Capitulo 23
Audrey.
Simplemente me quedé shockeada, observando aquella escena.
Estaba paralizada, viendo como la chica que tenía influencia en el más allá sostenía el corazón de mi prometida en sus manos, reaccioné cuando un escalofrío recorrió mi espalda.
Ariana me había jurado que dejaría que yo me encargara de la pelirroja, pero obviamente esa villana tenía otras intenciones.
Por otro lado, no pude evitar sentirme culpable ya que Dizzy había estado evitándome durante los últimos días y no había entendido por qué... hasta ahora.
—M-mi pequeña malvadita... Y-yo... Puedo explicarlo, te lo juro. —Tartamudeé nerviosa. — ¿Era por esto que me estabas evitando? ¿Porque descubriste la verdad?
— ¿No crees que es un mal momento para hacerme esa pregunta, querida? —Replicó la hija de Drizella, observándome de reojo, noté el temor en su mirada y se me rompió el corazón en mil pedazos.
—Dijiste que no la meterías en esto. —Miré a la castaña antes de acercarme lentamente hacia donde estaban ambas.
—Ella se enteró pero finalmente la callaré para siempre, te aseguro que no habrá errores esta vez. —Afirmó la villana, sonriendo con malicia, apretó aún más el corazón de mi amada y ella gritó de dolor; observé cómo las lágrimas se acumulaban en sus ojos.
—Te dije que yo me encargaría de que no supiera sobre nuestro plan. —Insistí, tratando de mantener la compostura, pero era demasiado difícil sabiendo que podría matarla frente a mí.
—Oh vamos, no sirves ni para hacer eso. —Se burló la hijastra de Facilier antes de mirarme con desprecio.
— ¡Oye! Hice mi mayor esfuerzo para esconderle este secreto. —Me quejé, cruzándome de brazos. —No te atrevas a dañarla aún más, si lo haces, yo... Le diré a Ben toda la verdad. Devuélvele su corazón, ahora.
—Ay por Lucifer, él está bajo mi hechizo, no va a creerte; además si abres la boca... No vas a conseguir lo que quieres. —Replicó la chica que se hacía pasar por mi tía.
—Esa corona es mía por derecho. —Gruñí, seria.
— ¿Eso es lo que te dices a tí misma cuando despiertas cada mañana? —Habló la nieta de lady Tremaine antes de reírse.
—A ver, ¿cómo te hago entender esto? Si no estás conmigo, vas a perder, en cambio si estás de mi lado, entonces tú serás la reina... Pero no te confundas. —Empezó Ariana, acercándose a mí, pero manteniendo fuera de mi alcance el corazón de mi pequeña malvadita. —Tú vas a tener esa corona en cuanto Mal desaparezca pero aquí hay una sola persona al mando y esa soy yo, aquí las órdenes las doy yo.
—Eso no fue lo que me dijiste cuando me propusiste hacer esto. —Murmuré, recordando el día en que me había ido a visitar a la cárcel y un tiempo después, había ordenado que me liberaran.
— ¿En serio creíste que mi brillante plan para dominar el mundo requeriría que tú te convirtieras en la reina de Auradon? No, cariño. Ahora escúchame con atención porque voy a darte una lección que Mal, Evie, Jay y Carlos debieron haberte enseñado cuando te llevaron a la isla por primera vez... Nunca confíes en una villana porque siempre te traicionará. —Prosiguió antes de sonreírme con cinismo, dicho esto me arrancó el corazón del pecho. —Eres mía ahora, princesita.
—Solo para que lo sepas, acabas de sacrificarte por la gemela equivocada. —Dijo la hija de Drizella, me guiñó el ojo. —Supongo que es cierto eso de que las princesitas primorosas están dispuestas a hacer cualquier cosa por sus seres queridos y eso es lo que te ha condenado... Por lo menos ahora no seré la única que está bajo su control.
Evie.
Cuando finalmente terminamos de organizar los últimos preparativos para que el regreso de mi mejor amiga sea exitoso, Carlos y yo nos marchamos del Páramo con el objetivo de ir al hogar de mi otro mejor amigo para poder recuperar mi espejo mágico.
[...]
Fue la hija de Mulán quien nos abrió la puerta cuando llegamos y nos dejó pasar.
—Mike está dormido así que podemos hablar tranquilos. —Anunció ella cuando entramos a la cocina, en donde el chico de cabello largo acababa de terminar de lavar los platos.
—Uma nos dijo que lo conseguiste...—Murmuró el menor del grupo mientras nos sentábamos en la mesa.
El hijo de Jafar se secó las manos antes de tomar asiento junto a nosotros antes de sacar de su chaleco el preciado regalo que mi madre me había dado hace años, sonreí antes de abrazar al ex ladrón.
