Capitulo 28
En ese momento, una nube de humo turquesa apareció en el medio de la sala y cuando la misma se dispersó, visualizamos a la hija de Úrsula junto con Jay; Jane y Carlos.
No puede entrar sin hacer una entrada sensacional, pensé, siempre está llamando la atención... Y a veces eso es bastante cool.
—Eso no va a pasar, es peligroso. —Se opuso inmediatamente la dama del mar.
—Aunque Mal es experta en arruinar coronaciones...—Mencionó el chico de cabello blanco y negro, haciendo una mueca.
—Uma tiene razón, es peligroso y Mal no está en condiciones de enfrentarse a Audrey, Danielle o Ariana. —Replicó la descendiente del hada madrina.
—Pero yo vi a mamá, estará bien para la coronación. —Afirmé, cruzándome de brazos, porque realmente necesitaba que ella mejorara.
—A ver, ¿cómo puedo decir esto sin que suene... Feo? —Habló la chica de cabello turquesa, empezando a caminar por todo el lugar, simulando pensar. —Mh, Mal enloqueció, perdió la cabeza; ¿sí? Ya está, lo dije. —Añadió inmediatamente, tan directa como siempre lo había sido.
— ¡Uma! —Se quejó Jay.
— ¿Qué? —Ella lo miró, alzando sus manos en señal de defensa. —Tú no la viste, esa chica está muy mal, ¡ni siquiera quiere dormir!; tuve que hechizarla para que descansara y supongo que debí haberlo pensado mejor porque empeoró...—Exclamó y bufó, al parecer todo lo que hacía "ayudar a la reina" siempre fallaba.
—Genial, mi mejor amiga soportó estar en un infierno y cuando finalmente salió, se dio cuenta de que estaba en otro; agh. —Comentó la dueña del castillo, negando con la cabeza.
—No empiecen a discutir, si mamá no puede detener esa coronación entonces yo lo haré... Solo tengo que pensar cómo. —Intervine inmediatamente, no estaba de humor para oírlas pelear.
—Te estás arriesgando demasiado. —Dijo Jane, como si no fuera lo más obvio del mundo.
—Ése es mi destino. —Mencioné, alzando una ceja.
—No, no lo es. —Se opuso la dueña de Evie's 4 Hearts. —Pero dime ¿cómo está Mal? ¿Cuándo la viste? ¿Me extraña? ¿Le queda bien su ropa nueva? —Inquirió, abrí la boca para contestar pero no pude hacerlo ya que la pelirroja se me adelantó.
—La vio hace un rato, y claro que ella lo hace, no deja de hablar de ti... —Respondió Dizzy, sonriendo de lado. —Se muere de ganas de verte pero no podemos exponerla así.
—Mal está loca. —Aseguró la traidora en la que todavía no confiaba, recibiendo miradas desaprobatorias por parte de los mejores amigos de la chica de cabello morado. —Es la verdad, no puede salir del Páramo, no todavía. No podemos presionarla para que haga algo para lo que no está lista, si lucha, perderá; y si eso pasa... adiós Auradon.
—No, si pierde, la ayudaremos. No vamos a permitir que el reino sea destruido, no otra vez. —Dijo la madre de mi mejor amiga.
—Oh, claro, así todos terminaremos muertos o encerrados en el Upside Down; que buen plan. —Mencionó Uma, sarcástica.
—Ya basta, ¿tú no deberías estar cuidando a mamá, de todas maneras? —Las interrumpí nuevamente, mirando a la dama del mar.
—No es su turno, es mío así que los veré después, llámenme si pasa algo. —Dicho esto, la sobrina de Anastasia se despidió de todos con un gesto de su mano para luego marcharse.
Soy la princesa de Auradon, y si tengo que impedir que la insoportable de mi prima se quede con todo lo que siempre ha deseado tener, entonces eso es lo que haré; no me importa si ellos no están de acuerdo con esto.
Dizzy.
No tardé mucho en llegar al Páramo, pero antes de que entrara al lugar en donde escondíamos a la hija de Maléfica, escuché voces a lo lejos así que me acerqué lentamente para ver qué demonios estaba pasando.
—M, si sales de ahí, te daré toda la comida que quieras. —Sugirió una voz que me sonaba bastante familiar.
