Cuando las Amapolas lleguen a tus manos.


El breve momento durante juntar ambas manos con las de Silver, le hizo entender cosas que ya se había planteado antes. Pocas ocasiones coincidían en los cariños mutuos de pareja, en eso ninguno se llamaría experto. Shadow inició la atención a aquellas dudas que escondía para hacersele fácil recostarse por las noches.

En las palmas del albino, estaban sentimientos desesperados acribillando la noción del azabache. Siempre necesitó que por lo menos ellas acunaran sus  mejillas morenas; cuando rogara con los ojos un duradero abrazo, de dos días, hasta semanas.

Shadow no deseaba causarle mal a la persona de quien estuvo enamorado, por ello optaba no preguntarle: ¿por qué las parejas se veían diferentes a ellos? Obviamente compararse en cualquier caso sería inservible, sin embargo ¿estaba bien desconocer el amor en máximo esplendor?

Cuando observaba ese mirar apacible puesto en el fino rostro del albino, sentía muy dentro que anhelaba verlo más allá de eso. Shadow aborrecía ser egoísta y querer demasiado. Ahí estuvo divagando, buscando palabras correctas para procurar a la persona que tanto amaba, quien portaba el anillo hacía años. «¿Me amas?, ¿Soy lo suficientemente bueno para agradarte?, ¿Confías en mí?»

Quería preguntarle, por qué en esos ojos ámbar percibía distancia y que claro, no necesitaba darle más de lo que siempre había dado. Eso frustraba, eso era una reverenda madre.

—¿De qué necesitas hablar conmigo?—en ese instante las manos se soltaron, Silver bebió café y degustó el postre que Shadow había pedido especialmente para él.

Sí, así habían sido las cosas, ¿por qué se molestaba en desear más? Un te amo: un par de mimos, risas y carcajadas, las horas tras horas a su lado, una sonrisa gigante cada vez que se encontraran. ¿Importaba si no lo tenía?, ¿por qué la ansiedad buscando aquello que ni siquiera tenía idea que existía?

—¿Hace cuánto no hemos estado inmersos el uno del otro? Hablo de que ni siquiera nos acostamos. Me conoces, soy egoísta contigo, eres mi esposo. Quiero tenerte.

No recordaba los momentos donde tuvieron pláticas profundas sacando a relucir sentimientos íntimos y nuevas formas de pensar para mejorar; mantener sana la relación, saben a lo que me refiero.

Shadow debía sobre ponerse, salir del apuro con fuerzas propias, de ese modo esperaba que Silver reaccionara y con ello ayudaría a Sonic también. Ese omega ya no recibiría regaños, o malos tratos, y él tendría la certeza, el placer de demostrar que el corazón de su amado era suyo, amándose con la misma cantidad de amor. No más, ni menos.

—¿De qué hablas? —rio en un tono bajo —, siempre estamos juntos. ¿Te pasa algo Shadow?

—Ya acabé con la capacidad de perder contra ti —jadeó abatido, mirándolo del mismo modo Shadow se dijo a sí mismo que ese día al anochecer no tendría las palabras atoradas en la impotente garganta quebrada, cada vez que llegaba indiferencia a la cama —. Quise entenderte, comprender al cien porciento tu forma de actuar conmigo y con ese chico que tenemos en casa. Silver, sé que yo pedí tener una familia, sé que has sacrificado lo mismo que yo para que eso suceda; pero de saber que esto nos metería en tanto alboroto... No lo sé, creo que era mejor cuando estábamos tú y yo.

El efecto de esas palabras tuvo instantánea respuesta, vio a su esposo palidecer y agitarse.

—No comprendo, ¿por qué me dices esto?

—Porque siempre te pongo a ti primero. Te aseguro que no tienes idea de cómo me siento esperando y esperando a que vengas y me jures que me amas. Yo te he dado mi cariño, pero tú ¿cómo me regresas eso? Desconfiando de mí, irrespentando mis opiniones y decisiones. Pude haberte dicho lo mismo que me dijiste a mí, no se te olvide que tú también tendrás sexo con Sonic. ¿Sabes la razón de no refutarte nada? Yo creo en ti, en el amor que dices tenerme. Hice todo a tu modo porque quería lo que tú también, una familia contigo; para que ese sea nuestro último pacto eterno y  quedarnos juntos... No sé qué más hacer para demostrarte cuánto estoy enamorado de ti. —masculló desesperado frunciendo la frente, entrecerrando los dos ojos.