—Gracias, gracias, gracias, no sabes lo mucho que esto significa para mí, pero aún así no debiste haberte arriesgado al ir a buscarlo, podría haberte sucedido algo muy malo y ¿qué sería de nosotros sin ti? —Dije rápidamente, él me rodeó con sus brazos y unos minutos después nos separamos.
—De nada E, no podía seguir viendo como sufrías sin saber nada de Mal, me sentía demasiado impotente. Es por eso que lo hice pero no te alteres porque estoy perfectamente bien. —Afirmó Jay.
—Aurora despertó y nos dimos cuenta de que Danielle, la hermana gemela malvada de Dizzy, se estaba haciendo pasar por ella. Quisimos detenerla pero se escapó, probablemente haya ido a contarle todo esto a Ariana. —De Vil gruñó.
— ¿Por qué no usas el espejo mágico para localizarla? —Sugirió Lonnie, señalando el mismo.
—Espejito espejito en mis dedos, conocer el paradero de Danielle quiero. —Ordené, esperando a que en su reflejo apareciera una imagen de la pelirroja, pero el espejo no hizo absolutamente nada. —Genial, esa perra lo arruinó para siempre... —Mascullé, dejándolo sobre la mesa.
—De hecho, el espejo no fue todo lo que encontré cuando fui a robarlo... —Admitió el descendiente de Jafar.
— ¿Qué encontraste? —Dudé entonces.
—Esa Perdida tenía muñecos de todos, pero solo pude rescatar los nuestros. —Confesó para acto seguido apoyar los cinco en la mesa.
— ¿Qué? —Susurré confundida, tomé el mío y fruncí mi ceño. — ¡No puede ser que ella les ponga atuendos más lindos que todos los que alguna vez he confeccionado!
— ¡Evie! —Me regañaron los demás presentes.
— ¿Qué? Es verdad. —Repliqué, haciendo una mueca.
—No le digan a Uma que los tengo, me dijo que no los tocara pero luego de que me advirtiera que Ariana iba a usarlos para controlarnos, no podía permitir que eso pasara, jamás me lo perdonaría. —Habló el ex ladrón.
—Hiciste lo correcto. —Carlos colocó una mano en el hombro de su mejor amigo.
— ¿No creen que ella se dará de que no están? —Inquirió la hija de Mulán, seria.
—No lo creo, o sea, está obsesionada con estos muñecos pero está muy ocupada fingiendo su enfermedad como para ponerse a contar todos los que tiene. —Murmuré, acomodé mi cabello. — Aún así, tengo un mal presentimiento.
—Pobres Ben, Alex y Jace, deben estar sufriendo mucho pensando que la reina está enferma. —Se lamentó la chica.
—Eso me rompe el corazón pero se pondrán peor si les decimos la verdad...—Exclamó Jay.
—Supongo que Dizzy o Uma se encargarán de contarle la verdad a Alex antes de que algo peor pase, pero no creo que estén dispuestas a que Ben se entere, al menos no por ahora. —Comentó el pecoso.
—Chicos... El espejo se está volviendo loco. —Lonnie nos miró antes de señalarnos el objeto, que empezaba a moverse solo.
—Algo no está bien... —Susurré, tomándolo rápidamente. —Muéstrame a Mal ahora mismo. —Exigí, entonces la chica de cabello morado apareció en el reflejo, nos dimos cuenta de que estaba detrás de un árbol, escondiéndose de una criatura que la perseguía.
—Pobrecita, ella no se merece esto. —Habló el descendiente de Jafar. —Nuestra única esperanza es que ese portal funcione...
Jane.
Me encontraba en el Páramo, en el medio de la noche, junto al portal que habíamos construido para regresar a Mal del Upside Down.
Observé a mi alrededor, verificando que la comida sea suficiente y mordí mi labio inferior al revisar la bolsa de ropa que Evie había diseñado para la chica de cabello morado, me percaté de que había traído la chaqueta de la isla de la descendiente de Maléfica.
— ¿Jane? —La voz de la chica de cabello turquesa me sacó de mis pensamientos.
— ¿Qué haremos si esto falla? —Murmuré, insegura.
—Eso no va a suceder, revisé la máquina tres veces hoy... —Afirmó ella, completamente segura de sus palabras.
—Entonces hagamos esto de una vez por todas. —Acomodé mi cabello y saqué de mi bolso mi varita y la que era de mi madre, Uma colocó sus manos sobre ambos artefactos mágicos.
— ¿Te sabes el hechizo? —Dudó la dama del mar.
—Sí, hay que repetirlo tres veces para que se abra... —La miré atentamente.
—A la una. —Empezó a contar.
—A las dos. —Añadí, la miré y noté que su collar empezaba a brillar.
—A las tres. —Dijimos al unísono mientras apuntábamos hacia el portal con ambas varitas. —El poder del Sol y las fuerzas de la Luna se vuelven uno en nuestra búsqueda para abrir la puerta a las Tierras Sombrías. —Recitamos el conjuro y observamos la máquina, esperando a que algo sucediera.
