~DayDream~
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Japón, 1985.
–Estoy confundido, no tengo idea de por qué le dije todas esas estupideces – expulsa un nuevo quejido que alarga la sentencia final, paseando ambas palmas por su rostro. Desde que llegó a la casa de sus hyungs, no ha podido parar de darle vueltas al asunto que tanto anhelaba enterrar, se supone que lo había logrado antes. Idiota Yeonjun –. No debe significar nada si estaba ebrio, ¿Cierto?
–Todos aseguran que los borrachos y los niños nunca mienten – hace una mueca de disculpa ante el ahora ceñudo rubio, luego irguiéndose para depositar sobre la mesa metálica la regadera con la que acaba de hidratar las plantas del pequeño cuarto de lavado –. Sé que no te gusta discutir de estos temas, pero, ¿Hyung, estás completamente convencido de que has superado a Yeonjun?
–Han pasado casi seis años, Beomgyu – musita quedamente, el desempolvar el fantasma del pasado que más lo ha perseguido ya le estaba provocando una leve migraña, pues aún tenía rastros de la resaca de anoche.
Soobin había llegado corriendo al departamento de sus hyungs y Beomgyu no tuvo necesidad de abordarlo con un abanico de preguntas, porque le soltó todo apenas al pisar el espacio.
–No fue lo que te pregunté, bobo. Mira, yo alardeaba haber olvidado a Taehyun, ¡Incluso traté de salir con alguien más, te consta! Hasta que el mundo se volteó en mi contra para abofetearme de frente al reencontrarnos de nuevo, sin mencionar que nosotros no tuvimos algo tan intenso y lindo como lo de ustedes – formula con condescendencia, como si ya no supiera esa narración de pies a cabeza. No busca abrumar a su amigo, pero debe hacerlo meditar bien los hechos –. Tal vez te mentalizaste con que jamás se volverían a ver y continuaste tu vida por inercia, es normal y totalmente comprensible.
Pero eso no significa superar, no significa que una nueva puerta se abrió.
Soobin no tuvo que escucharlo de Beom, porque era lo que le estaba obviamente insinuando entre líneas.
–Esto no puede ser real – farfulla con frustración, jaloneándose el cabello entre sus dedos –. Joder, es que ni siquiera sé qué es lo que quiere, si es cierto el que sólo desea recuperar mi amistad o si el idiota considera probar algo más allá de eso.
–Significa que sospechas que no te superó.
–Tuvo que hacerlo, ha tenido parejas sin cesar.
–Confía en mí, eso no corrobora nada, Soobin-ah – resalta con un ademán, a veces su hyung era muy ciego, nada más todo lo que le dijo Yeonjun ese día da a entender que está interesado en él –. Va a terminar con Jisoo, y no es para que te culpes como el causante principal de la ruptura, pero...
–¡Me pones aún peor, estúpido! – lloriquea propinando un golpe en el hombro del castaño. Sentirse como un monstruo destructor de relaciones le hace querer lanzarse por alguno de los múltiples edificios de la ciudad, no le gusta sentirse responsable de la infelicidad de otros, menos cuando eran personas tan lindas como Jisoo –. ¿Por qué haría eso? ¿Crees que en serio le está terminando porque nos volvimos a cruzar? Dijo que igual de no aceptarlo, iba a hacerlo.
En serio que Gyu quisiera poder tranquilizarlo...
–No tengo esas respuestas, Soob.
–Todos estos años me figuré mil razones al por qué me dejó así, tú eres el mayor testigo de todo lo mal que la pasé. Fue una pesadilla para mí quedarme sin la persona a la que le confié todo de mí, a quien adoraba e idolatraba de pies a cabeza – rememoró con un suspiro tendido, con aura decaída –. Pensé que quizás sólo se dio cuenta que no era homosexual, o que se asustó por su futuro, no lo sé...
Beom exhala profundo, sosteniendo a Bin por los hombros con un apretoncito que ayuda al mismo a destensarse un poquito.
–Hyung, ¿Estás dudando porque tienes miedo a que Yeonjun te vuelva a lastimar?
–Son muchas inseguridades, todavía no me explica el por qué me abandonó.
–¡Ahí está! Es la oportunidad para resolver todas tus dudas. No creo que Yeon sea capaz de cagarla contigo de nuevo, siempre hemos creído que fue por un motivo mayor, como acabas de mencionar, ¿No quieres aclararlo finalmente? – sonríe para contagiarle de su optimismo – Soobin hyung, ¿Realmente no deseas intentar explorar lo que sea que venga con él, una vez más? ¿No decías antes que recuperar aunque fuese su amistad sería valioso para ti?
–Sí, pero...
Para terminar su discurso persuasivo, Beom le brinda un abrazo a Soo, que es correspondido por el último a los breves segundos.
No le puede negar un abrazo a Gyu, menos cuando tienen propiedades tranquilizadoras.
–Yo te apoyaré en lo que decidas, pero no quiero que te culpes por el resto de tu vida al no haberte arriesgado para averiguar esto. Yo sé cuánto te importa, incluso cuando no lo aceptas.
Si lo cavilaba constantemente, no solucionaría absolutamente nada, le daría mayor relevancia y eso sería admitir que no lo ha superado, tal como dice su amigo, ¿No es así? Toda la palabrería del menor le sirve para concientizarse de su actuar receloso.
Entonces, Soobin decide que sería tan despreocupado como lo es Yeonjun, cedería a esa curiosidad y al añoro que continúa profundo en su alma, ¿Qué más iba a perder, si ya se perdieron antes?
Le toma un día marcarle a Yeonjun al número de su oficina -según le ha dictado Taehyun- y citarlo sin mayor preámbulo en el parque que está cerca de la casa de sus hyungs. Era de esperarse que el mayor estuviese más que dispuesto y hasta soltando risitas expectantes tras la línea telefónica, las que le hicieron contener a él mismo su propia sonrisa. Pero no, debe estar impasible ante él, demostrarse firme.
Por supuesto, innegablemente los Chois estaban igual de inquietos y compartían el mismo afán para sacar una resolución ante la propuesta que quedó sobre consideración. Además de que no es opción negarse a sí mismos el que quieren volver a verse en persona, cosa que uno admite más que el otro.
Para Yeonjun no habían sido días satisfactorios en lo absoluto, partiendo porque tuvo la dolorosa tarea de terminar su relación amorosa con Jisoo, a quien le tiene un inmenso cariño, la misma con la que entabló una amistad valiosa durante años, y con la que se volvió en esa chica a la que tuvo que romperle el corazón, soportando sus lágrimas e insultos.
Seguido del hecho, por su moral, decencia y respeto, entregó su renuncia y tuvo que mantener una charla sumamente incómoda con el padre de la muchacha, que, para más sal a la herida, era su jefe. El hombre fue más duro con su hija que con él, increíblemente, puesto que hasta le pidió a Yeonjun que no renunciara a su puesto por eso, porque era un gran trabajador que servía a la empresa. Fue desagradable insistirle hasta que dio su brazo a torcer y le dejó ir.
Su madre tampoco paraba su conducta histérica por todo lo que desató con sus decisiones, estaba casi que horrorizada con él por ese cambio que tuvo de "la noche a la mañana", uno que, según ella, fue imprevisto. Recibió tantas críticas de amigos, colegas del trabajo, familiares, que perdió la cuenta de cuantas pastillas de dolor de cabeza se tomó.
Lo único que le levanta la dopamina a Yeonjun después de tantos malos tragos, es la cita con el alto y apuesto rubio que arribó al parque, saludándolo con una reverencia y una pequeña sonrisa que mostró ligeramente sus atractivos hoyuelos.
–Hola, Soobin-ah.
–Hola... ¿Llevas mucho rato aquí?
Jun sonríe mostrando sus dientes, negando con suavidad.
–No, tampoco es que me moleste esperarte – ya lo esperó por demasiado tiempo, lo haría toda la vida, valía la pena.
Por supuesto que no exteriorizaría esa parte, a no ser que busque espantarlo.
–Bueno, a cualquiera le molestaría esperar demasiado, a menos de que seas masoquista y no se te canse el... – cortó el diálogo a la mitad, removiéndose en la banca una vez se sienta cuando escucha carcajadas del otro. No quería sonrojarse, pero es difícil si ya su mente le estaba haciendo decir boberías –. No te rías.
–Perdón, tienes razón – se recompone de su incontenible risa, el menor no se esforzaba en tener ese toque humorístico y aún así lo lograba; tal como de niños. Soobin era tan ocurrente que ni se daba cuenta de lo brillante que era al no tener filtro, y qué decir de cuando analizaba temas absurdos con un detenimiento adorable. Puso una expresión de falso enojo para relajar al abochornado rubio –. Lo que quise decir, es que colmaste mi paciencia dejándome aquí botado y con el trasero agotado, Choi Soobin.
Por más que Bin mordió su labio para contener su risa, fue casi en vano. El sentido del humor tan cómplice entre ellos no parece cambiar con el transcurrir del tiempo.
Estaban tensos en un inicio, era una dicha que no hubiese mucha gente concurriendo la zona a tal hora, lo que significaba cero interrupciones o espectadores. Por suerte, poco a poco se soltaron y rompieron el hielo con esa conexión que les hacía comunicarse idóneamente desde siempre, por más distintos que sean.
Soobin escuchó prácticamente escandalizado el relato de Yeonjun acerca de los hechos en los recientes días, aún incrédulo de todo lo que se atrevió a hacer, desarmando todo como si no fuera nada. Le preocupaba, para qué esconderlo.
–Definitivamente estás loco.
–Estuve loco por no hacerlo antes, ahora casi todo está en el sitio que debe estar – defiende con la cabeza ladeada, estaba en paz, a pesar de los contra –. Conseguiré otro empleo y estaré más involucrado en mí, no en las expectativas de los demás. Hasta tomaré lecciones de baile como siempre quise, ¿Es tan malo eso como para que todos estén escandalizados?
–No, es genial, pero no comprendo por qué tan repentinamente tuviste un giro así de drástico, ¿Qué cambió? – escapa una boconada, a veces le gustaría ser tan despreocupado como el mayor, fue una cualidad que nunca entendió, pero siempre le admiró. Tanto como la facilidad de Yeon para decir lo que pensaba o sentía en voz alta.
Precisamente eso, es lo que hace a continuación:
–Tú, eso fue lo que cambió.
Soo tenía la cara caliente, la brisa fresca era lo único que le salva de no enrojecer. Aparta la vista de inmediato.
–Tienes que tomar decisiones por ti, es lo que acabas de decir, ¿Por qué tengo yo que ver?