Silver quedó sin palabras, no las tenía y tampoco podía formularlas. El azabache estaba en lo cierto, ellos no se querían del mismo modo, llevaba la intención de contestar, de tomarlo para demostrarle que se había equivocado. En aquellos ojos rojizos lamentosos, vio a aquel joven alfa de tiempo atrás.

Esperando y quieto por una respuesta, no obstante, decidió dejarlo aguardando. Las disculpas no salieron de la comisura de los labios, porque era imposible atreverse a engañarlo expresandole que lo amaba, incluso más de lo que se imaginaba, no era así.

Y Shadow ante el ámbar de dichas titilantes pupilas lo era todo, inalcanzable y alcanzable, fácil de tratar pero difícil de encontrar. Demasiado bueno para ser verdad...

—Entiendo —asintió moroso —, me equivoqué contigo y el omega; por eso lo lamento y espero me perdones. No debí subestimar todo ni a ustedes, dejaré de lado cualquier pensamiento malicioso que pueda hacerte daño.

—¿Y qué hay de lo que siento por ti?, ¿hay respuesta para eso?

—¿Qué quieres de mí Shadow?

—Que mi espera se termine... Llevamos años así.

—Shadow.

Conmiserado, tomó la mano que tenía reposando en la mesa su esposo, aunque la impaciencia del rojizo palpaba tintineando en el ambiente, Silver ya sabía exactamente la forma correcta para apaciguar a tan inquietante corazón. Necesitaba cesar aquella ansiedad que desde un inicio, invadió al imprudente moreno.

—Nosotros estamos juntos por muchas razones hermosas, sé que tienes dudas, sé que hay tanto que anhelas de mí; pero a veces no puedo prometer que eso llegará a ti. Tenemos tanto cariño entre nosotros, yo te amo. Pero espero que tampoco olvides nuestra razón principal para estar los dos juntos, desde el comienzo este matrimonio fue orquestado por nuestras familias, siempre estuvimos destinados a estar juntos. Por eso te pido más tiempo para amarte completo de la misma forma que yo sé que tú me amas.

Shadow tragó seco al sentir un escozor en el pecho, ya no estaba molesto, sólo deprimido.

—¿Sabes de qué modo podemos estar tranquilos sin discutir? Ya no quiero que trates mal a Sonic. No voy a buscar respuestas que en estos momentos no tienes pero de verdad, no vuelvas a molestarlo ¿te quedó claro?

—Está bien —escupió enfurruñado de repente, continuó la bebida como si no acabaran de tener una charla profunda de alta importancia —, si sólo era eso entonces ya terminamos.

—Me parece claro, nos vemos después, yo me voy. —los dos orgullosos erizos no se tomaron la molestia de despedirse, Shadow despegó la silla a punto de irse. De repente se estaba preguntando a sí mismo: "¿Debo huir otra vez?"

Absolutamente no quería oírlo sólo para que su paz mental cayera por completo echándose a perder. Tampoco podía dejarlo continuar, pero no sabía qué hacer.

Emociones más viscerales luchaban por salirse. Por primera vez iba a decirle, entonces volvió a sentarse firme. Shadow era enojo, furia y lo último que sentía de pasión. Pasó de estar triste, desolado.

A desesperarse y estar cubierto de mucho por decir. Silver por otra parte, ni siquiera sabía qué sentir por él.

—¿Deberíamos seguir juntos?

—Shadow basta. Ahí vas de nuevo, te comportas como un hombre inmaduro.

—No, el inmaduro eres tú; porque nunca has tenido el valor para nuestra relación ni para verme como en verdad soy. Créeme que no estoy de vengativo por tu rechazo, sólo quiero estar bien. Ya deja de lavarte tus culpas por mi amor no correspondido.

—¡¿De qué hablas?! —susurró alarmado —Yo te amo.

