Capitulo 22
— ¿Por qué entras así a mi casa? —Cuestionó mi enanito.
— ¿Por qué estás mojada? —Pregunté.
— ¿Qué quiere Audrey ahora? ¿Dónde está? —Dudó Aurora.
—Primero, siempre entro así, segundo; estoy empapada porque tuve que nadar para escaparme de la isla y tercero, ella quiere lo mismo de siempre, la corona. —Respondió la pelirroja. —No sé dónde está, acabo de llegar y lo primero que hice fue venir aquí...
— ¿Escaparte de la isla? —Repetí, eso sonaba sospechoso, además de que no estaba usando su ropa, sino la de su hermana. Me acerqué a ella rápidamente. —No tienes motivos para hacerlo, a menos que seas... Danielle Tremaine.
— ¿En serio crees que soy esa bastarda? —Se quejó la recién llegada, parecía bastante indignada. —Espera ¿eso quiere decir que crees que la que te dijo la verdad era yo?
—Reconocería a mi hermanita menor en cualquier momento y técnicamente no porque ella no me dijo la verdad, yo desperté sola, cuando lo hice, Carlos la llamó pero no contestó... —Repliqué entonces, hice una mueca. —Ok, ahora estoy perdida.
—Somos dos. —La rubia levantó la mano.
—Somos tres. —Doug la miró, confundido.
— ¡No puedo creer que esa bastarda se saliera con la suya y ustedes no se hayan dado cuenta! ¡Esa desgraciada me encerró en la isla por días y recién pude escapar, lo peor de todo esto es que ella seguro le contó todo el plan a Ariana! —Mencionó la nieta de lady Tremaine.
—Ahora que lo recuerdo... Una de las dos fue a visitarme hace unas semanas y me dio este dije, me pidió que no me lo quitara nunca pero cuando desperté, no lo tenía puesto…—Reflexioné entonces.
— ¿Y eso qué significa? —Dudó mi esposo.
Abracé a la recién llegada inmediatamente, sin importarme si me mojaba el vestido.
— ¡Dizzy, realmente eres tú!, estaba tan preocupada por Mal que no me di cuenta de que tu hermana se estaba haciendo pasar por ti, debí haber sospechado antes; ella dijo cosas que tú jamás dirías... —Mencioné rápidamente, me separé después de unos segundos y Doug me alcanzó una toalla, con la cual envolví rápidamente a la prima de Annie.
—Bonita, ve a cambiarte y ponerte ropa seca, de seguro Evie tiene algo para tí; estás temblando demasiado, no queremos que te enfermes. —Susurró la Bella Durmiente.
—Esperen, si Danielle la reemplazó... Entonces sabe todo. —Dijo Doug y suspiró hondo, esto no podía ser peor.
—Dizzy ve a cambiarte, en la habitación donde guardo todos los atuendos que hago de seguro hay algo que sea más de tu estilo, mientras tanto nosotros les avisaremos a los demás. —Murmuré, ella asintió antes de empezar a subir las escaleras. — Si esa maldita entra a donde sea que están haciendo el portal para traer a Mal de regreso... No quiero saber qué pasará. —Añadí mientras tomaba mi celular y lo desbloqueaba.
Marqué el número de Jane y esperé a que contestara mientras caminaba de un lado a otro por la sala, ella tardó en atender, lo cual me desesperaba.
—Danielle está con ustedes. —Informé apenas ella contestó. —Oye, ¿estás ahí? Responde, me estas preocupando…—Supliqué luego de unos segundos en los que hubo un silencio incómodo.
—Ay nena, dame eso. —Oí la voz de Uma y mordí mi labio inferior. —Ella está en shock, ¿qué pasa? ¿Qué le dijiste?
—Danielle está con ustedes, la verdadera Dizzy está conmigo, Doug y Aurora. Compruébalo si no me crees pero no dejen que se marche. —Hablé rápidamente.
— ¿Puedo encargarme a mi manera? —Cuestionó la hija de Úrsula.
— ¡Uma! —La regañé, negué con la cabeza a pesar de que sabía que la ex pirata no podía verme. —No, claro que no.
—Agh, no me dejas divertirme. —Se quejó la chica de cabello turquesa.
—Solo detenla, ¿sí? —Ordené. —La necesitamos viva, ¿lo entiendes?
—Está bien, ya comprendí, lo haré a tu manera… aunque así es más aburrido, te llamaré más tarde. —Accedió antes de cortar la llamada.
—No vamos a dejar que ella se salga con la suya. —Dije, volteándome para ver a Aurora y a mi chico. —Cuando Dizzy baje, vamos a enseñarle a esa bastarda que usa un maquillaje demasiado oscuro para mi gusto que con la verdadera reina de Auradon nadie se mete.
