~A Beautiful~
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Japón, inicios de la nueva década.
Los acontecimientos previos en la vida de Soobin, posteriores a la ida de Yeonjun, fueron un desfile en control automático, o al menos eso siente él. La vida pasa, no la siente a veces.
Tenía el corazón hecho trizas, ni más ni menos, lloró hasta secarse y agotarse, luego recobraba fuerzas, lo medita y termina llorando de nuevo; era una rutina, un círculo sin fin que dejó la ruptura, tal como un severo daño colateral. No ha sido capaz de regresar a su lugar secreto en el prado, las pesadillas le acongojan las veces que consigue conciliar el sueño, el apetito se esfumó por muchas semanas, las náuseas y cientos de malestares físicos fueron constantes de aquellos días por igual; parece un penoso muerto andante, carente de incentivos.
Era una flor marchita que alguna vez estuvo en un hermoso jardín, el cual tristemente fue abandonado por quien lo solía cuidar. Nunca imaginó que Yeonjun fuese tan esencial en su rutina, era impactante y devastador.
Namjoon estaba muy preocupado, su hijo no le daba entrada, ni siquiera a Yewon. Acudieron al mismo Beomgyu por orientación, pero éste era una tumba respecto a todo lo que su amigo le decía. Claro, los adultos no necesitan conocer el motivo del estado de Soobin, era obvio que fue como un efecto domino producido por la ruptura con cierto ojos verdes, lo único que buscaban era ayudarlo.
Por su parte, Beom se limitaba a consolar a su hyung incondicionalmente, como la primera tarde que llegó llorando tan desolado a su casa, extremadamente confundido por lo repentino del asunto, en total incredulidad de lo que sucedió. Estaba seguro que jamás se le borraría de su cabeza el aspecto de Soobin ese día, sus palabras, la angustia en sus orbes cargados de cientos de lágrimas que no cesaban e hinchaban más sus pares, temió a que el chico colapsara y no dudó en dejarlo dormir ahí con toda la atención que podía brindarle a su roto corazón. Él mismo estaba en shock, era como presenciar una pesadilla ajena a la realidad, y no imagina cómo es para su amigo si así de traicionado y dolido se sentía él.
Su situación con Taehyun ciertamente lo dejó muy mal, con una sensación de derrota, pero el tema con Yeonjun era peor para Soobin, eso devastó al rubio. Porque lo suyo fue mucho más intenso y sí llegó a mucho más.
El tiempo pasaba y no lograba unir los fragmentos perdidos de esa historia, el estado previo de Soobin le deprimía, y la distancia de Yeonjun le contrariaba, todo era un remolino del cual no hallaba un origen.
–Es que, agh – chasqueaba con incomprensión cada que lo debatía –. Yeonjun hyung nunca haría algo así.
–Lo hizo.
–Pero...
–Confía cuando te digo que lo he meditado millones de veces, y si yo no tengo respuesta, menos tú tendrás una, Beomgyu – Bin interviene con pesadumbre, dando con su puño a la mesa donde estaban sus cuadernos y la tarea que realizaban, bastando para callar con el acto al menor. Se arrepentía al segundo por dejarse dominar por toda esa maraña de emociones negativas y, como siempre, termina por ablandar su expresión, suspirando desconsolado y centrándose en su libro de historia con un sobre esfuerzo –. Perdón, en verdad trato de aprender lo que irá en el examen de mañana... Es lo único que me interesa ahora mismo, Beom.
Ahí moría la conversación cada que salía a la superficie, y es que no es como que Beomgyu quisiera hablar de eso todo el tiempo, porque no fue sólo el rubio quien terminó herido por la conducta que tuvo el azabache, él también se siente decepcionado y preocupado. Semanas transcurren sin respuesta, siendo una agonía persistente para Soobin, y él lo resiente igual por estar a su lado en todo momento.
Nadie puede ordenar el rompecabezas, era ilógico que Yeonjun se desprendiera tan horriblemente de Soobin cuando lo adoraba como a nadie, aquello no era un secreto. De lo único que no todos son participe es que, más que una separación amistosa, se trataba también de una amorosa. Nadie conoce de su desarrollado romance, por supuesto, sólo cinco personas, de las cuales una es el responsable de semejante separación.
¿Y cómo dar con la fuente de todo? Si Yeon no atendía las llamadas, sus padres se disculpaban constantemente con Soo cada que éste preguntaba por teléfono por su hijo y el mismo le rechazaba sin contemplaciones. El azabache no volvió de visita al pueblo, ni mucho menos le mandaba mensajes al chico por medio de sus tías, con las que incluso perdió el contacto, como con todos los relacionados a Takayama y a Soobin.
Definitivamente su hyung no quiere contactar con él, con nadie del pueblo o cercano a él.
El rubio pasó su último año escolar tan perdido, sin hilar lo que sea que desató todo aquello de una mañana a otra. Rezando por un regresar del tiempo, sufriendo por el desprecio que recibió de parte de quien amaba y por no tener siquiera una explicación razonable a ello, pues se rompía la cabeza pensando por horas, totalmente desconcentrado y ajeno de su entorno. Oh, y lo que más le lastima, es considerar la hipótesis de que su precioso Junnie hyung le había usado, que después de tener relaciones sexuales decidió que no era lo que quería, que sencillamente le descartó al darse cuenta que no le gustaban los hombres para esa clase de cosas; a lo mejor fue descartado por no ser suficiente.
Soobin perdió la cuenta de la cantidad de veces que rechazó a todos y se aisló, siendo alguien arisco, cortante y depresivo.
¿Podían culparle siendo víctima de un desamor tan grande?
Su padre no decía mucho, sólo lo veía desaprobatoriamente, y en el fondo se preguntó muchas veces si alguna vez sospechó, porque claro que no era usual su estado ante la perdida de un simple amigo. Aunque siendo francos, poco le interesó si Namjoon tuvo la hipótesis de ello, ni energías tenía para eso.
Con el paso de los meses se volvió una costumbre autodestructiva el añorar el retorno de quién le hirió gravemente, a pesar de haberle jurado que nunca lo haría, una ironía que le sacaba de vez en cuando las pocas gotas saladas que le quedaban en su sistema; era como un gran mar, estaba harto de ello. Beomgyu fue el único soporte constante que tuvo, sin máscaras, y a veces hasta le era complicado dirigírsele sin sentir pena por hablar de lo mismo en cada oportunidad, por no avanzar de ese agujero en el que se hundió.
Soobin se mudó a casa de Arin con su padre luego de una temporada, no titubeó al dejar atrás la posada, si bien fue un despegue sorpresivo y abrupto hasta para él mismo, tuvo que irse del sitio antes de enloquecer por completo, recordando tantas experiencias con Yeonjun en cada rincón donde miraba. Mejoró levemente su relación con la novia de su padre ahora que comparten techo y dejaron el tema de su madre atrás, obtuvo su consuelo también, mas no era como antes de todos los sucesos; la inocencia y confianza que le pertenecían se quebrantaron, estaba perdido en una etapa muy difícil. Es una fortuna que Arin lo comprendiera y no le presionara a más.
Muy pocas son las oportunidades en las que va a la propiedad Choi para echar una mano, ya que las tías de Jun siempre fueron buenas con él cuando era un niño y siente que se los debe de cierta forma. Ellas al principio trataban de sacarle risas o conversación, pero poco funcionó, así que desistieron. No es como que las cosas quedaron de maravilla con lo sucedido con su sobrino, y poco a poco ellas igualmente adquirieron un tanto de indiferencia con Soobin.
Se graduó al completar su educación media, y esperó en vano la visita en verano de su hyung, una felicitación, cualquier cosa que le dijera que seguía al tanto de él, siendo un iluso enamorado y nuevamente rompiéndose en pedacitos cuando sólo los padres del chico le llamaron y se disculparon, otra vez, porque su hijo no les compartió ningún mensaje que darle.
–Los hombres no lloran, Soobin – indicó estrictamente el de lentes al atraparlo esa noche sollozando en su habitación, cuando los invitados y la reunión acabó. Estaba obstinado de los ataques depresivos de su hijo por causa de Yeonjun –. Para de hacerlo.
–Pues yo sí lo hago, papá. Yo siento, me duelen las cosas y eso no cambiará – espeta con frustración y su garganta inestable, sacando la cara de la almohada para verlo de mala gana, con ojos enrojecidos y nariz goteante – ¿Por qué es tan complicado entenderlo para ti? ¿Por qué no me dejas un momento a solas?
Joon aspiró al masajear su puente en un intento de serenarse, no le gusta encontrarlo como una niñita lloriqueando por su ex novio, en una cama perdiendo su juventud y negándose el empezar de nuevo. A su vez tampoco debe sentirse culpable de la desgracia de Soobin, no cuando todo eso era un precio válido para un mejor futuro.
–Llorar no te sirve de nada, tienes que seguir con tu vida sin retroceder por nada ni nadie, Soobin.
El aludido farfulla para volverse un ovillo bajo las sabanas.
–Tal vez sea cierto, pero no tengo ánimos ahora mismo para tomar el camino correcto para ti.
La comunicación entre padre e hijo disminuyó considerablemente con cada uno de los pequeños eventos, como aquel; eran una pirámide de cartas que no saben cuánto más acumulará antes de colapsar. Hay una línea delgada que no cruzan, una que no expresan en alto, pero los dos son conscientes de que existe un trasfondo grande en todo el medio de la misma:
Soobin cree que a tales alturas, Namjoon debió descifrar su malestar, quiere obviamente cambiar lo que es, pero no es posible. Él ya había pedido cientos de veces, arrodillado y con manos juntas, con lágrimas incesantes en medio de la iglesia, pero eso no cambiaba nada.
