𝘪𝘹. ℌeaven And Hell
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DAWN AND CHAOS
CAPÍTULO NOVENO
Heaven And Hell
( The Monster and the Superhero, part II )
Diez minutos después, el plan está puesto en marcha y Nina carga con el walkie en la mano derecha a medida que avanza, agachada, por las calles de Hawkins de camino a aquella casa que nunca fue un hogar, situada en el barrio Loch Nora.
Cuando eran pequeñas, Valerie y Oscar solían decirles que habían elegido esa calle por hacer una broma con el nombre de la pequeña de los Peterson. «¡Vives en un barrio con tu propio nombre! ¿A que es especial?» había dicho Valerie la primera vez que pisaron el pueblo después de que las enviaran a casa hasta obtener nuevas noticias sobre las habilidades de Nora. Nina recuerda perfectamente cómo ella no dijo una sola palabra. Le habían puesto una peluca castaña muy falsa que terminaron por descartar una vez empezó a ir al colegio, marcando una sentencia de insultos y acoso que no paró nunca.
Algo bueno que tiene Loch Nora es que sus vecinos están demasiado concentrados en sus propias vidas de ricachones como para meterse en los escándalos del pueblo, por lo que Nina puede pasar por los jardines a trote sin que nadie sospeche nada. Solo para en seco cuando llega a la casa de los Cox y se apoya contra la pared blanquecina decorada con flores que han pintado sus hijas para dar el aviso.
❝Estoy en LoNo, cambio,❞ dice.
La respuesta de Dustin es inmediata.
❝Vale, Nina. Nosotros estamos con Nancy. Fred Benson ha muerto.❞
Ella frunce el ceño. ❝¿Quién? ¿El de las gafas? ¿El del periódico del instituto?❞
Solo lo conoce de oídas, porque Nora lo ha mencionado alguna que otra vez, de habérselo encontrado con Nance mientras trabajaban en artículos.
❝Ha sido Vecna,❞ confirma Dustin, ❝pero la buena noticia es que Powell y Callahan aún están aquí y han hablado algo sobre aclarar esto y luego ir a tu casa, así que calculo que tienes veinte minutos para entrar, coger las cosas y huir lo más rápido que puedas para que no te vean el pelo.❞ La pausa para asimilarlo es innecesaria, porque Nina lo ha entendido a la perfección. ❝No hagas nada estúpido y ni se te ocurra perder el tiempo, ¿vale? Esto es muy chungo.❞
❝Vale, Dustybun, me ha quedado claro.❞
❝¡Te he dicho que no me llames...!❞
❝Cambio y corto.❞
El tiempo corre, se dice a sí misma antes de apartarse de la fachada de los Cox y colarse en el jardín trasero, cuyas ventanas están cerradas. Con cuidado de no pisar los juguetes que hay tirados por el suelo, vuelve a recuperar el ritmo y trota hasta pasar el hogar de los Buffet y los Duncan, que parecen estar celebrando una barbacoa, completamente inalterados por la muerte de Chrissy Cunningham. Su casa también está por aquí, pero no es momento de visitar a la familia para dar el pésame.
Tras dos minutos de interminables pasos acuclillados consigue ver el techo de su casa y sale a la carretera principal para hacer un último esfuerzo y correr hacia la puerta principal. Suerte que siempre lleva las llaves encima.
Lleva dos días cerrada, así que lo primero que azota el rostro de Nina al entrar y cerrar tras de sí es una ola de calor asfixiante frente a la que le encantaría parar y recuperar el aire perdido, pero si está haciendo bien los cálculos, le quedan quince minutos o menos para buscar la carpeta con los papeles y salir pitando de nuevo hacia el lago Lover's.
¿Si ella fuera una madre retorcida y obsesionada con herir a sus hijas, dónde escondería las pruebas de la tortura que las hizo sufrir durante años?
Confiando plena y ciegamente en sus piernas, sube las escaleras de dos en dos hacia la segunda planta y en concreto, hacia su habitación para quitarse la camiseta de Hellfire, sucia y apestosa, cambiarse y acto seguido ir a la habitación de sus padres, cerrada desde hace ocho meses. Ni Nora ni ella se han visto capaces de abrirla una sola vez. Por su parte, Nina tenía un miedo atroz a que estuviesen dentro, aunque supiera con certeza que sus cuerpos fueron llevados al crematorio de Hawkins porque nadie quería enterrarlos, porque siempre había una posibilidad de que sus fantasmas siguieran ahí encerrados esperando el momento perfecto para atacar.
La mano de Nina se cierra sobre pomo de la puerta con decisión, y no puede creer que realmente se esté resistiendo a hacerlo cuando es una situación de vital importancia. El corazón le late dentro del pecho a ritmo binario, pero va tan rápido que podría ser cuaternario a la perfección. Pum, pum, pum, pum, una y otra vez, sin cesar. Nina traga saliva. Vamos, hazlo.
Abre.
Dando un empujón, lo hace. La madre cruje y chirría y una nueva ola de calor y polvo sube por su garganta hasta asentarse. La bombilla de la lámpara aún funciona a pesar de parpadear cada pocos segundos, y los quince minutos se han visto reducidos a diez. Diez minutos y podría morir.
Sus manos viajan por cada rincón de la habitación vacía, abriendo cajones, sacando ropa y tirando cuadros familiares que nunca tuvieron valor. De la cómoda pasa a las mesitas de noche, y de las mesitas de noche al gran armario de madera. Tiene que estar ahí.
Da igual que lo encuentren todo hecho un asco. Esta habitación no volverá a ser la misma cuando acabe esta locura. Ella misma la redecorará. La hará un estudio, otra sala de estar o puede que hasta un cuarto de juegos para los chicos, para que no tengan que volver a reunirse en el sótano. Cuando acabe esta locura y Nina sepa con certeza que están a salvo, el viaje a Alemania habrá sido solo un error, un pensamiento impulsivo, un acto de huida, pero no llegará a más. No se marcharán de este sitio.
