Capitulo 38
Evie.
Nos abrazamos durante un par de minutos y luego finalmente nos separamos.
—Te ves mal. —Admitió el ex ladrón, observando de arriba hacia abajo a nuestra mejor amiga, su esposa inmediatamente le dio un codazo.
—Bueno, no es nada fácil sobrevivir estando aislada y sintiendo que cada día que pasa estás más débil y no le importas a nadie...—Murmuró la chica de cabello morado, se le quebró la voz y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Hey, mírame, estás aquí ahora; ¿sí? —Aurora se acercó a ella y levantó su mentón para que la mirara. —Yo no voy a dejar que te vuelvan a alejar de mí, hermanita. —Dijo antes de rodearla con sus brazos, gesto que Mal inmediatamente correspondió.
—M, ¿cuántas veces te dije que es peligroso que salgas del Páramo? —Se quejó Jane, cruzándose de brazos.
—Ay, no arruines el momento, déjanos disfrutar. —Suplicó la hija de Mulán, mirando a su mejor amiga.
—No saben cuanto los extrañé, chicos. —Admitió la reina de Auradon.
—Creí que estabas muerta, en el sueño... Te vi morir en mis brazos. —Murmuré, mis ojos se llenaron de lágrimas.
—Ay E, no llores, estoy aquí; más viva que nunca. —Me consoló mi mejor amiga, volví a abrazarla con fuerza, no tenía intenciones de soltarla y ella lo sabía. Me tranquilicé cuando Mal empezó a acariciar mi cabello. —Nunca más me iré. —Susurró en mi oído.
Carlos.
— ¿Dónde está Uma? —Inquirió la descendiente de Maléfica.
—No sabemos nada de ella desde hace días, tampoco hemos podido comunicarnos con Dylan y supongo que Azul estará con ellos. —Respondí simplemente, encogiéndome de hombros.
—Ay no, ¿y si les pasó algo? —Sugirió mi mejor amiga, preocupada. —Tenemos que buscarlos ya mismo porque si Ariana sigue suelta, podría pasarles algo muy malo...
—De eso nos encargaremos después. —Afirmó el chico de cabello largo.
—Ahora tienes una vida que recuperar. —La rubia le guiñó el ojo, entonces su hermana se volteó y empezó a caminar.
— ¿Y qué están esperando? No se queden ahí parados, necesito volver ya. —Mencionó al percatarse de que no nos habíamos movido aún, entonces la obedecimos. —Extraño a todos, a Ben, a papá; a Jace...
— ¿Por qué estas tan contenta por verlo si ni siquiera es hijo tuyo? —Inquirió la hija de Mulán, confundida.
—Pues para matar a su madre, claro está. —Respondió la ojiverde. — Pobrecito Jace, me da pena que haya tenido que soportarla durante toda su corta vida...
—Que bueno que no tengas ganas de matar a Ben por engañarte con ella...—Habló mi mejor amigo.
—Tenías que mencionar eso...—La chica de cabello morado apretó los puños e inmediatamente sus ojos empezaron a brillar.
—M, calma, estamos aquí; respira, no nos iremos a ningún lado. —Susurré, tomando su mano y apretándola, ella hizo lo que le pedí y entonces aquel brillo en sus ojos desapareció.
—Lo sé, De Vil, lo sé perfectamente. —Aseguró Mal, sonriéndome. —Sé que sin Jane, no habría podido regresar a casa con ustedes...—Añadió, soltándose de mí agarre para acercarse a mi esposa, dispuesta a abrazarla.
Lonnie.
Acomodé mi cabello sonriendo al ver que la descendiente de Stefan estaba a punto de rodear con sus brazos a mi mejor amiga pero mi sonrisa se borró cuando me percaté que de un momento a otro, una daga apareció en la mano derecha de la primera, entonces reaccioné y la empujé para proteger a Jane.
— ¿Qué haces? —Dudó la mejor diseñadora del reino, frunciendo su ceño mientras se acercaba a su mejor amiga, dispuesta a ayudarla a incorporarse.
— ¡Aléjate de ella, Evie! —Alcé la voz rápidamente. —Tenía una daga, iba a matarla...
— ¿Están tan emocionados por reencontrarse con Mal que no se dan cuenta de lo que está sucediendo frente a sus ojos? —Murmuró la hija del hada madrina, mirando a nuestros amigos de reojo.
—Oh no...—Susurró Carlos, retrocediendo unos pasos, al igual que Aurora. Entonces esa desgraciada hizo un hechizo y volvió a transformarse, revelando su verdadera identidad para luego empezar a reírse como una desquiciada.
— ¿Pensaron que se habían librado de mi? —Comentó, divertida. —Gran error, estoy en todas partes.
— ¿Donde está Mal? —Cuestionó Jay, serio, mientras se acercaba lentamente a la chica de cabello azul para cuidarla porque estaba demasiado cerca de esa Perdida.