Él nació así.
*🌼*
Las estaciones siguen su paso, por supuesto.
Soobin inició una nueva etapa universitaria con clases técnicas para una licenciatura en docencia, esto exclusivamente porque su padre insistió y no tuvo ganas de llevarle la contraria, algo debía hacer para ocuparse y avanzar, después de todo. Su mejor amigo le siguió por ese sendero, iban a la misma universidad y estudiaban lo mismo, y esto le ayudó un poco para ir recuperando algo de su perdida orientación por la vida.
Fue aquella carrera la que hizo que conociera a un chico peculiar que jugaría parte fundamental en su historia:
–Es un estudiante de intercambio que vino desde la capital, realizará una pasantía adelantada a su carrera porque es un alumno promovido, así que vendrá para quedarse un mes en el pueblo. Las señoras Park me permitieron hospedarlo en su posada, ya que aquí no hay tanto espacio para su comodidad y la nuestra – les comentó durante la cena, sin real interés –. Seré su guía y compañero de estudios durante ese periodo.
–Me extraña que las universidades de la capital manden estudiantes aquí – Namjoon opina con simpleza.
–Tal vez lo hacen para que adquieran experiencia de diversos sectores.
–Suena genial, Soobin-ah – Yewon sonríe con esperanza, sería increíble que ese jovencito se hiciera amigo de su ex alumno y lograra sacarlo de la nube negra que dejó la ida del ojos verdes; Binnie solamente necesita una lucecita, un sol que alumbre su penumbra y le guíe a recordar su valor. Entre Beom, ella y, con suerte, ese chico, podían conseguirlo –. ¿Cuál es su nombre?
–No recuerdo.
En todo caso fue cuestión de poco tiempo para enterarse de quien se trataba.
–Un placer, soy Kai Kamal Huening – se presentó el excéntrico pelirrojo con encantador acento apenas llegó a la residencia que le recibió con brazos abiertos, dando una reverencia a todos los presentes y una simpática sonrisa de labios sellados –. Pueden nombrarme como Kai o Hyuka, que son más cortos y fáciles de recordar. Estoy muy agradecido por su generosidad al hospedarme aquí, prometo ser útil para ustedes y no estorbar en su rutina.
–Que ternura, eres muy educado, cariño– Minji le regresa el gesto complacidamente –. Desde hace un buen tiempo no recibíamos a un chico de la capital. Nuestro sobrino Yeonjun no nos visita desde hace dos años, vive en Bunkyō.
La mención paraliza de inmediato al callado ojos miel que está junto al invitado, haciéndole apretar el agarre en el bolso que carga. Nadie se fija, sólo los dos adultos con los que vive y su mejor amigo, el estudiante de intercambio se mantiene más ocupado en descubrir algo más que le fue peculiar.
–Mm, disculpen, ¿De casualidad se llama Choi Yeonjun?
–Así es, nuestro Yeonjunnie es un poquito mayor que tú. Estudia como tú en la universidad de Tokio, la central, ¿Lo conoces?
–Ah, sí – confirma, no hay muchos chicos con ese nombre en la universidad, es el único que conoce llamado así en toda la capital, de hecho. No tardó en hilar los parentescos y nacionalidades, como el apellido y la dirección dada –. Estudio con él en el campus, sólo que cursamos distintas carreras.
–¿En serio? ¡Vaya coincidencia!
Eunhi se une con asombro, otorgando una breve descripción al muchacho que les sirve para terminar de conectar puntos y saber que se trataba del mismo Yeonjun. El hawaiano afirma, un tanto extrañado por la forma en la que lo narran, pero las mujeres ni se inmutan de ello.
–Este mundo es un pañuelo. Entonces, como lo conoces, supongo que ustedes dos son amigos.
Kai se rasca la nuca con la mano libre, dando una sonrisa forzada.
–No hemos intercambiado muchas palabras, si soy franco.
Minji, lamentablemente, no controla su parlanchina lengua:
–Bueno, comprendo, aunque mi sobrino es un muy jovial y entrañable. Soobin y él sí eran grandes amigos.
Todo el protagonismo recae ahora para el presente involucrado, quien imprevistamente se excusa para llevar el bolso a la habitación del chico y, posteriormente, desaparece por las escaleras a paso redoblado. Sabe que quedó como un maleducado, pero ya no hay cómo retractarse. Cuando el extranjero se le une tras unos cuantos minutos, aprovecha para darle una disculpa por su actuar, siendo tomado por desprevenido al obtener una risita divertida de su parte.
–Descuida, en todo caso estaba incómodo sosteniendo esa charla. No soy muy allegado a Choi, por decirlo de una manera gentil – esconde sus manos en los bolsillos de su sudadera, manteniendo esa chispa agraciada –. Además, todos allá abajo me miraban como a un extraterrestre, ya sabes, por mi aspecto.
–No se acostumbra a ser tan liberales por aquí, pero no son malas personas – intercede examinando disimuladamente los pequeños aretes en las orejas, el tinte en su cabello y el bálsamo labial que resalta los rosados y bonitos labios contrarios. Por otro lado, la vaga explicación al tema de Yeonjun le da a entender que el extranjero no desea abordar eso, tampoco le cuestiona o interrogaría al respecto, incluso hasta le tranquiliza un poco no saber más allá; por ahora, al menos –. Te agradará este pueblo, tiene unas cuántas cosas positivas a pesar de no estar tan avanzado como la capital, o eso es lo que dicen los turistas.
–¿Y tú qué dices?
–¿Yo? – frunce sus labios un poco, no quiere decir mucho o sonar un renegado, no sería un buen guía de hacerlo – Vivo aquí desde que nací, no tengo mucho que opinar.
–Estás harto – adivina con diversión, el chico pareció atrapado y apenado, por lo que le hizo un ademán para que se calmase –. Bueno, les doy la razón a los turistas, porque en Tokio no hay chicos tan nobles y tiernos como tú – sus comisuras decaen al percatarse de su franqueza, porque el rubio queda estático, con un adorable rubor que tiñe lentamente sus mejillas y le hace morder sus labios para no volver a sonreír; el chico es adorable, más con esa fresca brisa que se cuela en la ventana y mueve sus cabellos, con las campanas de viento sonando tenues en algún lugar cercano –. Perdón, no suelo tener filtro la mayoría del tiempo. Es una mala costumbre, quizás...
Por primera vez en mucho tiempo, Soobin soltó una sonrisita sincera y relajó su cuerpo, pues le comenzaba a agradar aquel transparente muchacho, tenía un aura dulce.
–No te preocupes, ha sido un halago, supongo.
Kai le corresponde, con el presentimiento de que se forjaría una linda y nueva amistad aquel día que iniciaba su aventura.
*🌼*
Como lo predijo el hawaiano, durante siguientes días Soobin y él congeniaron al instante gracias a sus gustos en común, rasgos pequeños y puntuales de sus personalidades que les dieron una amplia gama de temas para abrirse un poco. El avance en su amistad también es otorgado a la constante cercanía que tienen al ser Soobin su guía personal para conocer aquel pueblito.
El pelirrojo estudiaba una licenciatura en literatura y letras, y su labor como estudiante de intercambio era relacionarse con los demás cursantes de la licenciatura en educación técnica de Takayama, tal como el rubio lo es, para fortalecer lazos entre colegas y aprender de las técnicas de los otros, creando métodos futuros para plantear en sus proyectos y actividades a lo largo del país. Y si a Kai le preguntan cuál era su parte favorita de todo, sin rechistar contestaría que es el compartir con alguien tan cordial y especial como Choi Soobin, aprendiendo a su lado.
Cualquiera puede imaginar que Soo ya estaba retomando su camino debido a esa pequeña soltura que mostró con la llegada del chico, de no ser porque Beomgyu y Arin le conocen bastante; si bien estaba más motivado, no significa que detuviese sus pensamientos en torno de Yeonjun.
De hecho, le era sumamente duro tener que relacionar ciertas actitudes de Kai con las de su hyung, los comparaba sin pretender hacerlo. Recordar que ambos estaban juntos -y hasta en una misma universidad- en la ciudad es otro asunto que de cierta manera le incómoda, añadiendo el tener presente que las tías de Yeonjun le contaban a Huening datos de su pasado junto a su sobrino.
Porque es obvio que Hyuka en dado punto es participe de que hubo un sólido lazo entre Bin y Jun, uno que se rompió por un factor ajeno a su conocimiento.
¿Por qué el pelirrojo no lo decía nada a su guía o le cuestionaba? Porque es un joven muy intuitivo, apuesta a que el tema era más profundo de lo que los demás exteriorizaban o conocían.
Inevitablemente una tarde la curiosidad de Kai le hizo exponer todo en pleno puente, cercano a uno de los riachuelos:
–Hay algo que no entiendo del todo... Sé que no hemos charlado de ello, y es más que obvio que no eres fanático de hacerlo, pero presiento que no es muy sano para ti el evadirlo tampoco – se detiene para formular apropiada y cuidadosamente la oración, sin alertar al chico – Yeonjun y tú fueron algo así como mejores amigos, ¿O me equivoco, hyung?
–...Sus tías te contaron – Soobin masculla con su vista en las piedritas bajo el agua cristalina, apoyándose de la barandilla. Predijo que era cuestión de tiempo para que el tema saliera a flote, se preparó.
