Capitulo 26
Habían pasado dos malditos días desde que me había enterado de toda la verdad y aún estaba shockeada, observando el ataúd que se encontraba a tan solo unos metros de mí.
Dentro del cajón abierto se encontraba aquella farsante, con su piel más pálida que la de Blancanieves y más fría que el mismísimo invierno, pero incluso aún así lucía elegantemente perfecta como la reina que siempre había fingido ser; aunque esta vez no había una corona en su cabeza.
La verdad es que yo ni siquiera quería venir aquí porque odio este tipo de eventos –y aún más cuando sabía que todo esto era parte del juego retorcido de Ariana– pero mi tía había insistido en que era mi deber como hija y como princesa, ella me había recordado que todo tenía que parecer "normal" para que nadie sospechara que estaba despierta porque era peligroso.
¿Qué demonios es normal en mi vida? Pensé, toda mi infancia ha sido una maldita mentira.
Lo bueno es que era una ceremonia privada, por lo cual no había cámaras ni periodistas que nos molestaran, lo malo era que esa maldita castaña acababa de llegar; usando un vestido rosado, ya que siempre le había gustado llamar la atención.
Dejé de mirar el ataúd y acomodé mi vestido negro, pensando en un plan para marcharme sin que papá me viera, pero apenas me di la vuelta sentí que alguien me tomó del brazo y me hizo girarme para mirarla.
— ¿Por qué estás tan seria? —Dudó mi prima, fingiendo estar preocupada por mí.
— ¿Y cómo quieres que esté en un momento así? —Repliqué, alzando una ceja, no podía creer que había tenido el descaro de aparecer. —La única persona que siempre arriesgó todo por mí, que no dudó en ir a la isla cuando se enteró de que me secuestraste, está muerta ¡y tienes el descaro de venir aquí así vestida como si no te importara ella! —Alcé la voz furiosa me soltaba de su agarre, atrayendo la mirada de la gente que se encontraba a nuestro alrededor.
—Ay cariño eso no es así, ella fue mi tía, claro que me importaba... —Mintió, pero la manera en la que me miraba me decía que eso no era cierto, que solo era cuestión de tiempo para que yo también estuviera tres metros bajo tierra. —Pero dejemos el pasado atrás, la vida sigue, yo no soy la que está muerta. —Añadió, observando el cajón que se encontraba cerca de ambas.
Mis ojos empezaron a brillar apenas dijo eso y quise ahorcarla en ese mismo momento y encerrarla en otro ataúd, pero esa no es la manera en la que una señorita como yo debería comportarse... O al menos eso es lo que me repite la abuela constantemente.
—Pues yo no soy la que... —Empecé a hablar, pero ni siquiera pude terminar porque me callé al oír los pasos acercándose hacia nosotras y al reconocer ese perfume.
—Alex, bonita, ¿te maquillaste hoy? —Intervino la chica de cabello azul rápidamente, colocando una mano en mi hombro.
— ¿Acaso eso importa? —La miré confundida, aunque supuse que había venido a impedir que dijera algo desubicado. —Deberías reclamarle a ella, no a mí. —Musité, señalando a la chica de vestido rosado.
—No es la primera vez que llegas a un evento en donde no eres bienvenida y además de eso, sigues maquillándote tan mal como la primera vez que te vi, agh. —Evie hizo una mueca de asco, cruzándose de brazos mientras fulminaba a Audrey con la mirada, en ese instante la expresión de mi prima cambió inmediatamente.
—Pero que descarada eres, no vine aquí para ser insultada, y mucho menos en este día que es tan difícil para todos... —Sollozó Audrey.
—Ahórrate esas falsas lágrimas para alguien que le interese tu actuación, lárgate ahora mismo. —Gruñó la madre de mi mejor amiga, seria.
—No vas a echarme otra vez de otro funeral. —Mi odiosa familiar negó con la cabeza rápidamente.
—Agh, voy a vomitar si sigo viendo tu horrible rostro mal maquillado. —Bufé harta de ella antes de alejarme de ambas para ahora dirigirme hacia la mesa en la que había muchísima comida para ser un evento privado, entonces vi al chico de cabello largo poner algo en un vaso y luego beberlo rápidamente. — ¿Eso es whisky? ¿En serio estas emborrachándote en el velorio de mamá?
—Jay, esto es un funeral, no deberías beber aquí. —De Vil apareció rápidamente mientras el esposo de Lonnie se servía más alcohol y le arrebató el objeto de las manos antes de que pudiera tomarlo. —No queremos que se repita lo que pasó en el de Chad, ¿verdad? —Murmuró.
—Ya soy grande, no necesito que alguien me cuide. —Replicó su mejor amigo, el chico de cabello blanco y negro se cruzó de brazos.
—Claro que sí, me necesitas porque evito que hagas locuras. —Insistió Carlos.
—Agh, dame eso, si tengo que estar aquí todo el maldito día; no lo soportaré estando sobria. —Exclamé, quitándole el vaso para ahora beberlo, cuando iba a servirme más; el pecoso me lo sacó.