Palpando la pared del armario, agachada y a punto de perder los nervios, Nina encuentra un hueco. Es una falsa pared.
Tira de ella hasta romperla, dejando marcas rojas en las palmas de sus manos y arañazos que tardarán en irse, pero valdrá la pena. La carpeta está ahí, y con ella, una pequeña victoria después de tantas derrotas. O al menos, eso parece hasta que la puerta principal se abre de golpe.
❝Tenemos que mirar por todas partes.❞
Es la voz de Powell. Nina ahoga un grito de sorpresa y tira de la carpeta, que se ha quedado encasquetado entre ambas paredes. Si se rompe y caen los papeles, todo habrá sido para nada. Los pasos se acercan, y Nina siente los cereales en la garganta, a punto de salir.
❝Te dije que las niñas me parecían unos monstruitos,❞ habla Callahan, ❝y mira ahora. La mayor es una asesina y la pequeña tendría que ir a un correccional. ¿Cómo puede alguien tan pequeño tener tan mala leche? Nunca he entendido cómo Jim podía llevarse bien con ella.❞
❝Limítate a trabajar,❞ replica Powell con condescendencia.
❝Lo que quieras. Pero tengo razón. Algo de educación no le vendría mal.❞
Oh, se la ha ganado.
Al cerrar los ojos y entornarlos, el plano de su casa se hace claro. Están en el pasillo, pero aún no se han acercado a la habitación de Valerie y Oscar. Nina frunce el ceño y sigue mirando por los alrededores hasta llegar al salón, donde han dejado el cinturón con las armas. Dios, deben ser los policías más estúpidos que existen. Ni siquiera le hace falta mover la cabeza para hacer caer uno de los cinturones. Arriba, el ruido alarma a Callahan, apoyado contra la pared mientras limpia sus gafas. Se aparta y se asoma a la habitación de Nora, donde Powell mira por encima de las estanterías.
❝¿Has escuchado eso?❞ pregunta, señalando hacia atrás. El jefe de policía menea la cabeza sin contestar. ❝Se ha caído algo.❞
❝Vale, ¿por qué no vas a ver qué ha sido? Ya que no tienes muchas ganas de ayudar por aquí.❞
❝¿Quieres que baje solo?❞
Powell se aparta de la estantería y sonríe de medio lado. ❝Puedo acompañarte, si quieres. Y de paso te preparo una sopita caliente y te llevo al parque a jugar.❞
❝Vale, Calvin, lo que quieras,❞ contesta Callahan de mala manera, acercándose de nuevo a la puerta.
❝No te enfades,❞ exclama el jefe de policía, pero Phil ya se ha alejado de la habitación.
Aún tanteando con la carpeta, Nina consigue sacarla sin hacer ruido y sin abrir los ojos, porque Callahan pasa justo por delante de la habitación para bajar las escaleras y llegar al salón, donde el cinturón está en el suelo. Se agacha para cogerlo y colocarlo en la mesa antes de llevarse las manos a la cintura, maldecir en voz baja y tomar aire por la boca.
❝¡Ha sido mi cinturón! ¿Cómo demonios se ha caído?❞
Te sorprendería saberlo, se dice Nina, con los ojos fijos en los libros de Historia que decoran la estantería junto a la chimenea. El de la izquierda empieza a temblar, y a los pocos segundos da contra el suelo, causando que Callahan gire sobre sí mismo y se lleve una mano al corazón.
❝¿Qué cojones...?❞
Todavía no puede cantar victoria. Teniendo a Powell a escasos metros de ella, no es seguro salir de la habitación y mucho menos bajar. Quizá lo mejor sea causar un estruendo en la cocina y aprovechar el ruido y la confusión para salir corriendo por la puerta principal.
Pero el plan llega a su fin antes de que Nina pueda ponerlo en marcha, porque al entornar los ojos al máximo, lo que ve no es el salón; mucho menos su casa.
Ante ella se alza la más pura oscuridad, un espacio vacío y solitario en el que no existe el concepto de vida. La poca señal de existencia flota a su alrededor en forma de partículas casi imperceptibles, y esto no es algo que ella haya querido ver. Es algo que la están haciendo ver.
La oscuridad se explaya hasta el infinito de la misma forma en la que la casita de Essen lo hacía en sus sueños, eternamente congelada en un espacio de tiempo indefinido; un sueño que no cesaría, aunque ella quisiera; una próxima pesadilla que iniciaría con el tronar de un rayo y marcaría el principio del fin. Algo a lo que Nina le había temido desde siempre.
El fin.
Sobre su cabeza, la oscuridad es súbitamente reemplazada por un cielo oscuro y nublado, propio de precipitaciones. Se aproxima la tormenta. Una mayor a la que han vivido, más fuerte y más difícil de esquivar. Nina ya lo sabía. Lo supo ese día, aquel fatídico viernes en el que la muerte de Chrissy Cunningham activó un mecanismo de cuenta atrás desconocido, y aun así se obligó a sí misma a ignorarlo. ¿Por qué siempre hace lo mismo? ¿Por qué siempre ignora las señales más obvias de peligro? Lo ha hecho durante años, sin importarle lo más mínimo las consecuencias que esa ignorancia pudiera causar a la gente de su alrededor.
La oscuridad sigue explayándose, ocupando el plano en el que se encuentra.
Y entre tanta oscuridad, un par de ojos curiosos la observan en la lejanía. Unos ojos familiares que ella aún no puede percibir, pero lo hará pronto.
Sin poder evitarlo, Nina vuelve a la realidad, a la habitación de los Peterson. Ni siquiera es necesario que se lleve una mano a la nariz para comprobar si está herida, porque la sangre cae sobre sus labios y una única gota golpea el suelo. Un plop que la hace estremecer.
Me tengo que ir, piensa, y al momento añade, Dustin va a matarme.
