Capítulo 6: Reencuentro

Desde el día que conocí a Alec, ha pasado ya una semana. Una semana en la que no conseguí averiguar/encontrar nada que nos permitiera volver a vernos. A pesar de las intensas horas encerrada en aquella inmensa biblioteca no había sacado nada. Lo único que me mantenía animada eran nuestras notas. Notas que escribía en secreto, y que ocultaba en el interior de mi diario como un tesoro, con la esperanza de que algún día pudiésemos hablarnos a la cara.

Oigo la alarma sonar encima de mi mesilla anunciando un nuevo día. Mi primer fin de semana ha llegado, y no pienso perderlo bajo las sabanas. Me visto con sumo cuidado para no despertar a Genevie y una vez arreglada con unos shorts vaqueros y una camiseta blanca a juego con unas convers blancas salgo de la habitación con mi mochila, en la cual llevo mi ordenador, al hombro.

Recorro los distintos pasillos hasta llegar a la biblioteca en donde me siento en mi sitio desde hace ya una semana. Contemplo con detalle cada libro que he escogido, reuniendo y comparando la información que en estos se hallan, anotándola toda en mi ordenador. Información que no vale para cumplir mi sueño.

Dejo caer un suspiro de exasperación ante el fracaso que estamos obteniendo Alec y yo en encontrar una forma para poder vernos sin quebrantar las leyes. Miro a través del enorme ventanal de la biblioteca hacia la otra punta, en donde se encuentra la escuela para magos. Parece mentira que al pesar de estar tan cerca estemos tan lejos.

Después de dos horas guardo todo de nuevo en la mochila y me encamino al comedor, en donde hay muy pocas alumnas. Cojo algo para desayunar, más que nada para llenar mi estómago; pero lo cierto es que no tengo apetito. Sin previo aviso, Luna se sienta sobre la mesa con una postal de la aldea sobre su boca.

-¿Que me estás queriendo decir Luna?-le pregunto acariciándola detrás de la oreja. Ella como respuesta maúlla cara la foto, poniendo su pequeña pata negra sobre esta.-Me estás diciendo que vaya a la aldea ¿ Y eso de que me va a valer para ver a Alec?-A continuación observo como rasguña con cuidado una zona del bosque. La misma zona en donde se encuentra la frontera. Empiezo a recoger todo rápidamente, dándole a Luna una galleta como premio a su fantástica idea.

Salgo del centro apurada, en busca del autobús que me llevará al centro de la aldea. Una vez ya en el, me siento en uno de los asientos libres con Luna en mi regazo. Los nervios empiezan a invadirme, a recorrer todo mi ser, de tal forma que no soy capaz de escribir una simple nota sin que me tiemble el pulso. Inspiro y exhalo varias veces con el propósito de relajarme. Una vez que mi pulso se ralentiza escribo la carta.

Nos vemos en la frontera, justo en donde nos despedimos hace una semana.Te tengo una sorpresa. Lleva un pendrive si lo tienes.

Al terminar la nota la envío recitando el hechizo de la otra vez.

-Con algo de suerte lo volveré a ver hoy mismo Luna-le digo en voz baja, tan pronto visualizo la aldea de las brujas.

Me encuentro en la biblioteca repasando lo último visto en clase, después de que mis padres me llamaran la atención tras haber recibido la noticia de que su hijo había perdido una batalla mágica. Todo el mundo cree que por ser el hijo de uno de los magos más poderosos de todos es un privilegio; pero la realidad es distinta. Ser el hijo de un mago de esa categoría te somete a una presión constante, al hecho de ser siempre el primero, de mejorar tus resultados una y otra vez porque de no ser así nunca estarán satisfechos contigo.

Estoy pasando unos apuntes al portátil cuando justo en la pantalla se queda pegada una nota. La agarro con cuidado y la leo, y tan pronto la termino de leer veo como mi compañero Leo aparece con mí pen en su boca.

-Bien hecho Leo. Creo que es hora de dar un paseo y de romper las reglas de nuevo-le digo guardando todo en el maletín que mi padre me regaló al entrar en mi primer año.

Los dos salimos del centro de manera sigilosa, para no ser vistos, y al llegar al comienzo del bosque nos adentramos en este. Caminamos con cuidado;pero sin pausa uno al lado del otro. Leo parece notar mi entusiasmo porque de vez en cuando se adelanta. Al llegar a la frontera me detengo y me siento en una roca a esperar. Espero para poder volver a verla.

