen la mejilla con dobles intenciones, ¿De acuerdo? Soy celoso.
–Nada más quiero que tú me beses, Junnie – tan pronto lo confesa, se torna tan rojo como un tomate, sobre todo cuando su travieso mayor le abraza y hunde la cara en su cuello, frotando su nariz y riendo ahí. La acción eriza su piel y le hace estremecer con una sonrisa apenada –. ¡Yah! M-me haces cosquillas, bobo.
Yeonjun se apiada y aparta de él, apreciando a su ahora novio con sumocariño antes de besar sus labios con lentitud, tomando a éste desprevenido. No es como el primer beso que compartieron, Soobin de a poco posa sus manos en su nuca y le sigue con tímidos movimientos, es dulce y nuevo, despacio para reconocer su nueva adicción.
Al separarse sueltan un suspirito y unen sus frentes, los dos estaban siendo unos inexpertos en el amor, pero al menos se sostienen el uno al otro en medio de la inseguridad y la incertidumbre.
Siendo mejores amigos saben plena e indudablemente que están bajo brazos confiables.
*🌼*
Luego de la linda escena, los Choi comparten un rato en la sombra de los grandes árboles, conversando sobre todo su ciclo escolar y se admiten todo lo que han padecido intentando olvidar lo que sentían por el contrario. Se abrazan y comparten una cercanía que, si bien antes tenían, ahora se experimenta distinta, no como simples gestos de amigos, sino de pareja.
Todavía son torpes, penosos y miedosos, pero se toman de las manos hasta que llegan a la posada, siendo cómplices al soltarse con la adrenalina en sus venas al toparse con los adultos que les reprochan por llegar tan tarde.
–Serviremos la cena, busquen la tarta que dejé en el horno.
–Lávense las manos primero.
–Vigilaré que Soobinssi no se la devore – bromea Jun, siendo golpeado en el hombro por Bin. Lo ignora y va apresurado a la cocina – ¡Yo llegaré primero!
Eunhi, Minji y Rose intercambian extrañadas miradas entre ellas al apreciar a los adolescentes corretearse entre risas a la cocina.
–Soobin estuvo muy callado y apartado todo el año.
–Yeonjun igual, lucía decaído en la ciudad.
–¿Qué parloteaban para estar tan contentos de repente?
–¿Será que arreglaron sus diferencias?
Nadie conoce la respuesta, por supuesto, sólo los dos jovencitos que ahora empiezan a dedicarse tiempo juntos, en un nuevo nivel de su relación.
*🌼*
Hacen las típicas actividades de todos los veranos, con la diferencia de que lo viven muy distinto ahora; se sienten diferentes y mucho mejor, renovados entre sonrisas cómplices, miradas destellantes, besos ocultos y cortos. También estaban las manos sujetadas debajo de la mesa, los gestos de afecto disfrazados con amistad, abrazos prolongados, escapes más frecuentes al bosque y comentarios más sueltos, en el ámbito romántico.
Era una maravilla compartir un nuevo estatus en su relación, un viaje nuevo a lo desconocido que iban aprendiendo, juntos.
Ahora en su caminata por la plaza central, degustando sus conos de helado entre charlas banales, el más alto se percata de la atención que le presta su novio a la biblioteca local. Aprovecha de abordar el tema con entonar amigable:
–Nunca me comentaste tu amor por los libros y las novelas de romance, me decías que leías, pero no sobre qué cosas. No tienes que avergonzarte de ello, si es que lo haces, no considero que son gustos de niña o bobos.
Soo se conmueve por su interés, ocultando su sonrisa detrás de su helado de menta.
–Me gusta leer de todo, pero el romance es mi género favorito...Supongo que te diste cuenta, chismoso.
–Siempre estoy pendiente de mi mocoso – sonríe después de probar su bola de helado, el dulzor del chocolate inundando su paladar –. Opino que muestra lo sensiblemente precioso que eres.
–Como tú al bailar – alega con admiración, haciendo que el otro agache la cara con una sonrisa ladina –. Jamás hablas de ello, sé que te gusta mucho y no lo conversas con nadie al respecto. Pocas veces me lo mencionaste, pero me es suficiente para notar que te fascina.
–Contigo me basta – otorga con un guiño, lamiendo su postre con coquetería sólo porque descubrió más placer que antes al poner al menor como un tomate; además, estaba siendo sincero dentro de todo. Podían hablar sobre el baile y sus gustos luego, ya lo habían hecho, por supuesto, eran mejores amigos que crecieron juntos, prácticamente, pero profundizar el asunto era algo pendiente –. Sólo me interesa que tú me conozcas por completo, a pesar de que temo a que mis defectos te espanten.
Era normal que temas como esos fueran adquiriendo seriedad y profundidad al ya estar creciendo, conociendo quienes eran y siendo más consciente de la vida real fuera de Nunca jamás.
Soo tiene la necesidad de discutirlo apropiadamente sin que la gente los mire, sabe que detrás de la sonrisa burlesca de Yeon hay un deje inseguro, por lo que jala del brazo discretamente al chico y lo lleva a una calle desolada, ocultos bajo un techo floreado con enredaderas que caían desde arriba. Sonríe con adoración, relamiendo sus manchados labios.
–Jamás lo hicieron, ni lo harán ahora. Quiero enterarme de cada desperfecto que tienes, memorizarme todos tus gustos y aspiraciones, oírte parlotear así no entienda una palabra de lo que dices, sólo porque adoro ver ese brillo especial en ti... Hyung, juro que nunca me cansaría de ti ni despreciaría lo que eres. Incluso si me hieres.
–Wow... Sí que eres un romántico empedernido – suspira con ensimismamiento, encantado con el precioso menor que manchó adorablemente sus comisuras con el dulce mentoso. Pasa su mano libre por el rostro contrario y besa su mejilla, quitando la manchita –. Nunca te heriría.
Binnie se sonroja y siente su piel hormiguear, perdido entre la caricia y los lindos orbes contrarios. Posa su mano sobre la que descansa en su rostro, estremeciéndose un poquito.
–Herirnos es inevitable...
–Prefiero herirme yo mismo antes que herirte a ti, bebé.
–No digas eso, no quiero que te lastimes. Si tú estás mal, yo lo estoy, lo que significa que, si te hieres, también estaré herido.
–Entonces hay que prometernos ser fieles a nosotros mismos y no lastimarnos.
Ambos comparten una sonrisa, con ganas de poder besarse, y el mayor es quien se arriesga a comerle a besitos fugaces, manchándose de helado y limpiándose a pesar de sus quejas "asqueadas" y risas en todo el proceso. Lamentablemente, no alcanzaron a terminar sus helados, pero los saborearon de la mejor forma, con una gran mezcla.