–Lo hicieron, pero me es raro porque Yeonjun nunca te mencionó – lo dice sin ser consciente del malestar que desata en el menor aquella sentencia. La verdad no está claro en cómo pisar ese suelo, no quiere ser entrometido o causarle una idea errónea al rubiecito – No es que somos cercanos ni nada similar, solamente soy muy amigo de algunos chicos en su grupo, y ellos son unos chismosos de primera clase. Conozco pequeños detalles de Choi gracias a eso, pero nunca imaginé de que siquiera supiese de un sitio tan recóndito como Takayama. Fue una gran sorpresa el enterarme que tenía familia y amigos aquí, no luce como un lugar de su estilo.
Indudablemente para Soobin fue una puñalada, deja resbalar dos rebeldes lágrimas que se pierden en el riachuelo, las limpia sin que el contrario se percate. Le daba miedo indagar y descubrir una decepción más que le deje peor de lo que ya está, pero...
–¿Su estilo?
–Lo digo por lo que aparenta por fuera al menos – se encoge de hombros, de reojo analiza el cambio de ánimo del mayor y comienza a arrepentirse de haber sacado al sujeto en cuestión –. No quiero hablar sin una base certera, perdón.
–T-tal vez todos exageraron con lo que te contaron sobre los dos, sobre él y yo – carraspea para disminuir ese nudo tedioso que se aglomera en su tráquea, apretando sus manos en la baranda. Le dolían las palmas, pero eso lo distrae para no llorar ahí como un patético muchacho desdichado, aunque sí lo sea –. No tiene motivos por los qué mencionarme...
Kai se entristece de haber ocasionado ese mal rato para Soobin, su malestar era contagioso, como cuando un campo de flores entra en un crudo invierno, o cuando un diente de león es soplado y sólo queda su tallo.
–Bueno, ellas no comentaron demasiado tampoco...
–Nosotros sólo somos un par de viejos conocidos, amigos de infancia nada más – fue un gran logro no romperse frente al más bajo, era un esfuerzo sobrehumano minimizar lo que tuvieron Jun y él con una etiqueta tan banal. Incapaz de contenerse más, inventa lo primero que se le viene a la mente, con una risa algo inestable: –. ¿Sabes? Recordé que d-debo estudiar para un debate de pedagogía. Voy a ir a casa y te busco mañana a la misma hora de siempre, Hyuka.
Por supuesto que el menor se percató de lo delicada que era la situación, no dimensiona la magnitud al ser ignorante sobre las especificaciones de su historia, pero sí decidió no volver a sacarlo a relucir.
Las restantes semanas fueron más amenas y logró encariñarse con el pueblo, mucho más con Soobin, con quien prometió mantener contacto desde Tokio una vez regresara.
Para Soo era ridículo, sólo fue un mes compartido y duda que alguien tan genial y social como Huening cumpla tal promesa, ya había perdido la fé en las expectativas con el resto. Fue así hasta que recibió llamadas y cartas del chico, contando cualquier cosa al azar de su día o simplemente para saludarlo, y eso provocó que la herida se removiera en su pecho.
Porque si una persona a la que apenas y conoció le importa mantener intercambios así con él...
¿Por qué Yeonjun, quien fue tan cercano, tan todo, no le envía siquiera un saludo durante sus cumpleaños? Por decencia al menos, o lastima.
Seguramente estaba teniendo una vida grata, y él era el único enamorado estancado... Por ende, con el tiempo, no insistió en llamarlo o escribirle, ni una sola vez más.
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Japón, inicios de la nueva década.
"Sólo... Sé que no tiene sentido escribirte si claramente no respondes nada desde hace mucho, pero necesito saberlo, por favor, me estás volviendo loco... ¿Por qué dejaste de quererme, hyung?" No puede dejar de repetir el escrito, al extremo de que necesitaba salir corriendo de ahí antes de cometer más idioteces.
–¿A dónde vas a estas horas?
–Tengo una cita.
–¿Con cuál de las chicas que llamó esta mañana? – el cuestionamiento de Rose hace que el chico resople bajito y con fastidio en lo que agarra las llaves de su moto para guardarlas en sus pantalones, esa cosa peligrosa que le pone a ella los nervios de punta, pero de la cual el testarudo menor no quiere deshacerse. Se cruza de brazos con una ceja enarcada, no deteniendo su discurso: – Es tu vida, pero no quiero que embaraces a nadie de repente por una metida de pata de la juventud, Yeonjun.
–Te quejabas antes de que no salía con nadie, ahora te molestas porque lo hago – entorna sus ojos, pasándola de largo para tomar sus zapatos en el recibidor. No tenía nada de humor para aquella escena de maternidad, y bueno, es que ya nunca estaba de ánimo para muchas cosas –. No soy un idiota irresponsable, mamá, conozco los riesgos.
–Tú no eras así, no lo comprendo – como era costumbre, el ahora cabellos azules no contesta su más grande interrogante desde los dos años transcurridos, importándole poco en formular una excusa para ella. Se le instala una mueca triste al no reconocer a su propio hijo, quien se ha vuelto tan inalcanzable de tratar. No era un vándalo o estaba en problemas serios, pero ya no era nada igual. Su única esperanza para llegar hasta él es seguir intentando con la fibra más sensible: –. Soobin volvió a preguntar por ti, ¿Por qué le continúas ignorando después de tanto tiempo?
"¿Tan poco te importa saber de mí? Tus tías me dicen que estás excelente, me alegro por ti de todo corazón, pero, Junnie, ¿Cómo lo superaste tan rápido cuando yo todavía siento mi alma desgarrada por no saber de ti? So tu mejor amigo antes que nada, los mejores amigos se cuentan todo y se responden los mensajes, ¿No?... O eso creí."
Rose obtuvo el efecto deseado, pues Yeonjun detiene sus movimientos por unos segundos, le atrapa apretando su mandíbula con esa expresión sombría, cerrada, antes de continuar con la misma desinteresada que usualmente portaba desde hace una buena cantidad de meses.
–Le regreso luego la llamada.
–Nunca lo haces, prometes hacerlo y me sigue contando que no recibe nada de ti. Se supone que son mejores amigos desde niños, vivías pendiente de él y teniéndolo en cuenta siempre, ¿Lo olvidaste?
"No, todos los malditos días lo recuerdo, madre" Esa sí fue una contestación de su propia cabeza, no un recuerdo de las dolorosas cartas de Soobin que parecían no esfumarse de su memoria.
–¿Ahora quieres que te cuente de mis problemas personales? – se encoge como si nada, esquivando la mirada acusadora de la mujer y emprendiendo su andar a la puerta del sitio que hace mucho no se siente como un hogar, todo porque la vida ha cambiado radicalmente desde lo sucedido en Takayama; el nombre siquiera desataba toda la tempestad en su cabeza. Harto de su típico hilo de pensamientos destructivos, simplifica antes de dar un portazo: –. No es nada serio, sólo tenemos vidas muy distintas ahora. Cuando éramos unos mocosos ustedes mismos dijeron que pasaría, tarde o temprano.
Sí, estaba resentido con todos los adultos, con el mundo, y en especial, con él mismo.
Es verdad que nada era como solía ser antes del último verano en el pueblito donde residen sus tías. Las primeras semanas sintió que enloquecía, una depresión le invadió tan fuerte que hasta sus padres quisieron remitirlo a un psicólogo para hallar una alternativa. Obviamente fingió que iría mejorando de lo que pretendió ser una "crisis de inicio de adultez", todo para que lo dejaran tranquilo y así poder hundirse en secreto, sin intervenciones.
Su actitud sufrió un fuerte giro en un desesperado intento de olvidarlo todo, tal como se lo ordenó Kim Namjoon. Bebía un poco de alcohol al asistir a cada fiesta a la que tuviese entrada para borrar su razón, se juntaba con miles de personas cuyos nombres ni recuerda en su mayoría para distraerse de la realidad, se perforó las orejas, pintaba su cabello de colores diversos de vez en tanto - no duraba mucho porque en la universidad estaba mal visto, y porque sus padres estaban escandalizados con el hecho que consideran innecesario- y compró una moto en lugar de un auto para así llevarles la contraria a sus padres y tener un incentivo de adrenalina. Además era un coqueto con cada chica que se cruzaba en su camino mostrando un mínimo interés en él, e incluso salía con algunas en citas y terminaba por acostarse con varias de ellas.
¿Por qué hace eso? Para llenar su vacío ante la falta de la única persona que echa de menos y tiene grabada a pulso en el alma. Sin duda sonaba a un cliché de idiota, lo era desde que dejó ir a Soobin, no iba a ocultar la realidad más innegable de todas.
Porque su aspecto era distinto, lo hizo para no verse tan derrotado y agónico en el espejo, forzándose a cambiar para no recordar lo que era antes y fingir que avanzó, por más que sólo termina teniendo esas inmensas ganas de estrellar su puño contra el reflejo falso y ajeno que tiene en frente ahora. En el fondo, todo ese periodo de duelo estuvo deseando convencerse de que sí se trató de una etapa, un apego, que su avaricia a la tentación no podía hacerlo perder el norte, que eventualmente todo pasaría...
Pero lo que más le abate es la falta de su mocoso, en definitiva su ausencia alteró cada ámbito de su vida.
En resumidas cuentas: Era un desastre de persona ahora, no está orgulloso del hecho, mas se esconde con aquella faceta para obligarse a sí mismo a superar el asunto que parece cada día empeorar, o esa sensación tenía a veces. Aunque, sinceramente, pudo ser mucho peor. No era una mierda o un patán cretino, tampoco le grita groserías a sus padres o saca pésimas notas, no rompe mil corazones con falsas promesas ni golpea a nadie, no se droga o fuma ni hace nada indebido. Sigue conservando su decencia humana.
