Capitulo 35
Audrey.
Apreté los puños cuando la chica de ojos azules los hizo desaparecer justo frente a mis ojos, la conocía y sabía que en cierta forma se estaba burlando de mí.
Vaya, ¿dónde quedó la chica tímida que jamás decía lo que pensaba y se dejaba intimidar por mí?, pensé.
— ¿¡Cómo se atreven a tratar de arruinar mi coronación!? —Chillé indignada mientras me cruzaba de brazos. —Esto no se va a quedar así, organizar este tipo de cosas en contra de la Corona tendrá consecuencias muy graves para todos los que participaron, incluyéndote. —Le advertí, señalándola con el dedo.
—Ahora tú eres la reina del drama. —La descendiente del hada madrina acomodó su cabello.
—Ya basta de armar tanto escándalo y prosigue, todos los que estamos aquí sabemos que te mueres de ganas de ser coronada. —Añadió Lonnie, fulminándome con la mirada.
—No me malinterpretes, linda, si Evie, Jay, Carlos y yo intervenimos en esto fue porque somos padres responsables que nos preocupamos por nuestros hijos. —Aclaró Jane, observando de reojo a Ben. —Si nosotros interrumpimos fue para evitar que alguno de ellos saliera lastimado, no porque aprobamos esta ceremonia, así que más te vale que no les pongas un dedo encima a los niños porque te las vas a ver conmigo y no te conviene. —Añadió antes de volver a su asiento.
Esto se está arruinando completamente, ¿dónde está esa Perdida cuando más la necesito? ¡Es el momento perfecto para que aparezca y los mate a todos de una maldita vez!
—Bueno, si alguien más tiene alguna opinión respecto a esto, quiero que sepan que no me interesa. —Dije rápidamente para luego mirar al hada madrina. —No perdamos más tiempo, prosigamos.
—Pero...—Oí la voz del rey de Auradon y me volteé a verlo, seria.
—Silencio, Bennyboo. Si quieres, discutiremos las consecuencias de los actos de tus descendientes rebeldes en el castillo, pero ahora no es el momento indicado. —Exclamé rápidamente. — ¿O acaso apoyas a esos traidores? ¿Quieres una guerra?
— ¡Estas hablando de mi familia! —Gruñó mi ex. —No, claro que no quiero eso, solo no creo que esa sea la manera indicada de hablar sobre los niños; pero como sea, la coronación tiene que continuar.
[...]
Afortunadamente, nadie más quiso arruinar aquel evento tan importante.
Finalmente, después de haber esperado por años, después de haber luchado tanto; había conseguido lo que siempre había querido.
Oficialmente me había convertido en reina de Auradon, y la verdad era que lo estaba disfrutando bastante.
[...]
Hogar, dulce hogar, pensé apenas entré al castillo de Ben luego de que la ceremonia terminara, me apresuré a subir las escaleras para luego avanzar por el pasillo del segundo piso hacia mi destino.
Todo cambiará ahora que finalmente he sido coronada, me vengaré, y lo mejor de todo es que nadie puede impedírmelo.
Sin embargo, tenía que arreglar un asunto pendiente que tenía con esa villana antes de encargarme de la princesa de Auradon... y del resto de mi familia también, porque se lo merecen.
Una nueva gobernante ha sido elegida, las cosas van a ser muy distintas en este reino, pensé sonriendo; pero casi lo pierdo todo solo porque la chica que tiene influencia en el más allá no se dignó a aparecer en cuanto más la necesitaba.
Era la maldita oportunidad perfecta pero ella la desaprovechó, es una idiota, pero ahora va a escucharme.
Seguí avanzando por el pasillo, dispuesta a ir a enfrentar a esa Perdida de una vez por todas.
¿No se aburrirá de estar encerrada en esa habitación durante todo el día, sin poder salir nunca de ahí porque les había hecho creer a todos que mi tía estaba muerta? pensé, pero ladeé mi cabeza para concentrarme en lo que realmente me importaba.
Estaba furiosa, ¿¡quién se creía que era Alex para intentar arruinar un evento tan importante como mi coronación!?
Pero esto no se iba a quedar así, le iba a dar su merecido, mi prima no se iba a salir con la suya.
Si Jane, Evie, Carlos y Jay no hubiesen intervenido, la habría puesto en su lugar.
Golpeé la pared con fuerza, sin importarme si me lastimaba.
Esa maldita estará muerta antes de que trate de arrebatarme lo que es mío otra vez.
Me recargué contra la pared y miré de reojo la puerta del cuarto secreto de Ariana, apretando los puños.
Le voy a reclamar por no haber aparecido en mi coronación para que juntas termináramos con la familia real de una vez por todas, si lo hubiera hecho no tendríamos ningún problema.
