Capitulo 21
—Ben... —Empezó la rubia, era obvio que desaprobaba la idea.
—Eso no va a pasar, no estoy tan desesperado por volver a ver a mi madre. —De Vil negó con la cabeza rápidamente.
—Si es la única manera... Vayan. —Accedió Stefan, que estaba bastante afectado por toda esta maldita situación.
— ¿¡Te volviste loco!? —Le recriminó su esposa.
—No voy a perder a mi hija otra vez. —Murmuró él, intercambié miradas con los hijos de villanos. Todos sabíamos que la había perdido hace mucho pero no podíamos decírselo.
—No, nadie va a ir a ningún lado. —Dije rápidamente.
— ¿A qué le tienes miedo? Solo es la isla, enseguida volveremos. —El rey intentó tranquilizarme, pero fue en vano.
—No podemos regresar, Ben, es demasiado peligroso. —Jay también se opuso a esta idea loca y estúpida.
—Cada vez que esa barrera se abre, hay más problemas de los que tenemos que deshacernos. —El chico de cabello blanco y negro hizo una mueca.
—Además, tus hijos te necesitan. —Añadió la hermana de mi mejor amiga.
— ¿Saben a quién necesito yo? A Mal, así que si ustedes no quieren acompañarme entonces iré solo. —Dicho esto, el hijo de Bella rodeó el escritorio, dispuesto a marcharse, pero Felipe lo tomó del brazo.
—Ben, no seas imbécil, todos los villanos quieren tu cabeza y no te ofendas pero eres una presa fácil. —Comentó el ex ladrón, serio.
—Como Uma dice... Serás carnada viva y atraparte será pez comido. —Añadió mi hermanito menor.
—Oh, vamos, chicos, ¿qué tan difícil puede ser hablar con una anciana? —Insistió el rey, obviamente no comprendía lo peligroso que era hacer eso.
—Tú no la conoces, es mejor que no lo hagas y no te metas con ella. —Le advertí, cruzándome de brazos.
—Además, si ese portal llevó a Ariana a la isla otra vez... No queremos que te haga nada. —Afirmó Jay, aunque él sabía que el verdadero peligro era que esa Perdida había estado durmiendo con Ben durante años.
—Entonces vengan conmigo. —Suplicó él.
— ¿¡No entiendes que tenemos familias de las que cuidar!? Y tú también tienes una, el reino y tus hijos te necesitan, no puedes irte solo por Mal... —Le recriminé, sabía que esto era muy difícil para Ben, pero no podía arriesgarlo todo por el amor de su vida, que realmente no era quien decía ser.
—Ella no querría que te arriesgaras...—Insistió la rubia, tratando de hacerlo entrar en razón.
— ¡Suficiente! —Stefan alzó la voz. —En una situación así, los únicos que tenemos la última palabra somos Ben y yo.
— ¿Entiendes que si se arriesgan a ir a esa isla, no es probable que regresen? —Habló Lea, mirándolo con desaprobación.
—Mal es nuestra hermana pero no podemos arriesgarnos más, eso no es lo que ella querría...—Murmuró Carlos, bajando la mirada.
— ¿¡Están diciendo que quieren dejarla morir!? —Gritó el rey, indignado.
—Bueno, si sus mejores amigos y las personas en las que ella más confía y por las que ella se ha arriesgado tantas veces no quieren acompañarte, yo lo haré...—Habló la castaña, fulminándonos con la mirada, mis mejores amigos y yo no pudimos evitar reírnos en su cara.
— ¿Qué? ¿Vas a tener una cena familiar con los Tremaine? No seas ridícula. —Se burló el chico de cabello largo, negando con la cabeza.
—No vas a sobrevivir ni un día en la isla. —Afirmó De Vil.
—Sí, y mucho menos con ese look de princesita primorosa. —Añadí al recordar lo que había pasado cuando la habíamos secuestrado hace años.
—Pues, a diferencia de ustedes, yo sí quiero salvar a mi tía. —Masculló Audrey.
—Claro, ¿después de haber tratado de matarla tantas veces que ya he perdido la cuenta? No te creo. —Repliqué, esta perra no me engañaba, tenía algo que ver en todo esto.
—Bueno, al menos mírenle el lado positivo, al fin Audrey quiere hacer algo bueno por Mal. —Exclamó Felipe, encogiéndose de hombros, entonces su esposa golpeó su brazo para hacerlo reaccionar. —Pero esto sigue siendo una mala idea.
—No creí que estaría viva para ver esto. —Murmuró la madrastra de la chica de cabello morado.