Le informaban cada que recibía recados y llamadas del rubio, los ignoraba monumentalmente, tal como toda conversación con su nombre. Su tía Eunhi rara vez le indicaba el estado del chico o comentaba cosas al azar -lo agradece en cierta parte, la racional y menos masoquista-, se limitaba a oírla y hacer como si nada, a lo mejor ella intuye que debajo de su indiferencia, le gustaba saber de él. Porque desde luego que moría por comunicarse con él, por disculparse, huir a sus brazos y cometer locuras de enamorado. No hay un minuto del día donde no desee aquello.
Recuerda cada cosa que le dijo en la ruptura, como una película que se repite hasta en sus pesadillas por el cargo de conciencia descomunal que le embarga:
"Debemos terminar. Ya no me convence, no me gusta el rumbo que está tomando. Fue genial mientras duró, ¿Ok? Pero creo que debemos madurar y concentrarnos en la realidad. Esto no es para mí, ni para ti tampoco." Eso fue una vil mentira, no quería terminarle, le encantaba tanto lo que compartieron, que quiso hacerlo eterno, su única realidad; significaba todo para él.
"Creo que lo que estábamos haciendo era lo ilógico, ¿Y qué sabemos nosotros del amor, Soobin? ¿Qué sabemos de lo que hicimos esa noche o lo que veníamos haciendo todo este tiempo? Lo pensé detenidamente, nosotros hemos sido mejores amigos desde niños, me di cuenta de que tal vez enredamos todo gracias a ello. Esto es un error. Nos vamos a arrepentir de todo y luego nos vamos a odiar por dañar la vida del otro." Para él su relación era lo más lógico en su existencia, sabe que sí era amor, que fue lo que crearon en esa noche tan especial, no eran simples amigos apegados. Jamás de los jamases se arrepentiría u odiaría nada que respecte al ojos miel.
"No te quiero cerca, Soobin. Busca a alguien que sí te corresponda como deseas. No me busques más, no preguntes por mí, no me escribas ni me llames. Tengo planes y tú debes hacer los tuyos. Tienes que olvidarme como... Como yo lo haré contigo." Jodidamente lo quería cerca, así suene injusto, no quería que tuviese a nadie más ocupando aquel puesto. Para nada lo olvidaría, era imposible que lo hiciera.
"Fue un placer conocerte, pero esto llega hasta aquí." Tristemente, esa última puñalada sí fue real.
Todo eso se lo respondía a sí mismo en la soledad de su habitación, se lo tragaba vivo, junto al dolor de haber lastimado tan terriblemente a Soobin, a su mocoso, su tesoro, su amor... Tener esa carita suplicante y llorosa, esa voz rota, su tacto agónico; todo lo perseguía día y noche.
Y sólo se contiene de no ir tras lo que ansía porque a su memoria se remontaba la paliza que recibió el joven aquella ocasión, al rememorar que a Soobin le estaba yendo bien en su educación -hasta donde le habían comentado-, cuando las palabras crueles pero ciertas de Namjoon le hacen eco con fuerza hasta en sus sueños.
Se acostumbró a ponerse una máscara de desinterés frente a sus progenitores, con Taehyun y con cada persona que conozca su historia, se adaptó a escribir cartas que nunca le envía a Soobin, a contener sus ganas de enviarle regalos y llamarlo cada que hay una celebración memorable o quiere contarle cualquier cosa aleatoria de su aburrido día.
Carajo, fue duro como el infierno cuando recibió por correo unas fotos de la graduación del rubio y le vio tan apagado, su sonrisa no mostraba casi sus hoyuelos ni sus dientes preciosos. Se dice a sí mismo que con el tiempo iría mejor, porque si bien no tiene certeza de que el menor lo superase a tal altura, se convence de que sí lo ha hecho. Es una contradicción, porque a su vez reza para que no fuese así y Soobin continúe amándolo como él lo hace con él.
Si es un egoísta, prefiere serlo con él mismo antes que serlo con el inocente Soobinnie. Él merece lo mejor.
Tratando el ámbito académico, en la carrera que escogió le iba relativamente... A medias. Nunca fue mal estudiante, la falta de concentración fue la que le causó una bajada en su promedio. Lucha como puede para mantenerlo equilibrado de la mejor manera, ya que no le disgusta del todo el formarse en comunicación social, lo más a fin que halló con el medio "artístico" y lo suficientemente aceptable para sus progenitores. Ya no tuvo siquiera ganas de pelear por defender su pasión por el baile o la música, se conformaba con tener un título que le haga conseguir dinero necesario para su supervivencia y después vería a futuro. Ya ni le interesa como solía hacerlo antes.
Él y su primo se han distanciado un poco a comparación de cuando éste recién se mudó a la ciudad, antes se nivelaban como un buen equipo, con todo y diferentes formas de ser, pero ahora es distinto. Cada uno está enfocado en sus vidas, entre la universidad y el entorno social, pero sabe perfectamente que Tae estaba transitando un cambio similar al suyo y un pesar que, por más que los meses transcurran, no se apacigua del todo; en resumen, la perdida de su amistad con Beomgyu.
Es una realidad tácita para los dos, ninguno se cuestionaba mucho porque comparten aquel rasgo destructivo en sus personalidades donde es más viable callarse los sentimientos que enfrentarlos.
Bueno, anteriormente Yeon no era como tal, pero las circunstancias le orillaron a esto.
Sin embargo, no es secreto que Taehyun estaba particularmente preocupado por Yeonjun desde hace semanas; al principio le dio su espacio y pensó que se aplacaría toda su nueva aura rebelde, creyó que sería una etapa. Ahora se arrepiente de haberle dejado tanto tiempo solo, porque el mayor se halla con más frecuencia junto chicas ilusas o interesadas, bebiendo más de la cuenta y pasando más horas en la calle que en su propia casa.
Su tía, la madre de Jun, constantemente le suplicaba que ayudase al peliazul a orientarse, pero, ¿Cómo lo hace si Yeonjun ni siquiera se ayuda a sí mismo a salir del hoyo negro donde entró a cavar su propia tumba? Fueron varias peleas que tuvieron, por algo se distanciaron y no eran tan cercanos a como solían ser.
Yeonjun nunca fue problemático, puede que sí impulsivo por naturaleza y ciertamente liberal, pero nunca como ese desastre y prototipo de chico inestable que no era. Su hyung se perdió a sí mismo, y Taehyun sólo quiere hallarlo para sacarlo de ese dañino laberinto.
Ahora mismo los dos están en una reunión, era medianoche y ya habían varias personas en la lujosa casa con dos plantas de un amigo en común de ellos, pero siendo honesto, Kang sólo asistió porque el mayor estaría ahí.
El castaño se idea una estrategia no tan elaborada para impedir que su primo le rehúya en esta oportunidad, sentándose sutilmente a su lado en la barra del mini bar de la vivienda donde están.
–Detestabas cada que tomaba una lata de cerveza cerca de ti, y ahora te la pasas sumergido en estas ruidosas fiestas de campus casi que bebiéndote todas las botellas que te cruces por el medio.
Choi chasquea con su lengua sin bajar el vaso de vidrio de su boca, bebiendo despacio.
–Eres un dramático exagerado, ¿Tú también serás como mis padres quejándote de todo lo que hago con mi vida?
–Bebe todo lo que quieras, no me incumbe, a menos de que estés sobrepasando el limite de la imprudencia y eso atente contra tu salud – resuelve con sencillez. Examina el entorno tal como lo hace el peliazul, quien obviamente gira su cabeza en cualquier dirección para alejarla de su mirada analítica. Recuesta su espalda y codos en la barra al voltearse –. Esto es aburrido.
–Nadie te detiene de irte – masculla ausente, removiendo su trago con distracción. Ciertamente no le gusta estar ahí, pero es mejor que su casa, con esas cartas encajonadas.
Taehyun le ignora, no se toma personal aquel desplante porque estaba acostumbrado al malhumor hermético que adoptó Yeonjun.
Los dos captan al mismo instante la imagen de dos muchachos con ligera similitud al par de amigos que cambiaron sus vidas en aquel pueblito lejano, sacándoles un siseo bajo por semejante mal chiste. El menor se incorpora como el más alto y abre la lata de cerveza que estaba en su poder y que todavía no había destapado.
Ahora sí la necesitaba.
–Vaya ironía – gruñe dando un trago largo.
–No sé por qué no le llamas si tanto lo echas de menos – escapa con la vista clavada en el líquido que quema en su garganta, tan carente de emociones que cualquiera -menos el orbes café a su costado- se creería que carece de preocupaciones en su vida. No estaba de más intentarlo igual –. Seguramente Beomgyu te superó ya, no es para tanto.
Kang ríe con amargura, aprovechando para regresar el ataque astutamente:
–¿Tú superaste a Soobin? No sé por qué te torturas acumulando sus cartas si tanto lo extrañas. Tal vez tú eres el dramático exagerado, primo.
–...Jamás te permitiré entrar a mi habitación otra vez– sentencia entre dientes, soltando el aire en una boconada exhausta y agachando su cabeza tras girarse de nuevo hacia la barra. Se esconde entre el cabello que le cae en los ojos y mantiene sus codos en la superficie de madera pulida –. Estamos mejor separados.