Las mejores combinaciones son las inesperadas, tal como ese par de adolescentes
*🌼*
Con el transcurso de los días, ensoñados por lo nuevo que comparten, es lógico que añoren poder compartirlo con sus seres queridos, mas no deben ni pueden. Sin embargo, Binnie tiene la suerte de contar con un gran y leal amigo castaño, quien más que dispuesto observaba a su mayor parlotear y saltar con un brillo peculiar y especial por los relatos en torno a su primer noviazgo.
–¡Beomie, es increíble! Es aterrador, pero a la vez es fascinante, como si estuviese compitiendo por algo genial en uno de esos juegos del circo al que fuimos en otoño.
–Me alegra que estés maravillosamente bien con Yeonjun hyung, lo mereces. Sólo deben ser precavidos ahora que son novios, ¿Sí? – masajea con sus dedos los mechones rubios, hundiéndolos entre las hebras con delicadeza, su expresar totalmente genuino: – Agradezco que me contaras, no saldrá nada de mi boca.
–Lo sé perfectamente, y soy yo quien te lo agradece – se incorpora en su puesto, dejando su anterior posición en las piernas de su amigo para examinarlo con la cabeza ladeada en preocupación. Ahora que sale de su burbuja de felicidad, se percata de lo distraído que está su dongsaeng –. ¿Todo anda bien? Te noto algo decaído.
–No eres el único que guarda un romance secreto – sonríe de medio lado, sin rastro de ánimo alguno –. O bueno, soy el único enamorado en mi historia.
–¿E-enamorado? – la palabra le es muy grande, significativa, no la había utilizado para referirse a lo que siente por su hyung, no sabe si estaba listo para explorar la posibilidad. Se centra mejor en lo que acongoje al castañito – No te comprendo... ¿Estás...?
Gyu ya no tolera guardarlo, era absurdo a tal punto, ni siquiera le es difícil de soltar con todo y su desdicha:
–Estoy enamorado de Taehyun. Se lo confesé hace dos meses, creo que... Que es el motivo por el cual pospuso su visita aquí.
Soo tarda unos segundos en procesarlo, ni siquiera imaginó que su amigo fuese como él, o que tuviese otra perspectiva de Taehyun.
–Beomie, no tenía idea de que...
–¿Me gustaran los chicos? Desde hace tres años estaba enterado de que mi interés por ellos no era sólo amistoso – se encoge con una sonrisa entristecida que pretendía ser graciosa –. No sólo tú has tenido miedo, no quería perderte.
–Nunca me perderías, Gyussi – se apresura a afirmar, tomando sus manos con consternación –. Pudiste decírmelo cuando te confesé que me gustaba Yeonjun hyung.
–No era el momento...Creo que hasta después de ello fue que lo acepté y asimilé.
–Comprendo, pero... Lo que no entiendo es que Tae te evada. No suena muy propio de su parte actuar así, incluso cuando somos chicos y es un tema delicado.
–Todos actuamos distinto cuando algo nos disgusta. No me ha ofendido ni pareció asqueado cuando se lo dije por teléfono, pero quizás se asustó porque soy un chico, quien además se suponía era sólo su amigo. Es difícil... Pues es duro rechazar a alguien a quien le tienes cariño... – muerde su tembloroso labio, agachando el rostro porque no soporta seguir llorando, pensaba que ya no tenía más lágrimas que derramar, hasta que recibe todo ese apoyo y consuelo de su mejor amigo que le hacen sentir como en un lugar seguro. Su voz se estrangula al decirle con una risita rota: – Eres muy afortunado de ser correspondido, Soobinnie.
No dudó en abrazar a Beomgyu con todas sus fuerzas, acallando sus sollozos con caricias y palabras de aliento, prometiéndole que todo mejoraría y que él nunca se iría de su lado. Se da cuenta de lo realmente bendecido que es de que su hyung le fuera recíproco con sus sentimientos, no habiéndolo rechazado, no alejándose ni insultándolo, sino quedándose con él a pesar de que lo intentó apartar por el temor de lo desconocido y prohibido por los demás...
Siguen siendo chicos gustando de chicos, a veces era fácil de olvidar porque se sentía muy normal.
*🌼*
Yeonjun apreciaba con toda satisfacción el cómo su dongsaeng traza figuras en su block, con concentración y pequeños gestos apasionados que demuestran lo feliz que es al plasmar lo que su alma posee. Sonríe con el pecho lleno de deleite al corroborar que trajo consigo varias de las cosas que le regaló desde niños; el mismo cuaderno de dibujos, bien conservado y cuidado, unos colores ya chiquitos y ciertos útiles que le envió por paquetería durante sus cumpleaños.
Además, se siente afortunado de tener el privilegio de ser el único que aprecia la linda imagen, porque sabe perfectamente que su menor nunca hace aquello frente a otros.
–Me encanta cómo dibujas – admite, dando besos delicados e inocentes en la mejilla suave del muchacho –. Me encanta tu sonrisa y esa cara de concentración, sacando tu lengua o juntando tus cejas – da besos castos en su cuello y hombro que generan un sonidito bajo –. Me encantas tú.
–H-hyung, eres muy descarado a veces – musita estremecido por las cosquillas que erizan su piel, conteniendo una sonrisa y no atreviéndose a darle cara. De seguro se le enrojecieron las orejas.
Jun se ríe recostado ahora en el césped, ladeando su cabeza para no detener su apreciación hacia el rubio.
–No me conocía tan coqueto, lo admito. Me nace serlo contigo.
–Muchas chicas estarían celosas de mí de enterarse, como la tal Jennie – comenta antes de poder frenar su filtro, y ya habiéndolo dicho, es inútil no continuar con su nariz ligeramente arrugada: –. Tu tía Eunhi ha charlado todo el día acerca de lo popular que eres con las chicas en la ciudad, según le dijo tu madre, también de la cantidad de cosas que te dan, las veces que te llaman...
Yeon chasquea al recordar la incomodidad que le da aquel tema, pero no perturbando su aura relajada al estar con Bin.
–Son sólo compañeras o amigas de mi clase. No tienes que estar celoso por eso, sólo me gustas tú.
Soo deja sus cosas de lado, removiéndose, no quería sacar tal conversación, pero le fue imposible.
–Pero ellas te ven todos los días, estudian contigo, pueden llamarte libremente, alardear lo que les haces sentir... Yo soy un chico.