–Lo sé, y es por mí principalmente, sólo que tú me inspiras, Soobin-ah – admite con puro estima –. Al venir aquí la última vez, me ubicaste de toda la porquería en la que estaba, y ahora me has dado un mejor norte para orientarme, necesitaba esa bofetada de realidad. Además, puede que fuera drástico, pero mejor tarde que nunca. Prefiero ir directo al punto.
Bin acomoda sus alborotados cabellos, con su vista clavada en los árboles de cerezo que tanto quiso apreciar desde niño, recuerda los relatos de su hyung y de Hyuka acerca del lindo espectáculo, y desde su perspectiva, se quedaron cortos ante semejante belleza; los flores de cerezo no son iguales en el pueblo que en la capital, díganle loco. Sí, en Takayama existen paisajes naturales únicos, era el campo, después de todo -el esplendor japonés-, pero en la ciudad había algo distinto que le llamaba, tal vez porque estuvo toda su vida en una zona rural y ese es un mundo nuevo.
Tal vez porque Soobin sabe apreciar hasta las más pequeñas cosas, tiene un don, ve a la gente. Es lo que siempre ha percibido Yeonjun, así lo describiría.
–¿Es por ello que quieres recuperar nuestra amistad? – pide a la final, en un susurro.
Yeon asiente quedamente, a pesar de que el menor no está atento a él.
–Te extraño más de lo que imaginas – expresa sin titubeos, con esa carga de conciencia que acarrea desde hace mucho –. Lo que hice fue imperdonable, no tuve que ignorar tus cartas ni llamadas, o dejarte sin respuestas hasta...
Estuvo a nada de abrir la caja de Pandora, en otra etapa hubiese esperado impaciente, pero ahora en el momento de la verdad, Soobin se alarmó.
Una parte suya está temerosa de conocer los hechos, teme a la decepción y el que todo se arruine antes de siquiera tener un nuevo comienzo. Porque a la final, sí quiere olvidarse de todo por una temporada, permitirse disfrutar con alguien a quien indudablemente sigue apreciando.
No quiere que Beomgyu tenga razón sobre no haber superado nada, se lo demostrará a todos, incluso a sí mismo.
–Escucha, ya no tiene sentido que expliques nada, tus razones tendrías – intervino el dialogo con velocidad, tomando desprevenido al sorprendido al azabache –. Sinceramente no creo que revivir el pasado lo solucione o sirva de mucho – ejerce presión con sus pies sobre el suelo para intentar mantenerse firme, una vieja costumbre que el contrario nota, pues tiene todo su escrutinio en él. Inhala un poco para disipar sus inquietudes y fantasmas del pasado. Están en el ahora, ahí debe centrarse –. Si vamos a hacer esto, no hay que rememorar nada de ello, ¿Ok?
El rostro de Yeonjun se iluminó tanto que hasta el sol, que levemente se cruzaba por su piel, era opacado por su sonrisa esperanzadora.
–¿Significa que me das otra oportunidad?
Soobin intentó no divagar en demasía, con una palma en alto que da una señal de "vamos con calma".
–Sólo como amigos, nada que involucre algo más allá, ya sabes.
–No haré nada que tú no quieras, Soobinssi.
–¿Que yo quiera? – cuestiona al escarbar sobre las promesas del astuto ojos verdes, su pecho dio un brinco molesto – ¿S-significa que, de ser por ti, estás abierto a...?
–Si te contesto eso, inevitablemente tocaré el tema del pasado y nuestros sentimientos – usa cierto deje de hilarancia detrás de su inofensivo e inocente coqueteo, pestañeando mientras se arrima discretamente más cerca del otro chico – ¿Lo hago?
–No, no es necesario – reniega más tosco de lo esperado, separando la pequeña distancia que el azabache acortó, sin importarle en ser muy obvio –. Hay que dejar los parámetros y límites claros.
–De acuerdo... – concede volviendo a su anterior posición, controlando sus ganas de saltar y corretear como un hombre eufórico por todo el parque. Ni siquiera la lejanía del contrario le borra su buen ánimo, ya se encargaría de retomar su confianza – ¿Hasta cuándo te quedas en Tokio?
–En dos semanas regresaré al pueblo, luego trazaré una ruta con lo que haré de ahora en adelante con mi vida – sus comisuras se elevan un poquito, menos a la defensiva. Es imposible mantenerse indiferente al brillo que porta su hyung ahora que le dio aprobación a su petición, le hace sentir como alguien extrañado; al menos no es el único que lo echó de menos –. Espero sepas aprovechar el tiempo que me quede aquí.
–Siempre que esté contigo, el tiempo es provechoso para mi – solía expresarse sin tanto analizarlo, era costumbre con el rubiecito, y ni la distancia o los años lo borraron, es un hábito de su personalidad que había mantenido dormido, callando por otros, pero que estaba recobrando. Sólo que, en este caso, la sonrisa contraria se esfumó, a diferencia del pasado, cuando su dongsaeng hasta se enorgullecía por tener su cariño y total atención. Le entristeció la comparación, hasta se hizo visible en su tono: –. ¿Dije algo indebido?
Soobin tuerce su boca en una mueca.
–Sólo no seas tan halagador.
–Lo he sido desde que nos conocimos.
–Todo ha cambiado desde que nos conocimos, Yeon.
El peso de las palabras fue grande, hondaba en eso que ellos no querían tratar por los momentos, no quieren arruinar el rato juntos. Desplazan la realidad y lo anterior, listos para sumergirse en el país de Nunca jamás y disipar cualquier conflicto adulto que tengan, empezando un día de ensueño.
Yeonjun prefirió mantener esa nueva estabilidad, cumpliendo el deseo de Soobin de no destapar el pasado, pero eso era un error, porque es una casa de naipes lo que están construyendo ilusamente.
Claramente Soobin estaba jugando al "si no se habla, no existe ni sucedió", era explícito que el que ahora sean amigos de nuevo significa que hay nuevas normas, parámetros, como ha dicho.
–Bien, iremos a tu ritmo. Seguiré siendo yo, pero si algo te incomoda, puedo omitirlo, Soobin-ah.
Se relaja con aquella promesa.
A Soobin ya no le era tan mala decisión el haber aceptado la propuesta amistosa de Yeonjun. No debe ser tan complicado iniciar desde cero.
*🌼*
–Ya era hora de que ese par se juntara para hablar – resopla en lo que ayuda a secar delicadamente el cabello húmedo y goteante del otro castaño, torciendo la boca en una mueca concentrada –. Lo preocupante es que Yeonjun dice que Soobin hyung evadió el tema de su relación y que no quiere hablar del pasado.
Así es, su primo le relató completamente emocionado los detalles de su encuentro aquel día con el rubiecito. Hace mucho tiempo Taehyun no lo oía tan vivo y contento, era grato que esté teniendo una oportunidad para resolver esos huecos en su vida que fueron provocados por las exigencias de los demás.
Lo que, como ha mencionado, le tiene algo intranquilo, es el que Soobin parece estar poniendo resistencia desde un inicio. Cree firmemente que esos dos tienen que conversar, o no llegarán a conciliar nada si no son capaces de enfrentar sus fantasmas.
–Supongo que es su mecanismo de defensa, no quiere volver a salir lastimado – masculla con ojos cerrados, gozando prácticamente de un masaje reconfortante de parte de esos lindos dedos de Kang –. Tal vez no quiere conocer el motivo por el que Yeonjun hyung fue tan basura con él.
–Yeonjun la ha tenido difícil todos estos años, Beom
–Soobin igual, y te recuerdo que todo fue causado por tu primo. No tienes idea de todo lo que sufrió Binnie.
Tae no quiere direccionar la conversación en un rumbo que termine en una disputa entre ambos, como tampoco es su intención desestimar lo que sufrió su otro hyung, y sabe que la rigidez repentina en el cuerpo de Gyu se debe a la sobreprotección que éste tiene sobre el mayor. Lo comprende, estaría igual en su lugar, él mismo se enojó por mucho tiempo con Yeonjun por todo lo que le ocasionó a Soobin.
Sin embargo, quisiera que no fueran tan verdugos con él, no sin conocer toda la historia.
–Y no lo he negado o desacreditado. Soobin hyung no merecía vivir esa pena ni dolor, pero al menos estuvo rodeado de mucho apoyo y consuelo.
Beomgyu no contiene su curiosidad, girándose en la cama para apreciar al más bajito.
–¿A qué te refieres?
–Te tuvo a ti, a personas que le querían, mientras que Yeonjun guardó todo su malestar y apenas conseguí sacárselo todo hace un par de años – concede sin hacer demasiado hincapié, no debe hondar a fondo en un tema que no le concierne directamente –. Ha sido una pesadilla para él haberse alejado de Soobin hyung.
–Es que no es lógico, si estuvo tan devastado como dices, ¿Por qué hizo todo? – chasquea ciertamente contrariado, turbado al percatarse de un detalle que le hace reincorporar su cuerpo con velocidad – Aguarda, te contó la causa, ¿Verdad?
–No me corresponde decírtelo, cariño – se encoge de hombros con lamento, sonriendo después ante el puchero enfadoso de quien se cruza de brazos como un pequeño berrinchudo; era como el Beomie que conoció de niño. Besa su nariz con dulzura, a diferencia de antes, que solía sólo decirle "feo" y burlarse del adorable gesto, sólo porque su versión infantil no sabía cómo lidiar con semejante lindura –. Confío en ti, pero no creo que podrás vivir con ello sin contárselo a Soobin, y es decisión de ellos si tratar el tema o no.
–Odio que tengas razón.
–Odio que no me beses, ven aquí.
Las carcajadas y sonrojos no tardan en presenciarse en el par, es Choi quien intenta -realmente sin mucho empeño- en sacarse a Kang de encima, siendo atacado por sus cosquillas y múltiples besos, atrás quedando el asunto de sus amigos.
–¡M-me dijiste cariño!
–Suena bonito.
–¡Aún no somos pareja, y-yah!
–Pequeños detalles, cariño.
Vaya, nadie reconocería a Kang Taehyun en su faceta de enamorado y romántico empedernido -a su modo-, y Beomgyu sí que se deleita de ella enormemente.
*🌼*
Sueltan en conjunto un suspiro satisfecho, recostados de la silla del restaurante coreano favorito del más bajo. Degustaron diversos y exquisitos platillos e incluyeron un delicioso postre tradicional, contando además con soda para cada uno. Entre ellos, Yeon era el único fan del picante, Soo sudó apenado mientras el mayor le secó la frente con una servilleta para mofarse más de él en una broma inofensiva.