Los agentes Powell y Callahan hablan en la planta baja, pero Nina está demasiado cansada como para volver a espiarlos y jugar a los fantasmas. Justo detrás de ella está la ventana de la habitación, cerrada de par en par, y un nuevo plan surge de la nada: abrirla y saltar.
Puede parecer algo imprudente, pero no hay demasiada distancia entre la segunda planta y el suelo, y además, si lo hace, podrá huir sin tener que correr.
Sujetando la carpeta bajo la axila, fija sus ojos en el cerrojo de la ventana hasta que se abre sin soltar un mísero crujido. Con sumo cuidado, Nina asoma la cabeza y traga saliva. Vale. Puede que haya cierta distancia, pero es mejor acabar el día con un tobillo torcido (o una pierna rota) que ir a la cárcel y que todo el pueblo se entere de que es una rata de laboratorio.
Primero lanza la carpeta, que aterriza sobre el jardín sin problemas.
Nina pasa una pierna y luego otra, sentándose sobre el pequeño borde de la ventana, y respira hondo. Una, dos, y...
Tres.
En menos de un segundo, sus brazos amortiguan la caída, pero un par de rasguños no la matarán.
Antes de intentar comunicarse con Dustin se aleja lo máximo posible de su casa y, por consecuencia, de Loch Nora, para evitar malentendidos y posibles detenciones. Si lo que Powell y Callahan quieren es inculparla parcialmente de la muerte de Chrissy, y ahora de la de Fred, a raíz de lo que encuentren en esa casa lo llevan claro, a no ser que cuenten como pistas los cereales caducados de Nora, que seguramente podrían matar a alguien. En cualquier caso, no existen pruebas que puedan relacionarla con toda esta situación tan bizarra, y por esa misma regla de tres, tampoco tienen mucho en contra de Eddie. ¿Que encontraron el cadáver en su casa? Es cierto, pero podría haber pasado cualquier cosa; ¿que huyó sin mirar atrás en vez de avisar a las autoridades y lleva desaparecido dos días? Pues también. Pero a ver cómo se le explica al cuerpo de policía de Hawkins todo lo relacionado con el Mundo del Revés. Nina sigue pensando que sería algo inútil.
❝Dustin, ¿estás ahí?❞ habla al walkie.
❝Usa tu nombre en clave.❞
Un gruñido surge de lo más profundo de su garganta. ❝Déjate de niñerías. ¿Dónde estáis? Tengo la carpeta.❞
❝Uno. Estamos en casa de la señorita Kelly, y dos, di tu nombre en clave.❞
❝¿En casa de la señorita Kelly? ¿Qué...? ¿Por qué?❞
A falta de respuesta, Nina suspira. ❝Dustin, soy Tormenta. ¿Por qué demonios estáis en casa de la señorita Kelly?❞
El nombre en clave es cuanto menos deprimente, pero según Henderson, «ella no tiene derecho a decidirlo porque elegiría uno demasiado obvio». Como si Tormenta no fuese la obviedad más grande conocida para el ser humano. Además, si Nina está en lo cierto, cree que ella es la única que tiene nombre en clave. Porque Nora pasa del suyo y los chicos ni siquiera tienen uno. ¿Qué clase de odio es este?
❝Eso está mejor,❞ responde Dustin, aunque su voz suena entrecortada por la mala señal, o por la poca batería. ❝Max tiene una teoría. Chrissy fue a varias sesiones con la señorita Kelly. Estamos buscando alguna pista sobre qué podía pasarle. Dijiste que Vecna estaba dentro de su cabeza, ¿no? Entonces, tiene que haber sido algo que tenga que ver con la mente.❞
Apoyada contra la pared de un cobertizo aleatorio, Nina rueda los ojos y toma el coletero de su muñeca para recogerse el pelo y acto seguido cubrirlo con un gorro de lana. Por mucho que estén buscando una conexión, no van a encontrarla en los archivos de la señorita Kelly. Las cosas no van así. No todo yace en lo obvio.
❝Dinos dónde estás y pasamos a recogerte cuando salgamos de aquí.❞
Nina vuelve a tomar el walkie entre sus manos. ❝¿Qué os hace pensar que voy a ir con vosotros? Estoy en busca y captura.❞
Mirando hacia la carpeta apoyada en el suelo, Nina vuelve a escuchar la voz de Dustin.
❝La señorita Kelly también ha tratado contigo durante algo de tiempo, así que seguramente te interese ver qué encontramos.❞
° 。・ ゚. •
Steve asoma la cabeza por la ventanilla. ❝¿Qué coño te ha pasado?❞
❝Soy una fugitiva, Harrington. No esperarás que vaya por Hawkins como si la policía no me estuviera buscando,❞ responde Nina mientras se hace un hueco en la parte de atrás del coche y le entrega la carpeta. ❝Y esto se queda en tu casa, que lo sepas. Al menos hasta que aclaremos el tema de Vecna.❞ Él mira los papeles con extrañeza y acto seguido se los da a Dustin. ❝Ni se te ocurra ojearlos.❞
❝No iba a hacerlo,❞ responde él con molestia, aunque su expresión se vuelve curiosa al momento.
❝Si tu plan es pasar desapercibida, te digo yo a ti que no lo estás consiguiendo. Esto parece un puto circo.❞
❝Al menos, no acuden a mí cada vez que necesitan una niñera,❞ replica Nina.
Junto a ella, Max se cruza de brazos y se echa hacia atrás. ❝¿Podemos darnos prisa, por favor?❞
El motor ruge bajo sus traseros, y la mirada de Steve se oscurece a la vez que niega con la cabeza y pisa el acelerador.
Así que el plan completo es ir al instituto, invadir la privacidad no solo de la señorita Kelly, sino de una alumna (fallecida) que ha tenido sesiones de terapia con ella y sacar una conclusión que tenga que ver con Vecna. Si Nina no estuviese cien por cien segura de que esa cosa existe, ahora mismo habría saltado del coche en marcha y habría vuelto a casa de Reefer Rick con Eddie.