–Ni tú mismo te tragas tus palabras, Yeonjun – revierte con más suavidad, chequeándole por completo. Jun está cerrado a conversarlo, entonces se debate si su método sería el adecuado para usar en él. Sin embargo, era una medida desesperada para un caso extremo, tiene que sacárselo antes de que se ahogue en ello –. Ustedes dos tenían algo muy especial que no se rompe tan fácilmente, ni porque trates de borrarlo a la fuerza con todo el alcohol, fiestas y cada chica que te conceda entrada. Ustedes eran mucho como para opacarlo.
Yeonjun se hubiese ahogado de haber pasado el trago que frenó a medio camino hasta su boca, su respiración se paraliza y sus palmas empiezan a sudar, frías. Voltea de inmediato hasta el inmutado castaño, necesitando corroborar si captó bien su insinuación.
–¿A q-qué te refieres?
Taehyun poco a poco muestra una sonrisa ladina para calmarlo. Ya era claro para él que los Chois mantuvieron algo, simplemente ahora lo confirma ante la reacción contraria.
–No tienes que ocultármelo a mí, soy tu primo y, por más cursi que suene, puedes considerarme como un hermano – escapa una risa débil para apaciguar el aire – Lo supe desde que no enloqueciste porque otro chico estaba enamorado de mi. Digo, no tienes que ser homosexual para apoyar al resto, o al menos respetarlos, pero me diste cierto presentimiento por la manera en la que eras con Soobin, sólo con él.
No está seguro de cómo procesarlo, pero su cuerpo se destensa y, por primera vez en mucho tiempo, deja que su pesar se cuele entre su máscara de indiferencia.
–¿Era muy obvio acaso?
–No, cualquiera diría que eran amigos muy cercanos – gesticula en los que da un sorbo a la lata –. Pero para los que observamos minuciosamente, ambos lo eran. Terminé de caer en cuenta el último día que estuve en Takayama. Creo que lo analicé mejor desde ese instante, dejando de lado el raciocinio lógico generalizado.
–¿No te molesta? – inquiere con recelo, le daba un poquito de miedo la respuesta de quien estima mucho; como dijo Tae, son como hermanos –. Me refiero, el incomodarte la idea de dos chicos juntos... En un sentido lejos del fraternal.
–Son dos personas enamoradas – contesta tras una muy breve meditación, corrigiendo al mayor con una palmadita reconfortante en su hombro –. Los chicos se enamoran de otros chicos a veces.
Yeon no regula su pequeño regaño en medio de la conmoción que siente por dentro:
–Reconoces que Beomgyu estaba enamorado de ti.
Es el turno de Tae de toser por ingerir erróneamente su bebida, rehuyendo de los ojos verdes.
–No estamos discutiendo acerca de mí, Yeonjun.
Dándose por vencido y atrapado, el peliazul deposita su vaso de vidrio en la superficie de la barra.
–¿Qué quieres que te explique, Taehyun?
–Estás siendo un imbécil sin motivo. Si estás tan enamorado de él, ¿Por qué terminaste lo que tenían? ¿Por qué no le atiendes a sus llamados? – frunce su entrecejo en desentendimiento, no usa un tono para atacarlo, sólo uno desconcertado – Porque es imposible que no te correspondiese o que alguno dejara de gustarse, tuvieron que tener una relación.
–Es cierto, la tuvimos – concede a regañadientes, hablar de los detalles era punzante para su pecho –. No se detuvo lo que sentíamos, fueron las circunstancias las que me hicieron romper lo nuestro.
–¿Qué pasó?
Jun estaba obstinado de mentir, su vida entera giraba en torno a una mentira. Tiene el impulso de querer soltarle a su dongsaeng cada sentencia que Namjoon le dijo, llorar en su hombro y ser consolado por alguien que no lo juzgue, como no lo había tenido en todo aquel periodo de duelo; pero conoce a Tae, el muchacho era capaz de enojarse con él y con el hombre, le intentaría convencer de regresar a Takayama y pelear por Soo, y por más que era lo que anhelaba hacer, no debe ser. Todo empeoraría y su sacrificio no habría valido.
Tiene que tragárselo con valentía, animarse a sí mismo, tal como cada vez que despierta en las mañanas, no quiere lidiar con el castaño ahora. Hace acopio de toda su fuerza de voluntad y vuelve a recargar su vaso con la botella abandonada a su costado, sus dedos temblando ligeramente.
–Me di cuenta que no ibamos a ningún lado con todo eso. Era absurdo imaginar un futuro juntos en esta sociedad de porquería, nadie nos iba a aceptar.
–Yo lo hago – no previó que su sentencia causaría que el peliazul se quedara estático durante unos instantes antes de agachar su cabeza y sacudirse silencioso en su asiento, abandonando su bebida y derramando lágrimas en la fina madera. Se le aprieta el corazón y su instinto le hace sobarle la espalda, rodeándolo en un abrazo de costado para consolarlo, aunque no sea bueno en ello –. Oye, está bien... Tranquilo, hyung.
–No sabes lo mucho que significan tus palabras, pero tú no eres todo el mundo, Taessi – consigue expresar en un hilo de voz, permitiéndose sólo un minuto ser comprendido. Se aparta despacio y limpia sus lágrimas con el dorso de su muñeca para volver a dar un profundo trago a su vaso que quema hasta la opresión en su garganta, arruga el gesto por reflejo –. No soy capaz de hacer que Soobin viva con miedo y siendo despreciado por todos los demás.
Taehyun desea persistir, presionarlo para que se desahogue y no se hunda en sus penas él solo, el problema radica en que Yeonjun todavía no luce estable ni siquiera para razonar una conversación al respecto, puesto que se marcha de la barra y se pierde de su vista antes de conseguir decirle más.
¿Tan mal estaba su primo? Por supuesto que era conocedor de lo mucho que quería a Soobin, sólo que hasta ahora descubrió cuánto lo hace. Es perceptible que lo amaba tanto como para dejarle ir y atormentarse, ¿Se deja ir cuando se quiere?
La voz de su conciencia le saca de sus propias casillas cuando susurra burlesca "Beomgyu" y, seguidamente, un "¿No fue eso similar a lo que tú hiciste con él, chico listo?" Sus pensamientos eran diversos y transitaban de uno a otro, cambiantes desde que volvió a ver por última vez al chico que siempre tiene presente en cada uno de sus días, y con quien extraña inmensamente compartir los mismos.
Aquella vez, tras haberse despedido por una llamada agria y amarga, no volvieron a cruzar caminos, menos cuando Yeonjun dejó de visitar el pueblo y cortó contacto con Soobin.
No hay día donde no se deteste por haberle roto el corazón a su Beomie hyung.
Taehyun tal vez estaba muy afectado por la conversación con Yeon, porque al día siguiente se atrevió a cometer la imprudencia de contactar a Soobin por medio de una carta, preguntándole por Beomgyu y pidiéndole que no le dijera al castaño nada de aquel intercambio. Obtuvo respuesta más pronto de lo esperado, su hyung siendo respetuoso a pesar de que, probablemente, le repudie por lo que le hizo a su amigo.
Posterior a eso, se acostumbró a enviarle a cada cierto tiempo la misma pregunta, y a cambio, le respondía al rubio lo que de igual forma le preguntaba:
"Sí, Yeonjun está bien. Sé que te echa de menos, Soobin hyung."
No quiere revelar demasiada información, no le corresponde alterar la situación o importunar a los chicos, pero no estaba del todo mal darle una pizca de esperanza, ¿No? Sabe que es un alivio de cierta manera para Soo, como lo es para él al leer:
"Beomie está bien, ríe como siempre. También te echa de menos, Taehyun-ah."
Al día siguiente de su noche de sinceridad con Taehyun, Yeonjun se despertó con resaca en la cama de una chica pelinegra de la cual desconoce su nombre, sólo recuerda que su apellido era Kim. Se ahorró la incomodidad de darse el buenos días y se marchó sin más del sitio, la chica era una senior en su último año de universidad, hasta donde recuerda, y el departamento no está tan lejos de su vecindario.
No hubo mayor drama porque, primero no se conocían ni estaban en el mismo círculo social, y segundo, antes de embriagarse por completo, luego de que charló con su primo, ellos acordaron no complicarse porque buscaron lo mismo: Sexo casual y sin compromisos, todo para olvidar a una persona que no podían tener.
Los días previos fueron aconteciendo con monotonía, pero haber removido el tema de Takayama le puso ansioso y eso le trajo un endemoniado insomnio. Veía fijamente los dibujos en su pared y se maldecía por darle tantas vueltas, como lo hacía los primeros meses de su ruptura.
Estaba recuperando las ganas de regresar por Soobin, reponerlo todo y mandar al carajo a los demás. La única contención que tiene es el poquito de raciocinio que le queda. Para conservarlo esquiva los nuevos intentos de Tae por ser atento con él al darle su hombro para cuando quisiera desahogarse; no puede, si se derrumba, cae. Lidió una semana y medio con aquella estrategia evasiva, por ahora le funcionaba.
Esa mañana en los pasillos de la facultad de humanidades se encontraba un pelirrojo relajado, verificando su hora en el reloj de muñeca. De casualidad su atención se dirige hacia el peliazul que revisa la pizarra de anuncios con usual gesto plano, carente de emociones. Se cuestiona si sería sabio actuar, pero su impulso le gana y termina por caminar en dirección al otro con seguridad.
–Hey, Choi.
Yeon apenas le dedica de reojo algo de interés, extrañado por su interrupción. Tal vez sólo ve la pizarra como él, pero tampoco es que le interese mantener una charla con el extranjero, simplemente es cortés con quien no le agrada del todo.