Danielle.
Estoy en el Páramo junto con Jane, Uma y Carlos, ya que a ellos no se les ocurrió mejor idea que empezar a preparar todo para el “gran día” en el que la verdadera reina de Auradon regresaría.
Lamentablemente, ellos habían construido esta máquina más rápido de lo que esperaba, debía retrasarlos y avisarle a Ariana para que acelere todo; pero también tenía que evitar a la insoportable de Audrey y eso era bastante complicado porque esa perra estaba en todos lados.
Agh, llevar una doble vida es más difícil de lo que creí, pensé.
Estoy harta de fingir ser una de las buenas, pero es lo que debo hacer si quiero recuperar mi corazón, además; pronto toda esta pesadilla va a terminar.
El chico de cabello blanco y negro y yo nos asegurábamos de que todo estuviera en su lugar mientras que la hija del hada madrina miraba hacia la nada como si hubiera visto un fantasma y Uma estaba distraída hablando por teléfono, así que aprovecharía la situación para arruinarlo todo.
Tomé el destornillador y me las ingenié para sacar uno de los tornillos de este enorme portal, ya que sabía que el más mínimo error cambiaría todo.
— ¿Qué crees que estás haciendo? —Me sobresalté al oír la voz de la chica de cabello turquesa que al parecer había terminado de hablar por teléfono y la miré de reojo.
—Acomodando esto, ¿eres ciega o idiota? —Mentí, encogiéndome de hombros, la parejita se nos acercó.
En ese momento, el enanito y la diseñadora de Auradon más presumida e insoportable aparecieron de repente.
— ¿Cómo es que sabían que estaríamos aquí? —Dudó De Vil, confundido.
—Adivinamos. —Respondió la mejor amiga de la reina.
— ¿No te cansas de sabotear todo lo que tocas? —La hija de Úrsula me empujó antes de sacarme la chaqueta, dejando ver mi marca de nacimiento en forma de T. —Este es tu fin.
— ¿Me extrañaste, hermanita? —La pelirroja entró a este bosque de mierda y se acercó, cruzándose de brazos.
— ¡Maldita bastarda! ¿¡Cómo mierda escapaste!? —Alcé la voz, furiosa.
—Es una historia bastante divertida. —Mencionó sonriendo victoriosamente. —Resulta que me quitaste mi anillo de compromiso pero no fuiste lo suficientemente inteligente como para robarme este dije que es mágico, así que cuando me di cuenta de que no tendría que soportar para siempre a mamá y a la abuela, escapé. Pero tú no tendrás la misma suerte que yo…—Explicó.
—Ok, esto se puso interesante. —Murmuró Jane.
—Pero si son idénticas…—Habló Doug.
Vaya, se nota que es hijo de Tontín.
—Claro que sí estúpido, por eso somos gemelas, eres más imbécil que tu padre. —Dije seria.
—Se acabó tu jueguito retorcido, Danielle. —Gruñó la descendiente de Grimhilde.
—Siempre me subestimas y esta vez te salió mal, perra. —Añadió la insoportable de Dizzy.
—Ahora vas a ver qué pasa con las que intentan sabotearme. —Advirtió Uma, su collar empezó a brillar, pero eso no me intimidaba.
— ¿Crees que le tengo miedo a una brujita que se cree demasiado por tratar de salvar desesperadamente a su archienemiga? No seas ridícula, siempre serás Camaroncito, eso jamás cambiará. —Me burlé antes de alejarme de ellos, reí con malicia. —Que estúpidos son, siempre están subestimándome, les aseguro que nos volveremos a ver, esto aún no ha terminado. Esta guerra entre Auradon y la isla está a punto de estallar y les juro por Lucifer que todos ustedes van a caer, están advertidos. —Dicho esto, saqué una bomba de humo de mi bolso y la arrojé hacia donde ellos estaban, aprovechando la distracción salí corriendo sin siquiera mirar atrás.
Pobres ingenuos, se van a arrepentir de haberse metido con una Tremaine.
Uma.
Luego de unos minutos, cuando el humo finalmente se dispersó, maldije mirando a mí alrededor pues esa maldita había escapado; pero ya tendría tiempo para encargarme de ella. Miré a los demás y suspiré hondo.
Ahora lo importante era terminar de preparar todo para que mañana, Mal finalmente regresara.
— ¿Todos están bien?—Cuestioné, los demás asintieron. —Perfecto, entonces vamos, hay que seguir con todo esto, debemos continuar trabajando.