Después de varios minutos esperándola agarro mi maletín y saco mi blog de pintura. Desde pequeño he adorado pintar; pues a través de los dibujos podía gravar todo lo que mis ojos veían o simplemente expresar mis sentimientos, mi estado de ánimo. Agarro mis lápices de colores y continúo con el dibujo que tengo empezado. En este se ve a Davinia feliz junto a una gata negra de brillantes ojos azules. Representa la misma imagen que vi hace una semana.

Estoy sumamente concentrado en el dibujo que no me percato de su presencia hasta que Leo empieza a ladrar. Tan pronto la veo allí, frente a mí, junto a la que debe de ser su compañera, noto como en mi rostro se dibuja una gran sonrisa. Una sonrisa que jamás había realizado con anterioridad.

Camino con precaución entre las empedradas calles de Witch Towm, para que nadie se percate de mis intenciones, para que nadie vea que me dirijo a la frontera. Siempre que veo a la gente pasar a mi lado disimulo viendo los escaparates o simplemente me escondo entre las paredes, para no ser vista.

Después de varios minutos veo la frontera frente a mis ojos, y mi corazón empieza a palpitar.

-¿Estoy haciendo lo correcto Luna? Es decir, si se enteran de que nos vemos...¡Dios! Nos van a expulsar. No puedo hacerlo, no puedo permitir que eso suceda-Empiezo a dar media vuelta cuando veo que Luna no me sigue, sino que ella continúa camino a la frontera-Luna, ven aquí. Esto es un error-le digo siguiéndola hasta que me encuentro justo a unos metros de la frontera.

Tan pronto lo veo allí sentado, concentrado, bajo la pálida luz que ilumina su rostro me alegra el hecho de que Luna siguiese su camino. Acorto la distancia que nos separa hasta que unos ladridos hacen que Alec levante la vista y que nuestras miradas choquen. Lo veo sonreír y sin saber el porqué yo también lo hago.

-Hola, me alegra volver a verte-decimos los dos a la vez, cortando la distancia por completo.

Acabamos sentados en una roca, uno al lado del otro, mientras que nuestros compañeros se tumban juntos a nuestro lado.

-Un perro llevándose bien con un gato-digo en voz baja mirando la escena.

-Creo que lo más raro aquí es que una bruja se haya reunido con un mago por voluntad propia-dice Alec.

-Para mi no lo es. Esta estúpida regla que nos impide vernos no tiene justificación alguna y aun así no he encontrado nada para poder acabar con ella. Es frustrante.

-Lo sé, yo también siento lo mismo; pero no me rendiré. Hallaremos la forma para vernos, para que magos y brujas se vuelvan a reunir.

-Ojalá esto algún día sea como en Harry Potter, sin la parte de la oscuridad claro.

-¿Harry Potter?-me pregunta con incredulidad.

-¿Has traído tu pen?-le pregunto. Observo como de su maletín saca un pequeño pen azul y dorado con un extraño emblema.

-Es el emblema de mi familia-responde entregándome el pen, que conecto a mi ordenador.

-El verdadero poder de un mago reside en su astucia y fuerza-leo.

-Realmente lo odio-me dice-Creo que un mago no se vale solo por su fuerza o astucia sino también por más elementos como: la amistad, el amor-sonrio ante su comentario-¿De qué te ríes?

-Ve lo que te pasé en solitario y leelo también. Nadie puede enterarse pues está prohibido. Cuándo termines sabrás porque me he reído.

-¿Qué se supone que me has pasado Davinia?-me pregunta apartándome un mechón de mi rostro.

-Harry Potter-le respondo mirándolo a los ojos.

-Lo veré y leeré por ti. Eso me recuerda que tengo algo para ti-lo observo agarrar el bloc que tenía en la mano cuando llegué, y sacar de este un dibujo.

-¿Cómo lo has hecho?

-Con lápiz-me responde.

-No me refiero a eso Alec, sino que me refiero al hecho de que ¿Cómo plasmaste este momento si no estuviste allí?

-¿Entonces sucedió de verdad? Yo no lo sabía. Simplemente lo vi, como si estuviese allí mismo.

-¿Eso es normal? ¿Puedes verme sin que estemos juntos?

-No lo sé. Solo sucedió ese día y ni siquiera se como fue posible.

-Hay tantos misterios sin resolver. Espero que podamos resolverlos con el tiempo, o que este nos de las respuestas.

-Las tendremos más tarde o más temprano. Solo tenemos que seguir investigando, y ahora se de un lugar que creo que te gustará. Lo descubrí hace unos días.-veo como se levanta y me tiende la mano, que acepto-¿Confías en mi?