Mal.
Me recargué contra el árbol mientras intentaba tranquilizar mi respiración, pero no podía, estaba demasiado agitada por haber corrido tanto para evitar que esa criatura –a la que llamaba Demogorgon– me atrapara.
No era la primera vez que escapaba de estos monstruos pero aún así seguía estando en peligro constantemente.
Esperé unos segundos más y alcé la mirada hacia el cielo, mirando las estrellas, esperando a que esa criatura del demonio se marchara y me dejara en paz.
El silencio reinó en la oscuridad, supuse que se había retirado así que era momento de moverme antes de que pasara algo peor en este maldito bosque del demonio.
Empecé a correr nuevamente, me volteé para ver si estaba a salvo y me tensé cuando aquel monstruo apareció nuevamente, corrí más rápido mirando a mí alrededor con desesperación; buscando un nuevo refugio en el cual poder esconderme.
Tropecé con una raíz y caí al suelo, golpeándome la cabeza con una roca, eso fue lo último que vi antes de perder el conocimiento.
[...]
Entreabrí los ojos y llevé mi mano hacia mi cabeza, noté que estaba sangrando y maldije, quise levantarme pero no pude; no tenía la fuerza suficiente.
Cerré los ojos con fuerza.
Todo estaba oscuro.
Ya no soy dueña de mi vida.
Sufrí durante años hasta que me derrumbé.
Cada día había sido una maldita batalla de supervivencia, y ya estaba agotada de seguir luchando.
Ay, no, ¿estoy muerta?
Me estremecí de tan solo pensarlo y noté que las lágrimas recorrían mis mejillas, tenía frío, miedo y me sentía vacía.
Dejé de sollozar cuando mis ojos empezaron a brillar por unos segundos y luego aquel brillo desapareció, entonces una luz brillante apareció de la nada.
— ¿¡Mal!? —Oí una voz que me llamaba, pero no logré reconocerla. — ¿¡Mal!?
Me percaté de que esa luz brillante me estaba hablando, y a pesar de que no comprendía qué estaba pasando, sentía la necesidad de ir hacia allí.
— ¿¡Mal!? —Repitió la misma voz, mis ojos de repente volvieron a brillar y empecé a arrastrarme como podía hacia esa luz, ya que no tenía fuerzas suficientes para levantarme. — ¿Mal?
Alex.
Suspiré hondo mientras abrazaba mis piernas, papá no quería hablar sobre la enfermedad de mamá, solo sabía que él había reunido a toda la familia y a Evie; Jay y Carlos, pero todos se habían marchado antes de que pudiera preguntarles algo sobre el estado de la reina de Auradon.
Observé la foto familiar que tenía en mi mesita de luz y abrí el cajón de la misma para ahora sacar la última carta que aún no había leído, me acomodé mejor en la cama y abrí el sobre antes de empezar a leerla:
"Querida hija:
Creí que todo terminaría hoy, pero resulta que es el día de mi boda y sigo en la isla, pero no por mucho tiempo.
Esa perra se está haciendo pasar por mí ¡y lo peor es que aún no te encontré! No sé en donde estés pero te prometo que te localizaré luego de salvar Auradon otra vez.
Acabo de llegar al reino, la teletransportación facilita demasiado mi vida. Aparecí justo en la entrada de la iglesia.
Evie, Jay y Carlos saben que Ariana se está haciendo pasar por mí, y no quiero pensar en la posibilidad de abrir las puertas y encontrarlos muertos pero eso puede pasar y me rompe el alma en mil pedazos, porque somos los únicos corazones valientes que nos hemos enfrentado a muchísimos problemas con tal de salvar este reino.
No sé qué me espera cuando entre pero voy a averiguarlo y probablemente lo que sea que esté pasando allí no me agrade, pero no voy a soportar esta falta de respeto.
Ahora, es mi turno de renacer... O como dicen las prometidas, de hacer una gran entrada de novia.
La guerra termina hoy, por las buenas o por las malas.
Te ama, mamá"
Abracé el pedazo de papel con fuerza, hasta que escuché aquella voz.
— ¿Alex? ¿Estas bien? —Murmuró la hija de Drizella que se encontraba afuera de la ventana de mi habitación, cuando no le contesté, ella abrió la misma y entró para acto seguido abrazarme con fuerza; de seguro mi preocupación por mamá era demasiado notoria. —Tú y yo tenemos que hablar sobre muchas cosas, últimamente no he sido del todo sincera contigo y he decidido que finalmente ha llegado el día en que te enteres de toda la verdad de una vez por todas; a pesar de que no sé como reaccionarás, tampoco sé como decir esto con delicadeza así que simplemente lo confesaré. Mal no es Mal.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top