–Kamal, hola – al darse cuenta que el chico tiene intenciones de comentar algo, aporta sin muchas ganas: – ¿Qué hay?
–Nada, sólo me apetecía mencionarte que estuve en la residencia de tus tías en Takayama – informa con ademán aireado, revisando los anuncios del pizarrón muy superficialmente –. Fui asignado ahí por mi primera pasantía, la adelanté para ayudarme con el proyecto de una asignatura. Todos me dieron un excelente recibimiento, tu familia y los demás.
–Ah, genial – parpadea con una mueca impaciente, no le gustaban los rodeos y no duda de que hay algo oculto en la repentina charla. Lo poco que conoce a Kai le hace leer esa expresión socarrona de suficiencia –. Así que, ¿Cuál es el punto de contarme esto?
Hyuka carcajea inevitablemente.
–¿Todo tiene que ser tan crudo entre nosotros? Relájate, hombre. Tus tías son más amables que tú, no hay duda.
Yeon sonríe cínico para provocarle.
–Tu hermana es más agradable que tú, no por eso lo presumo a los cuatro vientos.
Kai le encara con ojos entrecerrados y el rencor oculto bajo su mofa.
–Cada vez me es más poco creíble que fueras amigo de alguien como Soobinnie.
–¿Qué dijiste? – toda sonrisa se le borra en tiempo record, su cuerpo entero se tensa cuando exige con recelo: – ¿Conociste a Soobin?
Porque si Kai lo mencionó, no fue por simpleza, es un chico muy astuto, Yeonjun lo intuye.
–Fue mi guía en la pasantía, estudia una licenciatura técnica, aunque francamente creo que tiene más potencial que como profesor de un sitio tan remoto – le relata, ahora siendo quien levanta sus comisuras con gusto –. Es un chico sumamente interesante y simpático, me sorprendió.
Para nada le agrada el cómo lo ha alardeado el Hawaiano, un mal sabor de boca se instala en su sistema, desafiante contra a quien ahora tiene de frente.
–Lo sé perfectamente.
–Igual yo – ya tuvo suficiente de su pequeña prueba, Huening se dispone a irse como llegó, sin inmutarse –. Hasta luego, Choi.
Yeonjun estuvo a nada de ir detrás del menor y ser un irracional, obligarle a darle un contexto a sus palabras provocativas.
¿Por qué el idiota parece estar un paso más adelante que él? ¿Qué tanto sabe de lo suyo con su mocoso? ¿Fue Soobin quien le confesó lo que tuvieron? ¿Acaso lo hizo?
Hay tantas interrogantes abiertas en su cabeza, que el impulso de los recientes días vuelve a consumirle de forma abrasiva. Camina de lado a lado en su habitación esa noche, maldiciendo al aire y alborotando sus cabellos exasperadamente antes de sentarse y levantarse a cada minuto al cansarse de andar sin rumbo.
¿Por qué Kai se refirió con tanto énfasis hacia Soobin? ¿Qué pretendía al contarle su visita a Takayama? ¿Qué va a saber él de su mocoso?
–A la mierda todo – gruñe ya harto de ir en círculos, abre uno de sus cajones para hallar el papelito doblado en el fondo, tan oculto de una manera patética e inútil, porque conoce de memoria el número y también la ubicación de la hoja arrugada. Marca los dígitos en el teléfono de su cuarto, que conecta a la línea de toda su casa, está solo y lo aprovecha con la intranquilidad creciente; se muerde los labios, su pie golpea constante contra el suelo y juega con el cable en su agarre. No tiene idea de qué hace o qué dirá, el sudor le recorre por las palmas y su pulso se eleva con cada repicar en la bocina, el reloj en su escritorio dice que son las 9 de la noche y casi cuelga por mera decencia –. Ah, ¿Qué estoy...?
–¿Hola? – Soobin contesta exhausto, pero no obtiene contestación del lado opuesto. Verifica que siga la llamada en línea y su entrecejo se frunce en confusión –. Eh, ¿Hay alguien ahí?
Yeonjun había quedado sin aire, los latidos detenidos y una mano en su boca para impedir soltar algo que lo delate. Desde hace dos tortuosos años no escuchaba la varonil y encantadora voz de Soobin, su vista se nubla y se aferra al aparato con parpados cerrados.
¿Cuándo pasó el tiempo tan deprisa y cómo ha estado soportando no oírlo cada minuto de su maldito día?
–...
Desde su sitio, Soobin espera unos segundos, lo más lógico sería colgar la llamada cuando nadie luce dispuesto a decir nada, de no ser porque cierto pensamiento le hace ilusionarse con el nerviosismo burbujeando.
–¿Y-Yeonjun? ¿Hyung, eres t-tú?
–...
–¿Por qué no dices nada? – susurra dolido. Quizás esté equivocado por sus tontas fantasías de niño enamorado, la decepción le es como un balde de agua fría que le deja desolado por dentro –. Ya... Es imposible que seas tú, ¿N-no?
Iba a responderle, no soportó escucharlo llamarle y, seguido de ello, su habla lastimada, pero el destino hizo que la presencia de Namjoon interrumpiese su plan. El hombre le preguntó a su hijo quién era al teléfono, y por reflejo, colgó con una exhalación ahogada. No se dio cuenta de que estaba derramando lágrimas silenciosas que empaparon sus mejillas, estaba helado y con una sensación de vacío asfixiante que le agita por completo.
Claro que estaba traumatizado.
–No era nadie – Soobin expone con desgano desde su puesto, habían colgado sin explicación, y era una certeza que no se trataba de Yeonjun como tanto hubiese querido –. Creo que se equivocaron o fue una broma.
–Ah, entiendo – Nam divisa con desconfianza el teléfono rojo, pero desiste de darle más relevancia y escapa un chasquido cansado – No olvides que mañana tienes que madrugar.
Bin asiente a pesar de que el de lentes se ha ido ya, va hasta la ventana para cerrarla y titubea al percatarse de las estrellas visibles en el firmamento, tan negro como los cabellos de cierto chico de ciudad en el que acababa de divagar. Un suspiro solitario se cuela de su boca al recordar la promesa que hicieron años atrás, acerca de los luceros nocturnos que acompañan a la luna; le da un pinchazo en el pecho ante ello y elige mejor por cerrar de golpe con el pestillo.
Que en las cartas Taehyun le escribiera que Yeonjun le echa de menos, no se traduce en que sea cierto. Vamos, el castaño sólo siente pena por él, o tal vez asumió que algo que aflige actualmente al ojos verdes se deba a su persona, sin embargo ¿Es siquiera probable? ¿Pudo ser su hyung quien llamó y no contestó? ¿Para qué? Es muy improbable, por más que quisiera que fuese real...
–Dios, se supone que lo iba a olvidar, no me interesa – se dice a sí mismo, pagando la luz y lanzándose a su cama con un mohín enfadoso.
Mientras, en su sitio Yeonjun se debate sobre la llamada que hizo, tratando de tranquilizar su ataque de ansiedad.
¿Qué estaba pensando? Fue un descuidado imbécil guiado por sus impulsos. Casi comete una estupidez...
¿Pueden culparlo por ser débil ante Choi Soobin?
¿Pueden condenarlo porque, en un impulso, decidió al día siguiente enviarle todas las cartas que nunca le envió a su mocoso, con esperanza a que aquello solucionara las cosas?
¿Pueden burlarse por haber esperado en vano una respuesta que nunca le llegó?
Soobin hubiese sido muy feliz de haber alcanzado a recibir ese paquete de cartas en sus manos, pero, lamentablemente, no fue así.
****🌼****
Japón, 1983.
–¡¿Irte a Osaka por todo un mes?!
–No seas llorón, volveré rápido – remarca el final de su sentencia con un toque de gracia, a pesar de que una parte suya no está muy contenta de dejar a su amigo durante cuatro semanas enteras –. Será una pasantía obligatoria, es imposible no hacerla, hyung.
–La mía será en Nagoya dentro de dos meses – agrega con un bufido estresado de sólo rememorar la obligación. No quiere sonar como un dependiente del menor ni inquietarlo cuando es un viaje de motivos mayores, es sólo que han sido ellos dos contra el mundo desde hace tanto que se le dificulta soltarlo, así sea por poco tiempo –. Bueno, al menos nos sirve de ayuda en nuestro aprendizaje.
–¿Recuerdas cuando no teníamos una pista de lo que haríamos al salir de la preparatoria? Creí que vendería cangrejos como mi abuelo.
Soobin ríe por la imagen mental, asintiendo ante la broma. Era una suerte que tuviesen la oportunidad de estudiar en la universidad, lo tienen claro, pues hace cinco años ni siquiera había una en el pueblo, de milagro contaban con tres escuelas y dos preparatorias en Takayama; en realidad, el gobierno optó por habilitar un centro de estudios técnicos con pocas carreras en el remoto lugar. Eran unos cuatro años o tres cursantes, a depender del desempeño y el campo escogido, ya que anteriormente los jóvenes debían irse a los estados más cercanos para cursar alguna carrera, y muchas veces no regresaban. Takayama necesitaba profesionales y más habitantes, desarrollo para potenciarse, y aquello es el resultado de tal meta, del porqué están realizando las pasantías y tenían el privilegio de estudiar sin haberse mudado.
Ya luego de graduarse se irían algunos a completar más sus rubros, otros se quedarían; aún ellos dos están decidiendo qué hacer, pero sin duda no quieren permanecer ahí.