Por más que el rubiecito insistió, fue el otro chico quien pagó la factura del local, sólo cediendo a que en la próxima ocasión sería su dongsaeng quien pagara; ni siquiera protestó para ser quien siempre pague, le cedió el siguiente turno porque le contenta tener más salidas con su mocoso.
La semana que transcurrió de su charla compartieron cada día juntos, unas cuatro o cinco horas al menos agregadas en la nueva rutina diaria para no desaprovechar el tiempo disponible, y a pesar de que les costó un poquito romper el hielo al inicio de cada salida, una vez lo lograban, terminaban por olvidar al resto del mundo para encerrarse en su propia burbuja cargada de risas, sonrisas, miradas furtivas y charlas interesantes.
Era raro, recuperar un poquito de esa dinámica que fue tan constante para ellos desde que se conocieron, y la cual ahora iba a pasos de tortuga, iniciando en el punto de partida.
De todas formas, su conexión estaba intacta, y aunque van lento, continúa siendo muy especial.
Sí, ambos habían crecido y madurado como dos jóvenes adultos, los temas de conversación eran más amplios y, ciertamente, distintos a los de su infancia y adolescencia, opiniones opuestas a las que solían tener en dadas épocas. Lo único que no cambiaba, es su complicidad y química; no importa si piensan diferente, había un equilibrio que consigue una dinámica cordial, y hasta necesaria para aportar crecimiento y una visión más amplia para el otro.
Los dos Chois se complementaban como una entidad, las diferencias los unificaban y enseñaban. Metafóricamente, si Yeonjun corría al máximo, Soobin iba despacio, éste último le ayudaba al mayor para que no se agotara, y el primero a cambio, le ayudaba a no detenerse tanto en el trayecto. Un balance que ni el tiempo, distancia o problemas había afectado.
Yeonjun estaba gozando de ver las nuevas facetas de Soo, y viceversa, no había duda de ello. Estaban volviendo a conocerse en esas versiones, y alegremente descubriendo que hay rasgos de la personalidad contraria que no desaparecieron.
–Ha sido muy lindo, hay tantas especies que me encantaría aprender de todas – comenta entusiasmado, siempre le fascinaron los animales y añoró algún día tener una -o muchas- mascota –. Quise ir desde los cuatro años a un zoológico como el que visitamos esta mañana.
–También es uno de mis lugares favoritos – contesta a lo primero, sonriendo por la chispa vivaz del menor, recuerda que de niños hubo una época en la que Binnie quiso ser veterinario y ambos prometieron que abrirían un refugio para los animalitos sin techo –. Lo lograste, y continuarás alcanzando todas tus metas porque yo me encargaré de ayudarte en ello.
Bin sonrió de lado, eso fue casi lo mismo que le dijo Yeonjun cuando tuvo esa fantasía de estudiar veterinaria. Su vista viaja a la ventana del restaurante en lo que esperan la factura, afuera se mostraba directamente un bonito jardín botánico. Irían ahí en un rato más antes de regresar a sus respectivas viviendas, por ser domingo aquel día habían salido más que las veces anteriores.
–Ojalá papá pensara así.
Su mente divagó ante la reciente oración de su hyung, no fue consciente de que exteriorizó sus pensamientos, hasta que se fijó en la atención del azabache.
Aquella sentencia tuvo un tinte agrio, Jun se percató con sumo interés, la mención del hombre le tensó ligeramente ante los recuerdos que conservaba -nada agradables-, del mismo. De pronto, tuvo muchísima curiosidad sobre lo que había sido la convivencia de esos años entre padre e hijo, pues en la cena de sus padres, Soobin asomó cierto recelo.
–¿Las cosas no marchan bien entre ustedes?
–Digamos que diferimos en muchos puntos de vista, más que antes – rechista con una ligera sacudida de cabeza –. Sé que lo admiras, dudo que me creas mucho si te digo cosas sobre su comportamiento.
En el pasado, Yeonjun solía idolatrar a Namjoon, le decía a Soobin que tuviera paciencia con su padre; no es que lo minimizara, claramente le creía lo complicado que era el hombre, sencillamente que su visión del sujeto era otra. Sucedía igual cuando él se quejaba de sus padres y Soobin intercedía por ellos.
Ahora las perspectivas eran diferentes.
–Confío en ti – le afirma ahora con convicción. La mirada del ojos miel se posa de nuevo sobre él, por lo que añade con una sonrisa amarga: –. Nadie es perfecto, cometemos errores. Incluso los padres lo hacen.
–Es que... A veces presiento que deseara cambiarme, controlar lo que soy y lo que quiero, todas mis conductas y gustos – intenta formularlo correctamente, no solía mencionar mucho el asunto con nadie más que su mejor amigo, pero tal vez la opinión del pelinegro fuese necesaria, siempre le alivió conversar con él, y ese asunto en particular ya lo trataron muchas veces en el pasado; claro, ahora es un conflicto mayor. Sí, las cosas no son como en aquel entonces, sin embargo, no le hará daño el exponerle sus mortificaciones –. Nunca lo que hago es suficiente para él, es como si tuviese su constante escrutinio sobre mí, listo para juzgar cada detalle y cada fallo. Juro que es muy agotador y atosigante.
–¿Cambiarte en qué sentidos...? – formula despacio, analizando la información.
–Más de los que admite en voz alta – su expresión es sugestiva, el semblante de Jun le hace ver que sí lo ha captado. Bufa paseando sus dedos por sus hebras rubias –. Es mi padre, sería absurdo que con su intelecto no dedujera mis preferencias, de por sí no le gusta mi forma de ser porque quiere que sea más rudo, varonil...
–Eres varonil, no hay nada malo en ti. No tienes razón para cambiar – resopla indignado, irguiéndose en su silla por lo patético que suena siquiera la crítica.
–Puede ser – tiene un incómodo revoloteo en su abdomen por tanta consideración de parte del ojos negros. Realmente le escucha con diligencia, le hace más aprensivo el que su propio padre no pueda tratarle con misma actitud –, pero su concepto de ser un hombre es totalmente diferente, como el de todos... No encajo en él.
Yeon se inquietó por dentro, escaneando intensamente al menor. Con todo lo que ha dicho es muy obvio lo que sugiere, mas debe confirmarlo:
–¿Crees que sabe que eres homosexual?
La palabra casi nunca la dijeron en alto cuando eran adolescentes, ahora salía con más naturalidad, a pesar de que tenían que decirlo en volumen bajo y chequeando a su alrededor. Injusto, pero cierto; esa verdad era tratada como un pecado, o como si se tratase de un demonio mencionado.
–Es una gran posibilidad – musita, relame sus labios con ansiedad, golpeteando los dedos en la mesa con suavidad y manteniendo la vista en ese punto –. Pero, como te he dicho, no es sólo eso lo que parece molestarle, sino todo lo que hago.
–¿Tratas de amoldarte por él?
–Ja, jamás lo he hecho, de ahí radican las peleas.
Yeonjun no considera pertinente indagar más en el tema, aunque realmente le importa y quiera decirle muchísimas cosas a Soobin, por los momentos es prudente no presionar el dedo en la llaga. En su lugar, sonríe genuino y orgulloso para el muchacho frente a él, dándole al menos un minúsculo consuelo.
–Has crecido mucho, Binnie. Es admirable tu aplomo con esta clase de cosas. Los padres suelen ser de esa forma, hay unos peores que otros, pero, independientemente del caso, no todos sabemos lidiar con ello.
–Tú lo haces también, nunca te he conocido como obediente o sumiso. Desde niño te consideraba como un valiente superhéroe, de esos que veía en los comics – contradice con aplomo, se le calientan las orejas por los halagos de Yeon y por los que él mismo le regresa, pero no puede simplemente no mencionarlo –. Digo, te escapaste a los dieciséis desde aquí hasta el pueblo. Casi nunca te conocí un miedo.
–Créeme, he tenido miedo a muchísimas cosas en esta vida, Soobin. Los héroes también nos equivocamos por eso – ríe con melancolía, enternecido con el de lindos hoyuelos que, si bien no se sonroja con la misma intensidad de cuando eran menores, aún mantiene ese color sonrosado en sus bonitas facciones –. No imaginas lo que extraño esa sensación de libertad.
Soobin teme descifrar los significados de tales palabras, suele esquivar todo lo que implique arriesgarse a romper su burbuja, y termina usualmente huyendo por la tangente.
–Bueno, puedes escaparte cuando quieras.
–No necesito hacerlo ahora – expone con sutileza, hay un intercambio de miradas que dura unos cuantos segundos hasta que finalmente les traen la factura, la cual él paga esta vez, era su turno. Se levantan y salen juntos con sus abrigos, ya estaba cayendo el atardecer y aún tienen un plan andando. Necesita decirle algo más que le pica por dentro antes de que se cierre la oportunidad: –. Oye, Namjoon sólo considera que conoce lo que te hará completamente pleno, pero te quiere.
–Supongo que sí – responde por obligación, el que su progenitor le quiera o no, siempre será un talón de Aquiles; era un borde sinuoso que le aterra explorar desde que dejó de ser el pequeño que cumplía todo el itinerario de su papá Namu.
–Podría ser peor, Soobinnie.
–¿Lo dices por tus padres?
Jun prefirió no tocar la tecla paternal, tal como el evasivo licenciado caminando a su lado, soltando el aire como respuesta. Ninguno dijo nada más al respecto, al menos por ahora, más concentrados en ir al hermoso jardín botánico que en plena primavera estaba radiante y esplendoroso; desde luego, no tanto como lo están ellos en su mundo.
Fue una visita extraordinaria, se divirtieron más de lo esperado y guardaron geniales recuerdos. Sacaron unas fotos y se llevaron flores a casa que los gentiles trabajadores pusieron a su disposición. Soo le compró un antialérgico a Yeonjun entre risas y un semblante preocupado que supo esconder bien bajo chistes. Vivieron una experiencia única entre las flores y vegetación, se experimentó distinto a Takayama por el contraste urbano, pero no deja de ser especial.
Ah, y ni qué decir de las veces en las que ambos se quedaban más rato del normal chequeando al otro cuando éste se distrae, porque en ese espectáculo floral los dos lucen muy apuestos, como hadas de jardín; el pensamiento les causó misma gracia, hasta hicieron chistes al respecto.
Para Yeonjun, aquel día hubiese terminado muy lindo, como lo fue el resto de la mañana y tarde junto a Soobin, de no haber sido por la cena con sus padres esa noche. No habría asistido de no ser porque estuvo evitándolos constantemente para no escuchar sus acumulados reproches, además de que le habían prometido mantenerse pacíficos si iba a visitarlos; fue un error creerles.