—Por todos los cielos Silver... Justo como tú dijiste: ya basta. Sabes que he sido muy evidente deseando desesperado que un día me quieras, y seguir siendo capaz de quererte. Soy un hombre ingenuo aún sabiendo lo que me gusta y lo que odio. Subestimandome como siempre hiciste no va a cambiar lo que soy y siento. Sé de cajón que no te gusta lo que yo llamo "amor", pero que tú no seas capaz de verlo no significa que no exista. Nunca me ha importado que tú lo pisotearas con indiferencia y desdén; porque yo sé que es real, yo sé que está ahí doliendo. Ha estado sufriendo desde que te hice parte de mi vida...

—¿Entonces qué haces conmigo?...

—No lo sé, no lo entiendo. A veces siento que sí eres sincero, otras veces siento que no es así. Y no comprendo por qué lo haces cuando yo todo el tiempo sigo queriéndote. Estoy acabado Silver...

—Por favor ya vete. Lárgate de mi vista.

Ante el ruego cobarde del albino quien se cubrió la cara acorralado, Shadow entendió comprensivo, finalmente se retiró a pasos lentos del lugar con mucho en qué pensar.

~* * *~

Shadow abrió formas de pensar, sí, fue duro, se arriesgó para no ganar nada. Afortunadamente la ira ya se había disipado.

Hubiera preferido escuchar más tiempo la voz de Silver, una confesión, risas, lágrimas. Por supuesto que al no obtener nada era una circunstancia desesperante, sin embargo Shadow tocó su pecho asegurándose del daño, no lo encontró y eso era extraño.

La tristeza probablemente duraría un tiempo,  no sabía si ese día por la noche estarían en buenos términos. Cansado de tanto barullo, el alfa decidió tomar una caminata por las calles. Pudo haber manejado toda una tarde pero su carro se encontraba en el autolavado.

Para ser sincero, el moreno se sentía subiendo y bajando. No estar seguro de un amor, es horrible, porque son un cúmulo de sentimientos atorados tan dispersos llamando la atención.

En otro momento Shadow le hubiera dicho: —que le permitiera recostarse a su lado pero de verdad—, así sus deseos fueran raros para el albino. Si cerca de dicha frente él sentía que era cuando mejor respiraba, aspirando eucalipto perpetuo que hacía sentir miles de emociones latentes en él.

Tal vez la intuición era correcta y no existía posibilidades de enamorarlo por completo.

A su parecer era una enorme desgracia, ¿cómo era posible atarse así?, ¿cómo no pudo darse cuenta de su engaño? Y quizás se estaba precipitando por haberse sentido rechazado pero maldición, ya había sido rechazado tantas veces. ¿Entonces qué iba a hacer?

Se sentía como ser el amante de su enemigo. Nunca estarían enamorados, sería el amante del enemigo y ya. Era imposible seguir persiguiendolo si desde un principio el otro decidió que no importaba. Eso era una mierda...

El cielo nublado que observó estaba bastante ameno ese día. Lluvioso, dispuesto a gotear hasta bastarse de tanto lamentar. Los días lluviosos eran sus favoritos.

Aspiró profundo sintiéndose aliviado porque la espera tal vez ya estaba terminando. Sin pensarlo volteó encontrándose con una tiendita donde vendían flores. ¿Casualidad?

—¡Las Amapolas! —recordó incrédulo.

Empezó a llover muy pronto.

Sin meditarlo se metió allí, a la encargada le dijo que buscaba un ramo ya fuera pequeño o grande pero de Amapolas. Ella con preocupación tuvo que rechazarlo, no tenían más flores disponibles.

Sin embargo le hizo saber que en unas cuadras siguientes había otra tienda, seguro ahí las tenía. Corrió a toda prisa olvidandose de muchas gotas que a medida empapaban sus ropajes. Al llegar buscó por toda la tienda pero el encargado dió la mala noticia; tampoco tenían esas famosas flores.

—Me parece que hay otra tienda en la plaza Garibaldi, vaya ahí. De ley y por ésta que tienen abierto todavía.

—¿Me puede decir dónde exactamente?

—Tiene que irse recto, luego a la izquierda y después a la vuelta. Gira y a la otra vuelta del lado izquierdo; topa con una iglesia y luego a la derecha y todo derechito de retorno.

—Ya veo... Gracias.