Entonces, cae en la cuenta.
Eddie.
❝¿Sabéis algo de Eddie? ¿Habéis hablado con él?❞
❝Dice que te echa de menos y que muchos besitos.❞
❝Steve, si no estuvieras conduciendo te habría roto la muñeca.❞
Dustin se vuelve hacia ella, decepcionado. ❝Eres una fugitiva terrible.❞
❝Ponte derecho,❞ espeta Steve.
Él cumple sin rechistar, y el viaje empieza siendo tan silencioso que da miedo moverse. Steve conduce apretando el volante entre sus manos con una presión impropia de alguien que no ha visto la mitad de lo que ella; Max, acurrucada contra la ventana derecha, mira hacia afuera con aire triste, y se abraza a sí misma, aferrándose a la sudadera azul celeste.
❝Por cierto. Antes, en casa, me ha pillado la poli—❞
❝¡¿Qué?!❞
Dustin gira con tanta rapidez que Steve casi da un volantazo, y el silencio se rompe al momento. ❝¿Te ha pillado la poli?❞
❝¡Henderson! ¡Deja de moverte!❞
❝Te he dicho claramente que perdieras el menor tiempo posible,❞ exclama, gesticulando con las manos antes de llevárselas a la cabeza. ❝Dime que no te han visto.❞
❝Soy imprudente, no idiota. Claro que no me han visto,❞ replica Nina con obviedad. Acto seguido, su mueca se vuelve dura. ❝Pero. Yo sí he visto algo. ¿Sabéis el plano en el que nos movemos El, Nora y yo cuando usamos las habilidades? En el que podemos ver a otra gente. Era como ese, pero vacío. Vacío modo qué chungo. No lo he hecho a propósito. Estaba distrayendo a Callahan y de repente... Paró. Sentí que estaban tirando de mí hacia una parte más oscura.❞
❝¿Crees que ha sido Vecna?❞ pregunta Steve, mirándola por el espejo retrovisor.
Max frunce el ceño. ❝¿Por qué iba a ser Vecna?❞
❝Eso, Steve. Ni siquiera tenemos certeza de que Vecna ataque a la mente. ¡Es solo una suposición! Nina solo ha estado presente en una de las dos muertes, y puede que a Fred le haya atacado de otra forma...❞
❝Vecna me conoce, Dustin.❞
❝Ni se te ocurra chillar o saltar,❞ avisa Steve cuando él abre la boca por la sorpresa.
Él termina por calmarse y respirar hondo. ❝¿Te importa explicarte?❞
❝Dijo mi nombre. Cuando me vio en la mente de Chrissy dijo «Nina Peterson, bla, bla, bla.»❞
❝¡Nada de bla, bla, bla! Dinos qué te dijo.❞
❝Henderson, me estás poniendo de los nervios. Deja de moverte.❞
❝Me dijo: «aunque tú te vayas, yo siempre estaré aquí.»❞
Esa maldita amenaza aún la pone los pelos de punta. La forma en la que su voz se le colaba por los oídos, de izquierda a derecha, como si le estuvieran susurrando, hasta que finalmente sonó dentro de su cabeza ya era una señal de por sí; si Nina no hubiese sido tan despistada; si se hubiese mantenido alerta, podría haberlo visto, pero estaba demasiado concentrada en problemas menores como para prestar atención a lo que verdaderamente importaba.
❝Podía meterse en mi cabeza; a saber desde cuándo lo hace. Sabía que mi plan era irme a Alemania con Nora después de las vacaciones de primavera y que pensaba que así acabaría todo. Lo sabía. Y si se esforzó tanto en hacérmelo saber, significa que quería captar mi atención. Y lo ha conseguido.❞
Nina resopla. ❝Desde el cuatro de julio, pero sobre todo estas últimas noches, desde lo de Chrissy, he estado teniendo sueños extraños. Mi casa en Essen, Starcourt y el laboratorio. Los veo todas las noches, cada vez que cierro los ojos. Ahora que esto está pasando, temo que pueda ser él.❞ La suposición trae consigo un silencio incómodo que no dura más de un par de segundos, porque ella sigue hablando: ❝Conozco mi propia mente, sé cómo funciona. Puedo, dentro de lo que cabe, modificarla como quiera, y os aseguro que esos tres sitios son los últimos con los que quiero soñar. Así que puedo decir con toda certeza que Vecna, sea lo que sea, trabaja desde ahí.❞
❝Por no decir que usa tu misma táctica,❞ interviene Steve en un susurro.
❝¿Y si soy yo?❞
Dustin frunce el ceño, confundido. ❝¿Qué quieres decir con eso?❞
❝¿Y si yo soy Vecna? Solo que lo hago de forma inconsciente. Funciono como una batería, ¿recordáis? Cuando ocurrió lo de Starcourt, estaba cargada al máximo. Podía sentir la energía corriendo por mis venas. Era como si tuviese hormigas correteando debajo de mi piel; me picaba tanto que estaba irascible, y sumando eso a la electricidad del generador ruso, exploté y me drenó al completo. A veces, ni siquiera tenía fuerzas para respirar. ¿Y si esa parte de mí que estaba completamente cargada se ha vuelto independiente de mi consciencia?❞
❝Quieres decir,❞ Max entrecierra los ojos y se inclina hacia ellos, ❝¿como otro tú?❞
❝Eso no tiene ningún sentido, ¿vale? Esto no es Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Esto es la vida real, donde existe otro mundo lleno de bichos asquerosos y, por lo visto, Freddy Krueger.❞
Steve les dedica una mirada de adulto decepcionado a través del espejo retrovisor y vuelve a pedirle a Dustin que deje de moverse y se ponga derecho, aunque él no se molesta en escucharle. Está tan centrado en la conversación que sus ojos están fijos en un punto aleatorio del coche y balbucea cosas incomprensibles. Es alguien propenso a pensar en voz alta y a organizar las ideas como si tuviese una pizarra frente a él.