—Felicidades por tu nuevo título. —La voz de la pelirroja logró sacarme de mis pensamientos inmediatamente, pero ni siquiera la miré. — Te saliste con la tuya. Ganaste, es lo que querías, ¿no?
—Es lo que todos quieren, pero no todos lo logran. —Respondí simplemente.
—Yo no estoy segura de si eso es ganar. —Exclamó Dizzy, no pude evitar reír y volteé a verla.
— ¿Ah no? ¿Y qué es ganar para ti, entonces? —Cuestioné, acomodando mi corona.
—Algo muy diferente. —Habló ella, alcé las cejas. —Ganaste el título, vas a gobernar Auradon, pero me perdiste a mí; perdiste a todos tus amigos, a tu familia, solo por poder. Si de verdad para ti eso es ganar, felicidades. —Dicho esto, empezó a aplaudirme.
—No necesito a nadie si tengo esto. —Mencioné, señalando la tiara que llevaba puesta, acomodé mi cabello. —No necesito amor cuando tengo poder absoluto.
—Tenías todo planeado, ¿verdad?—Dijo, mirándome con dolor, se acercó a mí lentamente. — Desde hace años supiste que esto iba a pasar, sabías que Ariana se hizo pasar por Mal y te uniste a ella para conseguir una corona. Te quedaste callada porque te convenía. ¿¡Me vas a decir que no fuiste tú la que me engañó durante años, la que nos puso en peligro a todos!?
—No, mi pequeña malvadita, escúchame; yo no quise mentirte, todo lo que hecho ha sido para cuidarte. Si ella te lastima, el trato que tengo con Ariana se termina para siempre, yo...—Empecé a hablar.
— ¡No me vuelvas a llamar así nunca más! —Me interrumpió, dolida. — ¿¡Cuidarme!? ¡No trates de redimirte, ya no creo en tus palabras! ¿¡Cómo puedes mirarme a la cara y seguir engañándome!? ¡No me mientas, Audrey, no me mientas a mí porque yo te lo di todo; te entregué mi corazón a ti, yo sí confié en ti y tú no! ¡Por una vez en tu vida, mírame a los ojos y dime la verdad!
Sí, mi amor, me lo diste todo de ti, pensé, me entregaste tu corazón pero ahora le pertenece a Ariana.
—Dizzy, yo también confié en ti, siempre lo he hecho; todo lo que hice fue para protegerte...—Murmuré, acortando la distancia que nos separaba, acaricié su mejilla pero ella se apartó rápidamente. —Todo es diferente ahora, ella me está usando, yo...
— ¡No me toques! —Me interrumpió, negando con la cabeza. — ¿¡Cómo pudiste arruinarlo todo!? Estas llena de oscuridad, me lo advertiste y yo aún seguí apostando por ti pero ya no más, te juré que si lastimabas a mis amigos; me olvidaría de ti.
—Yo jamás quise perderte, eso no estaba en mis planes, te juro que eres lo más importante para mí...—Dije rápidamente. —Y sí, estoy llena de oscuridad, debiste haberme sacado de tu corazón cuando todos te sugirieron que lo hicieras pero no les hiciste caso por una sola razón; porque me sigues amando tal y como yo lo hago.
— ¿¡Por qué me sigues engañando!? ¡Yo pensé que de verdad te importaba, que de verdad sentías algo lo suficientemente fuerte por mí que sanara toda tu oscuridad, pero no! —Mencionó la gemela de Danielle.
—Jamás te mentí sobre lo que siento. —Negué con la cabeza rápidamente. —Al principio, cuando me empecé a acercar a ti, yo era rara; diferente, pero después todo cambió. Yo cambié. Tienes que creerme, Dizzy, yo te amo.
—No, basta, no me digas que me amas porque no es verdad. Deja de mentirme, Audrey. Tú me dijiste que confiabas en mí, creí que nosotras íbamos a poder ser felices juntas, pero no. —Ella me miró con desprecio y dolor, y eso me destrozaba.
—Sí confío en ti...—Insistí, observándola atentamente.
—No, no lo haces porque no es verdad. —Repitió la pelirroja, segura. —Me decepcionaste y no tienes idea de cómo me duele. —Sollozó, y en ese momento me odié a mí misma por lastimarla tanto, en el fondo sabía que ella merecía a alguien mejor pero jamás lo diría en voz alta.
—Sí, sí, me equivoqué un montón; pero yo quiero que me des otra oportunidad para demostrarte que esa persona que se equivocó, que esa chica que lo arruinó todo ya no existe. —Hablé rápidamente. —Dizzy, nunca en mi vida pensé que podía llegar a sentir por alguien lo que siento por ti.
