La historia que hoy tengo para contarles, sucedió en un reino remoto llamado Morganita. En donde habitaban muchas personas, que eran protegidas por su soberano rey y su reina, ellos eran más bondadosos de lo que sería el mismísimo dios. O eso es lo que decían. Ellos tenían una hermosa hija llamada Keira, unos decían que era una niña dulce, tierna, con una belleza que no parecía apta para este mundo. Pero esto no va a ser una tierna historia en donde la princesa encuentra a su príncipe y viven felices para siempre, esto va a ser todo lo contrario, la princesa va a ser feliz el día que obtenga su venganza.

La que era princesa se convirtió en reina... la que era amada se vuelve temida....la que era dulce se volvió fría....y así las cosas cambian, nada vuelve a ser como era, cuando algo se rompe por más que se trate de arreglar nunca vuelve a ser lo que era antes.

Esto fue lo que sucedió con nuestra querida reina, la rompieron y por más que la hayan querido arreglar, nada volvió a ser igual.

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En el dia del juicio, la reina viste un vestido de terciopelo rojo, que contrastan su tersa y palida piel con su cabello negro. La poca gente que había en el lugar se convirtió en multitud, todos esperando el veredicto que su reina iba a dar sobre el destino de este extraño para muchos y conocidos para otros.

Antes de dar la sentencia, la reina pidió hablar con él, los guardias lo acercaron hasta ella y ella le susurro al oído tan bajo que ni siquiera los guardias pudieron oír un cuarto de lo que su reina había dicho

"Estuve 8 años esperando a poder vengarme, pero cuando hoy estamos acá, donde se supone que ocurriría mi venganza lo único que puedo pensar es en la lastima que me das. Y lo equivocada que estuve al dejarme llevar por mis emociones negativas. Vos mismo te destruiste y ahora estás en jaque, ciertamente tendrias que saber que la reina es la más importante en este juego que el rey".

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