"Chapter five".

MARATÓN 3/3.

Capítulo dos:
La noche dónde todo cambió.

Con Alexandra estando en la seguridad de la casa de su padre, Stiles siguió su rumbo hacia la clínica veterinaria, dónde la mayoría de los miembros de la manada estaban en su espera. Sabía muy bien que sus hijas estarían bien mientras estaban bajo la vigilancia de su padre, en lo que él y Lydia iban a determinar alguna forma de proteger a sus niñas del eminente riesgo que los tenía nerviosos.

Stiles no había hablado con Lydia aún, pues sabía que su esposa estaba intentando mantener la paz entre ellos hasta que se encontraran con la manada. Pero bien sabía que ella se encontraba casi igual de furiosa y decepcionada que él por las acciones de su hija mayor.

Cuando el Toyota Yaris gris se estacionó frente a la puerta de la clínica veterinaria, el matrimonio bajó de este sin decir ninguna palabra y rápidamente se adentraron en lugar, para reunirse con sus compañeros.

Al adentrarse en la pequeña sala de examinación, ya todos estaban alrededor de la mesa metálica, aunque faltaban algunos de ellos, pero Stiles supuso a qué se debía a qué alguno de ellos debían quedarse con sus hijos.

Scott estaba parado justo al otro lado de la habitación, mientras que Liam, Derek, Peter, Chris, Deaton y Parrish estaban repartidos por toda la pequeña sala. Lydia se mantuvo a un lado de Stiles, cerca de la puerta por dónde habían entrado.

-Bien, ya estamos aquí -anunció Stiles.-. ¿Qué haremos?.

-Para empezar, debemos hablar sobre lo que acaba de pasar -dijo Derek, desde su lugar a unos pasos de Scott, pero mirando al Stilinski.-. Eli no quiso decirme que hacían en el bosque, pero supongo que tiene que ver con lo que encontraron ustedes -miró a Parrish.- esta tarde.

-¿Saben de quién se trataba?-preguntó Liam, sentado sobre la pequeña mesada dónde habían cajas de medicamentos para perros.

-Era una mujer, en sus veintitantos y treinta y pocos -dijo Parrish.-. Era una profesora de la preparatoria, llevaba dos días desaparecida -mencionó.-. Su cuerpo estaba destrozado, como si fuera desgarrado con garras o un objeto muy filoso.

-Definitivamente no fue algo animal, o humano -dijo Chris.-. No teniendo en cuenta la precisión de los cortes y la distancia entre ellos.

-¿Algún Omega?-preguntó Stiles, intentando no pensar demasiado en que fuera algo relacionado al asunto de la caja perdida.

-No, no había ningún olor que lo delatara -dijo Parrish, descartando la idea de Stiles.-. Aunque habían pisadas, de humano, cerca del cuerpo.

-¿Han sabido algo de la caja? -soltó Lydia, irrumpiendo en la conversación policial, con su voz llena de urgencia.-. ¿Isaac ha llamado otra vez?.

-Dijo que vendrá lo antes posible -respondió Scott, con firmeza.- pero nada sobre la caja.

El silencio inundó la sala por un momento, hasta que Peter carraspeó.

-Scott dijo que el joven Tobías llevó a Alex herida a casa de Melissa -mencionó con sumo interés.-. ¿Ella está bien?.

-Sí -respondió Stiles, tajante.-. Está castigada, por lo que sé que estará bien ahora que no puede salir sin mi vigilancia.

Peter soltó una risita por lo bajo, llena de ironía y burla, cosa que todos notaron que fue un gran motivo para que Stiles quisiera arrancarle los ojos con un escarba diente.

-¿Qué es gracioso, Peter? -Preguntó Stiles, molesto.-. ¿Crees que es gracioso que ella y Claudia se expusieran al escaparse a media noche a buscar un cadáver sin saber el riesgo que corren?.

Peter negó, ahora con la seriedad en su rostro.

-No, -denegó Peter, con su voz grave.- por supuesto que no -aclaró.-. Pero es curioso, -dijo con una pizca de gracia.- ¿No es lo que tú y Scott hicieron la noche en que mordí a Scott? -preguntó irónicamente.-. Ustedes tampoco sabían los riesgos y peligros que acechaban en el bosque esa noche.

-No es lo mismo -dijo Stiles, ahora mirando con dureza al Hale mayor.

-Sí, si lo es -dijo Peter, asintiendo.-. La única diferencia que encuentro es que ahora tú sabes la verdad de lo que hay en el pueblo, mientras que tu padre ignoraba esa parte en ese momento -remarcó.-. Y que tus hijas viven en una burbuja, cuando deberían saber perfectamente que es lo que pasa-opinó.-. Aún más sabiendo que alguna de ellas, o ambas, podrían ser un ser sobrenatural como su madre -miró a Lydia.

