Capitulo 17

— ¿¡Me están diciendo que una Perdida sin clase se está haciendo pasar por mi mejor amiga!? ¿¡Desde hace cuánto tiempo y por qué nos estamos enterando ahora!? ¿¡Por qué los demás no se dan cuenta!? —Alcé la voz sin importarme si me escuchaban hasta en la mismísima isla.

—Ariana los hechizó para hacerse pasar por ella tranquilamente después de que la mandara al Upside Down el día del casamiento que ella arruinó. —Respondió Uma.

— ¿Me estas diciendo que Mal está en ese lugar desde hace más de doce años? —Dije, tratando de procesar aquella información.

—Técnicamente son 12 años y cinco meses. —Aclaró De Vil.

 Mi hermana de corazón había estado sola durante tanto tiempo, pensando que la habíamos abandonado, que no la necesitábamos; deseando que su sufrimiento terminara de una vez por todas, pasando frío y teniendo pesadillas, perdiendo las esperanzas a medida que pasaban los días.

— ¡Eso es aún peor! ¿Cómo permitieron que pasara eso? ¿Por qué no la sacaron apenas supieron que estaba atrapada? —Les recriminé seria.

— ¿Crees que si supiéramos cómo hacerlo no lo hubiésemos hecho? —El chico de cabello blanco y negro me tomó de los hombros para que lo mirara y me calmara, pero no podía.

—Además solo nosotros sabemos sobre esto y Dizzy se enteró hace un mes, a Carlos y a mí nos lo dijeron hace poco para que las ayudáramos. —Añadió su esposa.

— ¿Y qué hay de ti, Uma? —La miré de reojo, esperando una explicación de su parte.

— Yo... yo nunca estuve hechizada. —Admitió la hija de Úrsula.

— ¿Cómo que no? —La observé confundida.

— Yo sabía que algo como esto podría llegar a pasar así que me preparé un antídoto para mí misma...—Explicó entonces, me quedé mirándola por unos segundos y entonces la empujé.

— Y mantuviste la boca cerrada por doce años mientras mi mejor amiga estaba encerrada sufriendo en un lugar al que no tenemos idea de cómo llegar. —La acusé, furiosa. — ¡Pudiste haber evitado que ella terminara así de herida pero preferiste mantenerte callada y seguir viviendo tu vida perfecta!

— Sé que es difícil de entender pero tenía miedo de que si se los decía, algo malo pasara. —Se excusó esa brujita.

— ¿¡Algo peor que esto!? —Alcé la voz, volviendo a empujarla, mis amigos me alejaron de ella para evitar que le hiciera algo más.

— Además trató de advertirnos hace años. —La defendió Jane.

— Y no la escuchamos. —Se lamentó Carlos, haciendo una mueca.

— No estabas bromeando... —Murmuré al recordar aquel momento. — Jamás estuvimos a salvo.

— Necesitaba despertarlos pero no funcionó. —Uma suspiró, se la veía bastante apenada.

— ¿Pueden dejar de pelearse? Lo importante ahora es terminar de armar el portal y despertar a los demás. —Habló la hija del hada madrina. —Conseguimos las piezas que faltan, tenemos que seguir armándolo para liberar a la verdadera reina de Auradon de una vez por todas.

— ¿Y yo qué hago? —Inquirí, ninguno contestó. — ¡Ya sé! Le haré nueva ropa a Mal, debe estar harta de usar la misma, ¡pobrecita, debe tener muchísimo frío!

—Lo único que puedes hacer es disimular y no hacer estupideces como contárselo a Jay o a Lonnie, mucho menos a Alex o Ben. —Dijo el descendiente de Cruella.

—Pero ellos merecen saberlo tanto como nosotros. —Repliqué, me parecía bastante injusto que no quisieran contárselo a los demás.

—No hasta que podamos sacar a Mal de donde esta, no sabemos que puede hacer Ariana si se entera que todos despertamos. —Sentenció Uma.

—Probablemente nos mate. —Sugirió mi hermanito menor.

—En el mejor de los casos, nos mandaría a donde está Mal. —Musité.

—Y en el peor de los casos, destruirá Auradon. —Finalizó Jane.