— ¿Cómo puedes hablar de amor si estás llena de odio? —Preguntó la nieta de lady Tremaine, secándose las lágrimas. — ¿Eres consciente de que pusiste en peligro al reino entero?
—Sí, sí, lo soy. Pero fue un accidente, yo no quería que esto pasara de esta manera, en serio...—Me defendí.
— ¿¡Fue un accidente que ella te dejara salir de la cárcel!? ¿¡Fue un accidente hacer pasar por muerta a tu tía para conseguir lo que siempre querías!? —Cuestionó ella, seria.
—No, eso no fue un accidente. Estaba enojada, sabes que soy impulsiva y que estoy dispuesta a hacer lo que sea para lograr ser reina...—Admití entonces, apenada. —Por favor, no me dejes. Si tú no estas a mi lado, todo se vuelve oscuro. Dizzy, yo sé que sin ti no puedo. Te necesito. Ya no soy dueña de mi vida, esto se salió de control, eres la única que puede salvarme; por favor rescátame de este infierno en el que yo misma me he metido.
—Hace años que he tratado de salvarte, pero me di cuenta de que es imposible. Hace meses, habría hecho cualquier cosa que me pidieras. Pero ahora no lo haré. —Musitó la pelirroja. —Ni siquiera puedo confiar en ti y me estas exigiendo que te rescate de tus demonios, que te salve del infierno en el que tú misma te has metido. No volveré a caer en eso, ya no seré una pieza de tu juego. —Dicho esto, se marchó.
—No, no me digas eso, ya no te uso; es ella quien me utiliza a mí...—Susurré, pero ella ya estaba lo suficientemente lejos como para escucharme. Sentí como las lágrimas se acumulaban en mis ojos y pasé mis manos por mi rostro, acomodé mi cabello y antes de que pudiera hacer algo más sentí un fuerte dolor en el pecho –en donde debería estar mi corazón– que me hizo caer de rodillas al suelo.
« ¡Ingrata malagradecida! Siempre te he dado todo lo que has deseado, Audrey, ¿¡y tú tratas de que tu ex novia entienda que te estoy manipulando!? No lo permitiré, te metiste con la villana equivocada» Oí la voz de Ariana de repente y me asusté. Observé hacia el cuarto en el que ella se escondía, pero la puerta estaba cerrada.
—No, basta, sal de mi cabeza, yo jamás quise esto. —Sollocé mientras el dolor en mi pecho aumentaba. —Déjame en paz, te lo suplico, seré obediente; haré lo que tú quieras pero basta, por favor...
«Maldita princesita primorosa, te juro que si confiesas, me encargaré de que sufras más que tu tía. Así que te vas a callar si sabes lo que te conviene» ordenó y asentí con la cabeza, entonces el dolor cesó y me quedé unos segundos en el piso, llorando. Luego me incorporé y caminé hacia el baño que se encontraba en el pasillo para ahora encerrarme en el mismo.
Observé el anillo de compromiso que aún llevaba puesto ya que tenía la esperanza de poder arreglar las cosas con mi pequeña malvadita, pero ahora sabía que era imposible así que me lo quité con todo el dolor del mundo y me miré en el espejo, arrojé todo el maquillaje que había en el tocador y me observé en el espejo nuevamente.
Esa castaña hermosa con una corona y un vestido precioso pero con el alma destrozada y sin corazón –literalmente– que veía en el reflejo sí era yo, la verdadera versión de mí que nadie conocerá.
Me quité la tiara y la arrojé contra el espejo, rompiéndolo en mil pedazos.
Mi tía tiene muchas coronas iguales, así que si la reemplazo con otra entonces nadie se dará cuenta de que la he roto, a nadie le interesará un par de vidrios rotos; pensé.
— ¿Mal regresó a Auradon? ¿Ella será la reina? ¿La dueña de todo? —Murmuré, apretando los puños mientras me miraba en el espejo destrozado. — ¡No! ¡De ninguna manera! ¡No lo voy a permitir! ¡Mal no se va a quedar con lo que es mío! —Gruñí, negando con la cabeza.
—Esto no se va a quedar así, yo lo voy a recuperar, voy a recuperar mi castillo; mi corona y a Dizzy. —Golpeé la mesa con fuerza, sin importarme que cuatro de mis uñas se me rompieran. —Se terminó la Audrey que todos conocían, se terminó. —Afirmé.
«Te recuerdo que me perteneces, princesita. Estas bajo mi control, así que todo lo que ahora es tuyo, muy pronto será mío» volví a oír la horrenda voz de esa Perdida en mi cabeza «Estoy en todas partes, sé absolutamente todo sobre ti, y cuando yo quiera te destruiré».
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top