—Creo que este es un buen momento para decir que Aurora despertó porque vio el reflejo de Ariana en el espejo...—Murmuró la chica de cabello azul mientras su chico le entregaba varias bolsas con las cosas que les habíamos pedido que trajeran, como botiquines de primeros auxilios, comida, agua e incluso ropa nueva que ella misma había diseñado para su mejor amiga.
—Debe estar perdiendo su magia, por eso el hechizo que usa para parecerse a Mal está fallando aunque sea por poco tiempo...—Respondió Jane mientras tomaba el destornillador para arreglar el intento de sabotaje que había ocasionado la hija de Drizella.
—Hablamos con Ben, él cree que la reina está muy enferma, le quedan semanas o días de vida; ¿no podemos hacer que mi hermana regrese hoy mismo? —Mencionó De Vil, bastante preocupado mientras revisaba que el portal que habíamos construido estuviera en perfectas condiciones, negué con la cabeza rápidamente. — ¿Alguien vio a Jay?
—Debe seguir tratando de recuperar mi espejito mágico. —Evie se encogió de hombros, mientras que Dizzy y Doug ordenaban todo lo que había en las bolsas.
—Ya hemos discutido eso y la respuesta sigue siendo no. —Le dije al chico de cabello blanco y negro, pero me sorprendí al oír lo que el hijo de Jafar podía estar haciendo en este preciso momento. — ¿¡Qué!?
—Tranquila. —Murmuró el enanito, pero hice caso omiso.
—No, no me pidas que me calme, ustedes no deberían estar aquí. —Gruñí, señalándolo a él y a su esposa, me volteé a ver a la pelirroja. —Dizzy, ¿cómo pudiste traerlos?
—No iba a dejar que mi hermana se saliera con la suya y ellos se ofrecieron a traerme en su auto. —Respondió simplemente mientras comía unas galletitas que había en una de las bolsas. — ¿Qué? No me miren así, tengo hambre, no he comido nada en buen estado desde hace días. Además; hay mucha comida para Mal.
— ¿¡Se pueden concentrar en lo importante!?—La hija del hada madrina llamó nuestra atención.
—No puedo creer que siempre tenga que encargarme de protegerlos, ¿quién se creen que soy? ¿Su niñera? ¡No!—Me quejé, negando con la cabeza mientras sacaba mi celular de mi bolso.
— ¿Qué haces? —Dudó la mejor diseñadora de todo el reino.
—Arreglo sus desastres, como siempre. —Mencioné como si fuera lo más obvio del mundo.
—Él no te va a escuchar. —El hijo de Cruella hizo una mueca.
— ¿Lo prefieren vivo o muerto? Porque si no hago esto, Jay va a terminar en el fondo del mar... O aún peor, va a terminar en donde está Mal. —Los miré seriamente antes de marcar el número del chico de cabello largo.
— ¿Uma? ¿Qué quieres? —Respondió él apenas atendió la llamada.
— Sé que estás yendo al castillo a buscar el espejo de Evie, sal de ahí antes de que alguien te vea. —Ordené seria.
— No hasta que lo recupere. —Replicó, bufé, era bastante terco.
— Danielle Tremaine está en el reino, de seguro fue a ver a Ariana, si alguna de las dos te encuentra; será tu fin. —Expliqué entonces, tratando de hacerlo entrar en razón.
— Estás hablando con el mejor ladrón de la isla, nadie me verá, no te preocupes por mí; querida. —Afirmó el esposo de Lonnie, suspiré.
— Presumido, lo digo en serio. —Murmuré, acomodé mi cabello. — Agh, si no vas a volver, al menos dejame guiarte para que salgas de ese palacio a salvo.
— Conozco este castillo a la perfección. —Insistió Jay, pero no iba a dejar que hiciera una estupidez y terminara muerto.
—Aún así, tienes que escucharme. Sube por el árbol más alto hasta que veas la ventana del tercer piso, es un cuartito viejo y siniestro, asegúrate de no tocar nada cuando entres. El espejo está en el tercer cajón del escritorio pero esta cerrado con llave así que tendrás que romperlo, supongo, repito; no toques nada y lárgate. —Mencioné rápidamente.
—Ok... —Accedió, pasaron unos minutos en los que supuse que él estaba siguiendo mis instrucciones. —Espera, ¿tiene muñecas? Aw, me veo muy sexy con esa ropa de muñeco, ¡hasta tiene mis músculos! Wow, que detallista. Aunque es raro, tiene de todos nosotros. —Dijo luego de unos minutos.
— ¡Jay! ¿Qué parte de no toques nada no entendiste? Toma el espejo, deja esas muñecas y vete de una vez, por todos los océanos. —Lo regañé.
—Pero se ve adorable… —Replicó el ex ladrón.