—Pues ¿saben qué? no me importa lo que opinen porque no necesito su permiso, vamos Ben. —Lo tomó del brazo y se dirigió hacia la puerta pero él la frenó.
—No podemos ir así, tienes cosas que aprender antes de que nos vayamos. —Dijo el rey. —Let me tell you something you can really trust, everybody's got a wicked side...
— ¿Es en serio? ¡Ya lo sabemos, hemos visto su lado malvado miles de veces desde que llegamos a Auradon! —Se quejó Jay.
—I know you think that you can never be like them, watch and learn so you can get it right. —El hijo de Bella nos señaló antes de guiñarle el ojo a la castaña. —You need to drag your feet, you need to nod your head, you need to lean back, slip through the cracks, you need to not care, uh, you need to not stare, you need a whole lot of help (You need to not be yourself) You wanna be cool? Let me show you how, you don't break the rules, I can show you how, and once you catch this feeling, and once you catch this feeling, you'll be chillin', chillin', oh, chillin' like a villain...
—Por favor díganme que no soy el único al que le parece extraño que un rey le esté enseñando cómo ser una villana a una princesita primorosa que es obvio que es una villana de corazón...—Carlos nos miró, haciendo una mueca.
—We gotta stay low-key, now show us how bad you can be. —Prosiguió el rey de Auradon, negué con la cabeza.
—Estoy orgullosa de que te hayas aprendido la canción pero estoy molesta porque se la cantas a ella, aunque seamos realistas: le estas pidiendo que mantenga un bajo perfil cuando todos sabemos que a Audrey le encanta llamar la atención. Y no le pidas que nos muestre cuan mala puede ser porque de seguro nos da somníferos para dormirnos tal y como se lo hizo a su propia madre. —Intervine rápidamente, furiosa.
—Puedes ponerle ropa de cuero a una princesa primorosa insoportable pero seguirá siendo una princesa primorosa insoportable. —Añadió el descendiente de Jafar. —Y solo para aclarar, nosotros somos los peores, siempre lo seremos. La maldad es parte de nosotros, está en nuestra sangre. —Mencionó antes de golpear a Ben con una estatua, haciendo que se desmayara inmediatamente, tomó otra estatua e hizo lo mismo con la castaña.
Todos lo observamos y él se encogió de hombros.
— ¿Qué? No iba a dejar que hicieran una estupidez como esa, estaban yendo a una muerte asegurada, además se lo merecían por ser tan... ellos. —Se defendió el esposo de Lonnie. —Y no voy a pagar por esas estatuas que acabo de romper.
—Por una vez, tu fuerza bruta sirve para algo. —Le sonreí antes de abrazarlo.
—Que buen hermano mayor me dio la vida. —Carlos se unió a nuestro abrazo.
— ¿Y qué haremos cuando despierten? —Inquirió Aurora, preocupada.
— ¿Golpearlos hasta que dejen de hacer idioteces? —Sugirió Jay.
—No te vayas a la mierda. —Le susurró el chico de cabello blanco y negro.
—No tarado, le pediremos a Lumiere que ordene a los guardias que no dejen que Ben salga del castillo...—Respondí simplemente. —Técnicamente lo tendremos encerrado tal y como lo estuvo Rapunzel... Pero será por poco tiempo, hasta que se le quite esa idea estúpida de su mente.
—Yo cuidaré a Mal...—Dijo la rubia antes de salir de la oficina.
—Vamos a llevar a Audrey a casa entonces... —Murmuró Lea mientras que Felipe cargaba en brazos a su hija. —Llámennos si pasa algo. —Dicho esto, el resto de la familia de mi mejor amiga se retiró, los seguimos hasta la puerta principal y los vimos subirse a la limusina.
—Tenemos que conseguir más tiempo. —Jay nos miró.
—No hay manera de que logremos eso. —Negué con la cabeza. —Solo desearía tener mi espejo mágico de vuelta, pero eso es imposible porque esa perra lo tiene, ¿verdad, Carlos? ¿Eso es lo que te dijo Uma?
—Sí, lo tiene Ariana, no creo que lo recuperemos. —El menor hizo una mueca. —Si no podemos conseguir más tiempo, tenemos que hacer que Mal regrese antes de lo previsto así que llamaré a Uma y esta vez ella va a escucharme.
—Querrán decir, ustedes no lo recuperarán, yo lo conseguiré. —El ex ladrón nos guiñó el ojo y supe que tenía algo en mente. —Somos malos...
—De corazón.
Aurora.
Al entrar a la habitación de los reyes, me percaté de que mi hermana estaba despierta, lo cual me hizo sonreír.
