𝘷. 𝔊ood Mourning
彡
DAWN AND CHAOS
CAPÍTULO QUINTO
Good Mourning
(Vecna's Curse, part I)
[ A/N: holaaa, hay mención de arcadas en el cuarto párrafo y alusiones a traumas !! recordad que mis dm siempre están
abiertos para hablar <33. ojalá os guste el capítulo. besitos !!! ]
La última vez que Nina huyó de casa tenía diecisiete años, pero entonces, ni había presenciado un asesinato digno de película de terror ni temía por su vida al haber interaccionado con la criatura que lo había causado.
Entonces, había comprendido que todo lo que alguna vez hizo por el bien mayor, según sus padres, era una mentira. No existía un bien mayor, solo uno para ellos, para los que quisieron sacrificar a sus dos hijas como si fuesen basura. Esa noche, Nina huyó sin mirar atrás, corriendo hacia Forest Hills; se encontró a sí misma llamando a la puerta de Eddie repetidas veces hasta que él le abrió. Sorprendido, se hizo a un lado sin preguntar nada, y Nina perdió la fuerza en las piernas, cayendo al suelo.
Como ahora.
Inmediatamente después del desastre, Nina siente inmensas ganas de vomitar, teniendo que apartarse de Eddie y sujetándose el estómago para no ceder. Si no mira, nada malo ocurrirá. ¿Qué era eso? ¿Por qué la conocía? ¿Cómo podía haber hecho lo mismo que ella? Eddie se acerca a ella con sumo cuidado, apartándole el pelo de la cara en caso de que ocurra algo, y cuando Nina se incorpora, él la toma por los hombros.
❝Vámonos de aquí,❞ susurra, sin ni siquiera molestarse en vocalizar con propiedad.
Siguiéndolo a paso acelerado sin considerar una segunda opción, sumidos en un silencio sepulcral, Nina mira hacia atrás más de lo debido. Forest Hills se encuentra cada vez más lejos a medida que avanzan, caras pálidas, ojos abiertos y aguados, un sentimiento de culpa aflorando en lo más profundo de sus almas. Ir andando era mejor que coger el coche y dejar huellas; así, tardaran lo que tardaran en encontrar un refugio, con suerte, nadie los vería, pero ¿iban a dejarla allí? ¿Sin más? De haber permanecido en el tráiler durante un poco más de tiempo, podrían haberse deshecho de ella. Cargar con cadáveres no era un trabajo bonito ni fácil, y mucho menos corriente, pero ahora que están casi a las afueras de Hawkins, junto al lago Lover's, tal vez deberían haber considerado la posibilidad de darle a Chrissy Cunningham un entierro digno y sobre todo, por muy egoísta que suene, que les alejara de cualquier escenario del crimen.
O también podrían haber ido a la policía, pero no habría servido para nada. Solo Hopper se hubiese preocupado en investigarlo como era debido, pero él ya no está, y el cuerpo de policía de Hawkins es tan inútil como cualquier otro.
Además, ¿qué les diría a Powell y a Callahan? «Hola, no os lo vais a creer. Mi amigo Eddie (este tío con cara de que va a echarse a llorar en cualquier momento) y yo hemos presenciado algo que os va a hacer mucha gracia. O no. Posiblemente no. ¿Os acordáis de cómo encontrasteis los cadáveres mis padres? Pues tal vez deberíais echarle un vistazo a Chrissy Cunningham. Parece ser que la gente suele morir así ahora». La conversación seguiría más o menos así:
«Ah, ¿pensáis que he sido yo? Sí, bueno. Es una casualidad enorme haber estado presente en ambos casos, pero no se puede juzgar sin pruebas, ¿verdad?»; la meterían en la cárcel, a Eddie lo tendrían atado a una silla haciéndole preguntas que ni siquiera sabría contestar y a ella la darían por loca cuando les dijera lo de la criatura hecha de raíces y venas.