–No, eres Choi Soobin, un ser humano maravilloso al que tengo suerte de tener a mi lado. No lo digas como si ser un chico fuese malo, me hace sentir culpable que te veas así por lo nuestro – se levanta para sujetar sus manos con suavidad, haciendo que el contrario le mire, dirigiendo las palmas de éste a su rostro para besarlas, sin importarle las manchitas de carbón, sonrojando a su novio – Algún día podremos estar juntos durante más que en simples veranos. Iremos a la playa para que la conozcas, le gritaremos al resto lo que somos sin importar nada, y compartiremos tanto, que no habrá espacio suficiente en tu álbum de fotos. Haremos todo juntos, hasta que te canses de mí, mocoso.
–Es imposible que me canse de ti, Junnie – corrige con sus pulgares dando masajes a los labios contrarios, yendo hasta los párpados, nariz y mejillas con contemplación, recorriendo todo su rostro; es irreal lo bonito que es su hyung, tener el privilegio de tranquilizarlo tanto como para hacerlo cerrar los ojos, justo como ahora bajo su tacto –. Sería hermoso poder tomarte de la mano en público, ir a citas, hacer todo juntos y... No te rías de mí, malo.
A pesar de la queja, ambos estaban riendo.
–Es que eres tan adorable como un conejito⁓
Soobin le besó con timidez antes de limpiarle la cara a su mayor de todos los manchones de carboncillo que le hizo, gustoso de que no pareciera importarle, disfrutando de su consideración. Yeonjun le es muy tierno en muchas oportunidades, y ahora más en su nueva faceta de novio encantador, atento y complaciente.
Parece querer competir por ser el ser más lindo del planeta, o al menos del suyo. Es gracioso, porque lo tenía siempre en el primer lugar, se esfuerce o no.
Una de las mayores y más recientes novedades en Takayama, había sido la inaguración del cine en el pueblo, los Choi el año anterior no asistieron debido a la situación tan tensa que les embargó. Ahora que no hay ningún impedimento, no dudan siquiera de prepararse para la proyección de una de las mejores películas de la época, una que en la ciudad se estrenó hace seis meses y hasta ahora llegaba al lugar: Grease.
Era de esperarse que el sitio esté repleto, no era una sala con pantalla, sino un autocine al aire libre, y en un pueblo en pleno desarrollo no habían tantos autos o calles asfaltadas, por lo ventas gran mayoría de las personas iban caminando y se sentaban en mantas a lo largo del césped del territorio. Hay diversas ventas de dulces, comida, bebidas, y en una zona alejada se ubican los baños portátiles. Los precios de cada comercio no eran tan elevados, y tampoco es como que le eran problema al azabache que, caballeroso y complaciente como siempre, insistió en ser quien invitase a su mocoso.
Yeon era más que entusiasta del comprarle golosinas a Soobin para verlo sonreír alegremente como un niño, aquel que conoció años atrás y que ahora le roba suspiros distintos.
Era normal que el par esté junto, todos en el pueblo conocen su cercana amistad, se sorprenden de que durase tanto a tal etapa, pero no había ninguna mínima sospecha de que algo más podría estar ocurriendo entre ellos.
En lo que los Choi hacen la fila para las palomitas, descubren que una chica bastante conocida les saluda con un agitar de manos a lo lejos, acompañada de una sonrisa cordial.
–Quedamos como amigos casuales, Hae es una gran chica. Es un milagro que ella me salude de ese modo cuando hace un mes todavía ni me miraba. – Soo se mofa de la actitud recelosa del de cejas fruncidas, dándole un empujoncito –. Yah, disimula tus miradas.
–El año pasado te dio un beso en la mejilla y gustaba de ti, no es para menos.
–Sí, y tú recibiste un beso en los labios de parte de Jeong, una confesión y hasta tuvieron citas después.
–Gracias a ti, me empujaste a hacerlo... Además, no son los labios de ella los que quiero besar ahora mismo – se inclina un poco a su lado, verificando que nadie escuche cuando le susurra juguetón al oído: –. De no estar en medio de tantas personas, ya estaría besándote hasta que te quedes sin aire.
–Bobo, no te la des de galante porque sabemos que eres como un niño aún – ríe a pesar de su sonrojo, le había alborotado el cosquilleo dentro de su estómago de sólo oír la arrebatada propuesta; conoce que Yeon es de cierto modo tímido, inexperto y dulce como él, simplemente su nivel de confianza y personalidad abierta le hacen tener tales comentarios para molestarlo, y en realidad, le gustaba ese lado coqueto del pelinegro; aún no era capaz de actuar como él, no se imagina llegar hacerlo porque le apenaba de sobremanera –. Ella ya tiene un novio, me contó Beom que desde hace tres semanas, puedes estar tranquilo. Tampoco me interesa alguien más que tú... Y te recomiendo que en lugar de sonreír como tonto, mejor te concentres en apresurarte a reservar un buen puesto porque Beomgyu traerá a su primo con él.
–¿Su primo? – aún con la pregunta, no borraba su sonrisa por el anterior tema.
–Ujum, hace mucho no venía de visita y me contó esta mañana que estarían a las siete y treinta aquí – tose, ya nervioso por la forma en la que su mayor le escaneaba–. N-no seas descarado.
Justo como expresó primero, el castaño se les une junto a un chico alto y de misma edad que Yeonjun, su nombre era Heeseung y era bastante simpático, les es muy divertido y agradable, con una risa contagiosa y sonrisa muy linda.
La película es entretenida para todos, comparten las botanas y la noche transcurre idóneamente, con la excepción de que Soobin ha estado muy encerrado en su mente desde cierta parte de la cinta, y Yeonjun se percató al instante del hecho.
Cuando estaban esperando a los chicos fuera de los cubículos, abordan el asunto, por más que el menor trata de evadirlo y aparentar normalidad, es persuadido por el persistente ojos verdes.
–¿Qué quieres decir con eso?
–Me refiero a que hubo varias parejas allá siendo libres, en la película los chicos podían besar a las chicas sin miedo a cómo los mirasen, y yo sólo... Me fijé en que querías acercarte a mí y no lo hiciste por la gente que está aquí, también me pasó lo mismo – pausa para tragar el nudo que aprisiona de pronto su tráquea, la bruma de impotencia presente en sus expresiones –. El protagonista de la película vivía oculto bajo una apariencia, y pensé que...Sería más fácil para ti si yo...
–No lo digas si quiera, ¿De acuerdo? Eres perfecto así – acorta con determinación, atreviéndose a sostener su mano, la adrenalina elevándose en ambos por estar tan cerca y expuestos; ya no eran tan pequeños para hacer muestras física afectivas, la gente era muy malintencionada –. Lo complicado vale la pena, lo hemos tenido claro desde que iniciamos esto, y yo no me arrepiento, ¿Sí? Ya llegará el momento donde no temblemos o miremos a nuestras espaldas al hacer cosas como estas, Binnie... Prometo trabajar en ello.