Se da cuenta de ello cuando Rose no detiene sus señalamientos y acusaciones con respecto a todas las elecciones que tomó en las recientes semanas. Fue incontenible que no terminaran en una nueva discusión.
–Es increíble que no te remuerda el que yo sea infeliz al dedicarme a hacer cosas que no amo, pero sí el hecho de lo que dirán los demás al respecto – acusa con cansancio –. Todo lo que quieres que haga es para complacerte nada más a ti, mamá. No eras así cuando era niño, ¿Qué le pasó a las lecciones de "sé feliz con lo que te llene, hijo"?
–No he dicho eso, tergiversas mis palabras porque no aceptas tus culpas – exclama con impaciencia –. Hasta hace unas semanas todo estaba de maravilla, no puedes dejar de amar tu vida como si no tuviese valor, ¡Eras feliz y próspero!
–¡Nada estuvo de maravilla jamás, madre! Vivía en automático, no por tener prosperidad económica y tener una novia, únicamente por complacer tus expectativas, significa que yo era plenamente feliz. Yo no amaba a Jisoo, seguir engañándola era injusto para los dos – resalta, más que obstinado de lo mismo. Era igual a correr en círculos –. Ahora estoy tratando de hallarme a mí mismo y ver lo que quiero para mí, ¿Por qué te es tan complicado comprenderlo?
–No eres un niño, tienes responsabilidades, Yeonjun. No es momento se encontrarte y saber lo que te gusta, esa etapa ya pasó en tu adolescencia – Rose endurece más su semblante, dejando su copa en la mesa con un ruido seco –. Terminaste tu relación con Jisoo, debiste considerar si la amabas o no antes de formalizar su noviazgo, y por si fuera poco, renunciaste al trabajo para unirte a unas clases de baile y conformarte con un empleo de puesto menor. No son decisiones a la ligera, ¿Quieres que no me preocupe siendo tu madre? ¿Cómo aplaudo ante eso?
–Debería de preocuparte que me sienta bien conmigo mismo. Estoy perfectamente consciente de lo que le hice a Jisoo, y aunque no solvente mi error, ya les pedí perdón a ella y a su padre. Ojalá hubiese podido evitarle todo el malestar, no fue nada intencional, pero al menos asumí mi culpa y les di la cara. No quiero que me aplaudas por ello, sino que me escuches.
Ahora la mujer lucía como un paquete de palomitas estallando en el microondas, defendiendo a su ex nuera y haciéndole sentir a Yeonjun una porquería. No se excusa a sí mismo de lo que provocó, como ha dicho, pero se siente injustamente atacado por su progenitora. Rememora la charla con Soobin y la vez en la que Namjoon le acorraló con todos sus temores, señalando sus fallas, tal como lo hace su madre ahora, entonces imagina la reacción de ella al enterarse de su verdadera naturaleza, y le duele mucho más pensar que sea igual, o peor, a la del padre de su mocoso.
¿En qué momento se volvió un cobarde que tomaba decisiones por complacer al resto? ¿Cuándo permitió que se torciera todo en un molde como para que sus padres y los demás opinasen tan abierta y siniestramente de su vida? Como si ellos nunca tuvieron fallos.
Se supone que era el héroe de Soobin, y ahora era un patético joven a mitad de sus veintes, siendo regañado por su madre. Entró en una crisis del cuarto de vida a consecuencia de todo.
–Si en su lugar tú...
–Esto no tiene sentido – la corta de imprevisto con un chasquido –, no me quedaré a discutir contigo porque faltaste a tu promesa de mantenerte al margen de mi vida.
–No seas irrespetuoso – demanda ante lo insólito de la situación –, no se huye de los problemas, Choi Yeonjun.
–Tienes razón, y si para ti es un enorme problema que yo viva la vida que tú misma me diste al traerme a este mundo, lo siento mucho – no lo soportaba, se levanta exhausto de su asiento tras su sentencia, dejando la servilleta de mala gana sobre la mesa. Se asegura de observar a Rose con temple, ya era hora de recuperar su coraje y valía –. Ya no voy a seguir los patrones ni exigencias del resto, ni siquiera los tuyos, mamá. Me duele terriblemente si no recibo tu apoyo, pero este ser imperfecto que está frente a ti, es lo que yo soy.
La mujer se quedó pasmada, los ojos lastimados de su healing le apuñalaron el alma. Apretó su falda mientras lo llamaba sin fuerza, siendo ignorada en lo que el muchacho se marchaba de la que una vez fue su casa. Hubo un silencio incómodo y agónico que se detuvo al ver furiosamente a su esposo, quien no había dicho ni mínima palabra en todo lo que duró el altercado.
–No me mires a mí, creo que te excediste al no escucharlo y tratar de imponerte esta vez – Chanyeol comenta con severidad, ya advirtiendo la crítica de su esposa –. No lo justifico, pero él es un hombre y es más que consciente de lo que hace con sus decisiones, sabe lo que acarrea el tomarlas.
–Trato de hacerlo razonar, Chanyeol. Sé que tú eres hombre y quieres excusar los comportamientos de tu hijo, pero no es correcto.
–Él ya lo está haciendo por su cuenta, no tengo el derecho a juzgarlo, y eso nada tiene que ver con que yo sea hombre. Nunca te falté ni a ti ni a él, tuvo buen ejemplo de ambos y por eso ha tomado un buen rumbo. Es un ser humano y ya – corrige con total convicción –. Solamente rompió su relación cuando consideró que no podía darle lo que merecía a su pareja, tomó unas clases de baile que por mucho tiempo le negamos, y consiguió otro trabajo por decencia con su jefe, ¿Qué hizo mal? ¿El no ser lo que querías?
–Ok, me expresé mal, pero...
El pelinegro exhala tendido para interrumpirla con un ademán, no le gusta ser tan duro con la mujer, sabe que ella sólo deseaba el bienestar de su hijo, pero debe aprender a soltarlo y dejarlo ser su propia versión. Sus roles se habían intercambiado durante esos años, él solía ser quien buscaba moldear a Yeon y presionarlo, hasta que se percató que no serviría y que no estaba siendo un buen ejemplo de padre; para algo le dieron vida, debe ser el único que la maneje. Mientras que Rose, al su hijo retomar los planes y comenzar a complacerla en lo que ella quería, terminó soñando por él.
–Fuiste muy rápida en juzgarlo y lenta siendo su madre, tienes que admitirlo, querida. Si se aleja, es porque le diste motivos.
Rose aparta el rostro y se limpia rápidamente las mortificadas lágrimas que se le escaparon, dejando el comedor para encerrarse en su habitación. El remordimiento era mucho, más si era su marido quien le decía tales cosas, y batallar con ello y sus propios prejuicios, era una barbaridad.
En serio trataba de comprender a su hijo, lo amaba, pero... ¿Por qué siente que si le permite volver a ser un rebelde liberal, terminará perdiéndolo para siempre? No sabe explicarlo, sencillamente se guiaba de un presentimiento maternal que la asustaba.
No quiere volver a esas épocas donde veía a su bebé sufrir y no se abría después de volver de Takayama la última vez, ella ingenuamente creyó que él superó todo por irse por el camino correcto, sin darse cuenta que sólo se perdió en el andar a la vía de la felicidad, todo por un mundo egoísta.
Ojalá Rose comprendiera que Yeonjun ya no volvería a su tormento de años anteriores, que ser quien es le haría finalmente pleno...
*🌼*
A la mañana siguiente, Yeonjun se animó de ir por el resto de sus pertenencias a su antiguo puesto de trabajo, las había abandonado en su oficina porque, estando todo el drama reciente, no quiso sacar nada. Era mediodía y estaba convencido de que no se toparía a nadie que le haga mantener ninguna conversación incómoda sobre su repentina renuncia, los chismes abundan y prefiere saltárselos.
Tuvo éxito en su misión, dejó su carnet de acceso ID en la recepción, limpió su anterior puesto de trabajo y marcó la planta baja para ir al estacionamiento con la caja de cartón bien sostenida.
Se detuvo en seco al salir del ascensor y hallar a quien menos tenía ganas de encontrarse, debido a la vergüenza y carga de conciencia que tiene encima.
Jisoo queda igual de estática en su puesto, así es por unos muy tensos segundos. Al reaccionar, le da una reverencia corta y respetuosa a su mayor, desviando la mirada con velocidad.
–Lo lamento, no tenía idea de que vendrías hoy al edificio.
–No, está bien – formula con similar torpeza, dando también una reverencia. Nunca fue tan difícil hablar entre ellos, le remuerde que por su culpa ahora lo fuera. Los ex no siempre tenían que acabar mal, no si antes de todo pudieron ser amigos; detesta esa dinámica –. No había pasado antes por respeto y consideración, sé que no querías cruzarte conmigo. Y dudo también que a tu padre le produzca gusto el que venga, en todo caso. La gente...
–Lo que sea que estén diciendo los demás, no tienes que hacerles caso, en lo absoluto – intercede con inmediatez, gesticulando con su mano libre –. En cuanto a papá tampoco te preocupes, hablé con él.
Yeon vacila antes de soltar un suspiro.
–Tampoco quiero importunarte a ti, eres la principal afectada con todo esto, Jisoo.
Los orbes de la rubia se muestran afligidos, no fue su intención haberle ganado tantos comentarios negativos a su ex pareja, claramente no lo hizo a propósito, sin embargo, fue uno de los efectos colaterales derivados de haberse involucrado sentimentalmente en su lugar de trabajo. Si alguien en aquel edificio conoce verdaderamente el buen corazón y las virtudes de Yeonjun, es ella. Se siente mal porque, hasta ahora que se ha serenado de toda la ruptura, es que recuerda que él jamás quiso lastimarla, no era como muchos creían.
No siempre por ser hombre se es un hijo de perra. Yeonjun no es ese mujeriego desalmado ni alma volátil como le señalan los demás, es una persona muy linda cuando lo conoces realmente, un chico con muchas cualidades y carisma. Ellos fueron amigos por algo desde un inicio.
–Perdón por decir tantas cosas hirientes cuando terminaste conmigo, no tomé las cosas adecuadamente – fue una necesidad el hacerle participe de su arrepentimiento –. No es excusa, por supuesto, sólo fuiste honesto, lo cual aprecio.
Yeonjun agita su cabeza con pesar.
–Soy el único que debe disculparse contigo, fue una reacción natural de tu parte el insultarme después de que terminé contigo tan repentinamente. Nunca fue mi intención dañarte ni originarte conflictos, y me mata saber que fue precisamente lo que te hice, Jisoo.