—A mi me hubiera encantado que alguien me cuidara cuando estaba hechizada—Dije, acercándome a la cama.
—Tal vez lo hicieron y nunca te diste cuenta...—La chica de cabello morado se encogió de hombros, ella se veía bastante mal pero no quise comentarlo para evitar que Mal se pusiera a llorar o algo por el estilo.
— ¿Tienes sed? —Cambié de tema.
—Sí—Susurró débilmente antes de tratar de incorporarse pero la detuve.
—No te esfuerces, yo te traigo algo—Afirmé rápidamente antes de retirarme.
[...]
Cuando volví con la bebida que le había preparado, la reina hizo una mueca.
— ¿¡Qué es esta basura!? ¡No la quiero! Si alguien me trae algo más que se relacione con frutillas voy a vomitar. —Se quejó, asqueada, lo cual me pareció bastante extraño pero supuse que se sentía tan mal por su enfermedad que estaba delirando o algo por el estilo.
—Es un licuado de frutillas pero bueno, supongo que tendré que beberlo yo sola, mejor te traeré agua. —Suspiré antes de beber del vaso y salir de la habitación nuevamente para dirigirme hacia la cocina.
[...]
Volví nuevamente al cuarto y suspiré al verla levantada, dejé el vaso de agua en la mesa de luz.
— ¿¡Qué haces!? No puedes estar levantada, tienes que descansar, solo así mejorarás, no quiero que te pase nada. —La regañé mientras la obligaba a recostarse en la cama nuevamente, miré de reojo hacia donde estaba el armario en donde había un enorme espejo, vi mi reflejo en el mismo pero algo andaba mal: el cabello de mi hermana no era morado sino castaño y la chica que llevaba una corona no era la reina de Auradon.
La recordé: era Ariana, esa Perdida que había secuestrado a mi sobrina hace años y había tratado de dominar el mundo, aunque se la había tragado un portal... O eso era lo que Mal había dicho.
—Pero estoy aburrida de estar acostada, no es divertido. —Se quejó ella, entonces dejé de ver el espejo.
—No seas caprichosa como una nena chiquita, obedece o no te daré postre. —Murmuré seria.
—Si el postre son frutillas con crema, no lo quiero. —Replicó mi hermana, esto era muy extraño.
— ¿Sabes qué? Descansa un poco y yo vendré a verte en un rato, tengo una reunión a la que asistir. —Me excusé rápidamente, tenía que salir de aquí.
—Vaya, que gran hermana mayor eres. —Comentó, mirándome con seriedad.
—No seas sarcástica conmigo, jovencita. —Le recriminé antes de marcharme, cerrando la puerta detrás de mí, me recargué en la pared mientras pensaba en lo que acababa de ver en ese espejo.
—Aurora, ¿estas bien? —Me sobresalté al escuchar aquella voz y levanté la mirada, solo para encontrarme con la chica de cabello azul. No contesté. — ¿Cómo esta Mal?
—Mal... No es... Ariana estaba en el espejo... —Susurré confundida, ella tomó mi brazo.
—Vamos a hablar a otro lado. —Sentenció antes de empezar a caminar por el pasillo, la seguí.
—Es que... No quiso frutillas, ¿¡qué clase de persona rechaza las frutillas!? Y encima me trata mal, ¿qué carajo le pasa? —Me quejé mientras bajábamos las escaleras.
—En serio necesitas calmarte... —Suplicó la descendiente de Grimhilde. —Pasar tiempo con ella te afecta.
— ¿Y si le pasa algo a la reina mientras no estamos con ella? —Sugerí asustada, quise darme vuelta para regresar pero Evie me obligó a atravesar la sala de estar y salir del castillo.
—No puede empeorar, bah, sí puede pero esto es más importante. —Murmuró la dueña de Evie's 4 Hearts, no entendía de qué demonios estaba hablando.
— ¿¡Qué es más importante que la salud de mi hermana!? —Alcé la voz cuando entramos a su palacio, nos sentamos en el sofá.
—Que Mal no es Mal, es Ariana y tienes que despertar para que podamos salvarla...Por favor, despierta. —Habló rápidamente, fruncí mi ceño.
— ¿Qué?
—Lo he repetido tantas veces que ya me harté de hacerlo. —La hija de la reina malvada bufó y acomodó su cabello.
— ¿Qué les pasa? —Cuestionó Doug, que acababa de entrar a la sala de estar mientras comía una manzana.
—Es que... Trato de hacerla reaccionar —Explicó ella.