-Mis hijas no sabrán nada sobre esto -arremetió Lydia. -. Es por eso que nos fuimos a San Francisco. No quiero que ellas se metan en este mundo de mala muerte.

-Oh, linda Lydia -dijo Peter, negando con su cabeza como si estuviera decepcionado.-. Alexandra está en esta vida desde que encontró al nemeton y comenzó a tener pesadillas.

Stiles le miró sorprendido, mientras que Lydia lo miraba con odio. El resto de la sala veían la conversación en silencio, dispuestos a interrumpir si la discusión subía de nivel o si Lydia le rompía el cráneo a Peter.

-¿Cómo sabes de sus pesadillas? -preguntó Stiles.-. Solo Lydia, Derek y Scott sabían de ellas.

-¿Por qué crees que llegó la amenaza, Stiles? - cuestionó Peter.

-¿Dices que fuiste tú quien la envió?- acusó Chris, provocando que Peter le mirara desconcertado.

-¿Tú crees que le haría daño a mi preciada Alex? -preguntó Peter.-. Jamás le haría daño a mi adorada niña, ella es un ser de luz.

-¿Entonces a qué te refieres con que la amenaza tiene algo que ver con las pesadillas de Alex? -preguntó Scott, curioso.

-Es lo que empezó a pasarle a Stiles antes de que el nogitsune lo atormentara -dijo Derek, mirando a la mesa metálica, pensativo.-. ¿No es así, Stiles?.

Todos se voltearon a ver al Stilinski, quien palideció repentinamente ante la mención de aquel espíritu embaucador.

-Sí, pero no es lo mismo -dijo Stiles.-. Nosotros hicimos ese sacrificio, cuando nuestros padres desaparecieron, y el nemeton volvió a despertar su poder -habló rápidamente.

-Y con todo el asunto de Monroe, el nemeton se apagó nuevamente -dijo Lydia.

-Pero Alex lo encontró, hace catorce años -dijo Derek.-. Cuando desapareció, la encontré allí, dormida en el tronco.

-Eso pudo ser una casualidad -dijo Stiles, negado.

-Y luego de que ustedes se fueran, el nemeton se rodeó de luciérnagas -dijo Peter. -. ¿No te lo dijo Scott?.

Stiles se giró a mirar a su mejor amigo, esperando alguna respuesta de él, pero el alfa bajó la cabeza y esa fue su contestación a la pregunta silenciosa de su amigo.

-¿Cuál es el punto, Peter?-preguntó Liam, confundido.

Pero Peter no respondió aquella pregunta, sino que fue respondida por el Druida presente en la pequeña habitación.

-Que Alex lo despertó otra vez, y cuando se fueron de Beacon Hills, el nemeton se apagó -dijo Deaton.-. Eso solo lo puede hacer un ser sobrenatural, ningún humano puede encontrarlo tan fácilmente.

-¿Crees que Alex sea una Banshee?-preguntó Lydia, espantada de que su hija corra su mismo destino.

-No, no creo que sea una Banshee -negó Deaton, para luego mirar a Stiles.-. Cuando el nogitsune salió de ti, ¿Recuerdas lo que la madre de Kira te dijo?.

-Eres más tú, que Nogitsune -murmuró Stiles.

-Algo del nogitsune quedó en ti, Stiles -dijo Deaton, asintiendo.-. Y quizás ese pequeño fragmento del nogitsune, por muy pequeño que sea, está en Alex ahora.

-Pero, entonces, ¿Quién está amenazandonos? -preguntó Stiles, ahora realmente asustado.

-Alguien que quiere al nogitsune de vuelta, y que sabe lo mismo que nosotros -dijo Deaton.-. Y quizás, lo del asunto de la profesora tenga algo que ver.

- Sacrificios humanos -susurró Stiles.

[•••]

Alex estaba en su cuarto, verdaderamente molesta. Quiso llorar, por las palabras de su padre, pero a veces la rabia es mucho más fuerte que la tristeza. No ayudó mucho que Claudia entrara a la habitación sin tocar la puerta.

-Alex, lo siento -comenzó a decir la pelirroja, arrepentida.-. Quise esperarte, pero Skyler me arrastró hasta su casa. Yo no quise...

Pero detuvo su vómito de palabras cuando vió que su hermana no la miraba, sino que veía fijamente hacia la pared. Claudia frunció el ceño y se acercó a su hermana.

-Alex, yo...-intentó decir la menor, pero Alex se volteó a verla con los ojos apagados.

-Está bien, Claudia -dijo Alex, en voz baja.

-No, no lo está -negó la menor.-. Cuando mamá y papá regresen, hablaré con ellos, les diré que te obligué a llevarme-dijo, mientras se sentaba en la cama, a unos centímetros de su hermana.

