Capítulo 3: Witch Towm

A las 14:00 bajo a comer al gran comedor en donde me reúno con Genevieve y Verónica, quiénes me dirigen una sonrisa nada más verme. Es increíble como en tan poco tiempo hemos establecido una relación sólida. Se ven tan amigables que los nervios que tenía, han desaparecido totalmente. Durante la hora de la comida hablan de las distintas clases, y hacen que me entren ganas de empezarlas incluso cuando en teoría ya tendría que estar terminando las humanas.

-Pues quedamos a las 16:00 en la fuente. Tarde de chicas y de compras-dice Genevieve levantándose de su sitio, acción que repetimos Verónica y yo.

Una vez de nuevo en la habitación, Genevieve se va a dar una ducha, mientras que yo me quedo en la habitación, escribiendo en mi diario, ajena a lo que pasaría dentro de unas horas. Al cabo de un rato, Genevieve sale del baño con el pelo mojado todavía.

-Me da una pereza enorme secarlo ahora;pero si no lo hago luego se me encresta y me quedan pelos de bruja.

-Bueno técnicamente eres una bruja-le respondo guardando mi diario y recibiendo una mirada de "de verdad"-Puedo hacerte dos trenzas de raíz si deseas, así no tienes que secarte pelo.

-¿Eso harías? Soy un completo desastre para peinarme-me comenta poniendo ojos de cachorrito.

-Anda siéntate en la cama. Si te tiro me avisas-poco a poco comienzo a trenzarle el pelo, tal y como mi madre adoptiva me enseñó. Al terminar le doy un espejo de mano para que se mire.

-Dios me encanta. Me has salvado la vida-me dice abrazándome-Ya son casi las 16:00, es mejor que vayamos bajando ya-comenta mirando al reloj de su muñeca.

Ambas salimos de la habitación seguidas por Dana, que camina al lado de su ama sin separarse de ella. Llegamos junto a la fuente en donde ya se encuentra Verónica junto a su gata.

-Justo a tiempo chicas. El autobús ya está llegando-nos dice.

Achico mis ojos para poder observar un punto amarillo subiendo por la ladera, dirigiéndose rápidamente hacia nosotras. Al llegar, observo que se trata de un autobús de dos plantas similares a los turísticos. Nos subimos en él y decidimos ir en la planta de arriba para que el aire nos refresque algo.

-El pueblo te va a encantar. Las calles están todas empedradas, y las casas son de madera y piedra, decoradas todas con hermosas flores que llenan el lugar de un aroma sorprendente-comenta Genevieve.

-Además tiene de todo: un centro comercial, una área recreativa, un cine, un parque encantador y por supuesto la tienda para el material escolar-termina Verónica.

-Suena increíble. Además comprobé cuándo iba en el avión que hay un río enorme que atraviesa el pueblo. Me recuerda a mi Sevilla. Me encantaría caminar por allí-veo como las dos intercambian unas miradas entre si.

-Eso es algo más complicado. El río que cruza el pueblo es para dividir la zona de brujas y magos. Cruzarlo está totalmente prohibido- me dice Verónica-Por cierto me encantan tus trenzas-le comenta a Genevieve de repente.

-A que son chulas. Me las ha hecho Davinia.

Me aislo es mis propios pensamientos y deseos por conocer el mundo de los magos, ajena a cualquier conversación.

-Davinia, ola ¿Estás aquí?-me pregunta Verónica moviendo enérgicamente su mano enfrente de mi rostro.

-Lo siento. Estaba distraída ¿Qué me decías?

-Te comentaba si me podías enseñar a hacerlas.

-Claro. Sin problema- respondo, observando un poco a lo lejos el río y la zona de los magos.

-¿En qué piensas?-me pregunta Genevieve.

-En que es injusto que los magos de ahora paguen por los pecados de sus antepasados. No entiendo porque no podemos juntarnos, al fin y al cabo ambos tenemos poderes-respondo.

-Esa es la regla principal que se creó tras la Inquisición y romperla supone salir del círculo. Es lo peor que le puede pasar a una bruja Davinia.