Saliendo de ahí sin haber entendido las indicaciones prefirió buscarlo en el gps. El Omega... El Omega. Taro: lluvia y sol, Amapolas, Garibaldi, flores. Esas palabras circundaban saltando por todo su ser. Reciente, percibía de vez en cuando una anormal calidez e intriga cuando se le presentaba Sonic en pensamientos.

Mientras más pasaba caminando saltando los charcos, mas sonreía incrédulo alejando terrible melancolía que antes sentía. Para Shadow, el tener una misión traviesa ayudaba a olvidarse del mismo problema que cargaba hacía años atrás, además Sonic debía obtener la vista cálida del recuerdo a su querida madre.

Lo necesitaba y él necesitaba que aquellas esmeraldas se arrugaran formando dos medias lunas igual propias de una sonrisa.

Pasó el rato hasta llegar, vislumbró a lo lejos un hombre cerrando la cortina del local, cruzando la calle manoteó intentando llamar la atención a toda costa. ¡Tremenda odisea para conseguir flores! ¡Benditas Amapolas! ¡Amapolas, todo es Amapolas y Taro!

—¡Espere por favor! —exclamó impaciente.

—¿Qué pasó vamos hay? —el hombre se detuvo en movimientos, echándole un vistazo al elegante alfa acercándose, quien lucía desesperado.

—Señor, busco Amapolas, ¿vende?

La incertidumbre invadió al azabache empapado debido a la llovizna, viendo el indeciso rostro del hombre; temía que no le vendiera nada. ¿Por qué rayos cerraba tan temprano siendo las tres de la tarde?, ¿se debía a la lluvia? Jadeando por correr estrepitosamente, esperó observando los gestos indescifrables del vendedor.

—De acuerdo —gruñó bonachón —, sí, justo tengo las últimas. Verás, esta temporada han estado de moda para las bodas y tienden a estar bien agotadas pero hoy es tu día de suerte muchachito. Sígueme. —se agachó con intención de levantar la cortina metálica que había quedado a la mitad.

—No, déjelo, le ayudo sin problema. —apartando al hombre mayor hizo cargo del resto, terminando palmeó ambas manos, suspirando.

—Jovencito, ¿no tienes frío? Estás empapado. Jumhp, anda chispeando todavía. —acompañados se encaminaron dentro de la amplia tienda, el anciano haciendo lo suyo, mientras nuestro azabache contemplaba los alrededores bastante entretenido de tanto color junto, y olía maravilloso.

—No se preocupe por mí.

—Estos jóvenes de ahora —refunfuñó desaprobando —. Aquí están —tomando un ramo considerablemente grande que había estado reposando dentro de un pintoresco florero, los rubíes de Shadow ensancharon alegría y también sus labios —, si van a ser dedicadas o son para ti; te aseguro que son las más bonitas y tienen la habilidad de enternecer cualquier estrés u penar.

—Son las favoritas de la persona a quien se las debo. Puedo ver claramente que no se equivoca en amarlas.

—Tiene buenos gustos esa persona especial. Son flores muy delicadas, si no son tratadas con cuidado es muy probable que se arruinen —ya terminado el ramo decorado, lo entregó delicado sobre las manos del azabache —. Son 300 pesos.

Anonadado sacó la billetera, después de pagarle salieron de la tienda, Shadow sin quitar los ojos del ramo agradeció. El hombre cerró la tienda con ayuda, hacía gracia mirar al alfa preguntándose cómo iba a hacer para no arruinar las florecillas. Despedirse no fue el gran final.

—¡Debes tener mucho cuidado!

Contiguo de eso, no supo en qué momento pisó mal la acera que lo hizo resbalar y caerse sobre la espalda ya que con ambos brazos levantó el ramo en alto, con tal de no arruinarlo. Los quejidos no tardaron en resonar con esfuerzo.

—¡Muchacho! —corrió a ayudarle —¡Te estoy diciendo que tengas cuidado y mira!

—No les pasó nada. —jadeó aliviado.

—¡¿Y el tremendo chingadazo que te diste?! Dios, estos jóvenes. Será mejor que pidas un taxi, ahg, yo te ayudo —tomandole del brazo no concebía que el azabache se soltara a carcajadas profundas —. Doy por sentado que esa es la estupidez del enamoramiento entre los muchachos. —murmuró cascarrabias parando un auto venidero.

