The rescue of Asia
-Sala del Maou Lucifer-
Sirzechs Gremory, el Rey del Inframundo, estaba profundamente concentrado en sus deberes cuando su tranquila reflexión fue interrumpida por su fiel Reina, Grayfia. Ella entró con seriedad en la sala, llevando consigo noticias que hicieron fruncir el ceño al rey demonio.
Grayfia: -"Mi señor", comenzó Grayfia con voz firme, -"me temo que el séquito de su querida hermana, Rias Gremory, ha sido atacado por Diodora Astaroth. Además, varios miembros de la Brigada del Caos han lanzado incursiones al Inframundo".
Sirzechs Gremory se puso de pie de inmediato, su expresión cambiando a una mezcla de preocupación y determinación.
Sirzechs: -"Entiendo. Esto no puede quedar sin respuesta", declaró con seriedad. -"Prepárate, Grayfia. Vamos a detener a estos intrusos".
Grayfia asintió con gravedad, pero antes de partir, Sirzechs la detuvo con una orden pensativa.
Sirzechs:-"Antes de que partamos, necesito que busques y contrates los servicios de los Jinetes del Apocalipsis. Necesitaremos su poder y lealtad en esta empresa".
Grayfia asintió nuevamente, su mirada mostrando una confianza inquebrantable en las decisiones de su esposo.
Grayfia:-"Lo haré de inmediato, mi señor".
Con eso, los dos líderes demoníacos se prepararon para la batalla que se avecinaba, determinados a proteger su hogar y a aquellos a quienes amaban de cualquier amenaza que se atreviera a desafiarlos.
En una majestuosa mansión oculta entre los densos árboles de un oscuro bosque en el mundo humano los Jinetes del Apocalipsis se encontraban inmersos en la rutina diaria de entrenamiento junto a sus hijos. Issei, con su imponente figura y ojos ardientes, enseñaba a su hijo Hiroki los movimientos precisos de la guerra. Tatsumi, con su presencia sombría y aura helada, guiaba a su hijo Kenta a través de las artes mortales de la muerte. Erza, con su cabello rojo en llamas y mirada intensa, entrenaba a su hijo Yuto en las artes de la furia. Basara, con su determinación palpable y músculos tensos, enseñaba a su hijo Hayato los secretos de la lucha cuerpo a cuerpo.
El ambiente resonaba con el sonido de golpes controlados y la respiración concentrada cuando Grayfia, la Reina del Inframundo, hizo su entrada en la sala de entrenamiento. Su presencia calmó momentáneamente el aire tenso mientras los Jinetes del Apocalipsis y sus herederos la saludaban con respeto.
Grayfia:-"Disculpen interrumpir su entrenamiento, pero he llegado con noticias urgentes", anunció Grayfia con voz medida pero urgente. Los Jinetes del Apocalipsis intercambiaron miradas serias entre ellos, instintivamente conscientes de que algo importante estaba a punto de ser revelado.-"La Brigada del Caos ha lanzado una serie de ataques al Inframundo", continuó Grayfia, su tono revelando la gravedad de la situación. "Sirzechs Gremory solicita su presencia inmediata para repeler estos ataques y proteger nuestras fronteras".
Los Jinetes del Apocalipsis asintieron solemnemente, intercambiando miradas decididas. Issei, Tatsumi, Erza y Basara interrumpieron brevemente su entrenamiento, asegurándose de que sus hijos estuvieran en buenas manos antes de prepararse para la batalla que se avecinaba.
Issei:-"Entendido, Grayfia", respondió Issei, su voz resonando con autoridad. "Nosotros y nuestros hijos nos uniremos a Sirzechs para asegurar que ningún enemigo se atreva a amenazar el Inframundo".
-Sala de reuniones de los lideres del inframundo-
En la imponente sala de reuniones del palacio de Sirzechs Gremory, los líderes más poderosos del Inframundo se reunieron en un momento crucial. Los Jinetes del Apocalipsis llegaron primero, cada uno con una expresión de determinación en sus rostros mientras tomaban asiento. Issei, Tatsumi, Erza y Basara ocuparon lugares estratégicos alrededor de la mesa, sus hijos y discípulos presentes pero respetuosamente en segundo plano.