–¿Estarás con Jung Hoseok? – inquiere con una ceja en alto mientras terminan uno de los bolsos del castaño, quien da un sonidito afirmativo en contestación –. No le he visto por aquí desde el otoño pasado.
–Vive allá, es normal. Será genial poder juntarnos en Osaka, más porque necesito un guía que me ubique – sonríe victorioso al cerrar su mochila bastante llena, al punto de explotar –. La maleta la dejaré medio vacía para tráeme cosas de allá, para algo ahorro dinero. ¡Oh! Y te buscaré tus dulces favoritos – borra su sonrisa y se muerde la lengua ante la imprudencia que causa una ligera mueca nostálgica en su mayor. Desde la última visita de Yeonjun no comían aquellas exquisitas golosinas, porque sólo estaban en las ciudades, y era algo que echaban de menos. Hace un esfuerzo por esquivar el silencio pesado que no duró mucho tampoco –. ¿Sabes? Conseguí un hospedaje muy económico en el departamento de una chica muy amigable, la llamé por anuncios los locales que puso en el periódico, y mi tío la conoció personalmente hace un tiempo, me lo contó al mencionársela. Digo, sabes que él conoce a medio mundo.
–Me alegro de ello, Beomie – se sienta en el colchón junto al contrario, disipando la melancolía que quiso llenarle con los recuerdos y dando paso a una interrogante curiosa: –. Ya que lo has evitado en todo el rato, lo mencionaré, ¿Que no había una especie de atracción entre Hoseok y tú?
–Es muy obvio que le gusto, hasta yo me fijé – concede tras una corta pausa, balanceando sus piernas al impulsarse más atrás del borde. Evidentemente estuvo enterrando ese dato, pero Soo lo atrapó y ahora se enderezaba en su posición para no perderse ningún detalle. Hyung chismoso –. Quizás ocurra algo, quien sabe.
–¿Estás dispuesto a salir con él? – expresa dudoso. Desde Taehyun, su amigo había estado cerrado en el ámbito romántico, y no es que sea sencillo ser alguien gay en un mundo donde era mal visto, vaya que él personalmente lo vive.
Hallar una pareja para ellos era como conseguir un manantial en pleno desierto
–Es bastante lindo, simpático, divertido y está disponible. Y ya que nunca me van a gustar las chicas, aprovecho lo que me da la suerte – aporta, como si leyese la mente del otro –. Me refiero, no siempre hallas a chicos gays, generalmente son heterosexuales que te golpearían a morir si te les insinúas, o son reprimidos de closet que temen a ser descubiertos – simplifica con hilarancia, aunque al final no controla su pesadumbre: –. Además, por lo menos es mutuo en este caso.
No añaden nada más por unos breves segundos, un grillito resuena entre algún rincón de la habitación que no ha cambiado tanto desde que son niños, muy a diferencia de ellos dos; de no ser tan triste su historia, les diera risa.
–¿Eres capaz de intentarlo con alguien más, a pesar de todavía tener a Taehyun en el corazón? – susurra quedamente, casi como si fuera un pecado el exteriorizarlo.
–Han sido casi cuatro años, Soobin-ah – masculla desganado, esa grieta estaba cubierta de miles de curitas que se esmeró en poner, para no tener más dolor ahí dentro –. No es justo que él esté viviendo su vida normalmente y yo me estanque por él, ya me cansé de ello. Le prometí superarlo, no es su culpa no corresponderme, y ya no duele tanto como al principio. Tengo que luchar por terminar de liberarme de lo que me hizo sentir o me voy a secar en vano.
Soobin analiza con detenimiento cada parte de lo que asegura, Gyu está totalmente en lo correcto, él mismo quisiera seguir el consejo y soltar a Yeonjun por completo, pero le es difícil siquiera imaginarse con alguien más, una parte suya estúpidamente se aferra a una fidelidad que le hace guardarse, junto a todo su enamoramiento. Inhala y disipa esas nubes de su mente, recostando su cabeza en el hombro del más bajito cuando éste se incorpora más cerca suyo.
–Sólo no te tardes demasiado por allá, bobo.
Beomgyu ríe apenas, recostando su mejilla en los cabellos rubios.
–Hemos estado antes separados, gigantón... Pero es una promesa.
Soobin le imita, cerrando sus párpados con la melodía del grillito y la respiración de quien sí era su mejor amigo.
–Al menos tú sí cumples tus promesas, Beomie...
*🌼*
–Mi hermana es muy fastidiosa en ocasiones. Es como un grano en el...
–Ya deja de quejarte y pon todo en la cesta para pagar rápido, Taehyun.
–Vaya compañía resultaste ser, hyung – farfulla con una mala mirada para el otro, colocando con pereza las compras en la canasta que carga el más alto –. Antes era más divertido salir contigo.
–Ya cállate, Kang – sisea ligeramente, chequeando discreto las cajas de preservativos al costado del castaño –. ¿Qué te falta de la lista?
–Se supone que debo comprar unos dulces para ella, unos artículos de higiene y algo de comida para la cena porque esta noche me toca estar solo en casa... ¿Qué miras, pervertido?
Yeon rechista en un entornar de ojos.
–Son preservativos, no es anormal chequearlos. Te recuerdo que tú perdiste tu virginidad antes que yo, idiota.
Tae ignora su comentario, no le interesa rebobinar hasta tal suceso de su adolescencia porque fue un momento sumamente incomodo y vergonzoso con su primera novia, no sabe ni qué estaba pensando en aquel entonces, si estaba tan vulnerable por lo recién sucedió con su amistad con Beomgyu; a lo mejor fue eso, sus emociones se descontrolaron en un desequilibrio y su enamoramiento por la jovencita igual, ni él se reconoció. Se limita a continuar su labor al desplazar esas ideas de lado, paga y se va a casa junto al de aretes, quien le lleva en el auto de su padre en total silencio. Él se considera alguien callado, disfruta de la calma usualmente, pero Yeonjun solía ser muy conversador, y ahora lo echa de menos.
Una vez están dentro de la residencia Kang, depositan las bolsas en la mesa del comedor, sus padres no están por un viaje de negocios, son generalmente personas ocupadas, por lo está acostumbrado a esa soledad. En esos casos iba a casa de sus tíos y se quedaba con Yeon, al menos la mayoría de las veces, pero hoy su primo parece tener planes para ir a algún lugar, uno de seguro ruidoso al que no le apetece asistir.
–¿Estás seguro de que estarás bien sin mí aquí? – pregunta por quinta vez en la semana, extrayendo los artículos que compró para acomodarlos en su sitio, de soslayo examinando a su mayor –. No es por sonar creído o decirte dependiente, sólo me preocupo.
–Soy el hyung entre los dos, ¿Recuerdas? – ironiza palpando sus bolsillos traseros con desdén –. Sí, estaré perfectamente bien sin ti, ¿Por qué no lo estaría?
–No lo sé, porque...
–Nada interesante va a suceder mientras no estás aquí – le interrumpe para evadir lo que supone vendría; desde la última vez que tocaron el tema de Bin, el más bajito no ha dejado de estar al pendiente de su estado anímico, trataba de ser sutil, pero él no era tan ciego como para no detectar sus intenciones. Lo aprecia, sólo le incomoda que se preocupe por él, no le agrada sentirse como un niño o un chico problema, no cuando, como dijo, es el hyung ahí. Por ello, le calma con una risita forzada –. Todo será igual de monótono y aburrido a como lo es siempre, descuida.
Taehyun no está tan convencido, no es buen presagio dejar solo a Yeonjun cuando recientemente luce tan acongojado y está teniendo más salidas. No andaba en malos pasos, sin embargo, aquello no elimina el que esté en un camino perdido en medio de la nada, porque no es secreto que Soobin era la brújula en la vida del ex azabache.
No tiene alternativa más que aceptar su respuesta, el viaje a Osaka era necesario porque su hermana se lo rogó, y no toleraría que se lo saque en cara cada reunión familiar, sumando el que no quiere quedarle mal a ella, quien ha sido su mayor soporte -junto a Jun-, durante toda su existencia.
¿Qué iba a ocurrir si se separa dos semanas de Yeonjun? Duda que sea mucho.
*🌼*
–¿Hyuka? – Soobin sonríe tras salir de su asombro inicial, aceptando el abrazo del repentino visitante que le esperó al salir del trabajo a medio tiempo en la bodega – ¿Qué haces aquí? Creí que estabas en la ciudad.
La escena era un tanto familiar, pero tan diferente a la vez...
–Estamos en vacaciones de invierno, tal como tú, así que terminé y vine a visitarte de sorpresa, ¿Logré mi cometido? – le corresponde el gesto con un guiño que hace asentir divertido al más alto. Ambos posponen su intercambio y lo retoman al andar por las calles entre charlas triviales cuando su hyung termina su jornada. No habían perdido contacto desde que se conocieron, pero era la primera vez en meses que se encontraban cara a cara, y le alegraba mucho el poder compartir junto al lindo rubiecito; era como si no se hubieran distanciado en todos esos meses, así de cómodo –. Siéndote honesto, no vine a quedarme aquí, estoy de paso.
–Oh, comprendo – es inevitable que no se muestre ligeramente decepcionado, se había sentido solo con la ausencia de Beom en el pueblo, pensó que podría estar un poco más con otro gran amigo. Disfraza todo con un encogimiento y una sonrisa ladina –. Ha sido un bonito gesto de tu parte venir a saludarme de igual forma.
–Pues, no pensaba despedirme tan pronto o sólo venir a saludarte, hyung.