—Disculpeme. Parece que hoy el destino no se decidió si mi día iba a tener suerte o pésima suerte. Le agradezco todo.

El golpe dolía como el infierno pero las flores se veían hermosas, incluso goteaban gotitas pequeñas de rocío.

—Joven, ve al doctor después. —dijo como última despedida; le deseó un buen viaje golpeando débil sobre el hombro antes de verlo subirse al auto.

—Jah jah —sonrió hilarante recostándo la cabeza en la ventana, ya tenía ganas de contarle al cobalto todo —. Oh rayos... Lo siento, conduzca a la calle Carrington #13.

En marcha.

Sonic debía ver sus flores.


~* * *~

Después de pagarle al conductor bajó del taxi acercándose animado a la puerta de la casa. Entendería si el señor de antes pensaba que se encontraba ebrio o algo por el estilo; todo el camino se rio ronco de sí mismo. Pensó mucho antes de abrir, le pareció que era mejor si el omega abría la puerta y lo veía en ese estado porque se echaría en carcajadas.

Sin saber que por dentro aguardaba Sonic recostado en la mesa de la sala, dormía. ¿Qué más iba a hacer ahí encerrado? De pronto los toquidos hicieron que levantara las orejas gachas. Desequilibrado del cuerpo tambolireó soñoliento, la intriga no paró un suave bostezo antes de tomar el pomo de la puerta.

—Oh...—murmuró a medida que lo reconocía y los orbes agrandaban repletos de sorpresa —¡Oh! ¡Oh! —saltó hacia atrás —¿Qué haces aquí tan temprano? ¡Estás empapado! ¡¿Por qué?!

—¿No me vas a invitar a pasar primero? —enarcó una ceja posando una sonrisa ladina. Tenía las manos agarrando el ramo detrás de la espalda para sorprenderlo.

—Jummm —reprochó tímido, molesto, atrevido jaló de la gabardina café al alfa para meterlo dentro —, hay que secarte rápido. Ouu, espera espera, aguántame las carnitas —sonrió emocionado percibiendo la travesura que Shadow preparaba, echando vistazos intuyó que algo se traía entre manos —. ¿Qué haces, tú? —canturreó malicioso apartandose "indignado".

—Primero: caminé bajo la lluvia buscando en todas partes, y segundo, espero que esto sea suficiente. Un ramo.

—¡Noo! —gritó sin creerle tomando las flores bellas frente a él, tales perlas se mostraron en esplendor —¡Amapolas! No tenías qué...te lo agradezco tanto. ¡Ay, están bien bonitas!

—Ayudame por favor, me caí.

—¿Te caíste?, ¿dónde? —indeciso corrió a la cocina cuidando las flores, rápido las puso en un jarrón y regresó a cogerle de la mano con precaución —. Pues no sé, me hubieras llamado o algo, ¿te sientes bien? Ay ya yay, Shadow, vas a resfriarte. —habló rápido y nervioso llevándolo al sillón.

—¿Habrías ido allí? —preguntó extrañado.

—¡Obvio que sí! Voy por una toalla, tú quítate eso —señaló su gabardina, Sonic volvió a correr escaleras arriba. Como un rayo volvió con ropa más cómoda y la toalla (ya era muy común que Sonic tuviera control de las cosas y habitaciones en la casa), se sentó a un lado del moreno —, ¿fue por las flores?

—Sí —suspiró avergonzado —, no quería que se arruinaran pero aún así recibí un golpe por eso. ¿Están bonitas verdad?

La respiración se detuvo unos segundos, de frente presenciaba las quisquillosas risas del omega, quien terso, había puesto a secar las púas azabaches, era cercano, Shadow podía oler el dulce aroma desprendiéndosele del cuello. Los ojos también reían.

La conmoción invadió sentidos del hombre, jamás había sentido algo parecido, fallaba, titubeaba. Regresó mediano de vuelta pero con preocupación decidió despegar los ojos de él; incluso por mucho que sintiera en el pecho querer verlo más tiempo.