Poco después, llegaron otros líderes clave del Inframundo: demonios de alto rango, cada uno con su propia historia de batallas y estrategias. Entre ellos, el líder de los Ángeles Caídos, Azazel, con su mirada penetrante y aura de sabiduría antigua. También se unió a la reunión Michael, el actual líder del Cielo y los Ángeles, con su presencia serena pero poderosa, irradiando una luz divina que contrastaba con el ambiente sombrío del Inframundo.
Sirzechs Gremory, el anfitrión de la reunión y Rey del Inframundo, presidió desde el extremo opuesto de la mesa. Su mirada era seria, reflejando la gravedad de la situación que los había convocado.
Sirzechs:-"Amigos y aliados", comenzó Sirzechs con voz grave pero calmada, "nos enfrentamos a una amenaza sin precedentes. La Brigada del Caos ha intensificado sus ataques, poniendo en peligro la estabilidad de nuestro reino y el balance entre los mundos".
Azazel inclinó la cabeza en reconocimiento, sus ojos brillando con un brillo reflexivo.
Azazel:-"Estos ataques no son solo contra el Inframundo, sino un desafío a toda nuestra existencia", agregó con seriedad.
Michael asintió con solemnidad, sus ojos azules escudriñando la mesa con una mezcla de determinación y compasión.
Michael:-"Estamos aquí para apoyar en todo lo necesario", declaró con firmeza, su voz resonando con autoridad divina.
Los Jinetes del Apocalipsis intercambiaron miradas de entendimiento entre ellos, sus rostros mostrando una mezcla de resolución y respeto por los líderes reunidos.
Issei:-"Nosotros, los Jinetes del Apocalipsis, estamos preparados para unir nuestras fuerzas con las suyas", afirmó Issei con voz firme, representando la determinación compartida del grupo.
Sirzechs asintió, su expresión revelando confianza en la unidad que se estaba forjando en ese momento crucial.
Sirzechs:-"Entonces, unamos nuestros poderes y defendamos nuestro hogar contra esta amenaza. Que la historia recuerde este día como aquel en el que el Inframundo y el Cielo se unieron en una fuerza imparable".
Con esa declaración, la sala se llenó de una energía intensa y decidida, mientras los líderes demoníacos y celestiales se preparaban para enfrentar el desafío que se extendía ante ellos.
Con una determinación unificada, Sirzechs Gremory, los Jinetes del Apocalipsis, Azazel y Michael se dirigieron hacia la zona donde los ataques de la Brigada del Caos estaban en pleno apogeo. En el camino, fueron emboscados por miembros despiadados de la Brigada del Caos, cada uno decidido a desafiar su avance.
Issei avanzó con su espada, la Devoradora del Caos, en mano. El arma brillaba con una intensidad ominosa mientras cortaba el aire con precisión mortal, desviando los ataques enemigos y respondiendo con golpes poderosos que dejaban rastros de destrucción a su paso.
Tatsumi, con sus guadañas dobles Cosechadoras, danzaba entre los enemigos como una sombra letal. Sus movimientos eran rápidos y certeros, cortando a través de la oscuridad con una eficiencia fría que dejaba a los oponentes atónitos y derrotados.
Erza, con su látigo Masacre en mano, desataba una furia controlada sobre los enemigos que se atrevían a acercarse. El látigo serpentino serpenteaba y golpeaba con una precisión quirúrgica, envolviendo a los adversarios y arrastrándolos hacia la derrota con cada movimiento calculado.
Basara, con sus pistolas dobles Piedad y Misericordia, disparaba con una precisión letal. Cada bala encontraba su objetivo con una exactitud milimétrica, enviando a los enemigos a la rendición o a la nada con una combinación de poder y habilidad magistral.
Los líderes del Inframundo y el Cielo, junto con los Jinetes del Apocalipsis, avanzaban como una fuerza imparable, enfrentando la furia de la Brigada del Caos con determinación y coraje. La batalla rugía en su apogeo, pero la alianza formada entre estos poderosos líderes era un recordatorio formidable de que la unidad y la determinación podían superar cualquier adversidad.
Mientras Issei, Tatsumi, Erza y Basara avanzaban implacables contra los miembros de la Brigada del Caos, Sirzechs Gremory se encontró repentinamente en una encarnizada emboscada. De entre las sombras emergieron dos figuras poderosas, cada una emanando una presencia oscura y amenazante.
