Capítulo 2: Salem, la escuela para brujas.

Horas después del despegue, noto como el avión empieza a descender. Mi nueva residencia debe estar cerca. Me asomo a la ventana para conseguir una visión de lo que me espera. A lo lejos puedo ver un pequeño pueblo, situado en medio de un valle verde, y en dos de las elevaciones que lo rodean hay dos construcciones que destacan.

-Ya casi hemos llegamos querida. El edificio que ves en la elevación que queda a tú derecha es tu nuevo hogar.

-¿Y el de la izquierda que es?

-Ese es el centro para los magos, pero ninguna bruja puede acercarse a este. Está totalmente prohibido establecer contacto con los magos. Esa es la principal regla que toda bruja debe saber.

-¿Por qué no se puede establecer contacto con ellos? Es decir, ellos también son como nosotros, tienen magia ¿No?

-Puede que antaño fueran como nosotros, pero desde la Inquisición decidimos romper toda relación con ellos. Fueron muchos los magos que se refugiaron como inquisidores, por miedo a ser descubiertos. Fueron muchos los que acusaron a nuestras antepasadas y las vieron quemar en la hoguera sin hacer nada-me dice Miriam con voz de odio.

-Pero eso es cosa del pasado. No es muy lógico culpar a los magos del presente por los errores de sus antepasados.

-¿Y por ello debemos perdonarlos? Muchas de nosotras murieron quemadas o vivieron atemorizadas. La gran mayoría vieron como sus hijas morían en la hoguera o como sus madres morían de manera temprana. Así que, no queremos establecer contacto con ellos. Una no se puede fiar de estos. Recuérdelo bien joven bruja. Si rompes esa regla serás expulsada del círculo de las brujas, y ninguna de nosotras te apoyará.

Reflexiono sobre las palabras que Miriam acaba de decirme, sin comprender todavía porque los magos del presente deben pagar los errores del pasado.

Aterrizamos unos 30 minutos después en una explanada situada cerca del centro. Bajamos del avión con cuidado, y tan pronto piso el verde césped me quedo embelesada ante la belleza y majestuosidad del edificio que tengo justo enfrente de mí.

Su composición es similar al de los castillos. Está compuesto por 4 torres de piedra blanca como el marfil, una en cada esquina del edificio. En la cima de estas hay una bandera de diferente color: blanco, azul, verde y rojo. A medida que nos vamos acercando, puedo comprobar en un enorme letrero de metal dorado que mi nuevo hogar se llama "Salem, escuela para brujas ". Atravieso el portal de metal que da acceso al centro, en donde me encuentro con un gran patio, y justo en el medio hay una enorme fuente con una escultura representando las diferentes fases de la luna y un pequeño jardín con bancos de metal blanco y abetos que dan sombra. En cada esquina del patio hay un pasillo cubierto distinto y decorados con arcos de medio punto que dan acceso a este. En estos también hay algunos bancos y pequeñas farolas de colgar, en cuyo interior hay velas, que iluminan la estancia

-Bienvenida a tú nuevo hogar por cuatro años Davinia. Espero que tu estancia aquí sea lo más agradable posible. Lamentablemente, tengo que ausentarme; pero no te preocupes te he asignado una guía de tu mismo año para que te explique todo. Mira por ahí viene-dice señalando con el dedo al frente a una chica de tez morena y cabello castaño largo ondulado.

-Buenas noches directora Miriam-dice la joven.

-Buenas noches Genevieve. Te presento a nuestra nueva alumna Davinia. Ya sabes lo que debes hacer-veo como asiente hacia Miriam-Bien, os dejo jóvenes brujas.

La veo adentrarse en el centro, dejándome sola con Genevieve.