Está claro que esa cosa, sea lo que sea, es real, y puede hacer daño, y conoce a Nina, por alguna razón. Más problemas se suman a la lista, por si no eran ya suficientes. Las lágrimas se han secado; al hacer muecas para estirar la cara, la piel se le queda pegada, y como duda que la sangre haya desaparecido, ahora mismo van ella, ensangrentada y hecha un asco, y Eddie Munson, metalero pelilargo de pintas un poco estrafalarias, caminando por las calles de Hawkins en plena madrugada. Quien los vea podría pensar lo peor, y están en todo su derecho.
❝¿Adónde estamos yendo?❞ pregunta Nina en un susurro tembloroso. Trota hasta alcanzar a Eddie, porque se ha quedado varios pasos más atrás, y se lleva una mano al pecho, comprobando que su corazón lata con normalidad. Después de haber estado a punto de explotarle, parece haberse parado. No hay peor sensación que esa.
❝A casa de Reefer Rick. Podemos quedarnos ahí hasta que esto se resuelva.❞
Si es que se resuelve, piensa Nina.
Rick se mueve mucho de casa, lo que les da una ventaja y una vaga posibilidad de supervivencia. La criatura... ¿los estará persiguiendo? No, piensa Nina. Si fuera así, ella lo sentiría en el pecho, en la cabeza, en el aire. Como todo lo relacionado con ese maldito mundo. ¿Nora lo estaría sintiendo también? ¿Y Will, en California? Ese chico es muy sensible a todo esto, aunque llamar a casa de Joyce Byers, preguntar por él y decirle que acaban de presenciar un homicidio por parte de otra criatura del Mundo del Revés tal vez (y solo tal vez) causaría que Will se tirase de los pelos y acto seguido se encerrase en el sótano de su casa a llorar. Y Joyce sería la siguiente.
Pero Nina no lo entiende. Esta misma tarde lo han hablado en casa, los chicos, Nora y ella. El portal está cerrado. No hay otra forma de que ambos mundos estén conectados. Entonces, ¿cómo está pasando esto? Porque a pesar de ser un contacto mental, sigue habiendo una barrera entre realidades; algo que debería impedir el contacto. Nina lo sabe bien. Es su campo... Y, por consecuencia, ella es la principal sospechosa. ¿Y si su maldición ha estado aquí todo este tiempo y solo ha sido capaz de separarse de ella tras lo ocurrido en Starcourt? Tendría sentido. Tanta energía junta debió haberle dado la fuerza suficiente para tomar forma corpórea y hacer lo que quisiera, cuando quisiera.
❝Por favor, no te quedes callada,❞ pide Eddie sin ni siquiera mirarla, ❝porque no quiero que pensemos en nada de esto. Habla sobre cualquier cosa.❞
Una sensación fría se apodera de su cuerpo, haciéndola tiritar repentinamente, y tiene que volver a alcanzar a Eddie antes de decir:
❝Debería explicarte...❞
❝No. Eso no. Mi mente no está para mucha explicación ahora mismo,❞ admite, y a pesar de la dureza de las palabras, su tono es tranquilo. Todo lo tranquilo que puede ser después de lo que han visto. ❝Deberíamos hablar de cualquier otra cosa. De... De la insana obsesión que tiene Wayne con coleccionar tazas y gorras, o de las magdalenas de limón con pepitas de chocolate que aprendió a hacer gracias a mi tía Jodie. Me encantan, ¿a ti no? Sí, claro que te gustan. Siempre las hace cuando vienes a casa. Aunque ahora no podrá hacerlas porque hay un puto cadáver en el salón...❞ Eddie se lleva las manos a la cabeza y deja salir el aire por la boca poco a poco. ❝Estoy delirando, pero no pasará nada, ¿verdad? Cuando lleguemos a casa de Rick, esto será agua pasada, como todo lo que ha ocurrido a lo largo de los años. La desaparición de ese niño... Byers, Will Byers, hace tres años; el incendio...❞ La mención hace que Nina trague saliva. ❝Cosas como estas llevan pasando durante años. No tardarán en cubrirlo de la forma más vaga posible como han hecho con todo lo anterior.❞
❝No creo que ignoren esto,❞ comenta ella, aunque ni siquiera se ve capaz de seguir argumentando. Eddie la mira de soslayo, y acto seguido vuelve la vista al frente sin decir palabra.