—Oh, esa es una historia muy divertida, déjenme contárselas. —Empezó Ariana antes de acomodar su cabello. —Verán, su "amiga" Uma me la entregó y pensó que así podría librarse de mí, la muy ingenua quiso escapar con su familia pero obviamente me subestimaron. Fue bastante fácil encontrarlos, si quieren volver a verlos con vida entonces tendrán que obedecerme. En cuanto a la hija de Maléfica, la tengo en mí poder, si me das el espejo mágico que me robaron; no la asesinaré... —Explicó, mirando a la esposa de Doug.
—E, aléjate de ella antes de que te lastime. —Exigió Jane, pero ella no le hizo caso.
— ¿Lastimarlos? ¿Yo? —Repitió la castaña, alzando una ceja. —No, claro que no, o me dan lo que quiero o pierden lo demás... —Negó con la cabeza y extendió su mano, esperando a que siguiéramos sus órdenes, pero ya no éramos sus juguetes; no éramos piezas de su juego.
Vi como mi chico tomaba a Evie del brazo y la colocaba detrás suyo para protegerla.
—Lo único que te vamos a dar es una paliza, maldita hija de puta. —Gruñó él, tomé su mano y lo alejé de esa maldita antes de que la golpeara.
—Chicos, al Páramo ¡ahora! —Ordené rápidamente y todos empezamos a correr, estábamos a pocos metros de la entrada.
—Siempre toman las decisiones incorrectas y ése fue su último error...—Ella sonrió con malicia y observé de reojo como ella nos lanzaba un hechizo pero Jane se colocó delante de nosotros, recitando un encantamiento con su varita para crear un campo de fuerza mágico para protegernos de su magia negra. — ¿Es en serio? ¿Un hada insignificante piensa que va a poder salvar a sus seres queridos? Que estupidez, te recuerdo que fui yo la que envió al Upside Down a la hija de la emperatriz del mal así que no eres rival para mí, pequeña idiota. —Se burló antes de lanzarle otro embrujo que la esposa de Carlos esquivó mientras todos nos acercábamos cada vez más al muro de espinas mientras ella nos cuidaba.
—Nadie menosprecia a mi mejor amiga. —Gruñí, furiosa.
—Solo digo la verdad, pero te aseguro que será la primera en morir. —Afirmó la villana, lanzando otro hechizo que logró debilitar el campo de fuerza mágica que nos protegía de sus ataques.
—Chicos entren, yo me encargo de ella...—Suplicó la chica de ojos azules, mirándonos de reojo.
—No, de ninguna manera te dejaremos sola con esta perra. —El ex ladrón negó con la cabeza rápidamente.
—No tenemos muchas opciones...—Murmuró la menor del grupo, que intentaba concentrarse para que el campo de fuerza resistiera un poco más.
—No pienso abandonarte...—Hablé, segura.
—Ella es mucho más poderosa que yo pero ustedes pueden salvarse, entren de una vez, Lo; por favor hazme caso. —Suplicó mi mejor amiga, haciendo pucheros, pero no pensaba abandonarla. Vi como Carlos le hacia señas a la descendiente de la reina malvada y ella asentía con la cabeza.
—Jane, resiste, no nos iremos a ningún lado. —Susurró Evie justo cuando el campo de fuerza mágico se rompió, ella sacó su espejo mágico de su bolso. — ¡Espejito mágico, muéstrame tu luz! —Ordenó antes de apuntarle con el mismo a la hijastra de Facilier, logrando desconcentrarla.
—Bien pensado, ahora es hora de irnos, chicos. —La descendiente del hada madrina suspiró hondo. —Noble corcel, fuerte y capaz, a un lugar seguro nos llevarás. —Recitó el encantamiento mientras agitaba su varita, una nube de humo celeste nos envolvió y cuando el mismo se disipó, notamos que estábamos en el castillo de los reyes.
—Eso estuvo demasiado cerca, la próxima vez que estemos tan cerca de una loca, avísenme y llevaré una espada para matarla. —Dije rápidamente, observé a mi alrededor solo para percatarme de que los niños estaban aquí, junto con Alex; Jace, Ben... y Mal.
— ¿Cómo es que llegó antes que nosotros? —Preguntó mi chico, señalando a la chica de cabello morado.
—Bienvenida a casa. —La princesa sonrió antes de abrazar a su madre, gesto que ella inmediatamente correspondió.
—E, dame el espejo. Este es el plan: yo la distraigo, Jane, tú me ayudarás; Jay, consigue espadas, Lo; Aurora y Evs sacarán a todos de aquí. —Ordenó De Vil, extendiendo su mano para que su mejor amiga le entregara el objeto mágico.
—No par de idiotas, sí es ella...—Exclamó Evie con una sonrisa antes de correr a abrazar a la ojiverde. —Mal, por fin eres tú, te extrañé muchísimo; por favor no trates de matarme otra vez...
—Solo era cuestión de tiempo para que volviera. —Murmuré sonriendo al verla de nuevo. — ¡Larga vida a la reina!
Jay.