—Me hacen feliz, nunca había recibido unas. Eres bien exagerado, sólo debes decir que quieres alguien que te cuide —terminó con las púas, viéndolo de cerca notó ligera tierra en los cachetes morenos —. ¿Te duele mucho? —lo limpió pero notándolo afligido se le hizo raro, y no pudo evitar preocuparse —¿Estás bien?

—Parece que soy un costal de emociones hoy. Hace horas estaba: desesperado, molesto, luego interesado, alegre, emocionado. Ahora me siento extraño —exhaló ronco —. Fue divertido, me duele pero es soportable. Soy fuerte.

Sonic dijo que él debía decir que quería ser cuidado, tal vez era cierto. Pudo haber pensado en Silver diciendo esas palabras pero estaba cómodo con que fuera el azulino.

—¿Yo te agrado Sonic?, ¿lo suficiente para tener tu cara triste? Vamos, ni siquiera te cuento algo por lo cual estar así, no llores. —llamó la atención del cabizbajo chico.

Sonic pensó la respuesta, esbozando perezoso una sonrisa no tardó en asentir —Has cambiado mucho.

—¿De verdad? —¿Cambiar?, ¿Cuándo y cómo? Él siquiera lo notó.

—Cuando nos conocimos eras muy muy serio. Dudé mucho porque sentía que iba a ser difícil llevarnos. Nunca me habría imaginado que eras así; veo que no tienes miedo de mostrar cómo eres y yo siento que somos cada vez más cercanos. Por supuesto que voy a preocuparme, yo sé que no nos conocemos tanto, eso no va a evitar que crea en tí. Yo creo en tí y no va a cambiar. Para ser honesto me daban miedo, pero cielos, luces feliz últimamente. Perdóname, no tenía idea de que estabas sintiendo tanto; debe ser agotador.

«Gracias por decirlo, yo no tenía idea de lo que tú sientes...»pensó Shadow.

—¡Puedes confiar en mí! Cuéntame lo que anda mal, no quiero estar aquí sin ser de ayuda. Me siento inútil, quisiera servirte de algo por lo menos.

Entonces Sonic abrió los ojos como platos sintiendo al alfa tomarle la mano. Ya había dicho secretamente: "Es imposible, nunca me llegara a gustar, sólo me atrae, ¿a quién no?" Shadow dedicó una mirada profunda de agradecimiento que por siempre quedaría grabada en los recuerdos del omega para la eternidad.

—Qué bueno que fuiste tú a quien conocimos. Eres una buena persona Sonic. Ahora tengo otro sentimiento agregado.

—¿Cúal es?

—Me invade el miedo al cariño que te estoy tomando...—y tomando la ropa se levantó abrupto, nervioso se sacudió todo —. Gracias por secarme, iré a tomar un baño. Todavía tengo trabajo que hacer en el computador.

«¿Por qué?»pensó Sonic.

Otra vez ese sentimiento raro en las entrañas. No podía dejarse manipular. Probablemente no se hacía notar pero ya contaba con mucho de qué preocuparse. Ojalá pudiera decírselo al moreno, pero luciendo aliviado, no quiso consternarlo.

Por ejemplo: ¿Y Silver?, ¿qué pasaría cuando viera las flores que le trajo?, ¿Estaba bien?, ¿Acaso ellos dos pelearon? Notó lo poco que hablaban. Quizás por eso Shadow estaba sintiendo tantas cosas a la vez.

Añadiendo recientes suspiros,  echándole ojo a la puerta justo en la hora en la que comúnmente Shadow regresaba, oh no, todo estaba mal con él, sí o sí.

Lo tenía enfrente y no podía decirlo todo.

—No te vayas —creo un puchero llamándolo —, ¿no vas a seguir contándome? —es lo único que pudo hacer. Shadow se giró mirándo.

—¿Qué te parece mañana? —inquirió.

—Muy bien —sonrió —. Voy a darles las buenas noches a las Amapolas. —lo empujó divertido casi huyendo de esos ojos rojizos. Esperaba que Shadow no le diera importancia a la emoción con la que se alegraba. Aunque estuviera pensando en todo, ver ese regalo era lindo y no precisamente por la belleza natural de las flores. En ellas estaban los recuerdos de su madre y su imaginación voló con ensoñasión.