-Lo sé. Miriam me lo comentó; pero ¿No os gustaría conocer a un mago?

-Nos gustaría y mucho créenos, pero es imposible. Ahora prepárate nos toca bajar-responde Genevie.

Bajamos del autobús frente a una enorme tienda llamada "WitchSchoolShop". Entramos en esta, y una campana anunció nuestra entrada. De detrás del recibidor salió una dulce anciana de pelo canoso y ojos grisáceos que oculta tras unas gafas pequeñas de metal.

-Buenas tardes jóvenes hijas de la luna. ¿En que puedo ayudarlas?

-Buenas tardes Hope, venimos a por el material de Davinia. Acaba de llegar al centro-veo como la anciana, de nombre Hope me mira a los ojos directamente.

-Me alegra ver que ha llegado una nueva bruja y con unos ojos tan bonitos-me dice-Ven, pasa. Veamos primero que talla de ropa usas para el uniforme. Vosotras niñas esperad aquí-les dice a Genevieve y Verónica.

Sigo a Hope por un pasillo hasta que me manda entrar en una sala, en donde hay gran cantidad de diferentes telas flotando así como material de costura.

-Bien, voy a tomarte las medidas-comenta al tiempo que una cinta de medir empieza a tomar mis medidas y un boli empieza a anotarlas en un papel.

A continuación de eso, contemplo maravillada como las telas empiezan a ser recortadas y cosidas.

-Sorprendente-susurro en voz baja.

Una vez terminado me lo pruebo e un vestuario y me queda a la perfección. Observo cada detalle del uniforme con detenimiento. El uniforme consiste en una falda plisada de color negro con una franja blanca en el bajo a juego con una camisa blanca con el escudo del centro: dos escobas entrecruzadas, una chaqueta de punto negra y una capa negra para el invierno, ambas con el escudo.

-Te queda a la perfección. Ahora es hora del calzado-me comenta llevándome a otro apartado-Unos preciosos mocasines negros para la primavera y el verano y unas botas para el otoño e invierno-me indica entregándome unos-Pruebátelos querida.

Me siento en un pequeño sofá verde esmeralda de la sala y me empiezo a probar los zapatos que me ha dado. Tan pronto me los coloco se ajustan a mis pies.

-Vestuario listo. Queda lo más importante, los libros y que elijas el que va a ser tu grimorio-dice mirándome por encima de sus pequeñas gafas-Sígueme por aquí.

Volvemos al principio de todo en donde se encuentran Verónica y Genevieve y en donde aguardamos a que Hope me traiga los libros.

-¿Qué es un grimorio?-pregunto.

-Un grimorio es el arma más poderosa de toda bruja. Es su alma por así decirlo. En el guarda todos sus hechizos-dice Genevieve.

-Básicamente es un diario de hechizos-responde Verónica-Ven vamos a escoger el tuyo-me dice llevándome hacía una estantería repleta de libros de varios colores, formas, tamaños; algunos más nuevos que otros.

-Escoge uno-dice Genevieve-Ese será tu grimorio.

Me fijo en todos con detalle, pero uno en concreto me llama la atención. Es de cuero marrón, antiguo, con las hojas amarillentas y cosidas. En el lomo tiene pequeños accesorios dorados en cada una de las esquinas y una evilla que permite cerrar este, así como un dibujo de una estrella de 5 puntas, la que se le atribuye a las brujas. 

-Me voy a llevar este-les digo.

-¿Ese? No es muy viejo-pregunta Verónica.

-Es perfecto-le respondo-me encantan los objetos antiguos. Están llenos de historia.

-Es una gran elección querida-nos dice la anciana, dándonos un susto, pues no habíamos percibido su llegada-Ese libro que sostienes en tus manos fue elaborado en los tiempos de la Inquisición y perteneció a una de las brujas más poderosas del aquelarre de Salem. Aquí tienes los otros libros del primer año querida-me dice entregándome todo en los brazos-Esto es todo por este año. Os deseo mucha suerte.

-Muchas gracias-respondemos las tres a la vez.