Y Soobin lo anhela con todo su ser, ambos lo hacen. Dejan la charla desplazada cuando el par de acompañantes aparece y deciden ir juntos a la posada, luego le pedirán a uno de los inquilinos que llevasen a los chicos a su casa.
La película extrañamente les identificó, de cierta manera, por el personaje de Danny, y lamentablemente, no entendieron del todo que la lección no es hacer lo que la chica, Sandy, ha hecho, sino todo lo contrario.
*🌼*
Por supuesto que, al llegar, ninguno contaba con la nada esperada presencia de otro castaño de hebras más oscuras, sentado en una de las bancas, detallándoles con expresión impasible.
El más sorprendido claramente era el repentinamente pálido Beomgyu.
–¿Tae? – Yeon se adelanta para saludarle con un chocar de manos que apenas es seguido por el contrario. Le es sumamente curiosa su reacción, sin dejar de ver al primo de Beom con una especial seriedad – ¿Por qué acostumbras a venir sin avisarme, idiota?
–Quise darles una sorpresa – sonríe ladino, incorporándose con manos en los bolsillos –, aunque creo que el sorprendido fui yo.
"¿Qué? " Fue un pensamiento compartido por todos.
–Bueno... Si me disculpan yo iré adelantándome a casa de Gyussi y les dejo charlando aquí con su amigo, tengo que llamar a alguien ahora mismo – Hee interviene en el tenso momento al que es ajeno, no le pasó desapercibido el mirar del chico misterioso sobre él, y prefirió dar una reverencia en despedida, agregando una leve sonrisa educada –. Un gusto en conocerte, soy Heeseung, espero verte luego.
–Desde luego.
Hee se fue solo a pesar de que le ofrecieron acompañarlo, era un chico como Yeon después de todo, y no era tan lejos tampoco, conoce bien la zona y no era peligroso.
Por primera vez tras la ida de su primo, Beomgyu se arma de valor para caminar hasta el menor de los cuatro, sonriendo incómodamente.
–Taehyun, c-creí que no ibas a venir estas vacaciones. Eh, Heeseung es...
–Claro, tenías mi reemplazo listo.
Soobin no soportó el atropellado actuar acusatorio y fuera de lugar, ni siquiera tenía sentido. Se posiciona sobreprotectoramente frente a su amigo.
–No te dirijas así hacia él, Tae. ¿Qué te sucede? Esa no es manera de saludarnos.
–Tienes razón, lo siento, hyung – Kang trata de destensarse al reflexionar su arrebato. A pesar de su pena, sigue decidido en su escrutinio hacia el cabizbajo de camiseta verde –. Necesito conversar con Beom.
–Soobinssi, mejor vamos a darles privacidad – Yeonjun percibe la atmósfera tensa y sabe que no tienen ningún papel ahí. Está claro que su mocoso podía ser obstinado si se refiere a alguien a quien le importa, por lo mismo se lo lleva a rastras hasta su habitación, sin hacer ruido que llamase la atención de los demás residentes. Apenas pone pestillo, le encara con ceja enarcada: –. ¿Qué ha sido lo de allá abajo? Siento que me perdí de algo.
–Prométeme que no dirás nada – exhala con intranquilidad, como un cachorro suplicante.
–¿Me guardas secretos? – cuestiona con un mohín apagado y ese acento quejumbroso – Claro que no diré nada, me conoces.
Convencido de su promesa, el rubio relata todos los datos que tiene de su amigo, el orbes verdes totalmente asombrado por las confesiones, sintiéndose mal por el comportamiento de su primo hacia Beom. Por supuesto, también le sorprende que Gyu sea como ellos, era una enorme casualidad.
–Lo que no encaja es que Taehyun actúe como si estuviese celoso y enojado cuando es quien ha rechazado a Beomgyu, lo dejó agonizando por poco más de dos meses sin respuesta alguna, ¿Y ahora viene a reclamar cosas sin sentido, así de la nada?
–Tal vez estaba procesando y analizando todo el asunto adecuadamente, así es él. No lo defiendo, pero no debe ser sencillo enterarse de algo como esto, mira cómo nos fue a nosotros, Soobinnie.
–Entiendo, pero me preocupa que no salgan lastimados – peina su cabello hacia atrás con sus dedos, impaciente – ¿Crees que los sentimientos de Beomie sean correspondidos o sólo es Tae celoso por un amigo?
–Quizás le corresponda, no lo sé. Es una opción que mi primo se encuentre confundido y esté apenas abriendo los ojos, o en proceso a hacerlo – soba su nuca con una mueca torcida, no podía asumir cosas, además de que no era usual que un hombre fuese homosexual, según lo que él cree –. Tae nunca ha tenido novias, no luce interesado en nadie, o al menos no me ha comentado nada al respecto.
–¿Sabe de nosotros? – se atreve a inquirir con nerviosismo, con todo y que trata de ocultarlo.
–Nadie lo sabe, no le conté a nadie. Tú sí le contaste a Gyu, en cambio – quita su seriedad cuando el menor abre sus ojitos como si hubiese sido arrestado en plena fechoría, se divierte a su costa en lo que va a abrazarlo –. No me incomoda, es lindo que tengas con quien hablarlo, alardear de tu apuesto novio que te quiere mucho.
–Hyung menso, n-no empieces con las cursilerías.
La realidad es que Bin adoraba los romanticismos de su hyung, y éste es bastante conocedor de ello, es un doble ganar; Yeon disfruta de complacerlo y además le salía sin esfuerzo ser de esa forma con él.
El par comparte más mimos e intercambios verbales, Soo toma ventaja para ver las cosas nuevas que trajo Jun de la ciudad y explorar la habitación como cuando eran niños, casi no estuvo ahí el año anterior ni el presente, sin duda había echado de menos el espacio.
Las horas se desvanecen deprisa y es más que obvio que todos estaban en sus cuartos durmiendo, el silencio y la calma reinaban en el lugar, seguramente Beom estaba en su casa y Tae decidió ir a otra habitación, ese año no la comparte con su primo. Habían informado a la tía Eun, una hora atrás, que llegaron cuando les tocó la puerta, ella no dijo nada y sólo les mandó a dormir, a Bin en su propia recámara.
Pero ambos están muy cómodos desobedeciendo el pedido en la cama del pelinegro, leyendo un viejo libro de su infancia, abrazados y relajados.
–Podrías quedarte a dormir aquí – musita contra los rubios cabellos, aspira el aroma floral antes de que el chico se renueva en su puesto, retirando el rostro que escondió en su pecho. Su expresión era de pura vacilación, como si fuera una mala idea aceptar, le dolía un poco, pero le entendía –. De niños lo hacíamos sin conflictos, ¿No?