Y cuando llega a sus conclusiones, parpadea y maldice.
Como ahora.
Tras susurrar «mierda» y negar con la cabeza repetidas veces, alza la vista hacia Nina. ❝Eso significa que has podido matar a dos personas.❞
❝Dustin...❞ comienza Steve.
❝Tiene sentido,❞ repone él, agarrándose al asiento como si no hubiera un mañana. ❝Steve, lo tienes delante de tus narices. Es el mismo patrón. Un montón de huesos rotos y carne...❞
La discusión continúa entre ellos dos, pero Nina está demasiado cansada como para prestar atención, y en lugar de luchar por defenderse, lo cual es inútil, mira de soslayo a Max, sentada a su lado.
No puede evitar preguntarse de qué hablarían Nora y ella la noche del partido, y aunque sabe que no debería entrometerse, Nora salió de casa de las Mayfield con una mueca negativa, y las pocas veces que Nina ha visto a Max podría decirse que tampoco saltaba de alegría.
Es normal. Ha perdido a su hermano; está de luto.
Billy nunca ha sido buena persona. Independientemente de lo que Eleven hubiese presenciado en aquella visión, las acciones de Billy siempre han dependido de sí mismo. Una explicación no es lo mismo que una excusa, y en el caso del hijo de Neil, nunca habrá una excusa que valga para todo el daño que ha hecho. Pero aun teniendo eso en cuenta, Max parece echarle de menos.
Nina cree entenderla, aunque sus situaciones son distintas. Desde que Valerie y Oscar murieron; desde que ella los mató, la culpa la ha comido por dentro, y por alguna razón ha intentado justificar todos sus errores durante estos ocho meses que se ha pasado encerrada en esa habitación fría y solitaria. Han sido los peores momentos de su vida. Se levantaba a oscuras, recogía la comida que Nora le dejaba en la puerta y que a veces ni siquiera se terminaba, y por la noche, cuando ella se iba a dormir, o cuando iba a casa de Mike, recogía su habitación e intentaba limpiar lo que podía, aunque la mayor parte de veces terminaba llorando, apoyada contra el muro del pasillo, diciéndose una y otra vez que ella era la única que tendría que haber muerto esa noche.
Nunca tenía suficiente. A ese pensamiento, más tarde se sumaba la ira. ¿Te haces la mártir? No vas a cambiar nada por mucho que llores. Asúmelo. Esto es lo que eres. Para esto te salvaron la vida. Para esto te crearon.
Valerie solía decir que todo fue un acto de amor paternal. No querían dejarlas ir; lo habrían hecho todo por tener a sus hijas de vuelta. Excepto que ellos no tuvieron que sacrificar nada.
Ellos no sufrieron descargas eléctricas durante años.
Ellos no son capaces de hacer volar un vehículo con la mente.
Y ellos jamás tendrán que cargar con la culpa de haberse convertido en monstruos.
❝¿Ahí también están todos los papeles de Nora?❞
La voz de Max se alza en un susurro, seca y firme, casi ahogada por los gritos de Steve y Dustin, que aún le dan bombo al mismo tema. Sus ojos azules transmiten desconfianza, y se muestra hostil cuando Nina se acomoda un poco en su asiento.
❝Sí. Todos.❞
❝Me dijo que los habían quemado. Que... vuestros padres no tenían interés en guardarlos después de que sus habilidades desaparecieran.❞
❝Nora no sabe muchas cosas. Hasta que no supimos que sus habilidades habían vuelto, mis padres decidieron esconderle todo. Para ella, el laboratorio era historia. El doctor Brenner dijo que lo más seguro era que volviera a funcionar con el tiempo, cuando se sintiera más relajada. Pero Nora estuvo jugando con nosotros. Nunca perdió las habilidades. Las escondió. Estuvo meses fingiendo que no las tenía hasta que decidieron darnos el alta a las dos. Cuando ellos se enteraron, decidieron no contarle nada y decirle que los habían quemado. Pensaron que la ignorancia sería su mayor castigo.❞
Max curva los labios hacia abajo. ❝Menuda gilipollez de castigo.❞
Otros no lo eran tanto.
❝¿Te ha dicho algo sobre mí?❞ pregunta a continuación, tan rápido que Nina tiene que repetirse la frase varias veces hasta asimilarla, pero no hace falta que responda, porque rápidamente, Max menea la cabeza. ❝Da igual. Es una tontería.❞
Nina no es idiota. Hay que ser una persona muy poco atenta para no darse cuenta de que Nora siente algo por Max, y lleva sintiéndolo desde hace tiempo. Una hermana mayor (a falta de madre involucrada) lo sabe todo, y, además, ambas son pésimas en esconderlo.
❝Me dijo que te echaba de menos.❞
La chica muestra una pequeña sonrisa. ❝¿En serio? Pero si no nos hemos separado desde que empezó el curso.❞
❝Tú me has preguntado; yo solo respondo.❞
❝Pensaba que estaría enfadada conmigo por... Haber alejado a todo el mundo,❞ admite, encogiéndose de hombros. ❝Y creo que me he portado mal con ella estos últimos días, porque me daba miedo tener que despedirme cuando os fuerais. No quería hacerlo.❞
Una pequeña sonrisa triste crece entre los labios de Nina. ❝No te odia, te lo aseguro. Nora es alguien muy difícil, pero rara vez se enfada, sobre todo con gente a la que quiere mucho.❞
❝Sí,❞ dice Max, y se acurruca de forma en que ahora, están la una frente a la otra. ❝Supongo que... Es solo que no estoy acostumbrada a esto. A la culpa.❞ Su mirada se apaga momentáneamente. Tiene las manos pegadas al pecho, llenas de pequeños arañazos de tanto rascárselas, y se muerde los labios, dejando marcas y sangre seca. ❝¿Cómo haces tú para que no se vuelva en tu contra?❞
Nina suelta una risita incontrolable.