—Son muñecos vudú idiota, Ariana será capaz de controlarnos usándolos cuando se le de la maldita gana. —Murmuré, esperando realmente que no hiciera una idiotez.
—Entonces será mejor que se los robe. —Sugirió Jay.
—Ni se te ocurra hacer eso, no, te estás arriesgando demasiado al estar ahí. Hazme caso y vete ahora mismo. —Gruñí.
—Está bien, no te alteres, ya me voy, cálmate. —Accedió de mala gana.
Jay.
Rompí el cajón y saqué el espejo del escritorio, lo guardé en mi chaleco y me acerqué hacia la mesa en la que estaban todos esos muñecos vudú.
Si esa Perdida los usará para controlarnos… tengo que salvarnos, pensé.
Rápidamente tomé el mío, el de Evie, Carlos y Mal.
Voy a protegernos, nuestros cuatro corazones valientes no pueden ser controlados, porque eso significaría la destrucción total del reino.
Tomé la muñeca de Lonnie y la guardé, cuando quise tomar algunos más escuché pasos en el pasillo así que me apresuré a marcharme por la ventana como si nunca hubiera estado allí.
—Ya estoy fuera y recuperé el espejo, ahora esa perra no podrá seguir lastimando a mi hermana. —Le dije a Uma mientras que me alejaba del palacio. —Mal está a salvo.
Ariana.
Entré a mi cuartito secreto rápidamente y cerré la puerta, me recargué sobre la misma mientras mis ojos empezaban a brillar, suspiré hondo tratando de calmarme pero no podía; estaba demasiado alterada.
Me acerqué al escritorio y me sorprendí al ver que uno de los cajones estaba roto, apreté los puños.
El espejo no estaba.
—No, no, no, tiene que estar por aquí. —Murmuré mientras revisaba los otros cajones, desesperándome cada vez más. —Sé que lo dejé por aquí, tiene que estar en alguna parte, esto no puede estar pasando. —Dije mientras desordenaba todo, me acerqué a la mesa en la que estaban mis preciados muñecos vudú e inmediatamente me percaté de que faltaban cuatro.
Alguien estuvo aquí.
— ¡No! ¡No lo voy a permitir! Ellos no van a ganarme, no, van a perderlo todo antes de que intenten derrotarme. —Gruñí mientras me acercaba a un pequeño espejo que había en la pared, noté que se veía mi verdadero reflejo y apreté los puños, chasqueé los dedos para deshacer el hechizo. —No, mi magia se está debilitando, no puede estar pasando esto… No ahora. —Murmuré mientras seguía buscando el objeto que acababa de perder.
— ¿Qué se supone que estás buscando? ¿O acaso ya enloqueciste? —Me volteé al oír la voz de la pelirroja que acababa de entrar por la ventana.
—Cállate mocosa, estoy buscando el espejo mágico que le robé a Evie, desde ahí podía vigilar a la verdadera reina de Auradon, no sé dónde está…—Respondí simplemente.
—Ah bueno acabo de ver al hijo de Jafar saliendo del castillo, pero eso no importa, tengo noticias importantes. —Dijo ella, mientras jugaba con su cabello.
— ¿¡Jay!? —Alcé la voz. —Esa rata callejera me robó, me las va a pagar. —Amenacé furiosa.
—Creo que es un mal momento para decirte que me descubrieron…—Susurró la hija de Drizella, volteé a verla y maldije.
— ¡No sirves ni para hacerte pasar por tu hermana, idiota! ¡Tenías que vigilar a los hijos de villanos y advertirme si alguno despertaba, pero ni siquiera eres capaz de hacer bien tu trabajo! —Grité harta, me acerqué al escritorio para ahora sacar el pequeño cofre en donde estaba su corazón, lo tomé. —Ya no me sirves para nada, la verdad es que nunca te necesité, jamás necesité a nadie; yo voy a dominar el mundo sola y no voy a permitir que nadie se interponga en mi camino, ni tú, ni Uma; ni la insoportable de Audrey, no. Teníamos un trato y lo acabas de romper, tu tiempo se acabó, Danielle. —Sonreí con malicia antes de empezar a apretar su corazón, la vi caer de rodillas mientras suplicaba piedad.
Fue entonces cuando la puerta se abrió y la princesita primorosa entró, cerrando la puerta detrás de ella.
— ¿¡Puedes explicarme por qué tuve que enterarme por Ben que a Mal le quedan pocas semanas o días de vida!? ¡Eso no es para nada justo! ¡Si ibas a acelerar el plan, debiste habérmelo dicho, yo…!—Se quejó, pero entonces nos miró atentamente. — ¿¡Dizzy!?
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