CAPÍTULO 9: CAROLINE

El clan La voisin, según lo que había leído, se caracterizaba por el don de la videncia, presentado por primera vez en este aquelarre en su creadora, Catherine Monvoisin. Este hecho suponía un grave problema; pues ¿Quién me aseguraba que la nueva alumna no tuviera una visión sobre lo sucedido?

─Davinia ¿Estás con nosotras?─me pregunta Genevie, al son de un agitamiento enérgico de su mano sobre mi cara; el cual consigue que me vuelva a centrar en la conversación─Te estaba diciendo que esta es Caroline, es una nueva alumna. Ha venido desde la mismísima ciudad de París. Debe ser algo maravilloso poder vivir allí. París es tan hermosa, y se dice que el colegio para brujas es exquisito y majestuoso, por lo que no comprendo por qué pediste un traslado.

─Bueno, en ciertas ocasiones sientes la necesidad de conocer y experimentar cosas nuevas. Además, tuve el presentimiento de que debería estar aquí, o más bien la visión, de que este es mi lugar.

─Qué agradable debe de ser eso de saber lo que pasará en situaciones como esa.

─La verdad es que preferiría tomar mis propias decisiones por mí misma y no basándome en un presentimiento, o a una visión. Porque en ocasiones las visiones no están bien detalladas y pueden conducir a errores. Por lo que la visión es en parte positiva y negativa─dice mirándome fijamente a los ojos, lo cual consigue sacarme un escalofrío.

─Supongo que todos los dones de los clanes tienen su lado bueno y malo. Lo más importante de ellos es saber utilizarlos de forma correcta, y es por eso que estamos aquí─digo recalcando las últimas palabras.

─Claro, el saber es poder y control, y por ese motivo vine a esta escuela. Toda la sociedad de brujas la considera la mejor. Además, he de confesaros que ha llegado incluso a Francia lo sucedido aquí ayer. Eso ha hecho que mis planes se vieran acelerados; pues me encantaría saber que es lo que pasó realmente.

A nuestro clan, se lo clasificó en el pasado como el aquelarre especialista en envenenamientos de manera injusta, sin dejarnos dar explicaciones, por lo que, si esta bruja tiene una muy buena, me gustaría poder ayudarla para que no la juzgaran de manera inequívoca─comenta al tiempo que sobre sus pies aparece a ronronear una gata de suave y espeso pelo blanco y de ojos color verde como la hierba recién bañada por el rocío de la mañana.

─De todos modos, para poder seguir interna en el centro, va a tener que sucederle un milagro a esa bruja. No creo que algo así se pueda resolver con una buena excusa. Ha roto la regla principal, y eso es imperdonable a ojos de todas.

─Y, sin embargo, esta se ha reunido bajo este mismo techo con un mago Verónica, rompiendo su propia norma más crucial.

─Eso ya lo sé Genevie; pero si lo ha hecho es para poner punto sobre las íes tras lo sucedido.

─También podrían haberlo hecho sin verse cara a cara ¿No? Acaso no son unos de los magos y brujas más poderosos. Tendrían muchos recursos para comunicarse.

─Supongo, Davinia, que en un acontecimiento como lo sucedido, el cual ya ha traspasado fronteras, requiere un cara a cara; aunque no sea algo de su agrado─afirma Caroline mientras acaricia a la gata blanca, la cual debe ser su compañera─De todos modos este tema no debe preocuparnos; pues no creen que alguna de nosotras fuera dado que la magia interceptada es demasiado poderosa para ser de una bruja de primero, y, por lo tanto, de nuestro nivel.

Pienso de manera profunda en esas palabras, y en el hecho de que eso me mantiene a salvo, y más considerando que soy la bruja más inexperta de todo el centro ¡Por dios! Si hace apenas unos días ni siquiera sabía que era una bruja. Lo único que espero ahora es que Alec esté a salvo.

ALEC

Lo ocurrido se considera algo tan grave, que ha dado lugar al mismísimo encuentro entre los directores de los centros de WitchTowm. Algo que se pensaba imposible; dado que ambos cumplen a rajatabla la ley; pero también se consideraría insólito que una bruja inexperta poseyera tanta magia en su interior y, sin embargo, mis ojos lo habían visto. Ahora lo único que más deseo es que nadie más averigüe quién fue la causante; pues eso sería lo peor que podría pasarle a Davinia, y también a mí. En este mismo momento me siento todavía más intrigado por saber quién es realmente, a que clan pertenece y opino fervientemente que el símbolo del pentágono es la respuesta. Por lo que debo averiguar a que clan pertenece; pero debo hacerlo de manera minuciosa; pues ahora los ojos de los magos y de las brujas más poderosos estarán sobre nosotros, y cualquier movimiento en falso puede significar, literalmente, mi tumba, mi exilio. Por este motivo debo hacer mis investigaciones en la hora de las brujas; tal vez esta me dé suerte. Lo que tengo claro es que jamás me rendiré, pues en mi linaje esa palabra no tiene cabida.

