One.

Canadá.

Una chica de largos cabellos escuchaba las patrulla de la policía fuera de su casa, ella contaba con 13 años vivía junto a su padre el héroe número 1 del lugar, su madre había fallecido muchos años atrás.

—¿Toshinori ____?–Un oficial tocó la puerta.

—S-Si...–La chica no abrió la puerta, su padre había sido llamado a una misión dejándola a ella sola en casa como acostumbraba.

Lo extraño de esta vez, es que su padre no regresó durante varios días haciendo que la chica se preocupara más.

—Somos los comisarios de la zona local... Señorita Toshinori.

La chica después de pensarlo abrió la puerta encontrándose con un hombre y una mujer de uniforme los cuales la miraban con pena.

—Su padre desapareció durante la pelea que tuvo con el último villano que se hizo presente en la ciudad.

Ella miró preocupada a los dos negando repetidas veces, en su garganta se formó un nudo.

[ . . . ]

Los oficiales la llevaron a la comisaría haciéndola esperar, en sus manos tenía un café en el cual a duras penas se podía reflejar su rostro con claridad.

Le ardían los ojos de tanto llorar, su corazón estaba destrozado no había rastro alguno de su padre su única familia con vida.

—Toshinori ______.–Llamó un oficial a la menor.

—¿Ella está aquí?–La voz de un hombre la alarmó.

—Si, ¿Usted es?–Preguntó una voz desde fuera.

—Yagi Toshinori... Soy su tío.

—No puede ser.–Susurró la menor estresada al verlo entrar.

Lo vio entrar, sabía que ahora si estado físico había cambiado su cuerpo era delgado y su cabello parecía desanimado.

—Hola Yagi.–Saludó incómoda.

—_______, han pasado años desde la última vez que te vi.–El rubio le mostró una sonrisa.

—Tres años.–Ella lo miró.—¿Que sucede? ¿Donde está papá?

—El... El no aparece, no hay ni un solo rastro.–Yagi cruzó sus brazos.—De momento voy a cuidar de ti hasta encontrar alguna pista de su paradero.

—¿Vendrás a vivir aquí?–Preguntó curiosa.

—Lamento decir que no, iremos a Japón.

—La ultima vez que visite Japón fue cuando Nighteye llamó a mi padre para intentar que entraras en razón.–La pelirosa habló agotada.

El mayor por su parte recordó la última vez que vio a su hermano antes de distanciarse, luego de firmar el típico papeleo pudieron irse.

Día siguiente: Vuelo.

Ambos miraban el resplandeciente cielo por la ventana del avión, la pelirosa recordaba a su padre con tristeza, ¿Donde está?

—Hmm, ______.–Yagi llamó a su sobrina.

—¿Si?–Apartó la vista de la ventana.

—¿Practicaste con tu Kosei?

—Es algo, extraño... aún no lo domino.–Hizo una mueca.—Pero cuando lo haga me convertiré en la hero número uno de Canadá.

—¿Ese es tu sueño?–El la miró con cariño.

—¡Hai! Así enorgulleceré a papá.

—He estado hablando con otros héroes profesionales... El próximo año entraré como profesor a la U.A.

La menor lo miraba maravillada, muchas veces había escuchado acerca de esa institución para formar a los próximos héroes.

—Si te sigue interesando hasta entonces te ayudaré a ingresar.

—Claro que si.–Sonrió.—Me esforzaré lo prometo.

Levantó los pulgares con alegría, cuando su padre sea encontrado estará orgulloso de ella. Su historia apenas iba a comenzar.

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