Salimos de la tienda al exterior en donde el sol nos vuelve a impactar de pleno en la cara.

-Espedad. No le hemos pagado-comento alarmada.

Ambas se empiezan a reír y mirar entre ellas.

-¿Que es lo gracioso?

-Las brujas no usamos dinero. Nos es innecesario. Para que pagar por algo cuándo tienes la magia para poder crearlo. Las brujas nos ayudamos entre nosotras, por eso no utilizamos el dinero como los humanos. Nos parece muy injusto que algunos tengan tanto y otros tan poco, por eso no usamos el dinero.

-Vaya-respondo.

-Ahora vayamos al centro comercial porfa. Necesito mi gloss urgentemente-dice Verónica.

-Os importa si yo no voy. Me gustaría dar una vuelta por el pueblo para conocerlo mejor.

-Claro-responde Genevive-Pero ten cuidado. Nos vemos aquí dentro de 2 horas.

Las veo alejarse hablando entre ellas por la calle empedrada de la derecha. Escojo la calle de la izquierda, dado que es la que me llevará al río. Voy caminando por las calles empedradas, observando embelesada las construcciones de piedra y madera que se encuentran a ambos lados. Todas decoradas con hermosas flores, tal y como me habían indicado Genevive y Verónica, que llenan el ambiente de un agradable olor.

Después de llevar varios minutos caminando puedo vislumbrar ya el río y su hermoso sonido, el del agua. Me acerco a este y me siento en una de las orillas, sumergiendo mis pies en el agua helada. Agarro mi bolso y de él saco varias hojas de papel y un lápiz y empiezo a dibujar el paisaje que tengo delante. Una imprevista ráfaga de viento se lleva mi dibujo. Intento alcanzarla, pero no logro hacerlo; y para mi mala fortuna el viento se lo lleva a la ciudad de los magos.

Empiezo a guardar mis cosas con resignación en mi bolso hasta que de repente noto que algo choca en mi cabello. Me giro sobre mi misma y miro al suelo con el objetivo de averiguar que es lo que ha impactado con mi melena. Se trata de mi dibujo. Lo miro asombrada, pues creía que no lo recuperaría nunca. Lo agarro llena de alegría, y tan pronto lo toco con mis manos mi peor pesadilla cobra vida, incluso estando despierta.

"Siento el calor de las llamas y el humo colarse por todas mis vías respiratorias. Soy incapaz de respirar y de ver lo que se encuentra a mi alrededor. Lo único que escucho es matar a la bruja, matarla"

Me despierto sobresaltada y asustada; y a pesar de encontrarme mojada todavía siento el calor.

-Veo que te has despertado joven bruja-me levanto bruscamente del suelo en el cual me encuentro tendida, al oír una voz masculina. Me giro, y me encuentro cara a cara con un joven de cabello dorado y unos hermosos ojos azules-No debes tener miedo, no voy a hacerte nada malo. ¿Cómo te encuentras?-me pregunta

-¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Qué ha pasado?

-Eso mismo iba a preguntarte yo. Te encontré en la orilla del río inconsciente.

Empiezo a recordar todo con detalle, la pesadilla, que me saca un escalofrío.

-Creí que nunca volvería a tenerla-me digo en voz baja.

-¿De qué hablas?

-De la pesadilla de la iniciación, en donde nos vemos quemadas en una hoguera. Se suponía que una vez que viniese aquí terminaría; pero no ha sido así, y para colmo ha sido estando despierta-lo veo mirarme con cara de preocupación.

-Debes hablarlo con tu directora. Ahora es mejor que te vayas antes de que nos descubran.

-No sé por donde salir. No hay puentes para cruzar, por la estúpida regla de que no podemos establecer contacto por lo que hicieron vuestros antepasados-lo oigo reírse.

-Creo que debes ser la única bruja del mundo que está en contra de esa regla.

-Es que no la entiendo. Es injusto que tengáis que pagar por lo sucedido en el pasado.