— ¿Hay algo más que deba saber? ¿Qué tal si me cuentan dónde planean construir esa cosa para traer a mi mejor amiga de regreso? —Los miré, los tres intercambiaron miradas.

—Eso no va a suceder, es muy peligroso. —La chica de cabello turquesa negó con la cabeza.

— ¡Eso no es justo! ¿¡Por qué ustedes saben y yo no!? —Me quejé, haciendo pucheros como una niña chiquita. — ¡Puedo ayudarles a armar esa máquina!

—Se te arruinarían las uñas cada dos segundos y créeme, no quiero escuchar tus quejas a cada rato. —Se burló Uma, la fulminé con la mirada, por mi hermana haría cualquier cosa.

  Abrí la boca para mandarla a la mierda pero en ese instante volvieron a golpear la puerta, De Vil fue a abrir y Dizzy entró a la casa.

— ¿Se puede saber dónde estabas y por qué no me atendías? —La interrogó mi mejor amigo.

—Primero que nada, a mi no me hablas con ese tono, De Vil, y segundo, se me agotó la batería del celular mientras que estaba con Audrey, estábamos solas y una cosa llevó a la otra y...—Explicó la pelirroja.

—Eso no lo quiero saber. —Intervino el chico rápidamente, haciendo una mueca.

— ¿Qué querías? Me llamaste 15 veces, si no es importante, te asesinaré. —La hija de Drizella se cruzó de brazos, esperando una explicación.

— ¡Dizzy! —La regañó la chica de ojos azules.

— ¿Por qué sabías sobre lo de Mal y no me lo dijiste? —Inquirí, mirándola con seriedad.

— ¿¡Se lo dijeron!? Es peligroso. —Mi hermanita menor miró a los demás y negó con la cabeza.

—No, nadie lo ha hecho, desperté sola, ¿me vas a responder o no? —Comenté, esperando a que me diera una respuesta pero ella no dijo nada.

—Les dio los dijes mágicos, supuso que con eso bastaría. —Respondió Uma.

— ¿Ah sí? —Murmuró la nieta de lady Tremaine, todos la observamos pues era raro que no lo recordara. —Quiero decir ah sí, lo hice, pero pensé que tardaría más...

—Pues no, mi habilidad para reconocer cosas falsificadas me despertó. —Dicho esto, acomodé mi cabello.

—Tenemos una máquina que construir, andando, muévanse. —Ordenó la descendiente del hada madrina.

—Tengo que ir a hacerle la ropa a Mal, ¿vienes, Dizzy? —Sugerí, sonriéndole.

—O puedes venir con nosotros y ayudarnos. —Comentó Carlos.

—Oigan, ¿por qué ella sabe dónde se van y yo no? —Dudé, fulminándolos con la mirada.

—Porque lo decidimos los cuatro. —Respondió la esposa de mi mejor amigo.

— ¡Tengo tanto derecho como ustedes! —Les reclamé, furiosa.

— ¿No entiendes lo arriesgado y sospechoso que es que todos desaparezcamos al mismo tiempo? —Habló la chica de cabello turquesa.

—No sé tú, pero yo no quiero que esa perra me mate. —Dizzy se encogió de hombros.

—Pero no es justo, yo también quiero ver a Mal. —Insistí haciendo pucheros como una niña pequeña.

—Estamos perdiendo tiempo valioso, ¿vienes con nosotros, Dizzy, o quieres acompañar a Evie? —Murmuró la dama del mar, observando a la pelirroja.

—Iré con ustedes. —Accedió ella, suspiré.

—Lo siento E, pero la abrazaré fuerte por ti cuando la vea. —Murmuró el chico de cabello blanco y negro, colocándome una mano en el hombro.

—Tienen suerte de que sepa guardar secretos pero odio mentirles a mis amigos y lo saben. —Dije antes de salir de la casa dando un portazo.

 No podía creer que no me permitieran ayudarlos a salvar a mi hermana, pero al menos puedo hacer algo por ella... Y mi hija va a ayudarme.

Ben.