El primero era el descendiente del demonio de la lujuria Creuserey Amadeus, con su aura peligrosa. Sus ojos brillaban con una malicia calculada mientras se acercaba a Sirzechs con una sonrisa burlona, listo para el combate.
Creuserey tenía la apariencia de un hombre apuesto vestido con ropas de noble. Su ropa era negra con cinturones y motivos de color rojo oscuro. Creuserey también tenía una capa. Tenía el pelo negro recogido en una pequeña cola de caballo y ojos violetas. Creuserey también tenía orejas puntiagudas y piel pálida.
A su lado, la heredera del demonio de la envidia Katerea leviatán, con su mirada llena de celos y resentimiento, preparaba sus habilidades para enfrentar al Rey del Inframundo. Juntos, formaban un equipo formidable que había sido enviado específicamente para detener a Sirzechs y desestabilizar la alianza contra la Brigada del Caos.
Katerea era una mujer alta con gafas y una figura voluptuosa. Tenía la piel bronceada con cabello largo y castaño recogido en un moño con unos auriculares y ojos morados. Lleva un vestido morado extremadamente escotado con aberturas altas que dejaban al descubierto una gran parte de sus senos y piernas.
Sirzechs, aunque sorprendido por la emboscada, no mostró signos de debilidad. Su expresión se endureció mientras se preparaba para el enfrentamiento, consciente de que esta batalla sería crucial para el resultado de la guerra que se libraba en ese momento.
Con un gesto rápido, Sirzechs empuñó su espada demoníaca, desafiando a sus oponentes con una determinación ardiente. La confrontación estaba a punto de alcanzar su punto álgido, con el destino del Inframundo pendiendo en el equilibrio mientras la batalla rugía a su alrededor.
Sirzechs Gremory lanzó su primer ataque con una destreza impresionante, su espada demoníaca cortando el aire con una fuerza devastadora. A su alrededor, su magia se manifestaba en formas de llamas oscuras y relámpagos que laceraban el campo de batalla, enviando ondas de choque que sacudían el suelo del Inframundo.
Creuserey Asmodeus, el descendiente del demonio de la lujuria, respondió con una magia seductora y venenosa. Con un gesto elegante, desató un torrente de energía que envolvió a Sirzechs, intentando debilitar su resolución con ilusiones engañosas y proyecciones de deseos retorcidos. Sin embargo, la determinación del Rey del Inframundo era inquebrantable, y él continuó avanzando con ferocidad implacable.
Mientras tanto, Katerea Leviathan se enfrentaba a Azazel con ataques mágicos hábiles y rápidos. El bastón de la heredera del demonio de la envidia se convirtió en un conductor de energía oscura y malévola, lanzando ráfagas de maleficios que buscaban desestabilizar al líder de los Ángeles Caídos. En respuesta, Azazel canalizaba la luz divina que lo rodeaba, manifestando armas de pura energía angelical: lanzas brillantes y espadas resplandecientes que cortaban el aire con una precisión celestial.
La batalla era un torbellino de magia y poder, con cada movimiento calculado y cada ataque desatando una nueva ola de energía destructiva. Sirzechs y Azazel, junto con los Jinetes del Apocalipsis, luchaban contra los descendientes del pasado oscuro del Inframundo, determinados a proteger su reino y asegurar la victoria sobre la Brigada del Caos.
En un giro repentino de la batalla, Katerea Leviathan y Creuserey Asmodeus alzaron sus manos, desatando una fracción del poder de la legendaria Serpiente del Infinito, Ouroboros. Un aura oscura y brillante envolvió a los dos demonios, potenciando enormemente sus habilidades mágicas hasta niveles que desafiaban la comprensión.
Katerea: (con una risa siniestra) "¡Es hora de mostrarles nuestro verdadero poder, Creuserey! Con la bendición de Ouroboros, no hay límites para nosotros".
Creuserey: (con una sonrisa arrogante) "¡Así es, Katerea! prepárense para conocer el verdadero significado del poder demoníaco".
El campo de batalla se llenó con ondas distorsionadas de energía demoníaca y veneno mágico, creando un caos que amenazaba con abrumar incluso a los más poderosos del Inframundo y los Ángeles Caídos.
Katerea: (lanzando ráfagas de energía) "¡Azazel, siente el veneno de la envidia! ¡Tu luz divina no puede protegerte ahora!"