Shadow se las trajo hasta sus manos después de una odisea, una caída y empapada. Era lo único que importaba...

~* * *~

Con Silver era distinto al igual que de perspectiva perspicaz sobre las cosas. Sí, necesitaban al omega pero eso no implicaba tratarlo como si se tratara de un príncipe. Todos los días que ya habían transcurrido anduvo cual Alcón supervisando el peso y la salud, ¿era más que suficiente no?

Pues para el albino funcionaba. Existían latentes —muchas cosas que no soportaba del erizo intruso —sobre todo el maldito edor, Taro que ya hacía parte vital de la casa. Silver no lo toleraba. Además tenía problemas que solucionar con su marido.

Pero estaba consciente que con esos sacrificios obtendrían una familia deseada. Ya anhelaba con fervor el día que echara a patadas de la casa a Sonic, estaba paciente esperando. ¡Demonios, estaría un año!

Afortunadamente podía resguardarse enviciado en su exigente trabajo, desde ahí todo lo veía perfecto. Trabajo, salidas importantes, tiempo de calidad con su esposo. ¿De Sonic? No sabía mucho y tampoco era su prioridad. Tal vez la razón del odio estaba ligada a inseguridad.

En primera instancia, fue  evidente que el tipo poseía una belleza descomunal. En personalidad se le hacía aburrida e irritante pero tan magnífico cuerpo; provocaba que los sentidos despertaran, siendo la parte que más detestaba.

No le gustaba desear a alguien más si no se trataba de Shadow Rosarios de Dorantes.

Hizo excepciones cuando dejaba pasar que se ocupara de las comidas y cosas del hogar que les correspondían a ellos. Mientras estuviera sobre la línea lo aprobaba.

Alababa que el chico fuera de naturaleza sumisa y nada problemático pero a veces pensaba que ese mártir con cara de bueno sólo lo hacía por mero interés monetario, de ser así no lo culpaba —esa era su tarea —ser de ayuda para los alfas.

De pronto la inseguridad fugazmente aparecía. ¿Qué pasaría si ese chico le gustaba a Shadow? No, por supuesto que no. Su marido se mostró reacio al parecer. Por ello no tenía razones para preocuparse o ser tan pretencioso. Lo dejó pasar. Lo dejó pasar...

Llegó temprano a casa y Shadow estaba en la cocina sentado frente al computador portátil. ¿Sonic? No lo vió. Agotado se acercó y le plantó un beso en el hombro al rígido azabache quien no despegó la vista del aparato.

—¿Quieres ir a cenar? —mencionó  desganado, Shadow en respuesta asintió —Entonces voy a cambiarme y bajo dentro de media hora.

—Pero ahora que lo pienso, ¿no sería mejor si comemos lo que guisó Sonic? Así podrías descansar y quedarnos acá. —propusó su amado, eso no le pareció.

Frunció las cejas negándose hastiado.

—No, quiero que vayamos a comer los dos.

—Como quieras —suspiró serio, descolocando un poco al albino, ¿acaso aquel rechazo lo molestó?

—¿Te afliges por rechazar la comida del omega? —insinuó reacio.

Shadow paró de teclear, girando sobre la silla de madera lo vió sin expresión alguna.

—No Silver, sólo era una opción.

—Entiendo.

Como si nada, se dispuso a irse, no obstante, sus ojos escrutaron un jarrón de flores, en su interior percibió un malestar. ¿Flores? Y no eran cualquieras. Amapolas recién traídas de la floresteria, pensó —¿Por qué?, ¿Con qué fin?, ¿Quién fue? —, rapido giró en talones fulminando al azabache, antes de sacar conclusiones disparatadas culpa de tal actitud recelosa, le preguntó.

—¿Y estas Amapolas?

—Son de Sonic. —lo escuchó decir sin una pizca de arrepentimiento o vergüenza.

—¿Qué? Sé más específico, quieres. —se acercó a jalarlo del hombro, Shadow subió la mirada pero simplista volvió a teclear.

—Yo se las compré a Sonic, por eso son suyas. —Silver empezó a cabrearse, hasta una vena le habría saltado de lo molesto que se sintió. Descarado, Shadow era un descarado.

