Escondido en el histórico cementerio de Laeken en Bruselas se encuentra un mausoleo que llama la atención una vez al año por una exhibición verdaderamente notable. Construido en 1920 para Léonce Evrard y su esposa, Louise Flignot, la tumba presenta una escultura solemne de un doliente, con el brazo extendido hacia una pared en blanco. Sin embargo, es en el solsticio de verano, cuando el sol alcanza su punto más alto en el cielo, que se revela la verdadera magia del mausoleo.

Exactamente al mediodía del 21 de junio, la luz del sol atraviesa una abertura en el techo, creando un haz de luz en forma de corazón. Este resplandor etéreo se forma solo por unos momentos, flotando sobre la mano del doliente, casi como si la figura estuviera tratando de alcanzar este corazón simbólico de luz. El fenómeno solo dura unos 15 minutos, pero deja una impresión duradera en quienes lo presencian.

Sin embargo, curiosamente, ni el evento del solsticio ni la escultura en sí se mencionaron en los planos originales del mausoleo, lo que llevó a muchos a preguntarse si esta sorprendente alineación fue intencional o simplemente una hermosa coincidencia. Hasta el día de hoy, los orígenes de este fenómeno anual siguen siendo un misterio.