Azazel: (canalizando la luz divina) "¡No subestimes el poder de la luz, Katerea! ¡Mis Ángeles Caídos, defendamos nuestra posición con todo lo que tenemos!"
Mientras tanto, Creuserey se enfrentaba a Sirzechs con una ferocidad renovada, cada golpe de su magia corrompida buscando debilitar las defensas del Rey del Inframundo.
Creuserey: (lanzando hechizos) "¿Qué tal esto, Sirzechs? ¿Puedes resistir la tentación del poder oscuro?"
Sirzechs: (esquivando habilidosamente) "¡Tu magia no me corromperá, Creuserey! Soy el Rey del Inframundo, y defenderé mi reino con toda mi fuerza".
La batalla alcanzó su punto álgido, con la alianza entre el Inframundo y los Ángeles Caídos siendo puesta a prueba al límite.
Ante la creciente amenaza de Katerea Leviathan y Creuserey Asmodeus, Sirzechs Gremory y Azazel tomaron medidas drásticas para asegurar la victoria en la encarnizada batalla. Con rostros serios y determinación ardiente, canalizaron sus poderes hasta el límite.
Sirzechs, con los ojos brillando con una luz intensa, comenzó a reunir una energía destructiva a su alrededor. El aire temblaba con la presencia de su verdadero poder, mientras una esfera de oscuridad absoluta se formaba ante él.
Sirzechs: (con voz resonante) "¡Es suficiente, Creuserey! Tu ambición y tu poder no pueden rivalizar con la fuerza del Inframundo que yo represento".
Con un gesto rápido y preciso, Sirzechs liberó la esfera de destrucción, un torrente de energía que borró de la existencia a Creuserey Asmodeus sin dejar rastro, disipándose en el aire como si nunca hubiera estado allí.
En otro frente de la batalla, Azazel, con una determinación feroz, reveló un artefacto sagrado del poder de un antiguo dragón. Un destello dorado envolvió al líder de los Ángeles Caídos mientras se transformaba en una armadura resplandeciente, imbuida con la esencia misma de la luz divina.
Azazel: (empuñando una lanza de luz) "¡Katerea Leviathan, tu envidia no tiene lugar aquí! ¡Por la paz y la justicia, caerás ante el poder de los Ángeles Caídos!"
Con un movimiento rápido y preciso, Azazel cargó con la lanza de luz en mano. La energía pura y radiante atravesó el campo de batalla, impactando directamente en Katerea y deshaciendo sus defensas con una fuerza que no dejaba lugar a la resistencia. La heredera del demonio de la envidia fue consumida por la luz, su forma disipándose en una neblina oscura mientras caía derrotada.
La batalla llegó a su clímax con la derrota de Katerea y Creuserey, sus ambiciones truncadas por el poder unificado del Inframundo y los Ángeles Caídos.
Con la amenaza de Katerea Leviathan y Creuserey Asmodeus eliminada, Sirzechs Gremory y Azazel se reunieron en el campo de batalla, respirando profundamente después de la intensa confrontación. Sus miradas se encontraron, reflejando un profundo respeto mutuo y la satisfacción de una victoria ganada con determinación y unidad.
Sirzechs: (mirando el campo de batalla) "Azazel, mi amigo, hemos enfrentado una prueba difícil hoy. La aparición de la Serpiente del Infinito fue un recordatorio de lo mucho que está en juego en esta guerra".
Azazel: (asintiendo solemnemente) "Así es, Sirzechs. La influencia de Ouroboros podría haber inclinado la balanza en su contra si no hubiéramos actuado con rapidez y decisión. Pero gracias a la unidad entre el Inframundo y los Ángeles Caídos, hemos logrado prevalecer".
Sirzechs: (con una sonrisa) "Y no podemos olvidar el papel crucial de la Dragona del Infinito en nuestra victoria. Su influencia ha sido nuestra fortaleza, un recordatorio de que nuestras historias están entrelazadas en esta batalla eterna".
Después de una feroz y prolongada batalla que dejó a cientos de demonios derrotados a su paso, los Jinetes del Apocalipsis finalmente llegaron ante Diodora Astaroth. el heredero de la casa Astaroth los esperaba con una sonrisa retorcida, su mirada llena de arrogancia y malicia mientras observaba la llegada de sus enemigos mientras a su lado se encontraba una chica algo lastimada de cabello rubio.