—Tengo suficiente comida como para... Un año, creo. —Replicó la chica de cabello morado, que no había atravesado el muro de espinas aún.
—Si sales, te llevo a casa para que te duches. —Insistió aquella voz que sabía que conocía.
— Me bañé en el lago, ayer...—Mencionó la ojiverde, recordaba que anoche la había visto saliendo del agua del lago encantado cuando vine a cuidarla.
—Ehm sí pero si quieres ver a Evie entonces será mejor que vengas conmigo. —Dijo aquella voz femenina, sabía que no podía ser Annie, me acerqué aún más mientras esperaba a que Mal no atravesara el muro de espinas que la protegía; no era seguro.
—Pero dijiste que no me permitirías verla...—Exclamó la reina de Auradon, me aproximé aún más para poder ver a la persona que trataba de hacerla salir.
—He cambiado de opinión. —Mintió mi hermana gemela, y supe que ella no estaba tramando nada bueno.
¿Qué hago? ¿Llamar a Uma? Nah, Danielle me escucharía, ¿enviarle un mensaje? Nah, no es divertido... pensé.
—Ok pero si Uma se da cuenta nos va a matar a las tres, pero por otro lado, estuve separada de mi mejor amiga por años y la necesito...—Accedió la mejor amiga de la mejor diseñadora de todo el reino, lo cual me hizo reaccionar inmediatamente.
Supongo que me encargaré de esta perra como en los viejos tiempos, pensé antes de tomar una rama lo suficientemente grande, me acerqué a la pelirroja por detrás y la golpeé con la misma en la cabeza; logrando que se desmayara inmediatamente.
—Ahora estamos a mano, hermanita. —Sonreí victoriosa antes de acomodarme el cabello, entonces Mal salió del Páramo, maldije. — ¿¡Qué crees que estás haciendo!? ¡Vuelve adentro inmediatamente antes de que ella se despierte!
—Dijiste que me llevarías a ver a Evie...—La reina de Auradon hizo pucheros, tratando de convencerme, pero no iba a dar el brazo a torcer.
—No fui yo, fue Danielle. —Expliqué, señalando a la chica que se encontraba en el suelo. —Tienes que volver a esconderte, ahora. Allí estás segura, M.
—Agh, ahora sé lo que sintió Cenicienta cuando lady Tremaine la encerró para evitar que se probara la zapatilla de cristal. —Bufó la hija de Maléfica antes de ingresar al Páramo nuevamente, entonces me agaché para ver a mi hermana y le quité el anillo de compromiso que me había robado, me lo coloqué para luego dirigirme hacia donde la ojiverde se encontraba. — ¿No deberías encargarte de la basura de tu hermana en vez de estar aquí?
—Tal vez pero también terminaré con Audrey. —Susurré, observando el anillo de compromiso. Suspiré hondo. —No sé cómo tardé tantos años en darme cuenta de que la oscuridad dentro de ella no se extinguirá jamás.
—El amor es ciego y estúpido... —Comentó la chica que había estado atrapada en el Upside Down durante años. — Alex va a venir hoy, ¿no? —Cambió de tema, mirándome de reojo.
—Sí, les dijimos que se verían hoy y así será, no te preocupes. —Afirmé entonces.
— ¿Y cuándo vendrá? —Inquirió alzando una ceja, miré la hora en mi celular y me encogí de hombros. —Ya debería estar aquí, ¿y si le pasó algo?
—Tranquila, de seguro vendrá más tarde, ahora debe estar en una de sus clases de etiqueta. —Mencioné, recordando las obligaciones con las que la princesa de Auradon debía cumplir.
—Pero la extraño mucho...—Admitió la mejor amiga de Carlos, sentándose en el suelo.
—La viste ayer. —Le recordé mientras me sentaba a su lado.
—Me he perdido doce años de su vida, quiero estar junto a ella siempre. —Murmuró Mal.
—Y lo estarás en cuanto podamos acabar con esta guerra. —Afirmé, tomando su mano.
—Pues esto terminaría más rápido si me dejaras salir...—Empezó ella.
—Ya no vamos a discutir sobre esto, en serio, ya sabes que es peligroso y...—Hablé, pero me callé al oír unos pasos acercándose a nosotras.