❝Le estás preguntando a la persona equivocada. A veces creo que la culpa se ha apoderado de mí.❞
Max niega, insatisfecha, a lo que Nina suspira. ❝Mira, Max. Estoy segura de que estás harta de que te digan esto y sé que es la frase más mierda que podría decir en este caso, pero es la verdad: no tienes culpa de nada de lo que le pasó a Billy, y aunque ahora te sientas así, con el tiempo lo aceptarás y verás que todo lo malo que ocurrió durante esos días fue una desgracia más en la historia de Hawkins, y tú no tuviste nada que ver en ella. Es normal que estés de luto, da igual el tiempo pase. Tienes derecho a permanecer años en duelo por su muerte, y eso nadie te lo puede arrebatar.❞ El ambiente tenso del coche se disipa llevándose consigo la mueca triste de Max, y dejando solo un aire pesado que no termina de marcharse. ❝Estarás bien, eventualmente.❞
Ella no contesta.
Vuelve a su posición inicial. A clavar los ojos al frente, a morderse los labios y rascarse las manos, y el brillo en su mirada se hace paso a medida que avanzan por la carretera. Solo cuando Nina la imita para concentrarse en sí misma, habla de nuevo.
❝No creo que estés haciendo esto, si te sirve de consuelo.❞
Ambas se quedan en silencio. Steve y Dustin también han dejado de hablar, aunque Nina no sabe si han llegado a una conclusión sobre la posibilidad (por pequeña o casi inexistente que sea) de que ella y Vecna sean la misma persona. Muy en lo más profundo de sí misma, Nina espera que no sea así; que el pequeño atisbo de humanidad y esperanza que tiene siga existiendo hasta el día de su muerte, ya sea pronto o tarde. Espera no tener que confesar, de nuevo, que ha hecho cosas de las que se arrepentirá toda la vida, porque si volviese a ocurrir, no está segura de poder soportarlo.
Quién podría, ¿verdad? Hopper siempre le decía que era muy fuerte. La miraba a los ojos y mostraba una amplia sonrisa antes de menear la cabeza, revolverle el cabello como si fuese una niña pequeña y soltaba algún comentario paternal que nunca le habría escuchado decir a Oscar. Es triste. Ahora más que antes, teniendo en cuenta que ambos adultos están muertos.
Entre las manos de Dustin, su walkie capta una señal.
❝Código rojo, Dustin, ¿me recibes?❞
La voz de Lucas Sinclair es inconfundible, y dado lo agitado que suena, Nina se yergue y apoya las manos entre los asientos de Dustin y Steve para acercarse al walkie. Henderson parece sorprendido.
❝¿Lucas? ¿Dónde cojones te habías metido?❞
❝Tenemos un problema.❞
❝Tenemos más de un problema,❞ habla Nina por encima de Dustin cuando él va a contestar.
❝¿Esa es Nina? Tíos, la están buscando. Dicen que es cómplice de...❞
Max bufa y le quita el walkie de las manos a Dustin, dejándolo de nuevo sin hablar.
❝Lucas, estamos yendo al instituto. Nos vemos allí, ¿vale? Cambio y corto.❞
Cuando Max le devuelve el walkie a Dustin, el silencio se alza de nuevo en el coche. Nadie dice nada, y quizás es lo mejor, porque en caso de que el villano haya estado todo el tiempo junto a ellos, es mejor ir quebrando la confianza.
° 。・ ゚. •
❝Nina, espera un momento.❞
Los niños ya han bajado del coche, pero tanto Steve como ella permanecen dentro, sujetándose la mirada, no como si fueran desconocidos pero sí como si hubiese algo que les separa. Una barrera invisible que se ha ido construyendo a lo largo de estos ocho meses.
❝¿Qué pasa?❞ pregunta ella, tratando de controlar el súbito temblor de su voz.
❝Te he escuchado hablar antes con Max, y pienso lo mismo que ella. No tiene ni pies ni cabeza lo que has dicho.❞
❝Sí que tiene sentido,❞ repone ella, ladeando la cabeza. ❝Steve, sé que no soy buena persona. No sería ninguna novedad descubrir que mis habilidades han evolucionado más de la cuenta hasta independizarse de mí. Es algo que tenía que pasar tarde o temprano.❞
Por eso, el doctor Brenner la odiaba. Porque era demasiado peligrosa, y porque sus habilidades no podían controlarse. Él lo supo desde un principio y lo vio nada más se encontraron en aquella habitación de hospital, al mirarla a los ojos.
❝Si resulta ser cierto,❞ murmura Nina, ❝encontraré la forma de pararlo, aunque deba hacer algo drástico.❞
❝Nina—❞
❝Y me gustaría que cuidaras de Nora.❞
De nuevo, comparten una mirada lejana.
❝Te ve más como a un hermano que a mí.❞
❝Tú no puedes ser Vecna. Le viste dentro de la mente de Chrissy. En caso de que tus habilidades se hubiesen independizado, no habrían tomado la forma de un... ¿Cuerpo hecho a base de raíces? Creo que esto te ha pillado de improviso, que no has superado lo de Starcourt y te culpas a ti misma de todo lo que pueda tener que ver con eso.❞
Vaya.
Steve parece tomarse muy en serio eso de que «los amigos no mienten».