-Está bien, Claudia -repitió Alex, negando con su cabeza, mirándola nuevamente.-. No debes hacer eso, yo no debí llevarte en primer lugar -agregó.-. Soy una pésima hermana mayor.

-No, Alex, no lo eres -dijo Claudia, meneando la cabeza.-. Eres la mejor hermana mayor, siempre me defendiste en la escuela y de los que me molestaban por mi cabello -recordó.-. Hablaré con mamá y papá, ellos deben escucharme antes de darte un castigo.

-¿Qué caso tiene, Claudia? Papá quizás te escuche, pero mamá seguirá diciendo que es mi culpa -dijo Alex.

-Hablas de ella como si te odiara -señaló Claudia.

-¿No lo hace? -cuestionó Alex.-. Dime, Claudia, ¿Alguna vez la escuchaste decir algo más que no sea "deberías hacerlo mejor" o "yo no habría hecho eso"? -preguntó.-. Yo no sé que es lo que hice mal, o si realmente hice algo mal, para que ella siempre me comparara con ella o contigo.

-¿Conmigo?-dijo Claudia, confundida.

-Eres la hija perfecta, con calificaciones sobresalientes y con amigos -dijo Alex, elevando los hombros.-. Y yo a penas puedo llegar al 7 si me esfuerzo.

-Alex, tú eres buena en muchas cosas que yo no -remarcó Claudia.-. Por ejemplo, sabes conducir y arreglar el Jeep sin utilizar cinta adhesiva, también eres buena pintando, escribiendo y tocando el violín -mencionó.-. Tú eres mi ejemplo a seguir, Alex.

Pero aunque las palabras de Claudia eran algo que le llenaba el corazón a la castaña, sentía que solo eran palabras por compromiso.

-Mamá y papá no darán su brazo a torcer -declaró Alex. -. Así que vete a dormir, no quiero que me regañen por tenerte despierta a altas horas de la noche.

[•••]

Para cuándo Claudia se fue a su habitación, Alexandra decidió dormir también. Quizás lo hizo para no darle lugar a una discusión con su madre, pues sabía que cuando ella regresara, iría a por ella y estaba demasiado cansada para escuchar algo más.

La cama era incómoda, mientras se removía de un lado a otro, su cuerpo sudado se pegaba a las sábanas azules. Los alaridos que salían de su boca eran silenciosos y entrecortados, como si le faltara el aire. Debería estar acostumbrada a estas alturas a este tipo de momentos, pero creo que nunca te puedes acostumbrar a las pesadillas, mucho menos cuando eran tan aterradoras como las de Alexandra.

Comenzó a removerse en su lugar, intentando escapar de lo que sea que la esté hostigando en este momento. Se sentó de golpe cuando sintió unas manos sobre ella, despertándose en la oscuridad fría de su habitación. Su corazón latía a mil por minuto, sus pulmones luchaban por obtener algo de aire y su cabeza dolía como el infierno.

Miró a su alrededor, asustada por la oscuridad completa que había en su cuarto, intentando recuperar el aire mientras veía a su alrededor. Sintió algo extraño a su lado, un peso que antes no habia en su cama. No quiso voltear, tenía miedo de encontrar algo allí. Cerró los ojos, en un desesperado intento de que sea solo su imaginación.

-¿Qué ocurre, Alexandra? -escuchó a su lado.

Era una voz tenebre, gruesa y algo descolorida. No se parecía en nada a alguna voz que ella conociera. Ni siquiera intento ver de quién se trataba.

-¿Quién eres?- susurró Alex, con la voz entrecortada y sin abrir los ojos.

Una risa burlona llenó la habitación, enviando escalofríos al cuerpo de la joven ante la macabra risa. El peso a su lado se removió, poniendo aún más nerviosa a la castaña.

-Sabes quien soy -respondió la voz.

-No -dijo Alex, aún con sus ojos cerrados.

-Sí -dijo la voz, con un gruñido.-. Me conociste hace años.

Alex negó con su cabeza, aunque dudaba que la voz la viera hacer tal movimiento.

-Eras una niña -continuó la voz, cada vez escuchándose más cerca.-. Te visité hace catorce años, ¿Recuerdas?.

Las imágenes corrían por la mente de Alex como si de una cinta de película vieja se tratara. Era demasiado joven para recordar con exactitud lo que había pasado, solo tenía tres años, pero recordaba la misma voz que ahora le hablaba y de como despertó en medio del bosque.

-No eres real -razonó Alex para si misma.

-Lo soy -respondió la voz.-. Sabes que lo soy. Puedes sentirme en tu cabeza, hurgando, jugando con tu mente.

-No eres real -repitió la joven, un poco más fuerte.-. Sigo dormida.

-Si no fuera real -dijo la voz.- ¿Podría hacer esto?