— ¡Lamento llegar tarde, es que ni siquiera tuve tiempo para comer! —Alex entró al Páramo con una mochila y sonreí aliviada cuando se sentó a nuestro lado, se la quitó y la abrió, sacando de la misma un recipiente con fresas. —Por cierto, te traje esto, Evie me dijo que son tus favoritas...
—Hola preciosa, ya me estaba preocupando...—Murmuró su madre y besó su frente, sonrió al ver aquella sorpresa que la princesa le había preparado, inmediatamente tomó algunas y se las llevó a su boca rápidamente. — ¡Había olvidado lo deliciosas que son! ¡Hace 12 años no las comía, mh!
—Tú estás obsesionada con esas fresas, yo quise comprar algunas para festejar tu regreso pero se habían acabado, lo siento; M. —Dije, algo apenada. —Les daré algo de espacio, tengo que ir a encargarme de Danielle y Audrey. —Me incorporé y las saludé con la mano a ambas antes de retirarme, dejándolas solas.
Mal.
—Traje algo más para ti, pensé que lo querrías recuperar...—Habló mi hija antes de sacar de su mochila mi libro de hechizos, lo tomé y sonreí. — ¿Sabes si hay algún hechizo para deshacer decisiones estúpidas tomadas por reyes?
— ¡Mi libro! Gracias pequeña, no sabes lo mucho que esto significa para mí, mamá me lo dio hace años para que siguiera sus pasos pero no lo hice. —Me encogí de hombros y fruncí mi ceño al oír su pregunta. —Memoricé cada página de esta reliquia familiar y lamento informarte que no hay uno que evite eso, ahora cuéntame ¿qué hizo Benjamín ahora? —La miré, porque solo había un rey estúpido –al que amaba con locura– en Auradon.
—Agh, entonces no hay manera de poder revertir esta maldita situación, supongo que tendré que hacerlo a mi manera. —Ella hizo una mueca antes de proseguir—: Papá convirtió a Audrey en reina.
— ¿¡Qué!? —Grité y apreté los puños mientras mis ojos empezaron a brillar inmediatamente, los cerré con fuerza y respiré hondo para tranquilizarme, no iba a explotar frente a Alex.
—Lo que escuchaste, ¡no puedo seguir viviendo en esa casa con ese inútil, quiero vivir aquí contigo o mudarme con Evie! —Se quejó la princesa de Auradon, indignada, antes de patear unas piedras.
— ¿¡Cómo es posible que él haya hecho tal cosa!? ¡Lo voy a asesinar con mis propias manos! ¿¡Cómo se atreve a darle mi corona a esa maldita!? —Alcé la voz y me levanté inmediatamente, empezando a caminar de un lado a otro mientras mis ojos brillaban y dejaban de hacerlo. — ¡Tengo una idea mejor! ¡La mataré a ella! Noble corcel, fuerte y capaz, a donde esté Audrey me llevarás. —Recité aquel hechizo, intentando concentrarme para que mi magia funcionara, pero no lo hizo... Y me asustaba no tener el control de mis poderes, ¿acaso los estaba perdiendo definitivamente?
—Salgamos de aquí y vayamos a buscarla, debe estar en su departamento. —Sugirió mi chiquita, sonriendo para luego incorporarse. —La asesinaremos juntas.
—Esa es mi chiquita cruel. —Mencioné sonriendo con orgullo mientras acariciaba su cabello, al parecer la sangre villana circulaba por sus venas. —Espera, no quiero que nuestra primera actividad de madre e hija sea matar a tu prima, debo ser un buen ejemplo para ti. —Dije rápidamente.
— ¿¡Cómo que no podemos hacerlo!? —Replicó ella, confundida por mi actitud. — ¡Se lo merece, te lo ha robado todo!
—Yo tengo sangre ajena en mis manos, pero tú no tienes que seguir mis pasos, no estás destinada a ser lo que una vez fui. Y no permitiré que pierdas tu inocencia y arruines tu vida al hacer una atrocidad como esa. —Insistí, arrodillándome para quedar a su altura, coloqué mi mano en su hombro. —Princesa, tu destino es salvar a este reino, sin mancharte las manos de sangre.
