Capítulo 4: Alec
Sigo sin poder olvidar esos ojos azules tan profundos. Unos ojos que se han gravado en mi mente. Unos ojos de bruja, cierto;pero los ojos más fascinantes y llenos de vida que he visto nunca. En tan poco tiempo, Davinia, ha revolucionado mi mundo hasta el hecho de querer romper la regla principal por verla tan solo una vez más. Sé que esto me supondría el peor de los castigos y la deshonra para mi y mi familia, una de las más poderosas; por lo que tengo que conformarme con el dibujo que guardo entre las hojas de mi diario.
Estoy sentado en mi escritorio, repasando los últimos hechizos vistos en clase de defensa, con Leo a mi lado. Leo es mi animal de compañía, un husky de ojos azules que me sigue a todos lados. Siento la puerta del baño abrirse y de ella sale mi compañero Cristopher con el pelo castaño todo mojado, que sacude de un lado para otro a mi lado.
-¡Por dios amigo! Estate quieto. Me vas a mojar los apuntes-le indico.
--Venga Alec, son las 21:00 de la noche. No es tiempo para estar estudiando. ¿Qué pretendes demostrar? Ya eres con creces el mejor mago del segundo año-me dice tumbándose sobre su cama con las manos detrás de su cabeza-No te apetece dar una vuelta por los alrededores para variar. Estoy seguro de que a Leo le encantaría, así como a mi Bailey-me indica, acariciando a su labrador de pelo marrón.
Empiezo a meditar sobre su oferta, y al cabo de un rato la acepto. Quizás distraerme un rato sea la mejor solución para olvidarla, para olvidar esos ojos azules.
-Está bien, daremos una vuelta hasta la hora de cenar-le indico, guardando mis libros en mi escritorio.
Contemplo como se levanta de un resorte de la cama con una gran sonrisa en su cara.
-Perfecto. Es tiempo de chicos. Avisemos a Brandon.
Salimos de nuestra habitación y nos dirigimos a la de Brandon. Llamamos a la puerta, y este nos la abre con una toalla envuelta en su cintura, y justo detrás está Rex, su pastor alemán.
-Vístete rápido, vamos a pasar una hora de chicos-le dice Cristopher, entrando en la habitación.
Una vez arreglado, salimos los tres al exterior del centro. Nos dirigimos al patio exterior atravesando todos los pasillos de madera que se encuentran decorados con lámparas y cuadros de antiguos alumnos y magos. Una vez en el exterior nos dirigimos a la zona del jardín, decorado con una inmensa estatua de uno de mis antepasados, el primer mago de todos. Nos sentamos en uno de los bancos de este, con nuestros compañeros a nuestro lado. Nuestra posición nos permite ver a lo lejos el poblado y el centro de las brujas.
-¿Creéis que algún día será posible establecer contacto con las brujas de nuevo?-pregunto.
-Eso no depende de nosotros, sino de ellas-responde Brandon-Además ¿A qué viene esa pregunta ahora?
-No lo sé. Supongo que tengo curiosidad por conocer a alguna.
-Amigo, ya conoces las consecuencias de hacerlo, y tú más que nadie de nosotros no debería cruzar la barrera. Si lo haces sería una deshonra para tú familia, y han luchado mucho para crear esto-me indica Cristopher, moviendo los brazos de manera enérgica señalando todo lo que hay a nuestro alrededor.
-Lo sé; pero aún así me gustaría que no fuese así. Antaño magos y brujas coexistíamos en igualdad, sin ningún problema y ahora...
-Ahora eso se ha acabado y debemos aceptarlo Alec, aunque no nos guste-comenta Brandon.
Al final los tres nos quedamos en silencio, mirando hacia el pueblo de las brujas, preguntándonos interiormente como será.
Poco tiempo después, me levanto del banco, al comprobar la hora.
-Ya es hora. Tenemos que volver a entrar-ambos se levantan y los tres nos dirigimos al gran comedor.
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Me levanto sin la ayuda del despertador. Nunca me ha hecho falta. Me visto con un camiseta corta blanca y unas mallas negras.
Antes de salir de la habitación seguido de Leo, agarro mi móvil y los auriculares. Me gusta correr por la mañana temprano, dado que eso siempre me relaja.
Desde que cumplí los 17, mi vida ha estado bajo presión. El hecho de descender del primer mago de la historia y de la familia más poderosa han hecho que me presione a mi mismo para no defraudarlos. En el primer año fui el primero de mi promoción; pero eso no fue suficiente para mi padre, dado que esperaba mejores notas de mi. No le basta el hecho de que sea el primero, sino que quiere que obtenga notas perfectas, y eso explica mis interminables horas de estudio, mis carreras matutinas incluso en los días de lluvia para conseguir liberar toda la tensión.
Termino frente al tramo del río en donde me encontré con Davinia. Sin quererlo, mi subconsciente me guió hacia ese tramo. Me quito los auriculares del oído para escuchar el ruido de la naturaleza, y me siento sobre la hierba para contemplar WitchTowm. Leo apoya su cabeza en mis pies, como sintiendo mis deseos de cruzar y dejar todo atrás. Quizás así todo sería más fácil.
-Es hora de regresar chico-le indico, volviéndome a colocar los cascos, al cabo de un tiempo.
Una vez de nuevo en mi habitación, me doy una ducha rápida y me pongo el uniforme consistente en: un pantalón negro, una camisa blanca de manga corta con nuestro escudo (dos varitas entrecruzadas) y una corbata de color verde, que representa mi año. Salgo del baño, y decido despertar a Christopher por si quiere llegar al almuerzo.