  Estábamos en el mismo lugar en el que habíamos tenido nuestra primera cita, era muy especial porque aquí había comenzado nuestro noviazgo. Este bosque me traía muchísimos recuerdos, entre ellos, la única vez que había entrado al Páramo en donde Mal me había salvado de su propia madre.

 Tomé su mano y la guié hacia el picnic que yo mismo había organizado.

—Todas nuestras citas son especiales, esta no podía ser la excepción, por eso te traje aquí. Y esta vez, te juro que preparé todo yo... tal y como lo hice en nuestra primera cita. —Le sonreí en cuanto nos sentamos, sacando un montón de comida de la canasta.

—Eso es tan tierno de tu parte, cariño. —Dijo ella antes de empezar a comer, no podía dejar de observarla. — ¿Qué me ves?

—Es que tienes algo en los labios, preciosa. A ver, déjame ayudarte. —Dicho esto, acerqué mis labios a los suyos pero la chica de cabello morado tomó una servilleta para luego limpiarse la boca rápidamente.

— ¿Ya no estoy sucia? —Susurró mi reina.

—No, Mal, te ves demasiado tierna. —Admití sin dejar de observarla. —Ese vestido te queda hermoso, ¿acaso estás tratando de provocarme? —Murmuré, inspeccionándola con la mirada de arriba hacia abajo.

—Tal vez sí. —Mencionó antes de reírse, seguimos comiendo entre risas.

—Te daría mi reino por un solo beso. —Le guiñé el ojo, entonces la hija de Maléfica unió sus labios con los míos, inmediatamente le correspondí. —Es muy raro que aún no hayas tocado ni una sola frutilla. —Comenté, viendo como el recipiente seguía lleno ya que mi chica no lo había tocado.

—Es que estoy guardando lo mejor para el final. —Se excusó ella, fruncí mi ceño pues eso no era normal en Mal.

—Eso no lo hacías antes. —Repliqué, observé el lago que estaba frente a nosotros, unos pocos metros más lejos estaba el Páramo.

— ¿Y qué con eso? Las personas cambian, amor. —La hermana de Aurora se encogió de hombros y acarició mi mejilla lentamente.

—Me acostumbré a que lo hicieras, es solo eso. —Dije, encogiéndome de hombros, suspiré. — No me llevarás a ningún lado. —Reí levemente, pero la ojiverde no lo hizo.

— ¿Qué tal si brindamos? —Sugirió la chica con una sonrisa, tomando su copa de vino, me miró alzando una ceja e imité su acción. — ¿Por nuestra salud y nuestros hijos?

—Por nuestra salud y nuestros hijos. —Afirmé antes de chocar nuestras copas, la miré sonriendo. —Eres la reina más elegante del mundo.

  Definitivamente la única persona capaz de hacerme tan feliz estaba frente a mí.

Carlos.

 Afortunadamente, habíamos conseguido las piezas que necesitábamos y las habíamos escondido en el Páramo, la verdad era que no creí que lográramos hacerlo tan rápido, aunque sé que tardaremos en armarlo porque según los planos, este portal es enorme.

  Todavía recuerdo la última vez que había estado en este lugar, es tan extraño porque este bosque de mierda no ha cambiado nada. Recuerdo lo asustado que me sentía cuando vi a Mal cediendo ante su madre hace años cuando regresamos a rescatar a su familia, ese día sentí que la perdía y lo peor era que no pude hacer nada por evitarlo... Y ahora me siento exactamente igual porque lo único que sé sobre ella es que está asustada en un lugar lejano, sufriendo.

— ¡Carlos! —Aquel grito me sacó de mis pensamientos.

— ¿Qué quieres? —Me volteé para ver a Uma.

—Que dejes de mirar la tumba de Maléfica como un tarado y vengas a ayudarme a ajustar esta pieza. —Ordenó seria, suspiré y miré de reojo la tumba de la madre de mi mejor amiga, me estremecí para ahora acercarme a la chica de cabello turquesa.

—Bien, ehm... —Susurré y bufé. —Dejé las herramientas en el auto, iré a buscarlas.

— ¿Eres idiota? —Dizzy se acomodó el cabello mientras seguía limándose las uñas, recargada en uno de los árboles, sin hacer nada.

