Capítulo 1: Davinia.

Me despierto sobresaltada cubierta en sudor. Nuevamente aquella pesadilla recurrente ha regresado. Se ve tan real, que siempre que la tengo soy incapaz de volverme a dormir.

En ella me encuentro atada a un poste con un vestido blanco manchado de hollín. Se escucha a la gente gritar fuertemente "Matad a la bruja, matadla" y a continuación un hombre vestido totalmente de negro acerca una antorcha a la paja que se encuentra bajo mis pies. Esta empieza a arder rápidamente, y es en este momento donde la pesadilla se vuelve tan real. Noto como el intenso humo se adentra por mis vías respiratorias, impidiéndome respirar; el calor abafante del fuego que se aproxima hacia mí y finalmente noto el dolor de las quemaduras.

Me levanto de mi cama y me dirijo al cuarto de baño en donde abro el grifo de la ducha. El agua fría sobre mi piel consigue eliminar todo rastro de sudor, y alivia el intenso calor vivido. A continuación me miro en el espejo, que me ofrece la imagen de una joven de cabello castaño largo y ojos azulados que cuenta con ojeras bajo sus ojos. Si continuo así, de esta manera, me volveré loca. Necesito dormir por lo menos bien un día, pero la pesadilla me lo impide.

Una vez que termino en el baño, me dirijo de nuevo a la habitación en donde me visto con el uniforme de mi centro y ato mi cabello en un moño desordenado. Estoy demasiado cansada para pararme a peinarlo bien. Luego, bajo las escaleras para dirigirme a la cocina, de diseño americano, en donde me preparo mi almuerzo. En ella ya se encuentran mis padres que me dirigen una enorme sonrisa nada más verme. Todo el mundo me dice que tengo algo de ellos, el color del cabello de mi madre y los ojos de mis padre; pero lo cierto es que yo no encuentro esas similitudes. En relación a Carmen y Armando, mis padres, diría que no me parezco a ellos.

-Feliz cumpleaños-me dicen los dos a la vez. Luego se acercan a mí y me abrazan.

-Gracias-respondo. Ya no me acordaba de mi 17 cumpleaños.

-17 años ya. Que mayor te nos haces-dice mi madre.

-Pronto tendrás que empezar a teñirte. Creo que ya veo una cana en ese cabello.-dice mi padre posando el periódico sobre la encimera de color blanca y negra.

-¿Será una broma no papá?-pregunto corriendo hacia el espejo que tenemos en el recibidor. Observo mi cabello detenidamente intentando buscar alguna cana. Justo en ese instante abren la puerta.

-¿Se puede saber que buscas mi princesa?-me pregunta Damion, mi pareja desde hace unos meses.

Lo cierto es que Damion es un chico increíble. Es dulce, amable, gracioso y lo mejor de todo es que crecimos juntos; lo cual hace que nuestra relación sea tan fuerte.

-Mi padre me acaba de decir que tengo una cana-respondo.

-Creo que tu padre te ha gastado una broma de cumpleaños-me dice abrazándome desde atrás y quedando los dos reflejados en el espejo. A través de este observo sus vibrantes ojos castaños clavados en los míos. Creo que nunca me casaré de ver sus ojos.

-Pues no estoy para bromas-digo girándome en su dirección.

-¿Has vuelto a tener esa pesadilla?-asiento con la cabeza-Es solo una pesadilla, nada malo puede pasarte.

-Lo sé, pero se ve tan real. Es como si estuviese allí de verdad y últimamente es más frecuente.

-Lo siento mucho. Ojalá pudiese hacer algo-me dice besándome en la cabeza.

Oímos las voces de mis padres llamándonos desde la cocina, lo que hace que nos separemos y nos dirijamos a esta. Entramos con las manos entrelazadas y nos sentamos en la mesa de la cocina en donde termino mi almuerzo y mis padres hablan con Damion. La verdad es que he tenido mucha suerte con él, dado que es un chico que encaja perfectamente en cualquier lugar. Terminado el desayuno salimos de mi casa de dos pisos, con Damion, con destino al instituto. De camino a este no paro de sentir que me observan, me vigilan; pero lo aludo al hecho de que todavía estoy confusa ante la pesadilla. Llegamos al centro en donde nos aguardan nuestros amigos: Sabrina, Johanna, Stacy y Erick.

Las clases transcurren con normalidad y de manera rápida. Las vacaciones de verano están al caer, lo que me alegra, dado que así podré por fin descansar. Al terminar estas me despido de mis amigos y de Damion, con el cual quedé esta misma tarde para celebrar mi cumpleaños. Voy caminando por la acera de mi ciudad, bajo el sol abrasador de Sevilla, cuando me tropiezo con la figura de una mujer vestida elegantemente.