–Sí, pero crecimos y no sé si a alguien le hará gracia encontrarnos juntos en tu cama – contesta indeciso, la simple posibilidad le da un escalofrío –. N-ni siquiera entramos por completo, me caeré.
–Puedo abrazarte como ahora, ¿Me crees capaz de dejarte caer? Además, nadie entrará, colocaré el pestillo a la puerta, Binnie – persuade con voz aterciopeladamente persuasiva, rogándole con una sonrisita –. Quédate conmigo, por favor.
El rubio no es capaz de resistirse a la petición, no cuando también desea estar con su hyung así de cerca. Claro que confiaba en él, porque entre ellos todo es inocente, precioso y cálido, ni tiene que pasear nada malo por su mente.
Se recuesta y rápidamente es rodeado por el mayor, se refugia en su pecho nuevamente y se siente protegido, acogido mientras siente las caricias de esos largos dedos en su cabello, nuca y espalda, no recuerda la última vez que cayó tan plácido en los brazos de Morfeo. Durmió mejor que en años, sonriendo ante el canto bajito de su novio, una de sus experiencias favoritas que atesoraría de por vida.
*🌼*
Soobin despierta cuando el sol apenas y se divisa entre los últimos tonos que dejó el cielo nocturno, alertándose al verificar la hora en el reloj en la mesita de su hyung, mismo que continúa dormido y abrazado como un pulpo de su cuerpo, con la boca ligeramente entreabierta con ese encantador puchero de patito que tanto adora. Se avergüenza de sus propios pensamientos y sale con cuidado, intentando no despertarlo en lo que escapa de la habitación con sumo sigilo. Se aguanta la risa por los refunfuñeos del chico y porque tuvo que dejarle una almohada para que reemplace su cuerpo, así se quedó tranquilo.
Por supuesto que no contaba que, al estar a unos centímetros de su propia puerta, la voz de su padre le paralizara el pulso y le hiciera brincar en su puesto.
–No estuviste anoche en tu habitación. ¿Dormiste afuera?
–Y-yo, eh... Sí, lo siento – tartamudea acomodando sus cabellos alborotados, no podía verlo a los ojos por producto de la vergüenza –, p-por no avisar.
–Hijo, sé que es tu privacidad y que ya eres un adolescente, pero debes tener respeto por esta casa, por ti y por los demás, también tener cuidado, ¿Me entiendes? – Namjoon libera un suspiro, su tono era más profundo y el rastro de barba mañanera es un indicio de que aún no se alistaba, tal como su cabello despeinado y su pijama, iba claramente en camino a preparar café cuando se topó con su hijo. Le preocupan las actividades irresponsables que éste pueda hacer, por más que le conozca como un chico respetuoso, responsable, educado y tímido, a la final él también fue joven. Necesita aconsejarlo – No quisiera que tu futuro se arruine por alguna chica y los impulsos de la juventud. Nos creemos expertos y que los errores no son importantes, pero si no te cuidas...
–E-espera, ¿Tú crees que...? – la ceja enarcada del hombre le es contestación suficiente – ¡Dios, no! ¡No dormí con ninguna chica, papá! – no tolero oírle más, al percatarse de que le elevó la voz a su progenitor y fue algo grosero, se encoge cohibido. Agacha la cabeza y se disculpa con una reverencia apenada, temeroso – Perdón, m-me quedé dormido en donde la señorita Arin, me enseñaba dibujos con una nueva técnica y se me ha olvidado avisarte, papá.
Joon desliza el incidente del osado muchacho, mas no permite que sus palabras lo hagan, torciendo la boca en desaprobación:
–Recuerda que el dibujo no es una profesión, no inviertas tanto tiempo y energía en ello. El arte es fascinante, sabes perfectamente lo que me apasiona, pero no es bien remunerado, menos en sitios como este, Soobin.
Soo siempre ha mantenido la típica ilusión de alguien que tiene fé en cambiar la opinión de los demás. Por ello, se aventura:
–Quizás pueda irme a la ciudad en el futuro. Yeonjun hyung dice que...
–Dudo que estés listo para algo tan grande. Yeonjun es de allá, para él no es complicado. La vida no es una novela rosa, hijo – ablanda su expresión y entonar cuando el menor retrocede con desgano. Inhala con observando la ventana detrás del chico, se centra de nuevo en él y palmea su hombro para posteriormente peinar con un gesto tosco sus rubios mechones desaliñados; no es el mejor consolando, no es como lo era la madre de su hijo, antes de todo –. Mientras más rápido te hagas a la idea y te borres todos los sueños inalcanzables, menos te dolerá caer de esa nube. La vida es dura, Soobinssi.
Suele ser la rutina que entablaba con su padre; le da un sermón crudo antes de darle consuelo, uno que denota las cicatrices de una vida fallida. Es participe de que el hombre le ama, está convencido de que sus acciones y palabras duras son por y para su bienestar, para moldearlo y convertirlo en alguien fuerte y difícil de roer, sólo que lamenta no poder encajar en todo lo que éste espera que sea.
Soo se despide con un asentir ausente y se marcha a su recámara, desde ya echando de menos la calidez en la cama de su Junnie hyung.
Justamente, el azabache tiene que ir a sus clases de piano aquella mañana, hubiese querido abrir sus ojos y cruzarse con la figura de su novio -no de una almohada babeada por él-, lo hubiese hecho de no ser porque el mismo chico huyó y le dejó algo decepcionado en su recámara. Dicha sensación crece al enterarse más tarde que se desocupa que el mismo muchacho se marchó para hacer unas labores y a visitar a su amigo Gyu.
Saliendo del salón donde practicó sus clases, Jun divisa a un chico de cabellos marrones con quien tiene un asunto muy pendiente, a lo que sin dudar se aproxima a éste con toda prisa para impedir su escapada con un fuerte abrazo al rodear sus hombros.
–Tú y yo tenemos mucho de qué conversar, primo – lo dirige directo hasta el cobertizo de afuera, los pájaros cantando y la brisa soplando sus cabellos apenas salen. Al estar en su destino, cierra la puerta tras soltarlo y encararlo –. Quita esa cara de ardilla rabiosa y explícame qué carajos fue lo de anoche.
–Ya debes de tener toda la información gracias a Soobin hyung, ¿Qué más quieres que te comente? – espeta entre dientes, aceptó el jaloneo únicamente porque, muy en el fondo, necesita conversar con alguien, y nadie mejor que a quien más confianza le tiene; la cuestión radica en que, ni siquiera con nuestros más leales consejeros, a veces nos sentimos cómodos de admitir ciertas cosas que ni nosotros mismos aceptamos. Escapa un resoplido para iniciar, por la expresión del otro sabe que, en efecto, está enterado de casi todo: –. No actué de forma adecuada al ignorar durante estos meses a Beomgyu, vine aquí sin una idea clara en mente porque sencillamente quise discutirlo con él y ver si había una solución.