—Sabes lo peligroso que es, tienes que tener mucho cuidado. —Replicó el enanito, sentándose en el sofá mientras seguía comiendo esa manzana.
—Ví a Ariana en el espejo. —Murmuré, aún estando shockeada.
—Mierda. —Exclamó él, negando con la cabeza.
— ¿Qué le pasa a mi hermana? —Inquirí preocupada.
—La que está al lado no es Mal, ¿si? Solo quiere que nos concentremos en su "enfermedad" para que no pensemos en otras cosas. —Insistió Evie, haciendo comillas con sus dedos en la palabra 'enfermedad'.
— ¿Te estás escuchando? Dices estupideces. —Dije, nada de lo que ella acababa de decir tenía sentido.
—Digas lo que le digas no te creerá, tiene que despertar, iré a buscar algo de Mal... Otra vez. —Murmuró el hijo de Tontín antes de salir de la sala de estar.
—Los dos están raros. —Hice una mueca, realmente estaban actuando bastante extraño.
—Sé que todo esto es raro pero tú misma viste a Ariana en el espejo, tienes que creernos. —Murmuró Evie, su esposo regresó con la chaqueta que Mal había usado en el desfile de inauguración de mi marca de ropa y me la dio. —Confía en nosotros, tu hermana te necesita, reacciona...
Evie.
Unos segundos más tarde, vi como los ojos de Aurora empezaban a brillar junto con el dije que le había dado la hija de Drizella y luego ese brillo desapareció, supe que había despertado y sonreí.
—No me hagas explicártelo todo. —Supliqué, haciendo pucheros pues ya estaba harta de hacerlo.
— ¿Dónde está Mal? —Preguntó la rubia, se veía más preocupada que antes.
—Esto no te va a gustar. .—Empezó mi enanito.
—Mal está atrapada en una dimensión rara pero te prometo que la sacaremos de ahí muy pronto...—Admití entonces.
— ¿¡Qué!? —Gritó la hermana de mi mejor amiga. —No puede ser, ya he estado bastante tiempo separada de ella.
—Lo sé y todavía me siento mal por no haberme dado cuenta antes. —Bajé la mirada, estaba decepcionada de mí misma, sentía que le había fallado a mi alma gemela.
—No es tu culpa bonita, Ariana nos hechizó a todos, no había manera de que nos diéramos cuenta antes... —Me consoló Doug, tomando mi mano.
—Sí, la había, pero Uma prefirió cerrar la boca, fue la única que sabía que esto pasaría y no hizo nada más que protegerse a sí misma.—Gruñí furiosa.
— ¿No dijiste que ella quiere salvarla? —Inquirió mi chico, extrañado.
—Un momento, ¿de qué me perdí? ¿Quién más sabe sobre esto? —Dudó Aurora, suspiré hondo.
—Uma, Dizzy, Carlos, Jane, Jay, Lonnie, Doug, tú y yo... —Respondí simplemente.
—Papá tiene que saberlo, aunque se sentirá mal por haberla perdido otra vez, y Ben... Él ha estado sintiéndose culpable por la enfermedad de Mal, tiene que saber que no está enferma. —Dijo la Bella Durmiente rápidamente, negué con la cabeza.
—No, no puedes decírselo a nadie, menos al rey. —Repliqué entonces.
— ¿Qué? Merecen saberlo... —Se quejó ella, se quedó en silencio durante unos cuantos minutos. —Esperen, esto significa que Ben... Técnicamente engañó a Mal con Ariana ¡y Jace es hijo de esa perra! Voy a matarlo, es un idiota, infiel, desgraciado.
—No puedes porque... Bueno sí se lo merece pero está hechizado y además él realmente cree que es ella. —Intervino el hijo de Tontín.
—Eso no lo justifica, cuando lo vea, lo golpearé. —Afirmó, seria. —Ahora... ¿qué tiene que ver Audrey con esto? Siempre que hay problemas, ella está involucrada.
Intercambié miradas con mi esposo porque si bien sospechaba que la princesita primorosa insoportable estaba metida en esto, no tenía pruebas y sabía que Aurora no me creería sin evidencias.
—No lo creo... Es decir, más allá de que a tu hija le encante ser el centro de atención todo el tiempo, creo que esta vez no está involucrada. —Mentí, tenía que conseguir pruebas.
La ventana de la sala de estar se abrió rápidamente y por la misma entró aquella pelirroja.
—Yo no estaría tan segura de eso. —Habló la hija de Drizella, cuya ropa negra de cuero sucio estaba bastante empapada y ella no paraba de temblar. —Audrey está más involucrada de lo que creen y no hay nada que podamos hacer para evitarlo.
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