–Lo tengo presente, Yeonjun-ah – sonríe con tristeza, duda vagamente si proseguir. Se motiva a hacerlo finalmente, al menos si eso significa quitarle un poco la carga a su amigo: –. ¿Sabes? Estoy bien, pensé que estaría devastada con la ruptura, y no me malinterpretes, estuve llorando todos estos días, pero no estoy enfadada contigo o con los que hablan de mi – suelta una pequeña risita que contagia al azabache, ambos regresando a la seriedad después –. Me enfado es con los que hablan de ti sin conocerte como yo. Tu siempre fuiste claro, sé que quisiste enamorarte de mí, yo quise conquistarte y por eso presioné una relación cuando no la necesitábamos, no funciona de esa manera. Acordamos juntos el empezar la relación, así que la verdad del por qué terminó la sabemos nosotros, nadie tiene que meterse en algo que únicamente es entre dos personas.
–No me interesa lo que digan los demás, sino quienes me importan. Tampoco me afecta lo que ellos digan, si te soy franco – explica agotado, le estaba sirviendo mucho conversarlo con ella. Quiere serle sincero, repitiendo lo que le dijo al romper: –. Eres una persona preciosa en todos los sentidos, no ha tenido nada que ver contigo el que rompiera lo nuestro. Lo intenté, juro que sí lo hice, Jisoo.
–Gracias, Yeonjun-ah, también eres uno de los mejores hombres que conozco – confiesa con una sonrisa conmovida, de a poquito el peso entre ellos va cediendo y se siente libre y preparada para afrontarlo –. Honestamente, creo que yo sólo me enamoré de la idea, ¿Entiendes? De tener una relación con un hombre como tú, seguir la corriente social sin importar nada más.
Me cegué con un ideal impuesto y ni siquiera me fijé en lo monótono. No estábamos siendo esos amigos geniales de siempre, todo por enfrascarnos en una relación sin futuro, una que los demás querían moldear – confiesa abochornada, con ella y con Yeonjun, por permitir tanto de los demás en sus vidas, jugando con el llaverito de su cartera en lo que continúa: –. Te amo, pero considero que no es la clase de amor para una relación sentimental amorosa, no una sólida y longeva al menos.
–¿Estás terminando conmigo luego de ya no estar juntos? – bromea para desaparecer la tensión tras la leve pausa que dieron, lo consigue por suerte por la sonrisa y el empujoncito que le da la chica. Ya no hay nada pesado entre los dos que les genere remordimiento, y es un alivio que comparten gratamente en sus miradas –. Creo que no fuiste la única que se cegó con algo que no iba a funcionar. Estábamos mejores siendo amigos, pero es bueno experimentar y...
–Y fallar juntos, para eso están los amigos.
Yeonjun asiente con gracia, era increíble que sólo tenían que hablarlo todo en medio de un parking para poner en perspectiva el resto.
–Mereces lo mejor, alguien que te valore y te enamore cada día. No necesita seguir lo que los demás dicen, ni tu padre, ni los trabajadores, nadie.
–Lo sé, tú me inspiraste más de lo que imaginas – concede con un tenue rubor al chequear uno de los anuncios publicitarios donde su mejor amiga posa para sus campañas en la empresa. Ese era otro asunto pendiente, por ahora se concentra en el más alto –. También mereces lo mejor, con esa persona a la que quieres o con alguien más.
Choi queda boquiabierto, fue tomado desprevenido por completo.
–¿A-ah? Tú...
Kim sonríe en complicidad.
–Sé que hay alguien ahí en tu corazón, es intuición periodística, hace mucho lo sospechaba.
–Soy pésimo novio, ¿No? – rasca su nuca con vergüenza.
–Eres el mejor – defiende con un guiño amistoso, suavizando posteriormente su semblante – Sólo... No le dejes ir si te ha hecho sentir bien contigo mismo, Yeonjun-ah.
Era un lindo consuelo que le hacía falta, en definitiva, sus comisuras se alzan por la gratitud, cálido por tener de regreso a alguien a quien tanto aprecia. Incluso si ella no conoce a esa persona a la cual él ama -nadie más que un precioso chico rubio que le esperaría en unas horas para ir a un museo de arte juntos-, algo le dice que no lo juzgaría si se enterase de ello.
–No lo haré, Chicken.
Jisoo casi llora, esta vez por la paz y la felicidad que le genera el solucionar todas las asperezas con Yeonjun. Sonríe una vez más, con sus ojos empañados y un tono conmovido al expresar:
–Extrañaba que me llamaras así, bobo.
Soobin tuvo un tic en uno de sus párpados al recibir la visita de Kai esa mañana, no porque le molestase verlo, todo lo contrario -consideraba al hawaiano alguien muy agradable con quien pasar el tiempo-, lo que le pone intranquilo es que, desde el día siguiente de su estado de embriaguez en el club, después de salir huyendo del departamento de su "salvador", no se habían vuelto a comunicar, y no tiene muy claro el cómo lidiar con lo que sucedió.
A pesar de su alto nivel de alcohol aquella noche, recuerda perfectamente la confesión y el beso de Hueningkai. Luego de procesarlo, estuvo muy apenado porque hizo un recuento de su historia desde que se conocieron en Takayama, y, en efecto, fue sumamente ciego al no percatarse de los sentimientos del menor por él.
Ni siquiera sabe qué reacción tener, nunca se cuestionó lo que sentía por el hawaiano porque eran buenos amigos, nunca hubo ninguna insinuación explícita. Además de que no estaba buscando una relación, apenas estaba superando lo acontecido con Yeonjun en esos años.
La última charla que sostuvieron Kai y él, posterior al club, fue telefónica la mañana siguiente, porque repentinamente el menor saldría de viaje a último minuto, le preguntó cómo estaba con su resaca e intercambiaron brevemente palabras antes de colgar; le había deseado suerte en su viaje, por supuesto, y le dijo que se cuidase. No hubo cartas ni llamadas, puede que fuese predecible tras haberle rechazado, era inevitablemente incómodo, no lo culparía. No le estaba dando señales de estar enojado, pero conociéndolo, y por la forma en la que le habló en la llamada, estaba decaído.
Hasta cierto punto le preocupa imaginar que el chico lo evitaría para superarlo, o peor, que cortaría contacto definitivo con él. Lo quería mucho, era una persona importante en su vida, nunca tuvo la intención en lastimarlo.
Ahora Kai estaba ahí de regreso tras su viaje, con una sonrisa medio tensa y bebiendo del café que preparó, relatando de su estadía en Corea por los asuntos de trabajo y comentando datos banales aleatorios. Todo parece marchar normalmente, no hay alusiones a lo sucedido o a sentimientos no correspondidos, inclusive Soobin considera que tal vez se hizo demasiadas ideas en la cabeza, se arrepiente de no haberlo llamado y haber esperado a que fuese el otro el que lo hiciera...
–Entonces... ¿Cómo te fue con Choi después de que te fuiste con él y su novia? No me contaste mucho por teléfono.
Y lo inevitable surgió a la superficie, jalando el hilo de poca estabilidad que habían tejido.
–Me ayudó, no recuerdo muchos detalles al respecto, como te mencioné.
–Sí, pero, ¿Se portó bien en verdad?
–No se sobrepasó conmigo, si es lo que quieres saber – se remueve con la vista clavada en su taza, midiendo qué tanto decir mientras sorbe su té –. Por cierto, ya no sostiene una relación con Jisoo, no es que sea relevante o de nuestra incumbencia, pero como mencionaste lo de su novia...
–¿Por qué? – frunce su ceño, poniéndose recto y deteniendo sus movimientos de pronto – Se veían excelentes.
–No sé, tenían problemas entre ellos.
Hyuka analizó unos segundos en total detenimiento al rubio, dejando la taza en la mesita de centro y poniéndose serio, no acusador, pero sí un tanto demandante.
–Estás muy informado, hyung. Por favor, dime si ocurrió algo más esa noche que te llevó.
–¿A-a qué te refieres? – relamió sus labios, estaba tomando tan rápido la bebida que se quemó un poquito la lengua; tonta ansiedad.
–Me dijeron que no llegaste hasta el día siguiente – confesó dándose por vencido –. Había llamado temprano, no estabas y me preocupé, Beomgyu me prometió avisar cuando llegaras y luego te llamé en la noche cuando lo hizo.
–Kai, comprendo tu preocupación, y lamento realmente no haberte llamado antes para decirte nada, fue desconsiderado de mi parte – suspiró tendido, también cediendo y encarando al opuesto –. Aun así, estuve bien, Yeonjun me llevó a su departamento porque no conocía la dirección, no dio con quién contactarse para preguntar. Hizo lo más prudente.
–¿Pasaste la noche con él?
–No en ese sentido – esclarece con inmediatez –. Te dije que se portó respetuoso, no se aprovechó.
–¿Y desde cuando terminó con Jisoo? ¿Por qué? ¿Fue después de eso? Tuvo que creer algo, malinterpretó algo, hyung – continuó indagando con desconfianza – Confío en lo que me dices, pero no confío en él, menos si me comentas que no recuerdas todo, ¿Cómo sabes que no te hizo nada?
–Sé que no hizo nada malo, me habría dado cuenta si me mintió. Además, tampoco es un abusador desalmado – vuelve a formular con certeza. No quiere mentirle, como ha dicho, no es justo tenerlo preocupado. También deposita su taza en la mesita y se acomoda para mirar directamente al menor, era obvio que ambos estaban nerviosos por dentro –. Te diré todo, pero promete que no va a interrumpirme.
Cuando el otro prometió lo que le solicitó, le contó, omitiendo ciertos aspectos -por prudencia y respeto hacia él-. Kai se mantuvo mudo hasta el final, o al menos lo hace hasta que le cuenta que sostenía una especie de "trato" con Yeonjun durante su estadía.
–Espera, ¿Qué? – se escandaliza un tanto, con los ojos abiertos en incredulidad – ¿Por qué me entero hasta ahora de que estás teniendo citas con Choi?
–Lamento no habértelo informado antes – informa con serenidad a pesar de su ansiedad, no quería ponerle más relevancia al tema –, has estado ocupado con tu viaje y no quise molestarte, pero...
Huening da un siseo irónico que interrumpe al mayor.
–Bueno, no imaginé que volviendo me enteraría que regresaste con él.
–Espera, no regresamos ni estamos teniendo citas – corrige ahora, trataba de tener paciencia y consideración con el chico, es comprensible su estado, y por esto busca apaciguarlo de su descontento inicial, pero el otro igual debe poner de su parte –, sólo estamos retomando nuestra amistad.