❝Mira, Steve, no sé cómo decírtelo sin sonar como una idiota,❞ Nina abre la puerta y saca un pie, sin terminar de girar para poder mirarlo aún a los ojos, ❝pero tienes que aceptar que no soy una superheroína. Esa visión que tienes de mí, de la rata de laboratorio que quiere hacer el bien con sus habilidades, es mentira. Te la has inventado, la has desarrollado y lo peor es que te la has creído y ahora lo único en lo que puedes pensar es que intento todo lo posible por remediar mis errores y soy incapaz de hacerle daño a alguien. Quítate esa idea de la cabeza. Nora y El son superheroínas. Yo he hecho cosas inhumanas. No somos iguales. Así que ahora, cuando terminemos con esta mierda, deshazte de esa idea antes de que ocurra lo inevitable y tengas que matarme todavía creyéndote que no me lo merezco.❞
Por mucho que Steve intenta pararla, ella ya ha salido del coche y se ha reunido con los niños. Dustin y Max esperan de brazos cruzados, cargando con linternas; Mayfield juega con las llaves de la señorita Kelly entre sus dedos hasta que la ve llegar y suelta un desinteresado «por fin». Detrás de ellos, Harrington camina a una velocidad lo suficientemente rápida para alcanzarlos.
Entran por la puerta de atrás, para no ser vistos, aunque el recorrido hacia el despacho de Kelly es bastante más largo por esa entrada, Nina lo sabe de primera mano porque los primeros viernes que iba a verla, solía acceder por allí para no coincidir con nadie conocido.
Los pasillos del instituto de Hawkins, oscuros y vacíos, se extienden en decenas de pasillos y giros calcados a los otros, como un laberinto de clases y desesperación. Parece una idiotez, pero la esencia de los exámenes de matemáticas suspensos aún está en el aire. Se perciben los llantos de muchos chicos que se habrán quedado sin vacaciones de primavera por tener un suspenso en alguna que otra asignatura. Qué pena. Nina no puede empatizar con ellos. A pesar de todo, incluidas sus peleas con la señora Click, nunca ha bajado de un notable; además, su constante participación en las horas extraescolares la han colocado en el podio.
Debía compensar el hecho de que todo el instituto pensara que tanto ella como Nora y sus padres estaban como una cabra.
Sin previo aviso, el walkie de Dustin vuelve a captar una frecuencia.
❝Dustin, ¿me recibes?❞
Ahora no es Lucas, sino Robin. A Nina le alivia escuchar su voz. Según la división que han planeado los cinco (incluyendo a Nancy Wheeler), ella y Robin deben haber encontrado información sobre Vecna.
❝Te recibo,❞ contesta Dustin, a medida que acelera el paso.
❝Nancy es una genio,❞ habla Robin de nuevo. ❝Las primeras víctimas de Vecna se remontan al 1959. Ha dado en la diana.❞
❝¿Cuándo naciste tú?❞ escucha preguntar a Steve tras de ella.
Nina traga saliva. ❝Eso no significa nada. Puede ser otra cosa. Un ataque parecido.❞
❝Tu tercera personalidad, ¿no? Estáis tú, Vecna y el Oso Yogui, que un año después de aparecer en televisión dejó que la fama se le subiera a la cabeza y empezó a matar gente.❞
Dustin sisea para que se callen.
❝Vale, me parece que se os va la olla, pero ahora no puedo hablar.❞
Steve apunta con la linterna hacia la derecha y hace un gesto. Al doblar la esquina, la voz de Robin vuelve a escucharse a través del walkie.
❝Espera, ¿qué hacéis?❞
❝El plan ha cambiado. Recogimos a Nina y ahora hemos allanado el colegio en busca de archivos confidenciales y personales.❞
❝Así suena peor de lo que parece,❞ admite Nina en un susurro, a lo que Dustin se encoge de hombros.
❝¿Nina está con vosotros? Se suponía que... Recogía los papeles del laboratorio y volvería al cobertizo con Eddie. Sabéis que está en busca y captura, ¿no? ¿Y si os pillan en el colegio?❞
❝Resulta que tener a una adolescente semiadulta cabreada capaz de controlar la mente podría venirnos de lujo en ese caso. Vosotras venid aquí cagando leches; ya os lo explicaremos.❞
Dustin baja la antena y menea la cabeza, exhausto.
Al llegar al despacho de la señorita Kelly, Max abre la puerta mirando a ambos lados del pasillo, mientras ellos tres se mantienen apartados, enfocando con la linterna.
Como era de esperar, está vacío, y huele a cerrado. El tablón de corcho con panfletos de autoayuda, el reloj que hace tic tac sin parar, los libros sobre depresión, ansiedad, pesadillas... Dios, Nina es incapaz de comprender cómo un simple despacho puede causarle tantísimo rechazo.
❝Es como estar en el Watergate... Hawkinsgate,❞ comenta Dustin, pero ella está demasiado concentrada en el archivador de Kelly como para prestarle atención.
Las carpetas abundan, ordenadas alfabéticamente, y entre ellas, el apellido Peterson aparece tres veces. Nina, Nora y Jamie Peterson, un niño del curso de Gareth y Jeff, pero él no importa demasiado ahora mismo. Cuando Max ve el nombre de Nora se queda paralizada por un segundo antes de seguir buscando, y entonces maldice.
❝Joder.❞
❝¿La has encontrado?❞
❝Sí,❞ asiente Max, ❝y no solo el archivo de Chrissy. Fred también veía a la señorita Kelly.❞
Steve enfoca las carpetas con su linterna.
❝Tiene que ser una coincidencia,❞ protesta Nina.
❝O no,❞ murmura Dustin, desde su posición. Permanece atrás, apoyado contra la pared. ❝Tal vez, Vecna busca esto.❞
Los papeles se explayan por toda la mesa. Notas de las sesiones, fichas de alumnos, calificaciones del semestre... Max se sienta y toma entre sus manos los papeles de Chrissy, mientras Nina revisa los de Fred: trauma previo, pesadillas constantes y migrañas destacan entre otros síntomas como pésima conciliación del sueño y derrames nasales.
Max luce visiblemente confundida; Nina se fija en que sus manos tiemblan por un efímero momento antes de alzar la vista.