-Ven, sígueme. Te llevaré a tú cuarto para que puedas dejar tus cosas.-Agarro mis pertenencias con cuidado y la sigo al interior del centro.-Como seguramente has visto ya, el centro cuenta con cuatro torres. Cada torre está destinada a un año diferente de preparación. El primer año se corresponde con el color blanco, el segundo con el verde, el tercero con el azul y finalmente el rojo con el cuarto año. Obviamente el nuestro es el blanco-Me dice girándose sobre sí misma y quedando frente a frente, lo cual hace que me detenga de manera repentina-Oh vaya, lo siento, vas toda cargada y yo no te he ofrecido ayuda. Deje que te ayude a llevar algo-me dice agarrándome una maleta y una mochila.

-Gracias. Eres muy amable. La que debería sentirlo soy yo por hacerte tener que levantar a estas horas.

-Por eso no debes preocuparte. No es ninguna molestia, además las compañeras de cuarto estamos para ayudarnos entre nosotras-me comenta guiñándome un ojo.

Atravesamos varios pasillos cargados de cientos de retratos de antiguas brujas alumnas según me comenta Genevieve, hasta llegar a la entrada de nuestra torre. Subimos varios tramos de escaleras hasta que Genevieve se detiene frente a una puerta.

-Este en nuestro cuarto-dice abriendo-la con una llave.

Me adentro en ella, y observo como esta es más grande de lo que imaginaba. Cuenta con dos camas individuales, dos escritorios, dos grandes armarios, dos mesitas de noche y un gran ventanal que dejará entrar la luz natural. Compruebo como el lado de Genevieve está decorado con sus pertenencias. Sobre su cama cuelga un poster de todas las constelaciones y en su mesita de noche tiene una foto familiar. Este último hecho hace que piense en mis verdaderos padres.

Después de dejar mis pertenencias en mi nueva habitación salimos de nuevo a los pasillos. Una vez en estos Ganevieve, poco a poco me va enseñando las distintas aulas donde se impartirán las distintas clases. Al contrario de lo que pensaba, las aulas cuentan con las últimas tecnologías y no con antorchas o mesas con tintero y plumas.

-Por ese pasillo que queda a tú derecha subiendo las escaleras está el despacho de Miriam y del resto de maestras. Ahora vayamos al exterior de nuevo, tienes que ver el observatorio, el huerto, los establos y el área deportiva donde contamos con un gran espacio para las prácticas de vuelo con escoba.

-Espera ¡Volar con escoba!, ¿Es una broma no?-pregunto quedándome estancada en medio del pasillo.

-Claro que no. ¿Es que acaso temes a las alturas?

-No. No es eso...pero caerme desde las alturas no me agrada-respondo colocándome a su lado.

-Por eso no debes preocuparte, la maestra lanza un conjuro sobre esta para evitar caernos mientras aprendemos-me dice Genevieve una vez ya en el exterior.

-Es bueno saberlo-respondo mirando al cielo estrellado y a la luna.

Llegamos a los establos. Un edificio enorme de madera, dividido en varias secciones y de dos pisos. En el primero se encuentran: los caballos en sí, una habitación en donde se almacena la comida para estos, y una zona en donde almacenan la paja que usan para sus camas. En el segundo piso tenemos diferentes dependencias: una para guardar las vestimentas y el material de monta, otra en donde por lo visto se dará la asignatura de cuidado de animales y finalmente otra que es el despacho de la profesora que imparte esa asignatura.

Una vez que bajamos de nuevo al 1º piso me fijo una yegua llama mi atención. Su pelaje negro con una mancha en forma de estrella en su frente me deja embelesada.

-Es preciosa digo-intentando acariciarla.

-Yo de ti no lo haría. Star tiene mucho carácter. Nadie ha conseguido domarla de momento.

A pesar de sus indicaciones, decido acariciarla y para mi sorpresa Star acepta mis caricias

-Sorprendente. Eres una caja de sorpresas compañera-dice Genevieve acariciando a un macho de color marrón con calcetines blancos en sus cascos-Es hora de seguir. Vayamos al invernadero.