-Las leyes están así dictadas. A mí también me gustaría que fuese diferente; pero la vida está llena de injusticias. Ahora sígueme, te llevaré de vuelta a tu ciudad. Hay una zona por ese bosque que conecta con el vuestro, así no nos verán.

Empiezo a seguirlo, observándolo todo con detalle. Su ciudad no parece muy diferente a la nuestra. Caminamos durante un tiempo corto hasta llegar a la entrada del bosque.

-Ten cuidado por donde pisas, puede haber alguna raíz sobresaliente-me indica

-Creo que tú tampoco eres como todos los magos. Mes estás ayudando, me has ayudado a pesar de la regla ¿Por qué?

-Por que ante todo nuestro deber es ayudar y no me importa si es un mago, un ser humano o una bruja como tú. Además no podía dejarte allí-me comenta apartando una rama de su camino y dándome una mano para ayudarme a traspasar unas rocas resbaladizas por el musgo. Es el primer contacto que tengo con un mago.

-Gracias-respondo.

Al final llegamos a donde la barrera es más frágil.

-Hasta aquí es donde puedo acompañarte joven bruja.

-Mi nombre es Davinia. Creo que es mejor que llamarme joven bruja-le respondo.

-Yo soy Alec.

-Fue un placer conocerte Alec. Gracias por todo.

Antes de cruzar el umbral abro mi mochila que milagrosamente no se perdió, y agarro el dibujo que está dentro. Por fortuna está seco y en buen estado.

-Espera Alec-le digo-Quiero que tengas esto como agradecimiento-le digo entregando el dibujo.

-Así que tu eres la artista. Me preguntaba como sería. Gracias lo guardaré como un buen recuerdo de esto, de la vez en que vi por fin a una bruja-me dice.

Luego de eso cruzo el umbral, y me encuentro en la parte de las brujas ya. Empiezo a caminar por el bosque observando que solo me quedan 15 minutos para llegar junto a Genevieve y Verónica, algo imposible. Entonces recuerdo lo del grimorio y su utilidad, la de guardar hechizos. Lo agarro con cuidado y lo abro por la primera página. En ella anoto lo que será mi primer intento de hechizo.

Hechizo de teletransporte a un lugar ya observado.

A un lugar ya visto quiero regresar,

pero de poco tiempo  yo cuento

a través de mis recuerdos sobre ese lugar

hasta allí llegaré en un solo momento.

Lo repito en voz baja y con los ojos cerrados, concentrándome en el lugar en donde quedé con Verónica y Genevieve. Un ligero cosquilleo se empieza a apoderar de mi, y cuándo abro los ojos de nuevo me encuentro frente a la tienda en dónde compré el material. Observo mi reloj y veo que todavía me quedan 5 minutos para que pasen las 2 horas. De pronto escucho la voz de Genevieve y de Verónica, que vienen cargadas de bolsas.

-Veo que habéis acabado con el centro comercial.

-Oh, no te creas. Todo lo comprado es repuesto al instante con magia, lo cual hace que una prenda no se agote hasta que cambie la colección-comenta Verónica, pintando sus labios con lo que parece ser su gloss nuevo.

-Te hemos traído algo, recordando que te gusta lo antiguo-me dice Genevieve tendiéndome un pequeño paquete que abro con cuidado.

-¡Madre mía! Es precioso. Gracias chicas-les respondo abrazándolas.

A continuación me coloco el broche en forma de media luna con brillantes y zafiros sobre el vestido.

-Te hace juego con los ojos-me comenta Verónica.

-Por cierto ¿Qué tal la excursión por la aldea?-me pregunta Genevieve

-Genial-respondo-Es preciosa. Nunca había visto algo así. Estoy deseando volver-esto último lo comento pensando en la ciudad de los magos, con la esperanza de volver a ver un día a Alec de nuevo.

-Bueno... Pues es hora de regresar. Mañana va ha ser un gran día para ti Davinia-me dice Genevieve.

-Lo espero con ansias-le respondo, al mismo tiempo que subimos al autobús de vuelta al centro.

Mañana sin duda será un día inolvidable pienso para mí misma.

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