-Lo siento-digo.

-No tienes por qué disculparte Davinia. En cierto sentido tarde o temprano íbamos a tropezar.-oír mi nombre salir de la boca de esa desconocida me llenó de inquietud.-Al fin y al cabo ambas somos lo mismo.

-Yo lo lamento, pero tengo que irme-hecho a correr por las calles dejando atrás a la extraña mujer.

Finalmente llego a mi hogar en el cual entro, con el corazón latiendo a mil por hora.

-Ya veo que has llegado cariño. Tenemos una visita-dice mi madre dándome un beso en la frente. Tu padre y la extraña mujer están en el salón. Ve junto a ellos, parece ser que quiere hablar contigo.

-¿Conmigo? ¿Por qué?-veo a mi madre encogerse de hombros y adentrarse en la cocina.

Me dirijo al salón, en donde se encuentra mi padre sentado en el sofá familiar, mientras que la mujer está dándome la espalda sentada en uno de los pequeños. Al girarse veo que se trata de la misma mujer con la que me tropecé y empiezo a sentir un gran nudo en mi estómago.

-Buenas tardes Davinia, me alegra volver a verte de nuevo. Tenemos mucho de qué hablar y muchas cosas que preparar. Es mejor que te sientes querida-me dice señalando el sofá.

Al final me acabo sentando al lado de mi padre, temerosa y nerviosa por saber lo que tiene que decir esa extraña mujer. Poco después llega mi madre con pastas y café que ofrece a nuestra invitada que las acepta con gusto. Los tres sentado en el sofá familiar esperamos a que nuestra invitada hable.

-Bueno, creo que es hora de exponer el motivo de mi visita, aunque seguro que ya lo sabéis-los tres nos miramos fijamente intentando averiguar lo que quiere decir, y al no hallar una respuesta en nuestros ojos volvemos a dirigir la mirada a la invitada.

Observo como posa con sumo cuidado su taza de café en la mesa y nos mira a los tres con asombro.

-Es que acaso...No, no puede ser cierto. ¿Nunca habéis asistido al colegio para brujas o al menos lo habéis oído nombrar?-pregunta a mis padres.

-¡Colegio para brujas! Disculpe señora pero si esto se trata de una broma le pido que termine con ella-dice mi padre.

-Una broma. Jamás bromearía con algo así señor. Me tomo la magia muy en serio, al contrario que usted por lo visto-dice viendo a mi madre, que se muestra agarrando el mandilón con nerviosismo-Veo que le has ocultado todo y no entiendo el porqué, dado que sabes perfectamente que toda bruja al cumplir los 17 años debe ingresar en el instituto de hechicería para brujas.

-Lo lamento señora, pero creo que está equivocada. Aquí no hay brujas-dice mi madre en apenas un susurro.

-Nunca me equivoco querida. Siento en mí ser una magia muy poderosa proveniente de esta casa.

-La magia no existe señorita-dice mi padre-Le ruego que se vaya y nos deje en paz.

-Se equivoca señor Vázquez. La magia es tan real como tú y yo y si su mujer está dispuesta a ocultárselo es algo que no entiendo. Sin embargo yo no tengo reparos en hacerlo-a continuación escucho como la mujer pronuncia unas palabras indescifrables, y al rato observo como esta se eleva del suelo.

-Esto debe ser un mal sueño-dice mi padre, pasándose las manos por el rostro desesperadamente.

-Si de verdad es usted una bruja tengo que decirle que aquí no hay ninguna más. Solo somos una simple familia, así que por favor váyase-respondo.

-Respóndeme a una pregunta querida ¿Acaso no llevas tiempo padeciendo una pesadilla en la que te quemas en una hoguera?-empiezo a respirar de manera acelerada-Eso es un sí. Es una muestra de que eres una bruja. Tus poderes se han despertado y por eso debes venir conmigo.

-No se va a ninguna parte. Está loca. No va a llevarse a nuestra niña-dice mi madre.

-No entiendo porque pretende ocultar todo. Sabes perfectamente que toda bruja debe formarse para evitar que sus poderes se descontrolen. Entiendo que sea difícil separarse de ella, pero es lo que se debe hacer.

-No, no puede llevársela. Mi mujer dice la verdad. No es ninguna bruja, si lo fuese lo sabría dado que no nos ocultamos nada.