La casita de Rick está vacía, lo cual supone una victoria para ambos fugitivos y un posible atraso en la caza de brujas que organizaría la policía de Hawkins una vez se destaparan los hechos. No es hasta este momento que Nina cae en la cuenta. Quedan pocas horas para que Nora se vaya a California. Son altas horas de la madrugada, lo más seguro es que los Wheeler estén dormidos como para ir y molestar, y decirle esto ahora, una vez más, solo le arruinaría la vida. Nina está exhausta.
Reefer Rick también tiene un cobertizo bastante grande que podría servirles como un escondite menos cantoso que el propio hogar. Eddie y Nina entran cuidando no ser vistos, y una vez están dentro y cierran la puerta, sus bien construidas guardias perecen.
Eddie se deja caer por la puerta hasta rozar el suelo antes de sollozar silenciosamente, cubriéndose la cara con las manos y encogiéndose en el sitio, temeroso de que alguien pueda tocarlo, y Nina se acuclilla en la esquina contraria, abrazándose a sí misma. Ya está. La maldición ya lo ha marcado. No hay vuelta atrás.
¿Es esto lo que le espera siempre que se alguien se acerque a ella? Primero, cuando los amigos de Nora empezaron a pasar tiempo en casa, ocurrió la desaparición de Will; al año siguiente, coincidió con Bob Newby una vez que fue a recoger a su hermana de casa de los Byers y murió atacado por los demoperros; por no hablar de la batalla en el centro comercial. Billy Hargrove, sus padres... Hopper.
Uno, tras otro, tras otro.
Y ahora, Chrissy Cunningham. No solo ella ha muerto, sino que Eddie está implicado. A Nina le da igual estar metida en el ajo, le da igual que la inculpen porque es cierto. Es su culpa. Ojalá no hubiera salido de casa en octubre, ojalá no le hubiese hecho esa estúpida promesa a Dustin... Ojalá, simplemente, le hubiese tocado a ella desde un principio.
La última vez que Nina huyó de casa, aún no la habían marcado. Era libre pero ilusa, una niña que luchaba por una causa perdida y que no sabía lo que le deparaba el futuro. Tras entregar a Nora, siendo esta su última traición, las agujas que atravesaron su piel, dibujando el número 013, escocían como picaduras de abeja, y dejaban la misma rojez sobre su muñeca. ¿Quién en su sano juicio quería ser marcada para siempre, orgullosa de ser un número más en un proyecto que no hacía más que daño?
Brenner cumplió su promesa, otorgándole el mérito de traidora en forma de tatuaje.
❝Eddie, perdóname. Lo siento.❞
Él alza la vista poco a poco. Tiene los ojos enrojecidos y llenos de lágrimas que caen por sus mejillas, pero eso no le impide reaccionar.
Se acuclilla a su lado, inseguro. Sus manos tiemblan cuando se acercan a ella para apartar el cabello de su rostro; por muy buena intención que tenga, no parece demasiado contento con su intento de consuelo. ❝Está bien,❞ susurra. ❝Aquí estamos bien.❞
«Por ahora», añade en un tono aún más bajo. Es irónico que Eddie la esté consolando cuando él mismo está al borde del colapso mental. Nina traga saliva, ahogándose con su propia respiración.
❝Siento mucho haberte metido en esto. Y sé que no lo entiendes, y me gustaría no tener que explicártelo... Me gustaría que no hubieras visto nada de eso. Esto no es tu culpa, ¿vale?❞ le dice, dándole un suave golpe en el pecho. Con los ojos fijos en el dibujo del diablo de la camiseta de Hellfire, Nina se ve incapaz de alzar la cabeza y mirar a Eddie a la cara. ❝Esto no es tu culpa. No sé qué va a pasar,❞ añade, descorazonada, ❝pero no van a culparte. No van a hacerlo.❞
Los ojos se le cierran poco a poco, y lo último que escucha son cuatro campanadas, antes de desplomarse, sin remedio.