— ¡No! De ninguna manera, aún eres una nena y no puedes hacer locuras como estas, no puedes llamar la atención. —Mencionó Jay, cruzándose de brazos. Mordí mi labio inferior, estaba tratando de ser lo suficientemente tolerante para no mandarlos a la mierda en este preciso instante. —Eres la futura heredera al trono, eres una modelo a seguir, tienes que dar el ejemplo.
—Levanta la cabeza, princesa, que se te cae la corona. —El pecoso tomó mi mentón y me obligó a mirarlo. —No importa cuan rota estés, jamás debes demostrarlo porque Audrey y Ariana se aprovecharán de eso, tú eres la única persona que puede salvar el reino; ése es tu destino. Ahora sonríe como si estuvieras pasando el mejor día de toda tu vida.
—Estoy tan harta de lo que debo o no hacer, ¡hasta en un funeral tengo que ser perfecta y no puedo, me cansé de fingir que todo está bien cuando sé que no es así! —Negué con la cabeza ya harta de esta presión que parecía aumentar a medida que transcurrían los días.
—Alex... —Susurró el chico de cabello largo, pero no estaba dispuesta a escucharlo.
—No, no quiero oírte, no puedo más. —Lo interrumpí con los ojos llenos de lágrimas y sin dudarlo me alejé de ellos, corrí hacia la salida pero choqué con alguien, no me interesaba con quien; solo necesitaba marcharme a donde nadie pudiera encontrarme.
—Hermosa, ¿qué te sucede? —Preguntó la rubia, evidentemente preocupada porque jamás me había visto así, siempre había ocultado mis sentimientos para no preocupar a mis seres queridos... Pero ahora no podía seguir haciéndolo.
Si no puedo mentirle mirándola a los ojos, ¿cómo salvaré a Auradon?
—No puedo seguir con esto, no puedo más, le fallé; mamá me necesitaba y no pude salvarla, ¡soy un desastre, soy una decepción para ella! —Sollocé, inmediatamente sus brazos me rodearon en un desesperado intento por consolarme.
—Princesa... —Aurora me miró pero simplemente me separé de mi tía, sentía que estaba perdiendo el control y no quería que ellos sufrieran aún más por mi culpa.
—No puedo estar aquí ni un segundo más. —Dicho esto, salí del castillo sin siquiera mirar atrás.
Este no puede ser mi destino, no, no estoy lista; no estoy destinada a hacer algo tan grande, no quiero enfrentarlo, pensé mientras corría lo más rápido que podía.
No soy una princesa ejemplar, ni una buena hija, o una excelente hermana mayor, o una salvadora, no.
Quería alejarme y lo haría, tenía que dejar todo atrás, al menos por un rato; no quería estar cerca de mi familia cuando finalmente explotara.
Yo decido quien soy, tener sangre real y una corona no me convierte en la futura reina de Auradon, no.
Desaté mi cabello mientras corría y me quité la tiara, la miré y suspiré hondo antes de guardarla en mi bolso.
Tengo que escapar de mi destino.
Observé a mí alrededor y noté que había llegado al lugar en el que mis padres habían tenido su primera cita, sabía que era aquí porque papá me había contado cada detalle acerca de este bosque.
De repente mis ojos empezaron a brillar y sentí una energía extraña en el ambiente, que inmediatamente se apoderó de mí.
«Alex...»
Oí aquella voz y miré a mis costados, esperando a encontrar a la persona que me estaba llamando.
«Alex, sígueme...»
Mis ojos brillaron con más intensidad y el miedo me invadió, quería irme pero mis piernas hicieron caso omiso y empezaron a avanzar por aquel lugar mientras seguía escuchando aquella voz, que inmediatamente me percaté que estaba en mi cabeza.
O al menos, eso era lo que quería creer.
«Alex, ven a rescatarme... Necesito ser salvada»
Cerré los ojos con fuerza, intentando concentrarme para dejar de temerle a aquella voz, para no dañarme a mí misma con mis poderes; para poder librarme de mi destino.
—No sientas, no sientas, no sientas; esto no es real, es una pesadilla, no pertenezco aquí; esto es una pesadilla. —Susurré, tratando con todas mis fuerzas de convencerme a mí misma de ello. —No sientas, no sientas, no sientas.
Abrí los ojos nuevamente y me sobresalté al percatarme de que había seguido caminando sin darme cuenta, porque la voz en mi cabeza no dejaba de llamarme.
«Alex, necesito que me rescates»
Me estremecí al ver el gran muro de espinas que estaba a tan solo unos metros, me acerqué lentamente y pude sentir una energía extraña y poderosa, quería poseerla.
No sé cómo, pero supe que era magia negra.
Frente a mí estaba el Páramo.
Entonces oí unos pasos y me sobresalté.
«No estas a salvo, corre»
Obedecí y me apresuré a entrar a aquella sección del bosque que estaba separada por aquel muro de espinas, me sorprendí al percatarme de que aquella energía extraña que sentía aumentó apenas ingresé al lugar, empecé a recorrerlo y me senté debajo de uno de los árboles; empezando a llorar.
Sentía mucha presión y extrañaba a mamá pero ella estaba fuera de mi alcance, de seguro Ariana ya había terminado con ella y ya no había nada que pudiera hacer para recuperarla, no.