—Voy a recuperar lo que es nuestro, con o sin tu ayuda. —Afirmó Alex, vaya que era terca, eso definitivamente lo había heredado de mí. —Estamos en medio de una guerra, no es posible ganar sin mancharse las manos de sangre.
—Hija... Esta no es tu lucha, es mía. —Murmuré, mirándola atentamente. —En la guerra no hay ganadores, solo sobrevivientes. Y no quiero arriesgarte más de lo que ya lo he hecho, mi vida.
—Esto no se va a quedar así, no voy a permitir que mi prima se quede con todo lo que es nuestro, yo lo voy a recuperar. Voy a recuperar nuestro castillo, nuestra familia, tu corona y nuestro reino. —Aseguró mi descendiente. —Se terminó la princesa perfecta que todos conocían, se terminó. Si Ariana y mi odiosa familiar quieren convertirme en la princesita problemática, entonces esa es quien seré.
—Audrey está loca por esa corona, no te metas en su camino, si lo haces te dañará. Tienes que mantener un bajo perfil. —Sentencié seria. —Hija, sé obediente, no hagas nada malo; estoy intentando protegerte. —Supliqué, temía perderla nuevamente.
— ¡No puedo creer que le temas a esa princesita primorosa insoportable! —Me recriminó, cruzándose de brazos. —Cuando sea el día de su coronación, voy a arruinarla y espero que estés ahí para que recuperemos juntas lo que es nuestro. —Añadió justo cuando la chica de cabello turquesa entró al Páramo.
— ¡Tú! —Señalé a la recién llegada con el dedo. —Sabías que Audrey iba a ser reina, ¿no?
— Ella lo supo todo el tiempo. —Afirmó la princesa de Auradon.
— ¡Alex! —La regañó Uma, mirándola mal.
— ¡Y lo único que hiciste fue mantenerme aquí encerrada para que esa perra lograra ponerse mi corona! —Proseguí, furiosa mientras mis ojos volvían a brillar.
— ¡No, no! —Camaroncito negó rápidamente con la cabeza para luego observar a mi hija. —Alex, deberías irte ahora. —Sugirió, porque sabía que yo iba a empezar a romper cosas en cualquier momento.
—No quiero irme. —Replicó la menor, cruzándose de brazos.
—Lárgate o le diré a Ben que te volviste a escapar de tus lecciones de etiqueta, me aseguraré de que te castigue. —Amenazó la chica de cabello turquesa, la princesa bufó y tomó su mochila para acto seguido marcharse sin siquiera despedirse.
— ¿Cómo que la perra de Audrey tiene todo lo que es mío? ¿¡Cómo que Ben tuvo un hijo con Ariana!? ¿¡Cómo pudo hacerme esto!? ¿¡Cómo dejó que esto pasará!? —Grité, caminando de un lado a otro mientras mis ojos brillaban, me sentía traicionada y molesta. — ¡Mamá tenía razón, debí haber asesinado a esas dos cuando tuve la oportunidad!
—Mal, tranquilízate...—Empezó la hija de Úrsula, acercándose a mí lentamente.
— ¿¡Que me calme!? —Repetí, indignada, negué con la cabeza. — ¡Me lo han arrebatado todo! ¡Ya no tengo nada! ¡Todo el maldito reino cree que estoy muerta y esas dos se están saliendo con la suya! Pero esto se termina hoy, voy a asesinar a mi sobrina y a esa Perdida.
—No puedes salir, ya te lo he dicho. —Me detuvo la ex pirata, tomándome del brazo.
—Soy la reina, no puedes impedirme nada. —Gruñí, soltándome de su agarre, apreté los puños y empecé a caminar hacia la salida.
—Agh, no me hagas arrepentirme de haberte sacado del Upside Down. —Ella bufó, me detuve y me volteé lentamente para mirarla, me acerqué rápidamente hacia Uma.
—Atrévete a enviarme ahí otra vez y te juro que te voy a regresar a la isla apenas salga de aquí... —Le advertí.