° 。・ ゚. •
Nadie prestaba atención al cuerpo de Nina Peterson, tendido sobre una lona blanca de seda. En su lugar, los doctores tenían la vista fija en los números 011 y 012, respectivamente. El y Nora habían ganado el último juego propuesto por Papa, en el que no se le permitió participar porque no estaba lo suficientemente preparada. Así, mientras vitoreaban a las niñas, ambas sumidas en un extraño trance de confusión, Nina se echó sobre la lona del suelo para ver si, al menos, la reñían por hacer el tonto.
No lo hicieron.
El laboratorio era una guardería en la que no encajaba. Los números mayores, 002, 003 y 004, no dudaban en hacer comentarios de mal gusto respecto a su presencia, la mayoría refiriéndose a su falta de práctica, a sus habilidades inestables y mayormente desconocidas, y a lo increíble que era su hermana en comparación a ella. Nina se sabía las críticas de memoria; a veces se las repetía a sí misma mientras se miraba al espejo de la sala del arcoíris para no olvidar nunca lo que veían en ella: una molestia, un reemplazo, alguien que no debía estar ahí.
❝¿Tan rápido te ha entrado el sueño?❞
Al girar la cabeza, aún sin incorporarse, Nina tuvo que alzar un poco la vista para fijarse en Henry. El celador más joven se agachó y pronto tomó asiento a su lado, ofreciéndole una mano para que ella también lo hiciera.
No pasó mucho tiempo hasta que la celebración se trasladó a la sala del arcoíris, donde Papa dejaría que las niñas tuvieran algo más de tiempo libre. En la sala ahora vacía, Nina se vio con la suficiente fuerza como para contestarle.
❝No soy como ellos, así que no me quieren.❞
❝Alguien muy sabio me dijo una vez que lo corriente cansa a la larga,❞ replicó Henry con tono sosegado. Siempre estaba tranquilo, tenía una mirada muy dulce y serena, casi como un ángel caído del cielo. Su presencia era una recompensa que Nina no tardaría en necesitar más a menudo. ❝¿Has intentado hablar con los niños que te molestan para que no lo hagan más?❞
Nina negó.
❝Pues, te sorprendería la cantidad de cosas que se solucionan hablando.❞
El comentario no caló en ella. La pequeña Nina, de rostro redondo y mejillas orondas, fijó los ojos en el espejo de la sala, viéndose a sí misma en un mundo paralelo muy similar al suyo, en el que podía llegar a ser alguien. Henry extendió su mano y la observó a través del reflejo.
❝A los que somos diferentes, a veces nos parece que molestamos, o que no nos aprecian, puede que incluso nos dé la sensación de que somos bichos raros, pero no es cierto. Yo he visto lo que puedes hacer. No tienes nada que envidiar a estos niños,❞ habló.
Había un brillo inusual en sus ojos por lo general, amables. Fue durante solo un segundo, pero Nina nunca olvidaría esa mirada que le dedicó a través del cristal. Una mirada fija y dolorosamente helada. Temerosa, su pequeña yo se acercó a él, apartando la mirada del espejo para comprobar que solo hubiese sido efecto del reflejo. Henry seguía concentrado en ese cristal irrompible, y no la miró cuando ella preguntó:
❝¿Por qué lo dices como si fuera un secreto?❞
❝No es un secreto que también tienes habilidades como tus hermanos. Todos lo saben.❞
Era un ejercicio de pura fantasía. Dos mundos conectados por el espejo. Nina miraba a ambas realidades. Reflejado en el cristal, Henry parecía un extraño; a su lado, seguía teniendo la cara de un chico dulce y preocupado por los niños de aquel estúpido laboratorio. Ella no era la primera que había hablado con él, o por la que él se había interesado, pero sí era la primera que le escuchaba. Henry parecía apreciarlo.