–¿En serio piensas que él simplemente quiere tu amistad? – espeta con amargura, le era insólito todo el asunto; se arrepiente de haber viajado ahora – Es obvio que busca que lo perdones a toda costa para volver a enredarte en lo que sea que pretende contigo.
–No hables de él como si fuera un monstruo, tampoco es tan así todo esto – rebate, peinando sus cabellos hacia atrás junto a un suspiro –. Estoy cansado de estar peleando y guardando rencor por algo del pasado.
–Algo que te afectó inmensamente, no lo quieras encubrir o minimizar como si no hubiese sido un suceso grande. Yeonjun es un imbécil que usa y descarta a quienes se le antoje al momento, ese hecho no va a cambiar.
–¿Por qué lo afirmas con tanta certeza? Conoces una parte de la historia nada más, y él nunca te ha caído bien, ni siquiera se toleran o se conocen bien – bufa a la defensiva, no le gusta el tono que el menor está tomando con él –. No estoy encubriendo ni minimizando nada, soy yo quien perfectamente sabe lo grande que fue el asunto. No soy un crédulo idiota ni un chico manipulable, Kai.
–No dije eso, Soobin-ah – baja el volumen de su irritación para no generar un mayor conflicto con sus arrebatos. Abre y cierra sus puños sobre sus piernas, tamborilea con los dedos sobre esta para intentar recomponerse, siendo captado por el alto en lo que ordena sus ideas y las expone con dificultad: –. Yo no lo conozco personalmente, tienes razón, no nos toleramos desde que me enteré de sus cuentos y la reputación que cargaba, pero tú pasaste años con él y a la final terminaste desconociendo sus acciones, ¿Es fiable entonces? – su desprecio comienza a surgir de nuevo – Él estuvo con mi hermana, se acostó con ella y le rompió el corazón, a muchas les hizo lo mismo, todos en el campus lo tenían presente.
–No voy a negar que tienes motivos y un punto para preocuparte, he tomado en cuenta todo, pero yo estaré bien, dejé mis pautas claras desde el comienzo. Y en cuanto a lo de Lea, Taehyun me contó que Yeonjun siempre fue claro con todas las chicas con las que estuvo, incluyéndola a ella – da un gesto para agregar al instante: –. No lo excusa, estuvo mal, pero ella no fue manipulada como te imaginas.
Huening suelta una risita carente de gracia, sorprendido de lo fácil que lo hacía ver Soobin, desde su punto de vista.
–¿Y tú confías en su palabra cuando ellos dos son primos?
–Conozco a Taehyun y es alguien objetivo, no me mentiría para tapar los fallos de su primo. Lo quiere, pero no lo justificaría, tiene honor.
–Pero...
–No justifico a Yeonjun por lo que hizo, nadie lo está haciendo, pero dudo que los hechos fueran tal como los plantean, cada quien se forma sus versiones. Tú siempre me hablas del beneficio de la duda – se cruza de brazos con semblante determinado, callando de mala gana a su amigo –. No digo que tú me mientas, pero lo detestas, y por eso no eres objetivo, Kai. Confía en que yo sí lo estoy siendo... Nunca me he metido a opinar sobre sus disputas, lo sabes, si lo hago ahora es porque quiero que no te mortifiques.
–Me mortifico por ti.
–Tengo mis limites, ya no soy el tonto chiquillo enamorado de su hyung, me ofende que tú me veas como tal.
–No, hyung, no es así – se apresura a borrarle esa imagen, no fue su intención en lo absoluto. Por reflejo lo sujeta de las sus manos, con una expresión consternada –. Está bien, asumo lo que dices, sólo que temo a que él te lastime, a que te haga retroceder en todo lo que con esfuerzo has alcanzado.
–Soy capaz de cuidarme solo, Hyuka, no voy a volver a cometer los mismos errores. Nada ni nadie me va a hacer retroceder en mi desarrollo personal, ya no uso los sentimientos por sobre la razón – se zafa sutilmente del contacto, con un nudo empezando a instalarse en su garganta. Detesta ser tan emocional en circunstancias como aquellas, demostrar cuánto le afectaba su desconfianza –, y honestamente creí que tú me conocías mejor.
–No es mi intención causarte ningún malestar, hyung, no quise que creyeras eso – asegura con la honestidad destellando en sus orbes, aferrado a una última esperanza precipitada que se le cruzó en medio de su desesperación –. Permíteme besarte.
La petición tomó por completo desprevenido a Soobin, boquea entre parpadeos por el giro tan repentino de los hechos.
–¿Qué?
–Por favor, haz la prueba – intenta, volviendo a sostenerle las manos con súplica y decisión a su vez, proyectándole con su distancia y petición que no haría algo que no quiera –, ahora que estamos los dos sobrios. No te obligo ni mucho menos voy a irrespetar tu espacio personal, pero te pido que reconsideres intentarlo.
–Kai, e-eso es...
–Estoy consciente de todo lo implicado, hyung. No me voy a ilusionar, lo prometo.
Soobin tenía una puerta abierta y dispuesta a darle espacio, ahí en sus narices, personalizado como un chico increíble en todos los aspectos. No depende de nadie, no necesita de nadie, no tiene que probarle nada a ninguna persona, sin embargo, se había prometido dejar las cobardías muchos años atrás; no quería traumarse por su mala experiencia en el amor, cuando fue una sola la que vivió. Quién sabe si se estaba cerrando a una gran oportunidad.
Nunca se cuestionó lo que sentía por Kai, sí, pero ahora que es conocedor de lo que éste siente por él, y de lo que está dispuesto a darle, cuando piensa en todas sus virtudes y atributos, termina dudando de rechazarlo, como ahora. Si está flaqueando y considerando la oferta, significa que siente atracción, recuerda que el beso que se dieron no le desagradó... Y se abre ese, ¿Y sí...?
Además, ya se había dicho que no buscaba nada con Yeonjun, ya lo superó, ¿A quién le es fiel? A sí mismo. Entonces, no tiene que titubear tanto.
Huening retiene el aliento al ser besado repentinamente por Soobin, sin confirmación verbal previa, tampoco protesta. Lo rodea por la cintura y lo atrae, el rubio también se le acerca más y el beso se va profundizando por segundo. Aprovecha de probar su boca con éxtasis, con ese enjambre de abejas en su estómago y el corazón desbocado en goce; era todo lo que soñó, se suma en esa nube de ideales. Porque Soobin no se ha alejado, porque está permitiendo que llegue hasta donde le conceda entrada.
Bin se sumerge en el acto, nunca había besado a nadie más de esa manera que reservó sólo para Yeonjun, cuando era un chico enamorado en plena adolescencia, ilusamente se dijo que nunca haría aquello con nadie más, que su hyung era el primero y último amor en su vida.
Yeonjun igual le dijo que no se iría, y lo hizo. Ambos rompieron sus promesas, como los adultos que escapan de Nunca Jamás.
Rápidamente se da cuenta que no le disgusta el beso, Kai no le manosea ni hace algo impropio, le deja ser quien controle todo, es muy suave, y claramente no niega que tiene suerte de tener a una persona hermosa, por dentro y fuera, deseándole y dispuesto para él, al extremo de otorgarle ese nivel de confianza; Kai se estaba poniendo entre sus manos, a su disposición.
Terminan recostados en el sofá, jadeando y sin separarse aún, la atmósfera sube y sus cuerpos se calientan entre ellos.
Pero... El dongsaeng sobre el rubio desvía el trayecto de sus labios por el rostro de éste último, y desciende por el cuello, todo dulcemente, con ternura.
Fue como un flashback de recuerdos que le golpeó, Soobin se odió por recordar a Yeonjun y comparar. Porque su cuerpo no repele a Kai ante los estímulos, pero su corazón no lo ama, no siente esa clase de amor que revoluciona todo su ser, no experimenta más allá de los síntomas típicos, no consigue relajarse ni detener sus pensamientos. Se dejaba llevar por inercia del acto, una reacción física de atracción, mas su cerebro estaba despierto para razonar como se debe, y su corazón igual para admitir la realidad.
Yeonjun era fuego en medio de su una hermosa dulzura. Kai era precioso y dulce, pero no llegaba a hacer una chispa suficientemente fuerte para avivarlo, en todo sentido.
Estaba mal, no era correcto usarlo, compararlo y llenarlo de esperanzas falsas. Quizás no era el momento de forzar el sentimiento, no está preparado todavía.
–K-Kai... Espera – se levanta propinándole un leve empujón a su amigo y tomando una boconada de aire faltante en sus pulmones, le escoce la piel que fue besada, pero no por gusto, sino porque se sentía incorrecto, ahora no merece ese aprecio si no lo regresa de misma manera. El chico inmediatamente se aparta desorientado –. Ya no, para.
Huening está acalorado, ahora entra en razón y le avergüenza haber sido tan intenso a la primera. Le angustia y aflige haber presionado a Soobin hasta el punto de hacerle creer que no le respetaba.
–Hyung... Perdón, me dejé llevar, no quise...
–Lo sé, fue mi culpa, llegaste hasta donde te lo concedí – le tranquiliza, estaba rojo de la pena. Se sienta para arreglar su cabello, cubriéndose con las manos el rostro –. No e-es correcto, no hoy, aquí, así...
–Está bien, yo lo permití también. Tenía que dar una última batalla – se siente impotente, pero le es claro que no debe exceder las barreras establecidas si no quiere ser irrespetuoso y un mal amigo; es lo que es, al fin y al cabo, le guste o no, y prefiere eso a salir de su vida por importunarlo. Soobin le importa mucho como para presionar más –. Tienes razón, no es correcto ahora – la frase se suspende entre ellos con un peso invisible, cada uno tomándose un minuto de reflexión, difícil de romper. Aspira una boconada y se arma de valor para abordar: –. No te voy a preguntar lo que sientes por mí, si hay oportunidad o no, sólo contéstame con sinceridad una cosa, y te doy mi palabra de que no me meteré más en esto.
–¿Qué cosa? – musita bajito, aún incapaz de sostenerle la mirada.
Con un entonar calmo y comprensivo, el hawaiano le consulta:
–Soobin, ¿Realmente estás cien por ciento seguro de que lo superaste y no estás dando excusas con esto de la amistad para estar cerca de él?
Muy similar a la interrogante que Beomgyu le hizo.
Choi tardó más segundos de la cuenta, por más que quiso modular, su lengua pesaba más que nunca, fue un golpe directo que los dos percibieron, sin retorno. A ambos les afectó, de distinta forma, la carga que aquello acarrea.