❝Nina, ¿tienes el archivo de Fred?❞
❝Toma.❞
Se lo arrebata de las manos, no de una forma brusca, sino desesperada, y por la mueca que se extiende por su rostro, algo no va bien. Acompañándose de un gesto imperceptible, Nina llama a Steve para que lea por encima, dado que ella está al lado contrario de la mesa. Su linterna alumbra muchísimo menos que el gran foco de Dustin, pero hay luz suficiente como para percibir la pronta palidez de sus mejillas.
¿Qué pasa?
Max sigue leyendo, una y otra vez. Sus ojos viajan de un lado a otro del papel hasta que dejan de hacerlo y desenfocan, como si estuviese pensando.
En ese momento, una presión se cierra sobre el corazón de Nina, estrujándolo como si quisiera hacerlo estallar; como si quisiera hacerla despertar. Es la misma sensación que se apoderó de ella en Essen, cuando el trueno cayó sobre ella. El mismo dolor asfixiante.
La misma electricidad que corría por sus venas cuando entró en la mente de Chrissy.
❝¿Max?❞, llama Dustin. A falta de respuesta, la sujeta por los hombros para agitarla.
❝¿Qué le está pasando?❞ pregunta Steve. Se ha agachado a la altura de la silla para mirarla más de cerca. ❝Eh, Max. ¡Max!❞
❝Vecna está aquí,❞ habla Nina en un susurro. ❝Puedo sentirlo.❞
Aún sentada, se aferra a los brazos de la silla.
❝Voy a encontrarlo. Si viene alguien, sacadme del trance.❞
Dustin menea la cabeza. ❝¿Qué?❞
❝Ni se te ocurra,❞ advierte Steve. ❝¿Cuál es tu plan? ¿Buscarlo y hacer que te mate? Ni siquiera sabemos qué podría hacerte.❞
❝Dices que no soy Vecna, ¿verdad? Bueno, pues si no lo soy, ¿por qué no me dejas contactar con él? No dejaré que le haga daño a Max. Solo tengo que meterme en su mente, como lo hace él. Así que si estás tan empeñado en que soy una superheroína, déjame hacer algo que lo demuestre.❞
Necesito hacer esto.
Puedo hacerlo.
Al cerrar los ojos, la oscuridad se adueña de los alrededores, de la forma más humana posible. Esto es lo que percibe la mayor parte de la población mundial cuando parpadea o duerme: una oscuridad finita que no va más allá de los párpados. Ella, en cambio, solo la ve por unos segundos antes de que se extienda hasta el infinito.
Solo que esta vez no debería haberlo hecho, sino que Nina debería haber aparecido en un pasillo. En el mismo pasillo por el que han entrado al instituto. Intimidada por la soledad de la visión, Nina se mantiene quieta.
❝¿Max?❞
Ni siquiera está segura de lo que ha hecho. Se supone que tendría que estar frente a ella, o al menos, cerca de ella, y que la presión de su pecho debería haberse ido, pero no lo ha hecho. Al contrario, ha crecido, por lo que solo puede significar una cosa.
❝Finalmente, estás aquí.❞
Esta voz grave que se cuela en su cabeza no le pertenece a la joven Mayfield, pero la reconoce como la misma que le habló en el instituto y más tarde, en el trailer de Eddie.
La criatura hecha de venas— Vecna, apenas se encuentra a unos metros de ella, erguido y con la cabeza bien alta. Su mano izquierda, de dedos largos y afilados, se alza a la altura de sus ojos, lenta y cautelosamente.
❝¿Por qué me conoces?❞ Es lo único que puede preguntarle. El monstruo frente a ella no se molesta en reaccionar. ¿Por qué iba a tenerle miedo a una adolescente? ❝¿Y por qué tenemos las mismas habilidades?❞
❝Todo se resolverá a su debido tiempo.❞
Vecna no se mueve. ❝Pero hasta entonces, creo que deberías consolar a la pequeña Maxine. Casi ha llegado su hora.❞
❝No lo entiendo.❞
❝Hagas lo que hagas para evitarlo, será inútil. No eres más que una niña, y ya no me sirves para nada.❞
El vacío se desvanece, dejando ver el despacho de la señorita Kelly. Max sigue sentada donde antes, ya despierta. Sus ojos están cubiertos por una fina capa de lágrimas, y entre sus manos aprieta la tela de su sudadera azul.
Nina querría haber evitado esto. Ha ido en busca de Vecna para defenderla, pero ese hilo invisible la ha empujado hacia el vacío, al igual que en su casa, horas antes.
No lo había hecho aposta para conseguir respuestas, ¿verdad? O tal vez, sí, porque no es una buena persona y sobre todo, no es una superheroína.
Al final, solo ha confirmado lo que ya temía.
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A/N
nina después de tener un brote y convencerse a sí misma de que es vecna y está cometiendo crímenes de guerra: 💋🫶👄❤️💐😻
el próximo capítulo debería llamarse «terapia colectiva» y que todos tuvieran una sesión de grupo, porque madre mía, llevan tres años luchando contra monstruos de otros mundos y a la semana y media están de picnic...... si a mí me pasara la mitad de lo que les ha pasado a ellos, olvidaros de contar conmigo para absolutamente nada. yo veo a un demogorgon en la vida real y necesito de tres a cinco años para asimilarlo, y de diez años a media vida para superarlo (si es que lo supero) (y si es que sobrevivo al encontronazo claro, muchas esperanzas tengo yo en mí misma cuando sería literalmente barb)
en otras noticias, cada vez que menciono a nora estoy así💔 mi niñaza la echo de menos
sé que el capítulo es inhumanamente extenso pero necesitaba encajarlo todo aquí para que se comprendiera😭 y se viese mejor el brote de nina porque esta chica lo está pasando horriblemente mal, no voy a mentiros, y lo va a pasar un poquito peor en los próximos capítulos 😘
en fin, eso es todo !!!! espero que os haya gustado el capítulo y que estéis bien <33 recordad que mis dm siempre están abiertos para lo que necesitéis 💐
palabras: 7296
publicado: 10 de septiembre de 2022
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