Instrucciones para cruzar la indecisión en la vida. [+16]


Besos.

Simple y banal sesión de ellos. Shadow se incorporó tomando riendas de la situación, pues puso una mano en el cuello del platinado. Impulsivo, bajo abrazarse a sus cuerpos, logró sentir lo rápido que latía el corazón del otro.

La gota de sudor cayendo, indicándole que algo andaba mal. Quizá no eran latidos de emoción pasional. No. Tal vez estaba nervioso o enojado. Mas el azabache lo agarró, acrecentando los besos. Y allí rigió con iniciativa.

Cargando la mismita cosa, molestia. Por unos momentos miró los ojos apretados del alfa. Luego quitó parte de la ropa y se calmó. A pesar que el otro continuaba.

¿Por qué no se sentía correcto?

—¿Te sientes mejor, no es así? —murmuró lascivo, atrayendolo al besarlo.

Decidió ir recostando aquel cuerpo atolondrado. Sacándose varias dudas. Porque... ¿En qué momento Sonic se fue?, ¿dormía a esas horas?, ¿Por qué no dijo nada? Habían pasado un buen tiempo a solas. Entonces, al rozar el cuello gris, solo sonrió medio aburrido. Suavemente tomó la mano de este.

—Sí, ya me siento mejor. Voy a traerte tu pijama... Debes estar exhausto.

Intentó buscar algo diferente en el mirar. Dorantes agachó la cabeza asintiendo y sacando un suspiro aliviado. Sin poder evitar preguntarse: ¿no estaba excitado? Incluso después de fundirse. Mientras que su marido yacía cómodo. ¿Era mejor si no hacían nada? La expresión pareció haber mostrado que se había salvado de algo.

¿Por qué los besos raros?

Shadow se sentó al borde analizando, creando remolinos con la pelusa en la colcha. Fue y le entregó el pijama a Silver. Después de colocarse el suyo, echó un ojo atrás.

—Duerme bien Silver. —lo último y todo.

¿Le preocupaba o no que el olor de Sonic se quedara justo donde siempre dormía Silver?, para empezar. ¿Qué pasó?

Confundido se acostó, halandolo moroso antes de abrazarlo.

—¿N-No quieres seguir? —habló despacio el de ojos ámbar.

No supo si era mejor contestar o no hacerlo. ¿Seguir?, ¿seguir, exactamente qué? Porque no estaba emocionado. Así que antes de abrir la boca, mejor trató quedarse dormido rápido. Que cosa tan más extraña entre una pareja.

El vacío. Uno gracias a esas caricias extrañas. Silver todo un desconocido. ¿Acaso era posible seguir viviendo así?

~* * *~

Temprano, despertó con otras miles de dudas y conclusiones. Déjame decirte que el alfa; de los diversos defectos humanos que podía tener. El más perverso y asqueroso era la indecisión. Pues he ahí, culpable de tantos problemas y falta de oportunidades.

Recordar el rostro de su marido. Ojos, labios, olor a eucalipto. Haberlo tenido entre brazos sin saber qué sentir. No latió lo mismo que en antaño por primera vez en años. Se aceleraba y luego rompía, pero en esos momentos en Día habitaban, desinterés, apego,  ansiedades.

Hace mucho tuvo todo, nada ya quedaba. Poco quería saberlo y reconocer.

¿Cómo interpretar no sentir nada tras la retirada? Silver solía llenar tantos espacios y en esos momentos su ausencia rondaba por todas las paredes. Antes mínimo dolía. Fue lo mejor y Shadow no sería el mismo.

Allí recordó las palabras que una vez Scourge soltó al aire cuando tuvo una situación similar a la suya: «El amor no correspondido es una enfermedad que te debilita y mata poco a poco... Pero cuando menos esperes, caerás en cuenta que lo has superado al soplar un suspiro tranquilo de tu corazón. »

¿Qué se hace con las fotografías falsas y comidas irreales? Dicen que cuando tocas fondo ya no hay a dónde mirar. Shadow ya debía admitir que dejó de ser fácil vivir feliz. Temía, horrorizaba el derrumbe. Tan solo podía quedarse con la añoranza de cuando tuvo todo.

Aquel tiempo, yaciendo cegado.

Aterrado borró esos pensares al sacudirse completo. Perezoso se quitó prenda por prenda y entró a la regadera. Un jadeó salió de los labios morenos cuando el cuerpo percibió agua calientita mojarlo. Igual, las millones de sensaciones y pensamientos no iban a dejar de fregar. Bueno, debía prepararse mentalmente para trabajar ese día. Sí, eso podía distraer.

Qué paz... Por lo menos al recordarlo ya no se sentía triste y tampoco era de ella su secuaz. No ser amado, acogido o que lo mirara de frente, dejó de verlo como lo más doloroso. Sin embargo, ¿estaba bien ya no sentir nada? Pánico, llegó. No, no debía dejarlo. Aún no. ¿Valía la pena enfrentarse a las batallas para salvarse de la soledad inminente?

Se talló la cara entera poniéndose tenso, un quejido brotó desde la garganta, hasta que lavó parte de las puas negras con shampoo. Recordando las escenas anteriores. Empezando por el cuerpo de su marido. Los besos. Caricias carentes de sentido. Lo más problemático es que no logró tener una erección anoche.