DAVINIA

Tras la cena, cada una nos dirigimos a nuestras habitaciones. Una vez en ella, contemplo en el baño la marca del pentágono que se ha grabado en mi piel, y la cual hace que todo sea más real. Los golpes en la puerta del baño provenientes de Genevie, son los que consiguen despertarme de mi ensimismamiento.

─Davinia, no es por meterte prisa, pero una necesita ir al baño de manera urgente. No querrás que mi vejiga explote.

─Lo siento. Ya salgo ahora─digo al tiempo que bajo el top del pijama ocultando la cicatriz, para a continuación ceder el baño.

Tran pronto, Genevie, se adentra en el baño, cojo uno de los libros de la biblioteca, dispuestos en mi mesita, y me pongo a ojearlo. Tengo la esperanza de encontrar alguna respuesta en ellos; pero ninguna pista se cierne sobre estos.

Me encuentro tan centrada, que no me percato de las palabras de Genevie hasta que su gata se posa sobre mi libro.

─ A este ritmo te saldrán raíces como los árboles. Debes descansar algo Davinia. No debes presionarte tanto. Disfruta de esta oportunidad.

─Es fácil decirlo en tu caso. Sabes cuál es tu lugar, tu aquelarre; pero yo no sé quién soy y a qué lugar pertenezco. Esto hace que me cuestione cada día si este es mi verdadero destino, y por eso quiero demostrarme tanto a mí misma, como al resto que me merezco una oportunidad.

─Davinia, escúchame bien─me dice Genevie sentándose en el borde de mi cama y quitándome el libro de mis manos, para dejarlo sobre la mesita de noche─La mismísima Miriam, la directora de este centro y una de las magas más prestigiosas, fue en tú busca porque notó tú magia florecer. Así que créeme cuando te digo que esta es tú casa y tu nueva familia ahora, y quién diga lo contrario tendrá que enfrentarse a mí. Al fin y al cabo mi clan, según se dice, es experto en vudú.

─¿Qué haría sin una Laveau como amiga?─le digo abrazándola.

─Posiblemente, bueno, más bien, seguramente te lanzaría un hechizo para dormirte de manera inmediata sin darte la oportunidad de hacerlo por ti misma. Ahora, como una buena y obediente compañera de cuarto, apaga la luz para que ambas podamos descansar. Hoy ha sido un día ajetreado con todo lo de la movida, y temo que los que vengan serán igual─me dice mientras se arropa bajo sus sábanas de suave lino─Trata de dormir algo. Buenas noches Davinia.

─Buenas noches─respondo, tras apagar la luz de la mesita.

Sin saber como, me encuentro en la cueva, con mi pijama corto y descalza. Un impulso de gran magnitud se apodera de mí. Deseo con fuerza tocar la pared, cosa que hago. Tan pronto lo hago, sé que cometí un grave error.

El olor a humo impregna de nuevo mis fosas nasales, mientras que el calor de las llamas se deja sentir ya sobre las plantas de mis pies. El horror me invade. Trato de gritar, de liberarme de las cuerdas; pero no soy capaz. Poco a poco las llamas se van acercando, y el calor se hace insoportable. No entiendo el porqué de la repetición de esta pesadilla, solamente sé que se siente muy real.

─Davinia─escucho en mi mente─No tengas miedo. Esto es solamente una pesadilla. No es real, debes despertarte. Ahora mismo te encuentras en tu habitación, en tu cama. Estás en la escuela para brujas de WitchTowm, en donde Luna se encuentra a tus pies. ─al son que escucho esas palabras, veo el rostro de Caroline a través del espeso humo, el cual refleja serenidad y calma a pesar de la situación.

Me despierto de manera agitada en mi habitación, en donde me encuentro con los ojos de Luna. Un maullido leve, junto con un giro de cabeza hacia la puerta, me indica que quiera que la siga. Me pongo un ligero albornoz, y sigo a Luna con cuidado de no hacer ruido.

Bajo las escaleras de caracol de la torre, sorteando todas las habitaciones, hasta que Luna se detiene el patio del centro, justo en donde se halla la fuente.

─Veo que mis sospechas eran ciertas. Me debes una gran explicación Davinia, si quieres mi ayuda. Puede que sea novata al igual que tú; pero Miriam es mi tía y mi madrina, por lo que puedo conseguirte una segunda oportunidad si tienes una buena explicación para lo ocurrido. Sinceramente, quiero ayudarte, porque no me gustaría ver tu magia desprestigiada por un error que seguramente ni sabías que cometerías.

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