Issei, Tatsumi, Erza y Basara se detuvieron frente a Diodora, sus figuras imponentes y sus armas aún brillando con la energía de la batalla recién concluida. Sus rostros reflejaban la determinación y el cansancio de una lucha larga y agotadora, pero sus ojos ardían con la promesa de justicia y venganza por los caídos en el camino.
Issei: (con voz grave) "Diodora Astaroth, tu tiempo de provocar caos ha terminado. Nosotros, los Jinetes del Apocalipsis, hemos venido para poner fin a tus maquinaciones y restaurar la paz en el Inframundo".
Tatsumi: (sosteniendo sus guadañas con firmeza) "Tus acciones han causado mucho sufrimiento. Es hora de que enfrentes las consecuencias".
Erza: (con su látigo en posición de combate) "No escaparás de la justicia por tus crímenes, Diodora. La furia del Apocalipsis te alcanzará".
Basara: (con las pistolas en alto) "Prepárate para enfrentar tu juicio. No habrá piedad para aquellos que han desafiado nuestra casa".
Diodora observó a los Jinetes del Apocalipsis con una mezcla de incredulidad y desdén, pero también con una chispa de temor que apenas podía ocultar. La presencia unificada de estos guerreros formidables, respaldados por la fuerza combinada del Inframundo y los Ángeles Caídos, representaba una amenaza que no podía ser subestimada.
Diodora: (con una risa nerviosa) "¡Jinetes del Apocalipsis! Parece que han llegado a jugar. Pero yo tengo mis propias cartas que jugar. ¡Veremos quién prevalece al final!"
Los Jinetes del Apocalipsis se enfrentaron a Diodora Astaroth con una determinación feroz, cada uno desatando sus habilidades únicas contra el miembro de la Brigada del Caos. Issei avanzó con la Devoradora del Caos, cortando a través de las defensas mágicas de Diodora con golpes precisos y poderosos. Tatsumi, con sus guadañas dobles, se movió con la agilidad de un depredador, cercando a Diodora y cortando sus líneas de escape. Erza desató su Látigo Masacre con maestría, envolviendo a Diodora en una tormenta de golpes rápidos y precisos. Basara, con sus pistolas dobles, disparó ráfagas de balas imbuidas de magia, obligando a Diodora a retroceder constantemente.
Diodora, aunque poderoso, se vio superado por la combinación de habilidades y estrategias de los Jinetes del Apocalipsis. Su magia oscura se encontraba con la luz de la justicia y la determinación implacable de sus oponentes, obligándolo a luchar desesperadamente para mantenerse en pie. A pesar de sus intentos de contraataque, Diodora se encontraba cada vez más acorralado por la implacable fuerza de sus adversarios.
Finalmente, con un último esfuerzo coordinado, los Jinetes del Apocalipsis lograron neutralizar las defensas de Diodora y derrotarlo con honor y determinación, asegurando la paz momentánea en el Inframundo y demostrando la fuerza de su unión frente al caos.
Diodora algo cansado cayo derrotado y con muchas heridas ya no tiene mas magia y estaba al borde de la muerte arrastrándose por el suelo.
Mientras los jinetes se retiran a la vez que el grupo Gremory ingresaban viendo con preocupación como la chica rubia estaba herida.
Diodora intento de todo para hacer algo pero algo paso de repente su cuerpo fue rodeado por una luz dorada y bajando su mirada se lleno de terror al ver un circulo mágico a sus pies.
En eso del circulo mágico salio disparado un pilar que borre a Diodora de la existencia revelando a un hombre quien miraba esto con seriedad.
???:-Parece que todo lo tengo que hacer yo ahora dijo el hombre con seriedad.
Rias: -Y tu quien eres? dijo seria pero el hombre solo afila la mirada.
???:-Mas respeto mocosa estas frente al heredero del antiguo Maou Beelcebú Shalba Beelcebú dijo el hombre con seriedad Shalba tenía la apariencia de un hombre apuesto vestido con una armadura negra y una capa. Tenía el cabello largo y castaño que llegaba hasta las caderas con muchos flequillos que cubrían su ojo derecho.
Este levanta sus manos generando otro circulo mágico en su palma canalizando su magia.
Shalba:-tendré que hacer todo yo el de eliminar a la basura dijo serio mientras todos se preparan para lo que sigue.
Fin del capitulo que les parecio?
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