Intercambié miradas con mi mejor amigo y ambos corrimos a abrazar a la chica de cabello morado.
—Estoy tan feliz de que estés de nuevo con nosotros, M. —Admití rápidamente.
—No dejaremos que te vuelva a pasar nada, ¿si? —Habló Carlos, ella asintió y unos minutos más tarde los tres nos separamos de ella.
— ¡Mami, mami! —Fue el pequeño príncipe quien corrió a abrazar a la recién llegada, que nos miró confundida.
— ¿Quién eres tú? —Dudó la descendiente de Maléfica, extrañada.
—Mami, soy yo, soy tu hijo...—Respondió Jace, ilusionado. — ¿Acaso te olvidaste de mí? —Cuestionó mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
—Ehm... Chicos... Yo no se lo explicaré. —Habló la reina rápidamente, se notaba que estaba incómoda.
—Tranquila, yo me encargaré de eso. —La rubia le sonrió acercándose a ambos para luego tomar la mano del niño y llevárselo a otra habitación para explicarle todo con calma.
Mal.
Suspiré aliviada cuando ese pequeño finalmente me soltó y noté que el hijo de Bella y Bestia no podía dejar de mirarme, parecía estar en shock.
— ¿Ben?—Lo llamé, intentando obtener su atención, pero él seguía embobado observándome.
—M, no sé como decirte esto...—Susurró la descendiente de la reina malvada, jugando con su cabello. Ella estaba nerviosa y no sabía por qué.
—Quiero saber que mierda le pasa. —Exigí, cruzándome de brazos.
—Mamá, él aún no lo sabe...—Explicó la princesa de Auradon.
— ¿¡Cómo que no!? ¡Tenían que despertarlo antes de que yo regresara! —Les recriminé, indignada, esto me alteraba.
—M, cálmate...—Suplicó el chico de cabello largo, pero negué con la cabeza.
—No me pidas que me calme Jay, porque eso es imposible. —Sentencié, apretando los puños.
—Mal, hicimos lo que pudimos pero...—Empezó De Vil.
—Pero nada. —Lo interrumpí, fulminándolo con la mirada. Suspiré hondo para calmarme y mirar al chico del que aún seguía locamente enamorada. —Ben...
El rey de Auradon ya ni siquiera me estaba observando, entonces acorté la distancia que nos separaba y tomé sus manos.
—Ben, mírame. Soy yo, soy Mal, la chica que adoras con todo tu corazón; tienes que despertar...—Supliqué, haciendo pucheros. —Por otro lado, ¿¡cómo te atreves a casarte con otra!? —Gruñí, celosa.
—Mamá, no es tiempo para planteos. —Dijo Alex, cruzándose de brazos.
—Mi amorcito, estuve esperando 12 años para regresar a casa, lo mínimo que esperaba de él es que me besara pero ni siquiera me reconoce...—Expliqué, con calma. —Así que le reclamaré por todo hasta que este imbécil que tanto amo reaccione.
—No hay tiempo para eso. —Habló la hija del hada madrina. —Es peligroso que estés aquí, no sabemos dónde está esa maldita...
—Esta es mi casa y ya he estado lejos por mucho tiempo, no pienso marcharme. Ahora déjenme sola con él. —Afirmé, seria. — Además, si esa perra cobarde quisiera matarme ya lo habría hecho apenas salí del Páramo.
—M, no creo que eso sea lo mejor ahora mismo... —Murmuró mi mejor amiga al oír mi petición.
—Solo estoy pidiendo estar con mi espo... —Empecé y bufé al recordar que no nos habíamos casado aún. —Con mi novio a solas por unos quince minutos, no es como si les estuviera pidiendo que se sacrifiquen por mí. —Me corregí, mirándolos con seriedad.
—No nos iremos muy lejos, por si acaso...—Aseguró Lonnie.
—Yo los adoro con todo mi corazón y lo saben, pero en serio, váyanse. —Insistí al ver que ninguno de ellos se movía. — ¡Ya lárguense! —Alcé la voz mientras mis ojos empezaban a brillar.
— ¿¡No escucharon!? ¡Los reyes quieren privacidad, así que muévanse! —Gritó mi descendiente, inmediatamente todos la obedecieron. —Ten cuidado mamá, sabes que el beso de amor verdadero nunca falla, después de todo el amor puede salvar a cualquiera. —Murmuró, me abrazó y la rodeé con mis brazos, luego me guiñó el ojo para finalmente retirarse.
Por fin estamos solos, pensé aliviada mientras miraba nuevamente al hijo de Bella y Bestia.
—Tu cabello está un poco más largo, tus brazos se ven un poco más musculosos, tus ojos son tan hermosos como los recordaba; tu sonrisa sigue siendo la más hermosa de todas. —Dije mientras me mordía el labio inferior, vaya que lo había extrañado muchísimo. —Después de tantos años, sigo sintiendo lo mismo que sentí la primera vez que te vi. Después de tantos años, aún estoy dispuesta a salvarte.
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