Salimos de los establos para caminar con destino al invernadero que se encuentra muy cerca. Al llegar contemplo que es de vidrio. Nos adentramos en su interior y el calor me llena de golpe, al igual que un dulce aroma. Observo que hay gran variedad de plantas y hortalizas, divididas en distintas zonas, y que justo en medio de este hay una sala también cristalizada que cuenta con varias mesas y sillas y materiales de campo.

-En esa sala se imparten las asignaturas de: Cuidado de las plantas y Plantas medicinales-me dice Genevieve-Tranquila en su interior no hace tanto calor-me dice al tiempo que quito una gota de sudor de mi frente.-Ahora es hora de ver el observatorio-me dice entusiasmada-Es lo mejor de todo.

Salimos de nuevo al exterior, donde el fresco de la noche alivia el intenso calor vivido. Sigo a Genevieve por una senda iluminada por varias farolas hasta llegar a un inmenso edificio cuyo techo tiene forma de cúpula y del cual sale un enorme telescopio.

-Asombroso-dejo escapar de mis labios.

-A que sí. Estoy deseando llegar al segundo año para venir aquí. Siempre me ha fascinado la astronomía desde pequeña-me dice-Aquel campo que ves algo más allá es donde se practica el vuelo y en donde tienen lugar varios campeonatos de vuelos con obstáculos-escudriño mis ojos con el objetivo de verlo mejor.

Terminamos de ver todo cuando el sol ya empieza a salir.

-Hora de desayunar-me indica-Vamos al gran comedor, allí te presentaré a mis amiga. Luego tenemos clase, pero podemos vernos en el descanso.

-¿Entonces yo no tengo clases todavía?

-Creí que Miriam te había dicho que las empezarías mañana. Ha decidido que hoy descansaras dado el viaje para así por la tarde poder ir a comprar todo lo necesario al pueblo.

-Entiendo. ¿Llevas mucho tiempo asistiendo a las clases?-le pregunto de camino al comedor.

-Llevo dos meses, pero no te preocupes por ir atrasada, más tarde verás que se irán integrando más brujas al 1° año.

-Es todo muy distinto al mundo humano. Allí todos los nacidos el mismo año asistimos a la misma aula al mismo tiempo, no esperan a cumplir una determinada edad como aquí-comento.

-¿Es que acaso fuiste a un centro de humanos?-me pregunta sorprendida.

-Si. No descubrí que era bruja hasta ayer por la tarde.

-¿Tu madre nunca te lo comento?-niego con la cabeza.

-Soy adoptada. Fui criada por humanos.

-¡Vaya! Entonces no sabes cuáles son tus raíces.-niego con la cabeza de nuevo-Bueno seguro que lo acabas descubriendo-comenta abriendo un gran portalón de madera que nos adentra en un gran comedor.

Este cuenta con 4 grandes hileras de mesas, una para cada año, y otra para los maestros. Encima de estas hay gran variedad de alimentos: desde leche, café, magdalenas, muffins hasta fruta. Ya se encuentra concurrido por una gran cantidad de alumnas, con sus uniformes, que ya están almorzando.

Contemplo como Genevieve alza la mano a una joven de cabello rubio y ojos azules, la cual le responde el saludo. Termino siguiéndola y sentándome a su lado.

-Buenos días Verónic, te presento a Davinia. Acaba de llegar al centro-noto como clava sus ojos en los míos, lo cual llega a intimidarme un rato hasta que comienza a hablar.

-Madre mía, por fin una chica nueva más. Ya no soy la nueva. Gracias, gracias-me dice abrazándome fuertemente-Oh, lo lamento, mi nombre es Verónica. Gusto en conocerte Davinia-me dice dándome dos besos, lo cual hace que su perfume se adentre por mi nariz.

-Igualmente-respondo, regalándole una sonrisa. Quizás, después de todo, este año no sea tan malo.

-Oye Verónica, por la tarde voy a acompañar a Davinia al pueblo para que compre todo su material ¿Te apetece venir?-pregunta Genevieve con un trozo de magdalena en su boca.