❝Tuve una charla parecida con una de tus hermanas hace un par de días. A ella también la dejan de lado.❞ Por el comentario, debía estar hablando de El. Más de una vez, Nina había visto a 002 intimidarla sin remordimientos, a pesar de que podía ser cinco años más pequeña que él. Temerosa, nunca hacía nada por detenerlo, pero intentaba hablar con la chica para preguntarle qué le había dicho. El nunca contestaba. ❝El miedo a lo desconocido puede con nosotros más de lo que queremos, pero debes saber que no estarías aquí si no fueras importante para ellos.❞
Si eso era cierto, ¿por qué la odiaban? ¿Por qué no le hablaban? ¿Por qué Papa parecía siempre disgustado con ella? ¿Por qué no se referían a ella de ningún modo? Ni por un número, ni por su nombre. Siempre tú, oye, niña...
❝No me gusta este sitio.❞
❝A mí tampoco,❞ admitió Henry, ❝pero hay personas que lo hacen más soportable.❞
Le revolvió el cabello y se levantó.
❝¿Quieres ir a la sala del arcoíris? Jugaré contigo a lo que quieras,❞ propuso. No hizo falta que él la ayudara a levantarse. Ella sola lo hizo, altamente emocionada, juntos doblaron la lona de seda y salieron de la sala agarrados de la mano.
Los pasillos del laboratorio se hacían infinitos cuando caminaba sola, pero de la mano de Henry, los colores apagados se volvían más vivos, la luz brillaba con más fuerza, y el suelo parecía hecho de nubes.
Nina alzó la vista hacia él, compartiendo una dulce mirada de agradecimiento.
❝No somos tan diferentes,❞ dijo en un susurro casi inaudible, y sus ojos se apagaron al añadir: ❝esto sí que deberías mantenerlo en secreto.❞
° 。・ ゚. •
Al amanecer, los ojos de Nina se abren de golpe a causa del recuerdo que se ha colado en su mente. No era frecuente que recordara momentos en el laboratorio aparte de los usuales: el tatuaje, el acoso... Pero esto... Él nunca se había hecho camino en sus recuerdos hasta esta noche.
Se halla en una especie de colchón casero hecho de mantas cuidadosamente colocadas para conseguir una comodidad parecida a la de una cama corriente, y dada la posición en la que Eddie duerme a su lado, sobre el duro suelo, llega a la conclusión de que ella no ha preparado semejante suite de lujo.
También ha tapado la puerta con algunos de los cachivaches del cobertizo, algunas maderas y cosas de peso que sin duda los alertarían en caso de que alguien consiguiera entrar. ¿Hasta qué hora se habría quedado Eddie despierto? ¿Habría pasado frío?
Al girar sobre sí misma para comprobar que esté bien, la mueca somnolienta de Munson la hace apartar la vista casi al momento. Tiene la boca entreabierta, los ojos cerrados sin hacer fuerza, profundamente dormido, alejado de cualquier pensamiento que le recuerde lo que ha ocurrido, y Nina no se atreve a respirar más fuerte de lo debido por si le despierta sin querer, pero ni siquiera hace falta respirar para que Eddie estire las piernas y le dé la espalda, cambiando de posición.
❝¿Has descansado?❞
Su voz se alza, ronca, áspera como el roce de dos piedras; sus rizos despeinados caen por su espalda, enredados, y Nina echa la cabeza hacia atrás. Esto solo puede ir a peor.
❝Prefiero saber si has descansado tú,❞ admite.
Se escucha un bufido. Eddie se incorpora y se abraza las piernas, finalmente mirándola con preocupación. ❝No. No he pegado ojo.❞ Bolsas oscuras reposan bajo sus grandes ojos del color de la madera, cubiertos de pestañas negras y restos casi imperceptibles de lágrimas secas. Se nota que ha intentado enjugarlas pero no lo ha conseguido del todo.
❝Yo tampoco,❞ dice entonces Nina. Ambos se quedan en silencio.
El aire es pesado y un humo invisible aún le obstruye los pulmones. Que sea verdad o una ilusión es ya otro tema en el que Nina no tiene pensado ahondar hasta que este no se haya zanjado. Siendo positivos, ambos están bien. Han conseguido pasar la noche a salvo aunque ahora todo apunte a que se van a complicar las cosas, y están en compañía. Se tienen el uno al otro.