–¿Solución? Se trata de sus sentimientos, no es un problema matemático, no tiene una manera de eliminarse, Taehyun – bufa con ligera impaciencia. Aunque no sea con él, le indigna la forma en la que el menor lidia con el tema –. Además, anoche no lucía como que querías "solucionarlo" después de tu actuación de idiota celoso.
–¿Celoso? No estaba celoso, eso es ridículo – carcajea en defensiva –. Sólo que me pareció inusual que Gyu estuviese con otro chico tan sueltamente. Sé que es confiado con Soobin y conmigo, pero no creí que con todos.
–¿Y qué esperabas? ¿Hallarlo llorando por ti? Es su primo, y todo caso Beom puede salir con amigos y ser como quiera.
–Igual celas a Soobin.
–No siempre, y la mayoría de veces es en broma. Estás evadiendo todo lo que digo.
–Maldición, ¿Qué quieres escuchar de mí, Yeonjun?
–La verdad, Tae, ¿Qué te sucede?
–¡Sé que son sentimientos, no soy un insensible! Se trata de mi amigo, el más cercano que he tenido a parte de ti o Soobin. Beom es alguien a quien aprecio demasiado – expone con exaltación, le ponía inquieto la presión del mayor –. Esto también me duele, no quiero que sufra por mi culpa, ¿Ok? Yo no decidí que sintiera eso por mí.
–Amor, dilo – masculla voraz, con brazos cruzados –. No es "eso", es amor, tú le gustas.
El más bajo reniega, estaba más pálido y pestañea con desconcierto.
–Gustar no es amar, somos muy jóvenes para entender algo de tal magnitud. Es un error, lo... Lo va a tener que superar en algún punto.
–Y entonces tú serás un egoísta que, con tal de perderlo, lo tendrás a tu lado – la falta de respuesta a su suposición y la mirada evasiva le dan la razón. Suspira con una advertencia, rendido: –. No es justo, no le hagas algo así, no a alguien tan noble como Beomgyu. No subestimes lo que siente por ti sólo por ser joven.
–¿Por qué crees que vine? Quise retenerlo, todos estos meses me alejé para no hacerlo. No quiero ser egoísta, estoy tratando de no serlo – frunce sus cejas, contrariado por la conducta del ojos verdes –. ¿Por qué actúas como si tuvieses experiencia en esto, como si fuese fácil? Hasta donde tengo entendido, tú ni siquiera querías una novia en Tokio y ahora me estás juzgando. Tú te la pasas rechazando chicas que son hasta tus amigas desde kinder.
El más alto se tensa, con esfuerzo no lo denota, por lo que se serena un poco para desplazar su actitud malhumorada y acusatoria. Reflexiona y sabe que no es culpa del castaño, no es sencillo, lo tiene presente.
–No necesito tener una relación amorosa para comprender del tema. Soy tu primo mayor, niño.
Tae rechista, sentándose en una vieja banqueta.
–Bien, primo mayor, ¿Y qué me aconsejas?
–¿No te gusta ni siquiera un poco? Es decir, tú alardeas mucho de cuánto te agrada la personalidad de Beom desde que se conocieron, disfrutas compartir tiempo a su lado, viniste varias veces a verlo por más que amas la ciudad... – persiste con una parte esperanzada dentro de su ser, no sólo porque no desea que sus amigos salgan heridos, sino por la añoranza de sentirse acompañado en aquel camino que tomó, de tener a alguien que viva lo que él – ¿En verdad no hay sentimientos más fuertes ahí?
–Nunca lo cuestioné, se trata de mi amigo – contesta con naturalidad a pesar de ser una mentira, porque sí trató de considerarlo después de la confesión telefónica -cosa en la que fracasó, no podía atraerle en ese modo-, encogiéndose de hombros con una mueca culposa –. Además, es un chico, Yeon.
–¿Y cuál es el problema? – se le escapa antes de contenerlo, con los latidos incrementando.
–¿En serio es una pregunta? – inquiere confundido – No me atraen los chicos, solamente las chicas, y no es como si lo otro fuese tan bien aceptado.
–¿Y si se tratase de una chica? – rebate, con la espinita que le incómoda en su interior. Ante la expresión contraria, corrige: – Si Beomgyu fuese mujer y no un hombre, si tuviese esa personalidad y cercanía contigo, ¿Así sí lo aceptarías?
El silencio se prolonga unos segundos, fue una pregunta muy astuta para realizar a un ser humano cargado de los prejuicios y normas que impuso una sociedad resentida. Yeon no controla la decepción que le embarga tras el conflicto de Taehyun para contestarle, éste último se da cuenta de ello con un extraño remordimiento.
–Oye, n-no me pongas contra la espada y la pared... ¿Por qué luces molesto por esto?
"Porque es jodido ser diferente y sentirse solo por eso, Tyunnie"
–No es nada, Taehyun – mantiene a raya sus emociones. Sólo va a cumplir con su deber de brindarle consejo antes de irse –. Mejor debate contigo mismo lo que es más adecuado para solventar todo esto sin lastimarlo tanto a él. Porque de ustedes dos, el que más hecho mierda quedará, será Beomgyu, y ambos sabemos que no es justo para él.
Taehyun siente su alma en el piso porque es participe de lo planteado. Le había parecido increíble que Yeonjun no repudiase el hecho de que se trataba de una situación homosexual, pero supone que todo se resume a que se trata sobre alguien tan amigable y precioso como Choi Beomgyu, a quien inevitablemente heriría, muy a su pesar.
Tae lo supo luego de su discusión de anoche con Gyu; no había vuelta atrás, no era una confusión de su hyung ni fue una pesada broma telefónica, el dolor reflejado en él y las lágrimas de impotencia eran tan cierto como el hecho de que le quemaba el alma al lastimarlo en tal magnitud.
¿Pero qué hacía Taehyun si no estaba listo para descubrir eso a lo que los humanos temen?
*🌼*
Soobin había brindado todo su apoyo al ojos ocre que lloraba en su hombro con toda frustración. Estuvo toda la tarde con él tras terminar sus labores, y hasta se quedó a dormir ahí, siendo sorprendido por Yeonjun más tarde cuando les llevó unos postres hechos por Arin y él.
Le dio un tímido beso en la mejilla al mayor como agradecimiento y recibió uno corto y dulce en los labios, abrazó a su hyung entre las sombras y le agradeció también por dejarlos a solas, siendo atento y tan considerado con su amigo.