-Es obvio que me apetece ir. Necesito urgentemente comprar mi gloss rojo pasión con sabor a cerezas-responde.

-Perfecto. Está decidido. Es tarde de chicas-responde Genevieve, llevándose el último trozo de magdalena a su boca.

Terminado el desayuno, me despido de ellas y subo a mi nuevo cuarto. Decido deshacer mis maletas y ordenar mis cosas. Lo cierto es que no me he traído mucho, dado que no dispuse de suficiente tiempo. Coloco una foto familiar y de mis amigos en la mesita de noche. En esta última contemplo a Damion, y este hecho hace que piense en como terminamos. En lo fácil que fue para él romper conmigo a pesar de que me decía siempre lo mucho que me quería. Creo que en mi interior aún mantengo la esperanza de recuperar nuestro pasado.

Una vez todo guardado, me dirijo al cuarto de baño, compartido con Genevive, en donde me doy una ducha de agua caliente para relajar mis músculos. Al salir de este decido vestirme con un vestido sencillo blanco con estampado floral y realizo con mi cabello una trenza lateral de raíz. A continuación me tumbo sobre mi cama y empiezo a releer uno de los libros que me he traído. El tiempo va pasando, y al cabo de 2 horas escucho la campanada que anuncia el descanso, lo cual hace que recuerde que quedé con Genevieve y Verónica; pero el problema es que no establecimos un lugar concreto. Justo cuando estoy a punto de salir de la habitación noto en mi pierna un ligero cosquilleo. Bajo mi vista a mis pies y observo entre ellas un gato persa muy peludo que con sus ojos dorados me observa detalladamente. Observo que tiene una nota en su collar dirigida a mí. La agarro y la abro con cuidado. Se trata de una nota de Genevieve.

Te esperamos en los establos. Si no recuerdas el camino, Danna te guiará.  Psdt: Danna es mi gata.

Dejo la nota sobre la mesa y dejo que la gata de Genevieve me siga. No tenía ni idea de que permitiesen mascotas en el centro. Al final termino llegando al establo, en donde ya se encuentran Caroline y Genevieve.

-¡Qué bien!, Veo que Danna te ha entregado la nota.

-Si. No sabía que se podían traer mascotas.

-Danna no es una mascota. Es una compañera, una aliada. Creí que te había comentado que a toda bruja se le asigna un gato, para guiar a su bruja y protegerla de cualquier peligro-niego con mi cabeza, al tiempo que Verónica se ríe.

-Desde luego menuda guía que estás hecha. Seguramente te asignen mañana a tú compañero antes de comenzar las clases, bueno, en realidad no es que te lo asignen sino que te elige. ¿Te imaginas que mañana Luna la elija?-le pregunta a Genevieve mirándola a los ojos, y dándole al mismo tiempo una zanahoria a una yegua de color blanco con una mancha marrón en uno de sus ojos.

-¿Quién es Luna?-les pregunto.

-Luna es una gata negra preciosa. Se dice que los gatos de pelaje negro solo eligen a las brujas más poderosas; pero ya hace mucho tiempo que no sucede eso-comenta Genevieve, acariciando al mismo caballo de esta mañana-Aunque eres una caja de sorpresas. Fuiste la única a la que Stormy dejó acariciar.

-¿Has acariciado a Stormy? –me pregunta Verónica asombrada, girándose sobe si misma y quedando frente mía, lo cual hace que aleje la zanahoria de la boca de la yegua, que empieza a relinchar como protesta. Asiento a su pregunta- Uff lo siento Cher*, aquí tienes la zanahoria.

Durante el descanso seguimos hablando, y decidimos quedar de nuevo a las a las 14:00 en el comedor para comer juntas y luego a las 16:00 en la fuente para bajar juntas al pueblo. Lo que no me esperaba es que allí rompería la principal regla de toda bruja.

*Cher=Nieve en ruso.

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