–Eres cinco meses menor, no tienes que llamarme así – ríe por el honorífico, le recuerda a Gyu –. Además, no te entiendo.
Kai se detiene frente al ojos miel con expresión emocionada, el curioso Soo espera con cierta gracia su propuesta, y se la da a conocer sin mucho rodeo:
–Quiero invitarte a una exposición de arte en la ciudad, podrías estar el fin de semana y regresar luego. Mi departamento está disponible, o si gustas mejor una habitación de hotel, yo me ofrezco a cubrir tus gastos – saca los boletos de entrada frente al perplejo mayor, y continúa antes de que éste hable: –. Es una oportunidad única, te conseguí un cupo en uno de los stands porque un amigo es hijo del dueño de la galería. Podrías vender tu trabajo u obtener público, Soobin-ah, ¡Incluso ambas!
–Wow, espera, espera – interviene con palmas en alto, semejante información le tomó más que desprevenido. No iría como simple invitado a su primer evento de arte, y no sólo visitaría la ciudad de sus sueños, sino que el hawaiano le ofrecía más de lo que ha imaginado, eso sonaba a un sueño –. ¿Ir a Tokio durante dos días completos? ¿Tú y yo? ¿Exponer mi arte?
–Eso dije, sip.
–P-pero ni siquiera soy artista, y no quiero que pagues todos mis gastos, Kai. Me sentiría muy mal por ello –estaba colapsando de los nervios en un pestañeo, era mucho que analizar –. Además, m-mi padre no...
–Considéralo un regalo de navidad adelantado, listo. No pierdas esto, Soo, eres muy talentoso y me dijiste que era tu sueño, ¡Claro que eres un artista! – sujeta sus manos con ternura, alentando a su mayor con toda la emoción –. ¿No me contaste que nunca has ido más allá de Takayama y que deseabas más que nada conocer Tokio? Escápate conmigo esta vez y no le comentes a tu padre hasta que lleguemos, dudo que vaya detrás de ti. Sé egoísta por una vez, hyung.
Soobin se pierde en la mirada chocolate del dongsaeng y su delicado tacto, muerde sus labios en hesitación. Entonces se le viene la conversación con su mejor amigo a la cabeza, esa sobre todas sus metas, el tiempo que ha transcurrido en su vida, las ganas de revivir un poco de toda aquella tristeza que acarrea en su alma... ¿Por qué debe temerle a la felicidad que está en arriesgarse? Sí, se ha arriesgado y perdido, pero quiere ser valiente y enfrentarlo para avanzar y aprender.
Termina sonriendo y afirmando, ganándose un eufórico abrazo y exclamaciones contentas del pelirrojo que le contagia su buen humor.
No pierde un minuto al ir a su casa en busca de una mochila con lo básico y más indispensable, se lleva unos ahorros para minimizar los gastos del noble chico y, posterior a ello, le acompaña corriendo a la estación de buses del pueblo, con un cosquilleo de adrenalina en su cuerpo al estar haciendo una locura, al menos para lo que está acostumbrado, ¿Desde cuándo no se sentía así?
Le encanta la idea de no planear, de improvisar despreocupado por primera vez, porque él era por completo organizado, centrado y perfeccionista, pensaba demasiado las cosas. Esa era una gran lección, porque aunque él imaginó su ida a Tokio de una manera totalmente distinta, junto a otro muchacho a su lado en todo el trayecto -parloteando con él como lo hace Huening ahora-, sabe que la vida no es un guion escrito meticulosamente como en sus libros.
Sí, tal vez no está con Yeonjun, pero la mínima idea de estar en su mismo sitio natal, donde actualmente reside, le intranquiliza y tienta su delgada línea de cordura ante el tema. Se molesta consigo mismo por seguir ese hilo de pensamientos, es lo que le impulsa a mandar todo al diablo y hacer algo por su cuenta, para él y sin pensar en el mayor.
Además, no tienen que conseguirse, no siendo una ciudad completamente inmensa, ¿Cierto? Es tan imposible como lo que quiso tener con Yeonjun...
*🌻*
El departamento donde Beomgyu alquiló un cuarto era acogedor y pulcro, la dueña era una chica muy gentil que le cayó de maravilla al instante, además que era fanática del kpop y la música que a él igual le gustaba. Le concedió un alojamiento económico durante las cuatro semanas que estaría en Osaka, de las cuales ya transcurrieron tres en esas alturas, y hasta ahora mencionó de manera vaga que su hermano menor se les uniría el resto de su estadía. Sinceramente no le prestó demasiado atención al no ser de su incumbencia.
Era la segunda vez que visita la ciudad y la primera en la que se encontraría con su amigo, porque, si bien iba a trabajar en su pasantía principalmente, ya tenía planes con Hoseok para salir de vez en cuando, como hoy, por ejemplo.
Pero el destino es muy alocado.
Despertando de una merecida siesta, al salir se su recámara se cruzó con la imagen de un chico un tanto más bajito que él, de grandes ojos café oscuros, con sus cabellos mojados, las gotas viajando hasta un torso expuesto y totalmente ejercitado, su cintura envuelta en una toalla blanca.
Y lo más resaltante: No es cualquier chico, es Kang Taehyun, ese que conoce más que bien.
El recién duchado se paraliza en su puesto, tal como Gyu, al notar la presencia contraria. Ninguno parece respirar ni parpadear, hay un cumulo de tensión que da la ilusión de que el reloj no estuviese moviendo sus agujas.
Beomgyu inesperadamente soltó una carcajada que rompe la atmósfera.
–Estoy soñando, dime que lo estoy, ¿Verdad? Porque no hay una lógica en el infierno para que precisamente tú estés aquí, en el mismo lugar donde me hospedo, ¡Y desnudo!
–Beom... – ante de completar su oración, el aludido rehuyó risueño a la habitación de la que anteriormente había salido. Frunce sus cejas y se dispone a ir hasta la puerta que ha cerrado, tocándola no muy duro – No es un sueño, es real.
Del lado contrario de la madera, la sonrisa del mayor se elimina y suelta una maldición en su posición. Toma una boconada y gira la manilla lentamente para toparse, otra vez, con Kang, tratando con todo su ser de no mirar su trabajado torso mojado y descubierto.
–¿Qué haces aquí?
Tae, a diferencia, no disimula su escrutinio en el contrario, notando los rasgos que han madurado desde su ausencia.
–Es el departamento de mi hermana, me quedaré dos semanas por su labor comunitaria... ¿Tú eres su huésped?
Que situación más extraña e irónica.
Beomgyu no tolera un segundo más, escapa el aire y sale para esquivar el cuerpo bien proporcionado, completamente nervioso y con las mejillas calientes.
–Ok, no hablaré contigo sin que te pongas algo encima al menos, ¿No tienes modales?
–De acuerdo, dame un minuto – concede muy a la fuerza, buscando una toalla extra en el baño para cubrir su torso; le era gracioso, porque antes ya se habían visto con poca ropa, pero recuerda que era bajo otras circunstancias, antes de lo sucedido entre ambos. Regresando a la sala, el otro chico afortunadamente no se había escapado –. Listo.
Beom le encara otra vez, por unos segundos sin idea de qué era lo siguiente. No cae en cuenta de cómo aquello le estaba pasando, era tan impresionante su mala racha, que en el fondo le provocaba llorar de la risa.
–Juro que me imaginé reencontrarme contigo de una manera más dramática, esto...
–¿No te parece demasiado dramático ya?
–No, luce como una pésima comedia del viernes por la noche.
Tae inevitablemente suelta una sonrisa algo enternecida, negando mientras lo ve con afecto.
–Tú no cambias, hyung.
Beomgyu se cruza de brazos por reflejo, tragando la sequedad en su garganta con aura sombría.
–Lo he hecho.
Nuevamente hay muchísima densidad en el ambiente, comparten miradas intensas por casi un minuto entero. Hay tanto que decir, que no hallan palabras exactas para hacerlo y empezar.
El semblante del menor se ablanda al dar un paso al frente, con un suspiro.
–Oye...
–Debo irme a alistar – corta al retroceder con prisa, señalando el cuerpo contrario –, creo que igual tú.
El de cabellos castaños de tonos más claro ha huido a su habitación, de nuevo, antes que el más bajo proceda con cualquiera que fuera su discurso.
Taehyun queda algo decepcionado, claramente el chico que conoció ya no era tan dócil ni receptivo con él, cambió, en efecto, hasta su aspecto lo hizo debido a la madurez. Tampoco lo culpa por estar receloso ante él...
Pero hay siete días de por medio entre ellos, no siempre Beomgyu podía huirle, ¿No?
Editado el 14-03-24.
12.734 palabras👀
¿Les doy un pañuelo de mi reserva? AJAKAMSSP NO ME MATEN ;;
Los cambios son cada vez más random, pero es parte del proceso de crecimiento, los seguiremos viendo a lo largo de la historia.
EL MV JAPONES DE SRR ES AJSJSNHJS JUSTO LO ESTOY OYENDO, HAGAN STREAM PARA EL SUBIDÓN DE AZÚCAR😍
La llamada me partió TT
¿Qué tal el personaje de Kai? uwu
Por cierto, Park es el apellido de la madre de Yeonjun, por lo que las tías de la posada se apellidan de ese modo.
Pronto habrá YeonBin, digo...
Más canciones a la playlist sad y preciosa de este fic:
https://youtu.be/QLtZ888eeaQ
Pdt: Fighting Mey, puedes con este fin de semestre baby 🥺
Si ven cualquier error, me avisan ^^
¡Voten y comenten! 💚🌼
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