-Si, si no no estaría aquí-le respondo.

-Entonces sígueme y ten cuidado por donde pisas-agarrada de la mano de Alec me adentro en el bosque con las ganas de saber que es lo que me tiene que enseñar.

Camino agarrado a la mano de Davinia, temeroso de que nos descubran. Parece mentira que lo que más temo ahora mismo es no volverla a ver y no el hecho de ser expulsado y defraudar a mi familia. Camino sin hacer ruido, pisando con cuidado y mirando de un lado al otro, bajo el sol abrasador de junio.

-¿Falta mucho?-me pregunta Davinia, la cual tiene pequeñas gotas de sudor en su frente.

-No, ya estamos llegando. El lugar que quiero enseñarte está detrás de esas enredaderas-le indico, y tan pronto digo esas palabras noto cono Davinia da un tirón en mi mano.

-Vamos ¿A qué esperas? A que se haga de noche-dice al tiempo que empieza a correr y reírse. Una risa que rebota entre los árboles y que suena a melodía para mis oídos.

Al llegar al punto en donde se encuentran las enredaderas, veo como se detiene en seco y como ata su melena de un tono castaño en un moño deshecho.

-Alec aquí no hay nada.

-Eso es porque no ves más allá de lo que tus ojos captan-respondo apartando las enredaderas y dejando entrever una cueva.

Acabamos entrando los dos en la cueva, en donde la frescura de la humedad y la oscuridad nos invade. Decido lanzar el hechizo de luminosidad para dejar entrar algo de luz, dejando a la vista el dibujo de una estrella de cinco puntas tallado en la firme roca, en donde justo en el medio hay un pequeño agujero.

-¿Porque hay esta estrella tallada aquí?-me pregunta.

-No lo sé. Este tipo de estrella es una runa utilizadas por las brujas. Se la llama pentáculo.Antiguamente indicaba la supremacía del hombre sobre los cuatro elementos: agua, tierra, aire y fuego.Podríamos decir que hasta la llegada de la Inquisición, la estrella de cinco puntas tenía siempre un significado noble. De hecho, para los primeros cristianos el pentagrama representaba también las cinco llagas de Cristo.Con la llegada de la Edad Media, la idea de que representaba las 5 llagas de Cristo empezó a cambiar, dejó de verse como ese signo de la Verdad, de la Deidad y de la Naturaleza, para quedar asociada al paganismo, y cómo no, al satanismo. Los magos no la usamos, por eso no entiendo que hace aquí este símbolo. Esta parte del pueblo lleva siendo de los magos desde después de la Inquisición.

-Entonces quizás sea de antes, de cuando magos y brujas coexistían-responde Davinia acercándose a la pared-Me recuerda mucho a mi grimorio-dice tocando la pared. Luego todo es dolor, miedo, gritos, confusión, tristeza.

Veo ante mi una enorme hoguera en la cual se encuentra Davinia siendo devorada por las llamas. Unas llamas que llenan el cielo oscuro de la noche de un rojo intenso. Unas llamas que producen un humo tan intenso que te hace imposible respirar. Grito el nombre de Davinia, mientras intento hacerme hueco entre la gente; pero a medida que me acerco a ella la gente se desvanece en un espeso humo negro. Caigo entonces de que aquello es una pesadilla, y de que Davinia es la que la está sufriendo y que la única solución que tengo es salvarla de las llamas. Lanzo un hechizo que produce una intensa lluvia sobre la hoguera que se empieza a apagar. Una vez apagada me acerco a Davinia, que tiene el rostro manchado de hollín y lleno de lágrimas.

-Davia, esto no es real. Es una pesadilla. Tienes que despertarte-veo como sus ojos azules como el mar captan los míos y se llenan de un atisbo de esperanza.

-Alec-le oigo susurrar justo antes de volver a aparecer en la cueva, con ella a mi lado. La escucho sollozar, y sus lágrimas me parten el alma.

-Ya ha pasado. Todo ha sido una pesadilla-le digo abrazándola con fuerza-¿Es por eso por lo que tenéis que pasar las iniciadas?¿ Eso es lo que os muestra que vuestra magia se ha activado?-veo como asiente entre nis brazos-Lo lamento. Lamento tanto que vuestras antepasadas hayan tenido que pasar por eso y que nosotros no hubiéramos hecho nada.