–Junnie dijo que le dará una patada a Taehyun por esto, no te preocupes.
–Que sea en su entrepierna... Pero que lo guarde para cuando termine por romperme el corazón – carcajea sin gracia alguna, con una sonrisa rota y su cara manchada de lágrimas saladas, su naricita roja. Incluso contagia a su sensible hyung –. Sé que lo hará, no fue capaz de hacerlo anoche, pero es cuestión de tiempo, Binnie.
Soo no soporta tenerlo tan frágil, le mece como a un pequeño, casi llorando con él por su amor no correspondido, puesto que se siente tan mal por estar gozando de una bonita relación con Jun cuando su Gyussi no estaba pasándola bien por el conflicto con Tae.
Y es que era así de leal, su calidad humana es excepcional, porque Soobinnie quiere que todos sean felices, y si es el único siéndolo, el pesar le invade.
Yeonjun adora aquella cualidad de su novio, le conmueve que sea tan gran amigo, no le incómoda tener que pasar una noche sin él, a pesar de que extraña su presencia en la casa. Planea algo bonito para compartir a su lado a la tarde siguiente, siendo un poquito egoísta al olvidar lo que acontece con sus amigos para así centrarse en la experiencia que quería vivir junto su mocoso.
*🌼*
En su escondite secreto, y aislado del mundo, ambos eran plenos. No tenían la necesidad de ocultarse ni actuar, y aquello era suficiente para darles un gran regocijo y alivio mientras juegan como el par de niños que se conocieron en varios años atrás.
El lago era perfecto para momentos así.
–H-Hyung, no seas tan lanzado – Soobin se carcajea entre sus nerviosos empujones una vez su novio le atrajo a su cuerpo en el agua, abrazándole piel con piel; a pesar de que antes lo hacían, ya no eran los mismos niños, sino una joven pareja de adolescentes, todo cambiaba. Indudablemente, eso le da un poco de miedo, pero no por su mayor –. Alguien puede venir y malpensar.
–Sólo estoy abrazándote como cuando tenemos ropa, tú no seas mal pensado, mocoso – Yeonjun se divierte un poquito del menor, no apartándose de éste y sonriendo embobado. Detalla detenidamente cómo sus pestañas revolotean encantadoramente con el rocío de gotitas diminutas, su rostro estaba igual de mojado, el tierno rubor en sus mofletes, su nívea piel brillando por los rayos del sol que se cuelan entre los árboles, sus labios sonrosados y bonitos, sus orbes miel y la calidez que irradia su cuerpo contra el suyo; no hay ninguna doble intención en él, únicamente adora apreciar y tener cerca al chico más hermoso del planeta –. Hablando en serio, nunca haría nada que no quisieras, cariño.
–Lo sé, no eres esa clase de chico – se obliga a relajarse en sus brazos con una sonrisa afectuosa por el apodo, siente las caricias cariñosas en su espalda y recuerda cuando su mayor le enseñó a nadar en una de sus tantas vacaciones. Sonríe más ante la memoria y coloca su frente en el hombro del contrario, también trazando círculos en la espalda contraria que hacen suspirar muy bajito al mayor. Se arma de valor, con todo y su bochorno, para exponer lo que su cabeza maquina con insistencia: –. ¿L-lo has pensado alguna vez? M-me refiero, a ir más... ¿A-allá?
La pregunta era implícita, los Chois se sonrojan en igual medida. No es que hayan conversado aquello con anterioridad, y es que eran nuevos en todo ello, no tienen prisas y apenas aprenden el significado del amor. Son chicos respetuosos, responsables, con buenas intenciones y deseosos de vivir cada fibra de un romance inolvidable. No tienen esa urgencia como lo suelen tener otros a su edad.
Pero siempre hay una pizca de curiosidad cuando se tienen intensidad de sentires.
–Si es contigo, quiero vivir todas las experiencias existentes – susurra con voz suave luego de meditarlo brevemente, sin atisbo de duda, trazando figuras imaginarias en la tersa piel opuesta, tal como hace el otro en la suya. Se aparta para depositar un beso en la cabeza del rubio y toma su rostro con adoración, manteniendo una mirada de pura sinceridad –. Pero no estamos listos para explorar esa parte aún, no aquí ni en este verano. Juntos debemos estar de acuerdo cuando llegue el momento, Binnie.
–No sé si algún día lo estemos, pero me gusta sentirte así sin ninguna intención, sólo... – afirma bajito, cerrando sus ojos nuevamente para abrazarse al cuerpo contrario, así era más participe de sus latidos sincronizados a los suyos, acariciando los negros cabellos húmedos en la nuca del más alto, el aroma de su shampoo aún presente junto a su tenue jabón de lavandas, mezclado con el agua dulce del lago y el pasto; que mezcla tan bonita. Sus corazones están acelerados, pero se percibe la paz de ambos, y eso era perfecto para hacer que confiara en su lugar seguro – Sería lindo poder vivir eso contigo, Junnie hyung.
–Sería hermoso, mi Binnie.
Más recuerdos como este se fueron plasmando durante la semana final al regreso a la ciudad, fotos que quedarían en el álbum del rubio y en la memoria y Polaroids del azabache, todo tatuado en sus almas.
*🌼*
Observan las estrellas en el firmamento, entre risas y pequeños besos tímidos, acostados en una manta color crema donde minutos antes habían comido su exquisita cena. Olvidan totalmente el tiempo, perdidos en la infinidad que forma el cielo nocturno de luceros y lo que ellos, de igual manera, crean.
Entre charlas aleatorias, tocan una en particular que les preocupa un poco:
–Taehyun no ha querido hablarme desde que se fue la semana pasada, supongo que sigue afectado por cómo terminó lo de Beomgyu.
Soo soltó un suspiro tendido.
–Hizo lo correcto si no le correspondía, no podía ilusionarlo... No sé si Beomie estará bien, pero lo cuidaré cada día que me necesite.
–Quisiera poder tenerte todo el tiempo en casa también, Beom tiene suerte – da un puchero involuntario, jugando con los dedos de su dongsaeng, le gustaba detallarlos y tenerlos bajo su tacto; eran más largos que los suyos, y en sí, la mano es un poquito más grande que la propia –. Mañana me iré a la ciudad y no sé cómo podré esperar otros once meses para verte. Julio y agosto deberían de ser eternos, no son suficientes para nosotros.
Ambos pensaban totalmente lo mismo. La primera vez que Yeonjun visitó Takayama, duró el mes de Julio, la otra parte del verano fue en Tokio, pero desde esa oportunidad decidió quedarse en aquel pueblito durante los dos meses que le otorgaba la escuela. Sin embargo, nunca les era suficiente el tiempo que comparten, no si son la persona favorita del otro.