-La situación es inviable. Toda bruja es descendiente de otra bruja y un hombre, así que su mujer debe ser una, a no ser que su hija sea adoptada-de repente mis padres se quedan pálidos y callados

- ¿Es eso cierto, soy adoptada?-les pregunto-veo cómo se pasan la mirada el uno al otro de forma nerviosa-Contestadme por favor.

-Lo eres-responde mi padre-Queríamos esperar a decírtelo.

Escucho a mi madre llorar a mi lado, al tiempo que noto mis mejillas húmedas. Durante estos 17 años he vivido en una mentira.

-Creía que nos contábamos todo. ¿Cuándo teníais pensado contármelo?

-Cuando fueses mayor.

-¿Mayor? ¿Y cuándo se suponía que iba a ser eso? ¿A los 30-40, nunca?

-Lo sentimos mucho cariño. Siempre quisimos decírtelo, pero no sabíamos cómo-dice mi madre.

Observo a las tres figuras con detalle. Ahora todos son desconocidos para mí. Incluso yo misma soy una desconocida. No sé quién soy, ni quienes eran mis padres; pero por lo visto soy una bruja y mi madre también lo es. Son demasiadas emociones a la vez, demasiadas para afrontarlas de un solo golpe.

Me levanto del sofá y me dirijo a mi habitación, en la cual me encierro. Me siento con los brazos rodeando mis piernas en mi rincón de lectura, situado justo en la ventana. Observo a través de esta los edificios de Sevilla así como el río Guadalquivir a lo lejos, deseando que todo sea una pesadilla. Agarro un cojín y lo coloco sobre mi cara, lanzando un grito al vacío. El ruido de unos cristales rotos me alarma. Este proviene de un marco de fotos, en el cual se encuentra una foto mía y de Damion. La agarro con cuidado y la observo con detalle. Ambos aparecemos en la feria de abril besándonos, felices, alegres.

Escucho como llaman a la puerta de mi dormitorio, lo cual hace que coloque la foto en su sitio. Me dirijo a esta y la abro. Me encuentro de nuevo frente a los que se suponían eran mis padres y la mujer extraña.

-Cariño sentimos todo esto. Sentimos no haberte contado nada-dice mi padre.

-No pasa nada-respondo-Entiendo que lo hicisteis para no hacerme daño, pero ahora quiero saber toda la verdad ¿Quiénes son mis verdaderos padres?

-No lo saben-responde la mujer desconocida-Sin embargo en mi centro podemos averiguarlo.

-¡En su centro! ¿Acaso pretende que deje todo esto? ¿Quiere que deje atrás a mi familia, a mis amigos, a mi pareja?

-Es lo necesario y correcto. Si permaneces aquí sin recibir una educación sobre cómo usar tus poderes, estos se descontrolarán y podrás en peligro a todos tus seres queridos. De hecho ya acabas de ver una pequeña prueba por lo que veo-dice agarrando el marco roto.-Si te sirve de consuelo podrás venir en el periodo de vacaciones al igual que el resto de alumnas-comenta posando la foto de nuevo-He decidido hacer una excepción con tus padres. Normalmente cuando un humano descubre a una bruja o mago se tiende a borrarle la memoria a no ser claro que esté casado con una bruja o mago, pero tus padres han mostrado valentía hoy. Han demostrado quererte por encima de todo, incluso siendo bruja. Ese hecho a derretido mi corazón tengo que admitirlo, pero la realidad es que los humanos tienden a temernos cuando nos descubren.

-¿Cuándo me tengo que ir?-Pregunto.

-Lo antes posible. A ser posible ya hoy.

-¿Hoy? Pero todavía no me he despedido de mis amigos, de Damion...

-Te doy hasta las 24:00 de esta noche para hacerlo, luego nos iremos. El tiempo apremia joven maga, y como directora de ese centro no puedo permitirme dejarlo tanto tiempo descuidado.

-Entiendo-respondo-Gracias.

Finalmente los tres salen de la habitación y me dejan de nuevo sola. Envió un mensaje a mis amigos y a Damion para vernos en la entrada del parque de María Luisa. A continuación me visto con un pantalón corto vaquero y una camiseta de manga corta blanca a juego con mis All stars blancas. Una vez arreglada salgo de mi casa para reunirme con mis amigos y darle así la noticia.

Todos nos encontramos sentados sobre el césped, bajo la sombra de los árboles. Me encuentro extremadamente nerviosa ante la reacción que pueda llegar a presentar mis amigos, mi novio. Finalmente tomo aire y suelto la bomba, mirando directamente a los ojos a Damion.