-Tío ¿Cómo lo haces? Eres el último en acostarte, pero el primero en levantarte siempre. Con lo bien que se está en la cama-me responde frotándose los ojos y bostezando.
-Es dedicación. Levantate si no quieres perder el desayuno. Yo ya voy a bajar. Antes de que empiecen las clases quiero pasarme por la biblioteca a por un libro.
-Más libros. No van a caber en tu escritorio-me indica señalando la montaña de libros que tengo en este.
-Voy a devolver ya algunos, por lo que haré sitio para otros-le respondo saliendo ya por la puerta seguido de Leo.
De camino al comedor me cruzo con varios alumnos que me saludan, a pesar de no pertenecer al mismo año. El hecho de ser del linaje Herondale, te hace conocido. Los saludo a todos con un movimiento de cabeza. Llego al comedor en donde almuerzo con prisa y en el cual se me unen más tarde Brandon y Cristopher.
-Alec, tío, puedes comer más relajado. La biblioteca no se va a mover de sitio-me indica Cristopher, con una tostada en la boca.
-Lo sé, pero quiero varios libros y necesito encontrarlos, y tengo que devolver algunos por si no lo recuerdas-respondo después de tomarme mi café-Os veo luego en las clases.
Salgo del comedor con destino a la biblioteca. Una inmensa sala con una pared con una cristalera que deja entrar la luz natural. Cuenta con dos pisos comunicados por una escalera de madera. En ambos pisos hay enormes estanterías colocadas de manera horizontal, en las cuales se almacenan los libros por categoría. De la misma forma también dispone de varias mesas, con varias lámparas sobre estas y una enorme chimenea en el piso de abajo, en el cual me gusta relajarme en las tardes del crudo invierno, sentado en uno de los sofás.
Tan pronto me adentro en esta, el bibliotecario me recibe con una sonrisa.
-¿Vienes a por más libros Alec?
-Si y a devolver otros-le respondo al viejo Filch.
-Ojalá todos fueran como tu-me responde ojeando los libros que le devuelvo-¿Que vienes a buscar esta vez?
-Me gustaría el manual de las reglas de los magos y libros sobre las brujas-le respondo acariciando a Leo y no levantando la vista por miedo a que me pregunte para que los quiero.
-¿Sobre las brujas?-me pregunta-¿Para que necesitas un libro así?
-Simple curiosidad, nada más. No está de más aprender algo sobre otros seres mágicos como nosotros, ya que no podemos conocerlas de manera directa por lo menos hacerlo por los libros-respondo, intentando que no se me note el nerviosismo.
-Está bien. Los puedes encontrar en la sección de historia en el 2° piso, estantería 3 a tu izquierda.
-Gracias.
Voy en busca de los libros, y escojo algunos que me llaman la atención. Como "Historia de las brujas" "La magia de las brujas" y "Las brujas más poderosas a lo largo de la historia". Con un hechizo de transformación los hago más pequeños y los convierto en llaveros que añado a la llave de la habitación.
Salgo de la biblioteca tan pronto toca la sirena para asistir a la primera clase, la de "Defensa moderada", impartida por Héctor. Héctor es uno de los magos más admirados por su talento en el arte de la defensa, así por el hecho de ser el mago más joven de la historia en ser el director de nuestro centro.
Me adentro en el aula, y me coloco en mi sitio, al lado de Cristopher y delante de Brandon y Roberto, su compañero, justo al mismo tiempo que Héctor entra. En esta ocasión lleva un traje azul y una camisa blanca, a juego con unos mocasines azules oscuros. Siempre va impecable, como si fuese a asistir a una reunión.
-Buenos días alumnos.
-Buenos días-respondemos todos al mismo tiempo, y justo después inicia la clase que tiene lugar en el patio exterior.
-Colocaos por parejas. Vamos a practicar los hechizos vistos hasta ahora. Tened vuestras varitas preparadas jóvenes hijos del sol. Recordad las palabras y el movimiento de varita, estos son muy importantes a la hora de lanzar un hechizo. Un solo error en eso puede significar vuestra derrota. Estad atentos y en alerta en todo momento.
Todos nos colocamos en parejas, uno frentes a otros y con nuestras varitas preparadas en alto. La batalla tiene comienzo, y como siempre me concentro en esta, sin dejar que nada ni nadie me distraiga;pero en esta ocasión unos ojos azules llenos de alegría me distraen y pierdo por primera vez una batalla.
Todos se me queda mirando, sin comprender lo sucedido, buscando una explicación que ni siquiera se dar dado que ni yo mismo entiendo lo que ha ocurrido. Hace tan solo unos segundos estaba en mi clase de Defensa moderada y luego estaba en lo que parecía ser una sala del centro de brujas,rodeado de varios gatos, y en esta estaba Davinia con una gran sonrisa en su cara.
-¿Se puede saber que te ha pasado tío? Nunca has perdido en tu vida una batalla-me dice Cristopher.
-Supongo que no estaba lo suficiente concentrado esta vez.
-¿Y que es lo que te distrae Alec? Eres el rey de la concentración y la dedicación en este centro ¿No será de lo que hablamos ayer no?-me pregunta Brandon de camino a Historia de la magia de 2° año-Ya sabes que no hay manera de conocer a alguna bruja. Así que es mejor que lo olvides.
-Lo sé. Lo tengo muy claro.
Pero estoy seguro de que tiene que haber algo que lo permita y lo voy a encontrar, pienso para mi mismo.
Encontraré lo que me permita volverla a ver, aunque eso requiera mucho de mi tiempo. No me daré por vencido, no me rendiré; pues sin comprenderlo siento una enorme conexión hacia la joven bruja de brillantes ojos azules.
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