Soobin se enderezó en su puesto, apoyándose de su codo para apreciar mejor a Yeonjun, con una sonrisita plasmada.
–¿Te cuento un secreto y juras no reírte? – el chico le prestó atención inmediatamente, en su mirada encontró una confirmación segura que le hizo tomar una boconada de aire para comenzar: – Te conté que mi madre falleció antes de siquiera conocerla, y pues, no se supone que creara ningún vínculo con ella, pero yo lloraba sin falta cada noche cuando era un niño, añorando tenerla conmigo contándome cuentos, o regañándome, no lo sé, sólo quería tenerla a mi lado como los demás niños tenían a sus madres. Es duro crecer sin una, ¿Sabes?
» Papá ama los planetas como yo, en su telescopio me enseñaba de constelaciones y el espacio, entonces una noche donde no podía dormir por mi llanto, él me dijo que una de esas estrellas allá arriba era mi madre desde el cielo, cuidándome y viéndonos, velando por nosotros – exhala volviendo su vista a los orbes verdosos que le observaban comprensivos mientras él miraba el firmamento nocturno. Da un suave encogimiento de hombros –. Cada que la extraño mucho, miro las estrellas y les hablo como si fueran mi madre, así no me siento tan solo.
Yeon le sonríe al rubio en consideración, sosteniendo su mano con una caricia de su pulgar en el dorso de la misma.
–¿Por eso dejaste de ser un mocoso llorón cada noche? – pregunta con ternura.
Soo sonríe mostrando sus hoyuelos con la cabeza ladeada, sus ojitos brillando como luceros, tal como de niños.
–No, fue desde el día que te conocí. Siempre sentí que ella te mandó para hacerme compañía, y desde ahí no me sentía tan solo. Igual con Beom y Tae, o el resto de las personas que quiero, pero todo empezó contigo – confesó con un poco de calor en sus mejillas, algo cohibido por el escrutinio del repentinamente callado mayor, pero aun así regresándole el apretón afectuoso de mano –. Cuando te vas me siento algo asfixiado, hasta que veo las estrellas y me convenzo de que, al menos, tú y yo estamos bajo el mismo cielo, viendo lo mismo desde donde sea. Eso me basta para sentirme cerca de ti – muerde sus labios en lo que busca cómo retomar su genuino discurso, avergonzado, pero decidido de proseguir: –. Cada que sientas eso en la ciudad, cada que me extrañes, recuerda que estoy desde aquí observando las estrellas, y así me tendrás contigo donde sea, hyung.
Yeon se esmera en tragar y preguntar, embelesado y dulce:
–¿Y cuál veo?
Soo rueda sus ojitos con gracia.
–Es como, mm... La estrella de Nunca jamás, la primera que veas a la izquierda.
–¿Y si es de día? – musita, aún aprensivo a causa de la emoción que le produjeron las palabras contrarias. Su pecho estaba lleno de pura felicidad y no sabía cómo exteriorizarlo. Su corazón estaba derretido por el tierno ojos miel.
–No puedo ver el sol sin quemarme una retina, así que digamos que estaré en las nubes – completa la broma de su hyung con una risita que muestra nuevamente sus hoyuelos y enrojece más sus mejillas –. Oh, y si estamos en otro país y es de día donde estoy, pero de noche donde tú estás, entonces...
–Estás hablando demasiado y arruinas el momento, mocoso – no soporta soltar una risa enternecida y besar la sonrisa que iguala la suya, acuna en sus manos la cara del chico y viaja sus besos a cada parte de esta, con suma delicadeza y devoción. Los sentimientos de Soobin le eran preciosos, y está honrado de que fueran dirigidos hacia él, sin duda alguna –. Siempre te recuerdo a donde vaya, lo que has dicho es sumamente hermoso. Realmente me gustas mucho, demasiado.
Bin suspira, perdido entre los mimos, irradiando todo su aprecio en cada mirada.
–Y tú a mí, hyung...
Ojalá poder prolongar los momentos juntos.
*🌼*
La mañana siguiente arribó demasiado pronto para los chicos que dormían abrazados en la habitación del rubiecito, otra vez a escondidas. Lamentablemente tuvieron que apartarse antes de que el sol saliera por completo para no ser atrapados por nadie en la casa.
Esa rutina el día de despedida era algo a lo que se acostumbraron, pero cada año se tornaba más duro que el anterior, y en dado instante, donde ahora comparten una relación amorosa con muchos sentimientos profundos floreciendo, es bastante agobiante tener que alejarse.
Hubo aquel habitual abrazo prolongado, ya los demás empezaban a creerlos un par de chicos demasiado apegados al otro, consideraban que los mismos en algún punto debían de minimizar su "hermandad" para realizar sus vidas por separado. Eran mal vistos.
Ninguno de ellos comprende que, para el dúo, no hay un futuro sin la palabra "juntos".
Cómo muestra de ello, Yeonjun vence el prejuicio y miedo al susurrarle, con un beso en su mejilla del que nadie es testigo:
–Te quiero, Binnie.
Y la confirmación de ello, Soobin vence su preocupación y temor al exclamar, con una sonrisa cuando todos los observan:
–¡Hyung, y yo mucho!
Nadie entendió a lo que se refería el comentario, ni que aquello se volvería su cosa. Les pareció inusual que Soobin casi siguiera todo el trayecto de salida al auto de los Choi. Tampoco dimensionan lo que oculta la mirada desolada de Yeonjun con su palma en el vidrio.
Lo único que el resto conoce, es que todo acaban en algún punto, todo tiene marcado un final, una fecha de caducidad. Porque ningún verano es eterno, tampoco un "apego" como el de Yeonjun y Soobin...
¿No?
11674 palabras 👀
Editado el 23-12-23.
Al fin Yeon y Bin se hicieron parejita y compartieron momentos bonitos, ¿Les está gustando la nueva relación? Sé que lo estaban esperando aksodpc
En los siguientes capítulos... Deben prepararse :D
TaeGyu es un ship con ciertas capas aquí, un lado realista de otra clase de historia muy usual en estas épocas (y en todas, honestamente). No odien a Tae, es muy complicado :(
Siento pena por las chicas que gustan de Soo y Yeon sin saber que nunca serían correspondidas JAJAJJA :'u No se olviden de Eui, ella aún no ha salido de la trama.
Pausa para poner esta majestuosidad:
https://youtu.be/sx2Dwr6SppM
Amo muchísimo la playlist del fic porque ES.
Habrá un nuevo personaje en el próximo Cap y dos ships nuevos ;) ¿Ideas?
pd: Mey, te amo.
Si ven cualquier error, me avisan ^^
¡Voten y comenten! 💚🌻
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