-No es tu culpa. Si hubieseis actuado habríais recibido el mismo destino. Además, en la pesadilla reaccionaste. No dudaste en usar tus poderes para salvarme.

-Creo que nunca dudaría de hacerlo-le respondo acariciándole la mejilla todavía mojada por las lágrimas.

-Por lo menos creo que hemos averiguado algo. Y es que esto sin duda lo hicieron las brujas, y posiblemente durante el tiempo de la Inquisición.

-Puede que tengas razón. Quizás era un refugio. Esto antes no era así. Se creó tras la Inquisición como medio de protección ante los ojos de los cazadores.

-Alec-la oigo decir mi nombre, al tiempo que se separa de mis brazos y levanta su camiseta dejando a la vista un pequeño tatuaje en su costado en forma de la estrella de cinco puntas. En forma del pentáculo-Esto no lo tenía antes. Ha aparecido justo ahora, tras tocar la pared-me dice.

-Davinia ¿Acaso crees en la posibilidad de que esto pudiera ser de tu linaje de brujas?

-No lo se. Soy adoptada. Nunca llegué a conocer a mis padres verdaderos y nunca hubo algún tipo de registro que indicase quiénes fueron-me responde-Pero de alguna forma me siento conectada a este lugar. Siento como si ya hubiese estado aquí en un pasado aunque eso es imposible.

-Creo que la única forma de averiguar todo lo relacionado con esto es encontrar la pieza que encaje en el hueco del centro.

-No hace falta encontrarla porque creo que sé en donde se encuentra. Creo que yo la tengo guardada en mi habitación incrustada en un collar, que según mis padres adoptivos fue lo único que debieron dejarme mis verdaderos padres. Necesito volver aquí. Necesito saber si mi piedra desbloquea algo de esta cueva. Necesito saber si esto perteneció a mis antepasadas. Necesito saber quién soy

-Lo haremos. Lo descubriremos juntos; pero ahora es mejor que nos vayamos. Además, quiero empezar a ver tu sorpresa, quiero conocer a ese Harry Potter-la veo sonreír.

-Te prometo que no te defraudarán ninguno de los siete libros y ocho películas.

-Estoy seguro de ello. ¿Quieres ver la primera película juntos?-le pregunto nervioso, pues su simple presencia hace que mi pulso se acelere.

-Nunca le diría que no a una oferta de ver Harry Potter; pero lo malo es que nos faltan las palomitas y la regaliz.

-En eso estás equivocada joven maga-le digo guiñándole un ojo.

-Pues sinceramente, no veo que tu los hayas traído.

-No hace falta traerlos, cuando puedes transformar un objeto con magia-a continuación con mi varita transformo dos pequeñas rocas en dos grandes cubos de palomitas y una rama en una bolsa de regaliz.

Luego los dos terminamos sentados  bajo la sombra de los árboles, con mi ordenador encendido para ver la primera película de Harry Potter. Una película que me hizo soñar con el hecho de que en un futuro Davinia y yo compartiésemos los mismos pasillos y profesores. Una película en la cual aprendí que a Davinia le encanta el regaliz, que suele morderse el labio cuándo está nerviosa y que tiene el mismo sueño que yo.

-¿Y ¿Te ha gustado?

-Estoy deseando ver las siguientes y leer los libros. Sin duda ha sido uno de los mejores regalos del día.

-¿Cual fue el mejor regalo de tu día entonces? Porque no creo que nada se pueda comparar al hecho de ver una película prohibida.

-Si que lo hay, quedar con una bruja. Quedar contigo fue lo mejor del día-le respondo-Lamentablemente se está haciendo tarde. Es mejor que regresemos a la frontera-respondo rápidamente levántandome del suelo.

-Si tienes razón.

Caminamos en silencio hasta la frontera, seguidos por nuestros compañeros que juegan entre ellos saltando ágilmente las ramas del suelo. Al llegar a la frontera Davinia se gira en mi dirección, quedando los dos frente a frente.

-Gracias por todo Alec. Por lo de hoy y por querer ayudarme a averiguar quién soy-luego me da un beso en la mejilla y cruza la frontera-Estaré esperando para leer un resumen detallado de las obras de Harry Potter junto con tu comentario-grita al tiempo que se aleja seguida por su compañera.

-Esta chica es todo un misterio Leo y eso la hace todavía más interesante. Como sea, haremos todo lo posible para ayudarla a averiguar quién es. Lo malo de todo esto es que la estrella dibujada en la pared la he visto antes asociada a un clan; pero no recuerdo el nombre ni donde lo he visto.

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