La respiración de Alex se cortó cuando sintió una mano fría en su antebrazo, apretando su piel hasta el punto de congelarla por completo. En ese momento supo que era real, porque hasta donde sabía, en los sueños no puedes sentir cuando te lastimas.

-Tranquila, aún no es el momento -escuchó el murmullo de la voz.-. Pero pronto lo será.

Se sentó en la cama de golpe, abriendo los ojos y cerrándolos al instante cuando la luz brillosa que se filtraba por su ventana la atravesó. Sus oídos pitaban y su corazón latía con fuerza. Dió vueltas a su alrededor, buscando a alguien, pero encontró el lado vacío de la cama. Su respiración tardó en regularse, y no fue hasta que unas inmensas ganas de vomitar la invadieron.

Se levantó de la cama de un salto, corrió a la puerta, abriéndola con un movimiento brusco y corrió por el pasillo hasta el baño, dónde se encerró y se dejó caer a un lado de la taza del inodoro. Su boca se llenó de saliva y antes de poder hacer algo, ya estaba vomitando. Las arcadas le cortaban el aire, su cabello caía a sus costados y se sostenía fuertemente del porcelanato.

Estaba tan concentrada en su situación que no escuchó cuando alguien entro al pequeño baño y se colocó detrás de ella, sosteniendo su cabello para que no lo ensuciara.

Cuando finalmente acabo aquella tortura, levantó la cabeza y notó la colonia varonil que su padre usaba. No quiso voltear, no quería ver la decepción en sus ojos, por lo que cerró los suyos e intento mantener las náuseas a raya, mientras sentía como su cuerpo comenzaba a ser ligero.

-Alex, ¿Qué pasó? -escuchó a su padre, con la preocupación al borde de su voz.

Pero la preocupación de Stiles pasó a un segundo plano cuando el pánico le llegó. Vio que los labios de su hija tenían sangre, al igual que todo el inodoro.

-¡Lydia! -gritó Stiles.

Fue lo último que Alex escuchó antes de caer en la inconsciencia, todo se volvió negro y silencioso.

[•••]

La sala de espera del Memorial de Beacon Hills se llenó rápidamente cuando la manada llegó a ser un apoyo para el par de padres que se encontraban nerviosos ahí. Derek fue el primero en llegar, siendo seguido por los demás. Pero aunque ellos preguntarán que había pasado, Stiles y Lydia estaban en completo silencio.

Melissa Delgado apareció, siendo como un ángel de luz en medio de la incertidumbre. Stiles se levantó de su asiento al verla llegar hacia ellos, Lydia le secundó.

-¿Cómo está?-preguntó Stiles, aparentemente más nervioso.

Melissa hizo una mueca y negó con su cabeza.

-Aún está siendo examinada -dijo Melissa, para la consternación de la sala.-. ¿Dijiste que fue sangre lo que vomitó?.

-Sí, estaba cubierta de ella -respondió Stiles, con un nudo en su garganta.

-No es bueno -opinó Melissa.-. Debo hacerles una pregunta, es algo delicado.

-¿Qué?-dijo Lydia, mirándola con los ojos acuosos.

-¿Alex ha presentado dolores de cabeza, problemas de visión o somnolencia?-preguntó Melissa, mirando a ambos padres.

Todos los presentes estaban pendientes a la respuesta de los Stilinski -Martín.

-Dolor de cabeza sí -dijo Stiles, asintiendo.-. No hemos podido darle ninguna medicación para ello, nada parecía hacer efecto o darle alivio.

-También problemas de visión -dijo Lydia, asintiendo.-. Recientemente, hace unos meses, tuvo un accidente con el Jeep. Ella dijo que su visión se vio nublada y no vio al otro auto.

Melissa soltó una exhalación que preocupó a los hombres lobo de la sala, pues podían oír claramente como su corazón latía con dolor. El par de padres le miró ansiosos, en la espera de que diga algo más.

-Deberé hacerle un hemograma -anunció Melissa, muy lentamente, viendo cómo el rostro de ambos padres se descomponían.-. Debo descartar que sea un tumor...

Stiles veía que los labios de Melissa se movían, podía leer lo que decían, pero no escuchaba nada a su alrededor. Su audición de vio apagada por segundos, mientras los recuerdos de la noche anterior volvían a su cabeza, sintiéndose lo peor. También viajaba a viejos recuerdos de su niña, cada uno de ellos era como una daga en su cabeza y en su pecho. De repente, la idea de que el nogitsune esté detrás de esto se vio borrada y la preocupación de que su hija pudiera tener un tumor ocupó el primer lugar en su lista.

Poco sabía Stiles de que el nogitsune sí estaba detrás de esto, y que comenzaba el juego.

















































[✓]

FALTA POCO PARA QUE LLEGUE VOID ALEX.

¿Quieren leerla?.

¿Qué opinan de este capítulo?.

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