—Oh cállate, Tremaine, ponte a hacer algo útil. —La fulminé con la mirada antes de dirigirme hacia la salida para buscar las herramientas al auto pero antes de salir me detuve y retrocedí inmediatamente al ver a los reyes besándose como si su vida dependiera de ello.

— ¿Amor? ¿Vas a ir a buscarlas? —Preguntó mi chica, negué con la cabeza.

—No puedo. —Murmuré.

— ¿Cómo que no? —La hija de Úrsula me observó confundida.

—Es que... Están ahí. —Respondí simplemente, señalando hacia la salida.

— ¿Quienes? —Dudaron ambas, confundidas.

—Ben y Mal. —Dije, acercándome nuevamente a las espinas, las chicas se colocaron a mis lados. — ¡Hey, ustedes dos, tortolitos! —Alcé la voz lo suficientemente fuerte como para que ambos me escucharan pero entonces la brujita del mar me pisó el pie, gemí de dolor.

— ¿Eres estúpido? Ellos no tienen que saber que estamos acá, Ariana nos va a matar si nos ve. —Gruñó ella.

—Oh, es cierto, tienes razón... —Admití haciendo una mueca, entonces ella dejó de pisarme. —Pero estamos encerrados aquí hasta que se vayan y no terminaremos porque las herramientas están afuera. —Bufé.

—Ay eso no es problema. —Jane me guiñó el ojo antes de sacar su varita, pero la hija de la enemiga de Tritón se la arrebató inmediatamente.

— ¿Qué haces? —Le recriminó la última. — Se va a dar cuenta, ella detecta cualquier tipo de magia.

—Quería traer las herramientas...—Respondió mi hadita, como si fuera lo más obvio del mundo.

—No, eso nos delatará. —Uma negó con la cabeza rápidamente antes de devolverle su varita de mala gana, mi esposa se la guardó.

— ¿Puedes dejar de ser tan paranoica y disfrutar de esto? —La hija de Drizella la miró antes de regresar su vista hacia los reyes. —Agh, no puedo ni mirarlos, me dan mucho asco. —Hizo una mueca antes de alejarse del muro de espinas, yo no podía dejar de ver a la parejita.

—Chicas, Ben quiere meterse al agua, pero al parecer ella no quiere. —Murmuré al verlos, parecía que estaban discutiendo por eso.

—Le está diciendo que no la va a obligar a acompañarlo si no quiere pero que él si se va a meter...—Añadió la chica de ojos azules, observando como mi amigo empezaba a sacarse la ropa. — ¿Qué tanto lo miras? —Inquirió al darse cuenta de que no podía apartar la mirada de él.

—Yo, nada bebé... —Susurré sin siquiera verla. —Oh, miren, en serio Ben tiene coronas en sus shorts. —Comenté al ver su traje de baño.

— ¿En serio estoy viendo esto? Ay, no puedo creerlo. —Masculló la dama del mar.

—Mal lo decía siempre pero no creí que era verdad hasta ahora. —Reí levemente al recordar aquello.

—Espera, ¿dijiste que quiere meterse al agua? ¡Está encantada! ¡Así Ben despertará de una vez por todas! —Murmuró Camaroncito.

— ¿Por qué no se te ocurrió hacer eso? —Le recriminó mi esposa a la nieta de lady Tremaine, que ni siquiera nos estaba prestando atención.

— ¿Y con qué excusa les diría a todos que se metieran al agua, genia? —Replicó Dizzy antes de seguir limando sus uñas.

—Si Ben despierta, todo será mucho más fácil. —Reflexioné, observando de reojo a las chicas.

—No estoy segura de eso, no sabemos cómo puede reaccionar y es peligroso que despierte estando cerca de ella. —Uma suspiró, frustrada.

— ¿Crees que sería capaz de matarlo? —Dudó la chica de ojos azules.

—Yo no descartaría esa posibilidad. —Habló la pelirroja.

—Chicas... Mal acaba de desmayarse. —Informé al ver como la chica de cabello morado acababa de caerse al suelo. — ¡No, no, Mal, no, Mal! —Grité con los ojos llenos de lágrimas, iba a salir de este bosque de mierda, iba a salvar a la reina de Auradon, costara lo que costara. 

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