—Ya estoy harta, ¡yo no soy tu enemiga! ¡He dejado de serlo desde que quise sacrificarme para salvar el reino hace años! —Uma alzó la voz y mis ojos dejaron de brillar. — ¿Por qué no aceptas que todo es diferente ahora? Estuviste lejos durante mucho tiempo y Auradon ya no es lo que era y tampoco la gente que conoces. —Dicho esto, su collar empezó a brillar y una nube de humo turquesa la rodeó, cuando el humo desapareció; la hija de Úrsula ya no estaba frente a mí.
¿Y si tiene razón? Pensé, todo ha cambiado, ya no soy la misma, nadie está a salvo; pero ¿qué hay de malo en ser mala cuando el mundo está mal?
Uma.
Salí de aquel maldito bosque y aparecí en el pasillo de mi castillo, estaba furiosa con la hija de Maléfica, pero aún así no debía dejar que eso afectara a mi familia. Entonces recordé que le había prometido a mi hija que jugaría con ella, caminé hacia su habitación y para mi sorpresa la puerta estaba cerrada, lo cual me pareció extraño ya que Azul siempre la deja abierta; sin embargo golpeé.
— ¿Cariño? Soy mamá, ¿puedo pasar? —Dije, unos segundos después mi chiquita me abrió la puerta. —Te prometí que jugaría contigo, se me hizo un poco tarde porque tenía que arreglar asuntos reales pero aquí estoy...
—No te preocupes si estas ocupada, ya encontré a alguien más para que juegue conmigo. —Mencionó mi princesita con una sonrisa, se hizo a un lado para dejarme pasar y entré al cuarto esperando ver a alguno de los sirvientes que solían entretenerla cuando Dylan y yo estábamos ocupados. Entonces la castaña, que estaba mirando por la ventana, se volteó. —Mami, ella dijo que era una vieja amiga tuya, de Arendelle...
Frente a mí estaba Ariana, vestida elegantemente, como si fuera de la realeza.
— ¿Ah sí? —Susurré shockeada, el miedo me invadía y yo sabía que esa perra lo había notado por la manera en la que me observaba, entonces esa Perdida se me acercó.
— ¿No me recuerdas, amiga? Soy yo, la princesa Amber de Arendelle. —La hijastra de Gothel se me acercó para abrazarme. —Más te vale que no se te ocurra hacer nada estúpido porque no me molestaría secuestrar a una niña por segunda vez. Ahora, si sabes lo que te conviene, actúa natural; perra. —Susurró en mi oído, me estremecí pero la rodeé con mis brazos mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.
—Prometiste que no te meterías con mi familia. —Le recriminé en voz baja para que Azul no nos oyera. — ¿Qué mierda quieres de mí? Ya te he dado bastante.
—Oh, querida, ya deberías haber aprendido que una verdadera villana como yo nunca cumple con sus promesas; y mucho menos cumplo con mi palabra cuando he hecho un trato con una traidora. Tu vida es una mentira, yo puedo arruinarla si no me das lo que quiero. —Me respondió. —Sé que Mal está viva y la estás escondiendo, sé donde está pero ese estúpido hechizo de protección que pusiste en el Páramo me impide entrar a matarla de una vez por todas. Entrégamela o despídete de tu hija para siempre.
— ¡Mami! ¿Amber puede quedarse a cenar con nosotros? ¡Por favor! —Suplicó la pequeña de cabello turquesa, la villana se separó de mí y le sonrió a mi hija, despeinando su cabello.
—Eso sería maravilloso, bonita, pero lamentablemente tengo que marcharme. Aunque tal vez nos volvamos a ver, más pronto de lo que crees. —Dicho esto la abrazó, me miró seria antes de marcharse.
Corrí a abrazar a mi princesita, aún tratando de contener las lágrimas y suspiré hondo.
—Bonita, tienes que prometerme que no vas a hablar con nadie sobre esa mujer, ¿si? Por favor...—Supliqué desesperada.
—Lo prometo, mami. —Accedió ella aún confundida por mi actitud, pero Azul solamente tenía diez años, no podía explicarle toda la verdad y de hecho tampoco iba a hacerlo porque era peligroso; no entendería nada de esto.
Esa desgraciada me lo advirtió y no la escuché, ahora estoy entre la espada y la pared: debo elegir a quien salvaré: a Mal y a todo Auradon o a mi hija.
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