A pesar de todo, eso es algo que reconforta. De haber estado solos en esto (o de haberle pasado solo a uno de ellos), todo sería aún más incómodo. A Nina le extraña que él no haya explotado aún, porque unas cuantas lágrimas no son suficiente reacción tras lo que ha visto, y eso significa que sigue negándolo o que no se ve capaz de asumirlo.
Nina respira hondo y se aparta la camiseta de Hellfire del pecho sudado en busca de algo que refresque el pequeño cobertizo.
❝¿Tienes calor? Voy a buscar algo con lo que...❞
❝No me lo puedo creer,❞ interrumpe Eddie en un hilo de voz, por lo que Nina se vuelve hacia él. Sus manos no han parado de temblar desde que ha abierto los ojos; incluso dormido, le daban pequeños espasmos, y está tan pálido como un fantasma. ❝Estaba bien. Estaba perfectamente antes de que fuera a por la droga.❞
Ahí está. La aceptación.
❝¿Y si tenías razón? ¿Y si cogió algo de lo que guardo en el salón y...? ¿Y si la he matado?❞
❝No, Eddie. No,❞ dice Nina. ❝No has matado a nadie; créeme, no quieres sé responsable de la muerte de alguien. Se queda contigo. Cargas con ella para siempre.❞
Yo lo sé de primera mano.
❝Entonces, no entiendo nada. No... No puedo más. Y luego tú empezaste a hacer eso con los ojos también y empezaron a sangrar yo no sabía qué...❞
Con un nudo en la garganta, ella se vuelve a acuclillar.
❝Algo estaba tirando de ella desde dentro. Desde su mente,❞ contesta. Nunca digas la verdad, es la regla que se puso a sí misma cuando empezó a ver a la señorita Kelly, pero ¿hasta cuándo te puedes esconder en una mentira infinita? ❝Era una criatura antropomórfica...❞ Su vista se nubla, impidiéndole descifrar la reacción de Eddie, apartado de ella como si fueran extraños. ❝Piensas que estoy loca, ¿verdad❞
❝Pienso que cuando pasó, tú sabías que algo no andaba bien.❞
❝Estoy acostumbrada a estas cosas.❞ Carraspea para que su voz no se rompa y se inclina hacia Eddie. ❝Quiero contarte la verdad,❞ habla. ❝Todo lo que estos años te ha parecido extraño, todo lo que me has preguntado y nunca te he respondido. La razón por la que... Necesito marcharme de aquí.❞
Nina mira su muñequera y se la arranca con una brusquedad sorprendente, dejando ver las marcas rojas alrededor de su muñeca, las heridas alrededor de esta por haberse rascado tanto, y el número 013, igual de brillante que siempre. No pasa un solo segundo hasta que Eddie toma su brazo para examinarlo.
❝¿Qué es esto?❞
❝Será mejor que te lo enseñe.❞
Sin decir nada más, su mano tatuada asciende por la mejilla de Eddie, obligándolo a cerrar los ojos; tras sus párpados, una película de terror empieza a reproducirse.
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A/N
holi :)
aquí está, finalmente, el principio de vecna's curse !!! durante este segundo capítulo se va a descubrir la historia de nina y nora (y esto es nuevo, porque desde el primer libro de nora (que publicaré tras este), no se habla en profundidad del laboratorio o de la relación que tenían con brenner; solo se menciona a veces, y todo desde el punto de vista de nora, así que esto es muy especial).
aviso ya de que vecna's curse tendrá tres partes. esta primera y dos más; puede que el capítulo más corto de esas tres sea este, también digo, porque el siguiente es bastante tocho y el otro más de lo mismo dhsjdjskdjsjdjs he intentado reducirlos por todos los medios pero creo que tener tres partes contundentes es mejor que seis pequeñitas (porque además no sabría por dónde cortar los capítulos).
en cualquier caso espero que os guste !!!!! y feliz mes de salt air and the rust on your door! ojalá no os augusteen 💔
Besitos :)
palabras: 3700
publicado: 1 de agosto de 2022
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