Me sentía vacía y asustada, porque no tenía idea de lo que iba a pasar, porque no me sentía lista para ser reina –se supone que lo sería en unos cuantos años, no ahora– y porque necesitaba muchísimo a la chica de cabello morado pero ya ni siquiera la veía en mis sueños.
—If only I knew what my heart was telling me, don't know what I'm feeling, is this just a dream? —Sollocé, recordando la canción que ella solía cantarme cuando era una bebé para que me durmiera, la había olvidado pero la prometida de Audrey me la había enseñado hace tiempo. —If only I could read the signs in front of me, I could find the way to who I'm meant to be, if only...
¿Qué debo hacer?
¿Escapar? ¿A dónde iría?
¿Y si me quedo?
¿Estarían a salvo mis amigos?
Levanté la mirada y noté que había una máquina extraña así que me acerqué lentamente, tratando de entender que estaba haciendo aquí.
—Eso no debería existir, Alex, la única manera de que detengas lo que esa cosa es capaz de hacer es que le quites algo; con que saques un solo tornillo será suficiente, princesa. —Escuché una voz que supuse que era de la prima de Annie y miré a mis lados, buscándola, pero no la encontré. Me encogí de hombros, si me estaba pidiendo que hiciera eso, debía ser por una buena razón y yo confiaba en ella.
Pero antes de que pudiera quitarlo, escuché otras voces acercándose y corrí a ocultarme detrás de unos arbustos.
— ¡No puedes salir! ¡Es peligroso, estás muy débil, no podemos arriesgarnos a perderte otra vez! —Dizzy apareció seguida de otra persona que no pude ver bien debido a que la última me estaba dando la espalda, la primera lucía bastante alterada, pero ¿por qué?
—Pero ya descansé, ya estoy bien, ¿qué es lo peor que podría pasar? —Replicó una voz que no había oído hace bastante tiempo.
—Dos días no son suficientes, lo peor que podría pasar es que ella te encuentre y te mate de una vez por todas, ¿eso es lo que quieres? —La pelirroja la miró alzando una ceja, cruzándose de brazos.
—No pero necesito verlo a él, por favor, déjame ir. —Suplicó la chica que se encontraba de espaldas a mí, por lo cual aún no sabía quién era.
—No va a pasar, es muy peligroso, Ben está a salvo en el castillo. —Insistió la sobrina de Anastasia, seria.
— ¡Nadie está a salvo mientras esa perra está con mi familia! —Alzó la voz la chica de cabello morado antes de ponerse la chaqueta de cuero que se encontraba en la rama de un árbol y acomodársela, dispuesta a salir, pero Dizzy se interpuso en su camino; frenándola.
—Mientras Ariana crea que tiene todo bajo control, no les hará daño así que te mantendrás alejada de la familia real y es mi última palabra al respecto. —Sentenció la prometida de Audrey, la otra chica empezó a caminar de un lado a otro por todo el bosque, nerviosa.
— Si yo no puedo salir... ¿puedes traer a Evie? —Murmuró la mujer de cabello morado.
—Mal, ella sabe la verdad pero no podemos arriesgarnos a traerla, si se pone en contacto con nosotras y esa Perdida sospecha... No sucederá nada bueno. —Explicó entonces la pelirroja, tomando sus manos, mientras yo no podía parar de llorar.
Era ella.
Mamá está viva.
Y está aquí, a tan solo unos metros de mí.
— ¿Y qué se supone que haga? ¿Aislarme por otros doce años? —Sugirió la reina de Auradon, sarcástica. —No lo soporto más, esto me está matando. —Sollozó, la sobrina de Anastasia la abrazó con fuerza y la obligó a mirarla a los ojos.
—No vas a hacer eso, solo necesitas recuperarte para ser la peor versión de ti misma otra vez. —Dijo Dizzy.
—No puedo hacer eso, ya no, solo quiero tener a mi familia conmigo. —Insistió mamá, se me rompió el corazón en mil pedazos al darme cuenta de lo mal que estaba, tanto física como emocionalmente.
Ella estaba destrozada, y yo también, pero la chica de cabello morado estaba incluso más rota que yo.
—Sé que quieres tenerla pero vas a tener que luchar para recuperarlos, ya no estás sola, no volverás a estarlo. —Afirmó la pelirroja, observándola atentamente.
Y ya no podía seguir ocultándome, ya no podía seguir escondiendo lo mucho que la necesitaba, así que salí de los arbustos.
—Ella tiene razón, ya no estás sola. —Comenté, ambas se voltearon al percatarse de mi presencia.
—T-tú n-no deberías estar aquí... —Tartamudeó la prometida de Audrey. — ¿Cómo sabes de este lugar?
—Evie me dijo que mamá venía aquí a desahogarse y yo necesitaba hacerlo... —Admití encogiéndome de hombros, miré a la reina de Auradon. —Mami...
— ¿Alex? —Dudó ella, asentí con la cabeza y corrí a abrazarla, ella me correspondió mientras ambas llorábamos.
Finalmente estábamos juntas y nada ni nadie iban a volver a separarnos.
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