Estaba convencido, pero decirlo que a un cien por ciento, sería como mentirse descaradamente.
–Sé que no pretendo nada con nuestra amistad. Tú mismo sabes que quedaron cosas que necesito cerrar, y eso no significa que le permitiré llegar a nada más que lo que le impuse – susurra su única certeza, agarrando el coraje de ver al chico, es lo mínimo que le debe –. Puede que no compartas mi decisión, pero te pido que la respetes. No te quiero herir, y-yo te quiero, Hyuka, pero no puedo prometerte un mañana juntos, no de esa manera que deseas...
Huening volvió a sufrir de una punzada en su pecho, un efecto colateral del desdichado desamor que un rechazo como aquel provoca. No es culpa del mayor ni suya, ni siquiera de Yeonjun, lo sabe dentro suyo, pero duele.
Incluso la historia de su hermana es claramente un agujero de argumentos, Kai conoce cuánto ella ignoró las señales que hasta el mismo azabache le dio, era absurdo y hasta lamentable que siguiera apelando a aquello cuando no tiene una base sólida, por más que la desee. Quizás estaba siendo un verdugo porque le conviene, se supone que no es alguien egoísta o prejuicioso, y no quiere empezar a serlo por nada ni nadie.
Debe retirarse ahora si su propósito es conservar a su Soobin hyung, no quiere perder su amistad ni dañarlo, tampoco se quiere ilusionar, ninguno lo merece.
"Tal vez en un futuro, o en otra vida..." Es algo que ambos chicos piensan al verse con ojos llorosos.
–De acuerdo, te agradezco por ser honesto conmigo. Creo que... Es lo que necesitaba para seguir adelante con esto – logra hallar su voz con tono plano, carente de emoción y resignado. Se limpia los ojos e inhala al levantarse del sofá con pesadez –. Sólo cuídate de Choi, ¿Sí?
Soobin asintió con la opresión en su garganta, no es fácil ser el puñal, involuntariamente o no, que lastima a un amigo tan preciado. Lo siguiente que hizo el menor fue darle un beso que quemó en su mejilla, con una sonrisa noble y triste que le cala profundo en el alma.
Hubiese deseado poder detenerlo, corresponderle y dejar todo lo demás atrás. Le hirió herirlo, sintió como una espina clavada en su tórax. Está siendo ciego y ajeno a lo que realmente está profundamente oculto de su atormentada alma, una de las causas principales por las que ha rechazado a Kai.
*🌼*
Mientras aquel amargo suceso acontece, en otro lado de la ciudad Yeonjun se reunía con Beomgyu tras el castaño haberle citado por teléfono. Le causó intriga el motivo por el cuál insistió en verse a solas, sin Tae ni Soobin, era la primera vez que, en muchos años, estaban los dos únicamente.
Antes solían disfrutar de su dinámica de gato y ratón, los demás no lo entendían, e incluso sus otros dos amigos de aventuras creyeron en más de una oportunidad que estaban discutiendo en serio, cuando no era así, pero así funcionaban. A pesar de ello, Beomgyu y él no cruzaban la raya del irrespeto con el contrario, se apreciaban, y lo que empezó siendo una rivalidad por la atención de su querido Soobin, terminó siendo una bonita amistad donde los dos buscaban lo mejor para el rubio, y para los cuatro.
De hecho, Beom estimaba a Yeonjun y solía pedirle consejos, le escuchaba y le admiraba como a otro hermano mayor, mientras que el azabache le regresaba la misma atención y afecto. Tuvieron momentos blandos también.
Yeon recordaba con cariño las pocas veces que estuvieron Tae, Beom, Soo y él durante el verano, gozando descalzos, correteando, siendo niños grandes y en busca de aventuras en un pueblito alejado. Le habría encantado tener más memorias, haber compartido más temporadas juntos; eran un gran grupo, siempre bromeaban con que faltaba un sólo integrante para hacer una banda de rock ideal.
Lo triste es que no sólo les faltaba uno, sino que con todos los desafortunados sucesos al crecer, terminaron por ir faltando todos, quedando separados y por su lado.
Era un alivio que él tuviese a Taehyun, y que Soobin tuviese a Beomgyu, es cierto, al menos quedó eso cuando todo estuvo peor. Pero... ¿Podrían volver a ser los cuatro en una misma oración? Espera que sí, porque cuando Gyu se une a la mesa con ese semblante intimidante y serio, le causa gracia, pues en pocos minutos estaban riéndose como los viejos tiempos por culpa de sus torpezas; al menos eso es un avance esperanzador.
–No creas que porque me rio significa que no estoy advirtiéndote que no le hagas daño a Soobin hyung.
–Lo sé, no lo haré – promete en consideración, le alegra que Soo tenga a un buen amigo que le cuide, quien estuvo cuando él falló. La melancolía le embarga con un suspiro –. Echo de menos estar todos juntos.
–No eres el único que lo hace – concede con igual aire nostálgico.
Hubo una pausa cargada de memorias preciadas para los dos, hasta que Yeonjun abrió su corazón con toda la transparencia y buena intención:
–Perdón, por todo.
Beom lo observó un instante, y, posterior, a ello hizo un ademán para restarle importancia, removiendo su postre con la cucharilla.
–Es con Soobin que tienes que disculparte.
–No, también contigo y con Taehyun – remarca, consciente de sus responsabilidades. Alarga una mano para detener el jugueteo del dongsaeng, y termina por posarla sobre la contraria, un momento de vulnerabilidad de ambos, uno bastante triste –. Yo era su hyung, Peter pan, debí mantenernos unidos y jamás permitir que nada malo nos separase.
–Los niños perdidos tenían que crecer, hyung – dice con pesar, aceptando el agarre para apaciguar la culpa del mayor. Nota honestidad en él, no hay nada de falso ahí, y en verdad apreciaba demasiado escuchar esas disculpas de su parte –. No sólo fuiste tu, no por ser el mayor todo recae sobre ti, se supone que somos todos juntos por un mañana mejor – da una risita tonta –. Como las campañas televisivas.
–Hace mucho no oía esa frase – se une al chiste, solían tener esa frase los cuatro. Con los segundos volvieron a ponerse serios, sólo que menos tensos –. Aún así, sé que no podía impedir muchos sucesos, pero causé una ruptura, también te dejé solo con Soobin.
–Me dolió, me sentí defraudado, no lo niego – escapa una boconada, retirando el contacto de manos tras darle una leve caricia al otro en consideración –. Pero supongo que tuviste una causa muy grande, o eso espero.
Yeonjun se muerde el labio inferior, por la forma en la que lo dijo Gyu no le está presionando a decir nada, mas le hace conocer que sí sospecha que algo tuvo que pasar, algo muy grande como para provocar su actitud. Esa observación le dice que el chico confía en él como para saber que nunca dejó a Soobin por falta de amor, o por simple capricho. Agradece que lo piense, tal como lo hizo Taehyun.
Esos dos son tal para cual, la idea le hace sonreír sutilmente.
–Prometo solventarlo.
–¿Y no consideras decirlo? Explicarte, dar un motivo – se apresura a aportar: –. No a mí, a Soobin.
Y ahí está el curioso Beomgyu que le hacía girar los ojos en impaciencia. Ahora no lo hizo, sino que exhaló tendido.
–No quiere oírme, y no sé si sea conveniente sacar a relucir todo el asunto.
Beom prueba el postre y absorbe el dulce de su cucharilla con ojos entrecerrados, apuntándole después al pelinegro con la misma.
–Confiaré una última vez en ti, pero si lo vuelves a lastimar, te las verás conmigo, Choi Yeonjun.
–Gracias por estar para él, por aún dirigirme la palabra – afirma repetidas veces, sonriendo en gratitud por la oportunidad e ignorando la osadía del otro al no usar honoríficos –. No volveré a dejarte, Beom, ni tampoco a él, no si me permiten estar para ustedes por muchos mañanas juntos.
–Hecho – le otorga una nueva sonrisa genuina, aquellas palabras le dieron calidez –, pero me debes una naranja azul.
–Sembraré un árbol entero, eres un glotón.
Las risas volvieron a sonar en su dinámica especial. Como se echaron de menos esos dos.
*🌼*
Después de la visita de Kai, hace algunas cuantas horas atrás, Soobin comenzó a sentirse fatal, con un gran remordimiento carcomiéndole adentro.
¿Y por qué continúa asistiendo a las salidas con su ex novio, si es obvio que se engaña a sí mismo por tener un efímero momento de alegría a su lado? ¿Por qué Yeonjun y él están en un museo de arte, conversando como si no le doliese haber roto el corazón de Kai? ¿Cuál es el motivo para empujar todas sus angustias con el fin de no arruinar una simple salida? Era un insensible ilógico y confundido...
Por supuesto que el pelinegro lee detrás de la ausencia de su cita.
–¿Estás bien, Soobin-ah?
Por supuesto que el rubio negó con una sonrisa forzada.
–Lo estoy, es que tengo muchas ideas revueltas y acumuladas, perdón.
–Podemos desenredarlas juntos, si gustas. Ya sabes, oyendo música como en los viejos tiempos y comiendo algo de postre – se ríe brevemente, pues de nuevo se recrimina por no tener filtro al obtener una reacción estoica de parte del dongsaeng; siempre metía la pata trayendo el pasado a relucir –. Discúlpame, ¿Te incomodé?
Soobin se convence de que nada era tan serio como le advirtió Huening, todo porque Yeonjun es una constante en su alma que no se puede arrancar tan fácilmente, ni siquiera él lo descubre o acepta todavía, sólo se aferra a ese impulso de estar cerca, porque no quiere apartarlo ahora que estaban retomando su amistad. Era mejor justificarse y engañarse a sí mismo.
–No, es... No es nada, ¿Sí? Gracias por tratar de ayudarme – suspira largo y tendido, frotando sus ojos y relajando su semblante. No es lindo mostrarse en todo momento a la defensiva y tieso como una piedra por cada sentencia que diga el mayor referente al pasado que, inevitablemente, compartieron. Jamás lo reprimió de ser y decir, y no va a empezar a hacerlo si está en su naturaleza ser tan suelto. Además, es hasta adulador, en cierto nivel – Mejor vamos a ver esa exposición del fondo.