A veces...

—¿Qué me está pasando?, ¿por qué hizo eso? —gruñó cerrando los ojos.

A veces las personas se masturban sin razón aparente. Sin afán de algún punto llegar. Solo una mano descendió agarrando el miembro blando. Frunció el ceño antes de comenzar un vaivén tranquilo. Viniendo cada imagen y posible ambiente, de no ser que pararon mutuamente.

¿Y si seguían?, ¿hubiera estado bien? Quizás, mientras Sonic no escuchara. Eso habría sido bochornoso. Continuaba sin sentirse motivado.

—¿Qué me pasa? —exclamó frustrado moviéndose más rápido.

No tenía sentido hacerlo, aferrarse a lo último que quedara del hilo punzo cortante. ¿Para qué? Esa indecisión nunca dejaba andar al azabache libre. Siempre desconfiado de sí mismo. Incorrecto y enclaustrado bajo el yugo del suplicio amoroso o tal vez la cruel realidad.

Sin saber que ese amor le fue entregado y hecho llegar como un buque de dolor. Deslizándose a través de una ventana; pareciéndose a los aires brumosos y espesos en octubre. Inició hermoso, llevando las cuatro estaciones gravadas.

Pero duró cerca cual sentimiento trivial. Y aún así, completamente exento de temor, le hizo anhelarlo. Al saber su nombre. Al verlo. ¡En eso, pronto supo que al abismo caería!, ¡de hecho ya estaba yéndose! No existiría más quietud.

Los besos, aroma, cuerpo. ¡¿Por qué no podía sentir deseo?!

Tanta falta de apetito hizo agresiva la forma de satisfacer algo que para empezar no había necesidad. Terco,  apretó los dientes masturbando excedente. Intentando atraer de todo y así terminar.

«Lo de siempre ya no me divierte...»

¡Está bien, no iba a masturbarse de esa manera!

Molesto echó la cabeza atrás, moviéndose en un ritmo bajo. Tan solo escucharía el entorno. Algunos sonidillos se colaban por ahí. Eso... Satisfacerse sin pensar en nada ni nadie. Podía sentir como las gotas tibias recorrían el pecho pronunciado y músculos aledaños. También, sorprendentemente sudó, manteniendo un carmesí en las mejillas.

Un hombre que pudo sentir soledad. Se refugió en el bullicio de la calle, ¡Y luego la casa! Con cada movimiento cómodo, percibía escalofríos. Sí, así era mejor. Contenear la mano, sacudirse.

Que calor.

Pero un aroma invadió pronto el sitio. Dejándose llevar por ello. Se imaginó partes de la casa. Escuchaba que unos trastes se movían. Quizás una vista del azulino inclinándose a tomar lo que necesitara. Cortando verduras. La ropa al desplazarse. Los pasos en el suelo de azulejos bellos...

¿Cuánto tiempo ya llevaba corriendo el agua y guiándose hacia la satisfacción máxima? Eso dejó de importarle, incluso jalársela sin ser un jovencito hormonal. Resopló ladeando la cabeza, tenso pero gustoso. Bombeando impaciente, pues había hecho un descubrimiento a medias.

—Muy dulce. —siseó cual hipnotizado, dejando de fruncirse y yendo vivaz. Estaba duro, demasiado. Por fin.

El aroma dulce igual que un turrón.

El deseo tal vez.

La conclusión y finiquito de algo pasado.

Y gusto por lo ajeno, quizás.

Darse cuenta hizo que Shadow se viniera en la mano. Abriendo los ojos sorprendido, jadeando sin parar; igual que el pecho subiendo y bajando, bajo ningún remedio. ¿Por qué lo dulce? Dios, el cuerpo entero tembló. Ya no como un paciente enfermo. Pronto se dio una lavada presurosa y totalmente arrepentido.

Verse en el espejo no hizo nada fácil, al contrario. Se encontró culpable de algo sin saber aún qué.

«Aunque ya no estás en mi corazón, sigo deseando que te escuches... Que al menos me hayas cantado allí alguna vez. Y me da miedo soltarme al futuro que según construimos. Pero lo que más me persigue es saberme incapaz de dar pasos hacia el inicio de otra historia...»

Contestó al reflejo entre el pensamiento.

¿Cuáles son las instrucciones para cruzar la indecisión en la vida? Darse cuenta de que uno es el problema cuando se aferra más a lo que le teme que lo que le espera si llegase a ser valiente y tener fortaleza en sí mismo.

Eso, Shadow dentro de muy poco, finalmente lo comprendería.

Y ya vamos a mitad de historia. Uffff. Lamento tanta demora.

Sé que es corto pero es un trabajo honesto.


¡Me voy a apurar con el otro, se los juro! El cual, obviamente será más largo. ❤️

Gracias por seguir aquí. :"v

Me encantan sus comentarios jajajaj. Los estaré leyendo y yo mientras me voy a seguir escribiendo.

Chauuu.~

#Meencantashadowpapichuloooooo!!!!!

#esperamosqueseafeliz🤧

#tremendatula👄

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