La noticia es recibida por mis amigos con asombro, dado que nadie se lo esperaba. A decir verdad ¿Quién se lo esperaba? ¿Quién se esperaba que me iría a otro centro fuera de nuestra ciudad a estudiar gracias a una beca? Esa era mi escusa, mi mentira, mi tapadera.

-¿Y ya te tienes que ir hoy? No puedes esperar a que acabe el verano por lo menos. No lo entiendo Davinia. El curso no ha terminado y hasta septiembre no empieza uno nuevo.-Dice Sabrina, mi mejor amiga de cabello castaño rizo y grandes ojos dorados.

-Si lo sé, pero en el hemisferio sur ahora es casi invierno y se rigen por otro sistema, por lo que todavía están comenzando el curso escolar-digo, inventando una excusa en el momento.

-¿Hemisferio sur? ¿Pero a dónde vas?-me pregunta Damion, soltándome la mano que teníamos agarrada.

-A Uruguay, Montevideo. Tengo familia allí y me voy a vivir con ellos.

-Ni siquiera vamos a poder visitarte de vez en cuando-Dice Damion-¿Por qué lo ocultaste hasta ahora?-dice elevando la voz y levantándose de manera repentina, hecho que hace que todos los transeúntes se paren a mirarnos.

-Porque creía que nunca conseguiría la beca; pero vendré en mis vacaciones os lo prometo-comento, intentando calmar los ánimos.

-No es lo mismo Davinia. Se suponía que estaríamos juntos, que pasaríamos el verano juntos. Creía que te gustaba, pero ya veo que esa beca significa mucho para ti-me dice Damion, al tiempo que se pasa las manos por su cabello y me da la espalda. Conozco ese gesto a la perfección. Suele hacerlo cuando se enfada.

-Lo siento ¿Vale? Jamás llegué a pensar que sucedería algo así Damion y me duele que creas que no te quiero-le digo levantándome del suelo e intentando tomar su mano de nuevo, la cual me la aparta.

-¿Y qué quieres que crea? Me has ocultado lo de la beca Davinia, y ahora te vas así sin más. Sinceramente creo que es mejor que...

-¿Que qué? Que rompamos-digo entre lágrimas.

-Si. Exactamente-me dice, mirándome a los ojos directamente tras darse la vuelta de nuevo.

-Perfecto. Así supongo que todo será más fácil para los dos-con esas palabras salgo corriendo de los jardines, dejando atrás a mis amigos todavía asombrados tras lo sucedido.

Llego a casa todavía en shock tras lo sucedido. Mis padres se acercan nada más verme y me abrazan.

-Hemos roto. Hemos roto-digo en voz baja.

Esa misma noche, mis padres y yo preparamos todo lo necesario para mi marcha. Los tres permanecemos en absoluto silencio. No sabemos qué decir. La situación nos ha sobrepasado. Una vez que tenemos todo preparado nos tumbamos en mi cama, los tres abrazados. El silencio reina en la habitación, lo único que se escucha es el tic-tac del reloj que anuncia que el tiempo va transcurriendo.

A las 24:00 en punto, suena el timbre. Bajamos las escaleras cargados con mis maletas y al llegar justo a la puerta de la entrada la abro. Me encuentro frente a mi nueva directora.

-¿Estás preparada?-asiento en su dirección, aun sabiendo que no lo estoy.

-Perfecto, es hora ya de irnos-me dice.

Me despido de mis padres nuevamente y luego sigo a la que será mi instructora de magia hacia un taxi.
-Al aeropuerto por favor-le indica al taxista.

Veo como lentamente Sevilla, mi ciudad, va quedando atrás.

-Creo que no me he presentado todavía. ¿No es correcto?-me pregunta mi nueva instructora. Asiento en su dirección-Mi nombre es Miriam, directora del único centro para brujas. Es un placer conocerte Davinia-me dice tendiéndome la mano, la cual acepto.

Al llegar al aeropuerto nos dirigimos hacia un pequeño avión, en donde nos aguardan ya dos mujeres jóvenes. Una de ellas es pelirroja y con varias pecas y de ojos verdes; la otra es morena, de ojos oscuros como el zabache y de pelo negro cual carbón.

-Bienvenidas hijas de la luna. Mi nombre es Mimi, la azafata del vuelo y mi compañera es Lorrenain, la piloto de este avión. Por favor, tomad asiento. Pronto pondremos rumbo al centro de brujas. Esperamos que el vuelo sea de vuestro agrado-nos dice la pelirroja.

Minutos después el avión despega. Es definitivo, una nueva vida comienza para mí.

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