—¡Jah! No tenía idea de que ahora compras flores para esa rata azul. A mí nunca me has regalado. —dijo reprochante.

—Quizás porque a ti no te gustan.

—Exacto, deshazte de ellas. No quiero flores en mi casa. —amenazó.

Shadow supo que Silver quería empezar otra discusión, no se arrepentía de hacerle tal regalo a Sonic pero tampoco sabía que eso le buscaría problemas. Su esposo estaba ¿celoso?

Suspirando agobiado se tentó la sien.

—No lo voy a hacer Silver. Son suyas, no hagas un escándalo por algo así. Además, es lo mínimo que podemos hacer; tratarlo bien, hacerlo sentirse cómodo aquí. Y te recuerdo que Sonic tiene un nombre, deja de tratarlo despectivo. Hablamos en la maldita mañana y tú dijiste que ibas a-

—¡No!, ¡sabes perfectamente que ese tipo sólo está aquí por trabajo y nada más!

—Pues como sea, no voy a tirar sus flores y tú tampoco lo harás. ¿Quedó claro? Ya deja de comportarte tan infantil, eres un adulto. Habíamos hablado y no estás cumpliendo.

—Pues ahora eso ya no importa. Sólo quiero advertirte Shadow. Si esto llega a hacerse más común entre ustedes dos; me dará mucho gusto deshacerme personalmente de ese idiota.

La pregunta quedó flotando sobre Silver, ¿por qué Shadow le compró flores? No entendía y no iba a saberlo por el momento. Gruñó enfurruñado. Taro, Taro, maldito olor a Taro...

Para variar, ganó el desconcierto del azabache, lo siguió por los pasillos de la casa, tomó de la mano mostrándole que era suficiente, atisbando estaba haciendo mal.

—¿Por qué tienes que ser tan cruel con ese chico? Él sólo quiere ayudar, no sabemos sobre la situación que esté pasando. Piénsalo un poco, lo separamos de su familia y vida cotidiana; él también sufre. No te ha dado ningún motivo ni tampoco te ha tratado de la misma forma ruín que tú lo has hecho.

Escuchar suaves palabras, no hizo ningún cambio, apartó los cuerpos en desacuerdo. Pese tener razón, no podía perder su orgullo y con el temperamento de su naturaleza alfa —Era peor.

—¿Él sufre? Por favor Shadow... No te quieras pasar por el buen samaritano dadivoso. ¿Qué es lo que tanto te preocupa?

—Estoy harto de tu actitud. Le debemos respeto. No voy a dejar pasar esto, no puedo ignorar tus malos tratos al omega de mis hijos.

—¡Nuestros hijos! Dime algo Shadow, ¿es acaso que ya te encariñaste con él?, ¿te atrae? —insinuó tomándolo por los hombros, penetrandolo con histeria reflejada —. Digo, al final no puedo culparte mucho, lo malditos omegas son para eso después de todo. Solo sirven para eso...

—Pero yo no-... Oye no digas eso.

—¡A mí no me importa lo que él sienta!, ¡está aquí por su voluntad, para quedar preñado y después irse! —gritó protestando —. Eso va a pasar. Tú aceptaste, los tres lo hicimos, yo no veo razón para darle un trato diferente; nadie debe olvidar de dónde viene y qué clase de persona es. Él no puede desear nada. ¿Quién se puede creer que es? Mmhp.

Silver se alejó aprisa y Shadow no concibió su odio. Si se trataban de celos entonces era un horrible modo de nostrarlos.

Habría arreglado las cosas, habría hablado con armonía pero fue dejado en la penumbra del pasillo y cuando no podía ser peor, escuchó un ruido detrás. Pudo verlo, pudo sentirlo.

Sonic estaba allí escondido escuchándolo todo. Él le sonrió apenado, sin embargo, el rostro junto con los labios temblaron. Otra vez la inquietud, otra vez las ansias las sintió mezcladas.

—Sonic. —murmuró su nombre, sin saber exactamente qué decirle a esos ojos tristes...


¡Shadooooow!!! Te amo wachooooo.

:^) Cada vez nos vamos a poner más intensos, sigan viendo.

¿Aprobado? por: _Morita_azul_

¿Ta' bien o no?

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