Yeonjun no estaba del todo convencido, pero si algo aprendió desde que conoció al chico, es que no en todas las circunstancias hay que impulsarlo a hablar; debe permitir que sea él quien escoja contarle, o no, lo que le agobia. Espera profundamente que no sea sobre sus encuentros, que no se esté retractando, porque disfruta inmensamente de su compañía cada que deja su timidez de lado y sonríe con sus preciosos hoyuelos entre gesticulaciones, parloteando sin parar sobre temas que le gustan, tal como ahora al cruzarse con cuadros tan hermosos.
Era una sorpresa grata para Soobin que Yeonjun fuese tan culto en la materia, cuando eran menores, el mayor sólo se limitaba a oírlo cada que exponía su pasión por el arte, claro que siempre fue alguien intelectual y con amplios saberes, pero el que ahora fuera igual de conocedor en su área favorita, le es sumamente increíble. Ni siquiera tiene la sensación de que le molesta al hablarle del tema o que el otro lo hace por impresionar, el pelinegro se interesa realmente y aporta a sus palabras.
Solía sostener esa clase de intercambios únicamente con Huening, y nota el contraste de opiniones que hay entre ellos tres; de no ser por la realidad de la situación, serían grandes amigos entre ellos, no lo duda.
Para Yeon no hay nada más etéreo que el brillo en los orbes miel de su mocoso, su sonrisa radiante, la manera en la que saca fotos de casi todo lo que se cruza con la vieja cámara que le obsequió, un hecho del que se percata al instante y que el despistado chico no nota por estar sumergido en cada pieza que ve. Todos esos años aprendiendo sobre arte y cultura general, aquel gusto adquirido por su dongsaeng, le hacen estar sumamente agradecido porque puede intercambiar opiniones con el artista.
Cada vez le gusta más esta versión de Soobin, todas las que ha presenciado a lo largo de su vida le han fascinado, pero esta es distinta. Luce tan seguro de sí mismo, que es más atrayente, como si aquello fuera posible... Así como ama que hay excepciones de ciertos rasgos que no cambian:
–Algún día estarás en salones más grandes que estos.
–Ajá, claro.
Su genuina modestia, a veces buena, por ser una virtud humana única, a veces mala, porque no lo hace reconocer lo valioso que es.
–No hagas eso, ten más fé en tu talento y arduo desempeño – protesta con un mohín enfadoso, que arruina su efecto al escapársele una risita y empujar levemente al rubiecito que lucía como un cachorro perdido por sus halagos –. Yah, has logrado mucho más que varios chicos de nuestra edad.
Es cierto, Soobin es más que participe de lo que implica el salir de un pequeño pueblito alejado en medio Japón, alguien de su clase social y monetaria consiguiendo oportunidad de no sólo ir a la capital, sino de haber expuesto su arte y ganar aunque sea la atención de unos cuantos, sin mencionar su misterioso fiel cliente. Claro que se siente bendecido, y lo agradece enormemente.
–Creo en mí, me gusta mi talento, pero no considero que llegue tan alto como para exponer en salones tan inmensos con cientos de artistas mucho más famosos y preparados – aclara con un encogimiento de hombros –. Me conformo con hacer lo que amo, y si eso hace feliz a una persona, o milagrosamente a más de una, me sentiré afortunado y bastamente agradecido.
Soobin es humilde, guapo, divertido, talentoso, genuino, inteligente, tímido, fuerte, emotivo, ocurrente, sexy, tierno... Enumera una lista sin final de sus cualidades, contrastes tan amplios como la paleta de colores con cientos de tonalidades diversas, todas ellas son las que le enamoraron en el pasado, y lo hunden con misma intensidad en el ahora, en una versión adulta y renovada de su mocoso.
Es como el vino, definitivamente.
–A veces lo haces tan difícil...
Se le escapó entre sus labios antes de contenerse, captando los pares que pestañean constantemente por el desentendimiento. El rubio abre su boca sin conseguir soltar nada ante su comentario, apartando el rostro al uno de los empleados invitarlos afuera del museo para presenciar un pequeño espectáculo musical, acompañado de una representación teatral de danzas.
Van juntos y desplazan todo de su mente para centrarse en el espectáculo musical, aplauden y animan junto al resto de la audiencia, la melodía siendo emocionante y el show fascinante. Fue una historia narrada teatralmente, a libre interpretación del público, todo de mano del Jazz y el Blues en una fusión totalmente novedosa, usando las diferencias de ambos géneros musicales para crear una unión más poderosa e increíble.
Al culminar el acto, uno de los músicos continuó tocando el saxofón para que se incentivaran a bailar; dos personas lo hacían, una ancianita y un niño, los demás en el público se dispersaron y otros observaban entretenidos. Bin de reojo capta como Jun estaba inmerso en la melodía romántica, moviendo ligeramente su cuerpo al compás dictado.
–¿Por qué no bailas? – ingenia con gracia, lo que capta la confusión del azabache. Risueño, le aclara: – Sí, aquí, ¿O acaso al gran Choi Yeonjun le da pánico escénico?
Jun entrecierra sus ojos y muestra aquel aura juguetona, osada y competitiva que tenía escondida desde hace mucho tiempo.
–¿Es un reto, mocoso? Porque de serlo, tú lo pediste.
Para Soo ningún bailarín lo hacía tan genial como Yeon, desde la primera vez que lo vio, hasta ahora, no ha detenido esa alegación. Aquella primera vez lejana no fue algo profesional y elaborado, fue una coreografía que estructuró para mostrarle y que, aún así, le encantó. Sin embargo, lo que ahora presencia es un estilo libre que le hace carcajear y admirarle más que encantado, porque sólo Choi Yeonjun puede lucir cool bailando humorísticamente una balada de ese tipo.
Y no es algo que cree solamente Soobin, sino que capta el interés de los presentes en un segundo.
Yeonjun tiene gracia y porte, disfruta el moverse con carisma, siente la música y la permite fluir en su cuerpo, es lo que le hace irradiar su propia luz, más si tiene al tierno ojos miel como espectador, animándolo entre el resto. Estaba muriendo por jalarlo hasta él y bailar, como una pareja normal, como dos amigos o dos amantes, como lo harían muchos otros. Era una necesidad, una impotencia, una urgencia que quema, quema mucho en sus manos, su cuerpo hormigueando por el contacto y rogando la cercanía que no llega.
La diferencia de su yo de antes con el de ahora, es que en esos momentos no se lanza al precipicio y se atreve a atraerlo para bailar, sin importar la opinión pública. Él respeta a Soobin, teme no pisar en terreno firme si se deja llevar cuando apenas están poniendo de nuevo un suelo inestable sobre las grietas de su relación. En el pasado no lo habría hecho porque, a pesar de que los dos indudablemente lo querrían, le daba miedo lo que los demás dijeran.
Ya le vale mierda hoy en día, pero no es tan fácil todavía, por motivos diferentes que se sumaron a la complicada ecuación.
Al menos sus deseos no opacan su alegría, se salva de la depresión porque le basta con ver a Soobin complacido y con sentir la música en su cuerpo, en verdad estaba gozando el momento de paz que le otorga el baile. Inclusive una niñita con coletas bastante tierna fue junto a él y bailaron juntos, igual la ancianita de antes, y muchos otros se animaron por ello, alegrando al músico que tocaba para todos.
¡Hasta Soobin quería unirse! Lo hizo cuando Yeonjun le insistió entre una radiante sonrisa, llamándolo en alto y gesticulando para que se acerque. Se mantuvo por su parte, con la niñita que ahora fue con él -a petición de Jun-, disfrutó soltarse así, siendo libre para reír y moverse sin importar hacer el tonto en público.
La misma ansia de bailar junto al azabache las tuvo Bin, pero se contuvo y se limitó a regresar a su puesto tras la breve danza que dio con la linda pequeña que bailó con ellos dos.
Yeon se le acerca al más alto al terminar el baile, y, algo apenado, da una reverencia ante los aplausos. Se arregla los mechones de cabello sueltos con los dedos, todavía sonriente entre jadeos, como si el baile fuese su vitamina y la sonrisa de Soobin su motor.
–¿Viste como todos te quieren? – concede con una sonrisita cómplice, ahora volvían a la galería mientras reciben halagos de parte de los que presenciaron la danza agraciada del apuesto pelinegro, hasta a él le dan unos cumplidos por participar. Goza de lo tímido que luce el mayor ahora, no era algo usual de presenciar –. Vamos, tienen razón, no tienes nada de qué apenarte. Fue increíble, hyung.
Hubo un silencio breve donde comparten miradas, a la par experimentando un revoloteo en su interior. La sonrisa del más bajo se extiende por su rostro, casi desapareciendo sus ojos en medias lunas.
–Me llamaste hyung...
–Es lo que eres, tonto – suelta un bufidito abochornado, le queman las mejillas, por más que intente desviar su enfoque del bobo adorable de ojos verdes –. Deja de mirarme así, hay cosas más interesantes alrededor.
–¿En serio? – ni se inmuta, no aparta su apreciación del chico con suéter mostaza frente a él – No me doy cuenta.
Tienen un museo entero con cientos de obras majestuosas, cuadros exquisitos, un montón de personas alrededor, sin embargo, Choi Yeonjun se empeña en observarlo a él. Sin exagerar, sin forzarse, sin ironías, luciendo naturalmente embelesado con su existencia, como si fuese lo más valioso y preciado... Una obra de arte.
¿Soobin es un estúpido porque su pecho salta entre constantes latidos acelerados por algo como aquello? ¿Debe seguir sin explotar su burbuja? ¿Está cerca de una dolorosa caída, otra vez, por querer mantener esa presencia en su vida?
Soobin solamente le regresa el contacto con una sonrisa derrotada.
–A veces lo haces tan difícil...
Ninguno tuvo que aportar nada más, aún no era la hora de iniciar su caída libre que los sacaría de su país de nunca jamás.
Mejor resguardarse hasta que no tengan opción. Ni a los piratas de Garfio les temerían tanto como a las verdades. Los días de ensueño son mejores.
Editado el 03-05-24.
14.079 palabras👀
¿Les ha gustado el cap?
También sufro con tener a Yeon y a Soo en estas condiciones :( Soy masoquista, pero es por el drama ajsmox ES NECESARIO, REPITO, NO ME MATEN.
¿Creen que Soobin sigue enamorado de Yeonjun?
Hubo alusión de un ship que amo mucho, el Lisoo (Lisa y Jisoo, Blackpink uwu) ¿Esperaban esa sorpresa de nuestra Jisoo, la ex de Yeyo? 😂👌
Pendiente de los siguientes capítulos, se viene más potente que nunca 🔥
Tomen agua, coman, descansen (Sobre todo tú, Mey 🧐 Loviu)
Si ven cualquier error, me avisan ^^
¡Voten y comenten! 🌻
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