Capitulo 1

10 años después.

Alex.

  Oh na na...

 « ¡Alex! ¡Te salvaré! »

  Me acomodé mejor en la cama, cubriéndome mejor con las sábanas para ignorar el sonido del molesto despertador y así poder seguir soñando.

 «Ella no necesita ser salvada»

  Oh na na...

— ¡Ya cállate, maldito aparato! —Mascullé harta antes de derribarlo de un manotazo, entonces ese infernal «Oh na na» empezó a escucharse más veces, así que de mala gana abrí los ojos y me levanté de la cama, lo pateé hasta dejarlo debajo de la misma. Acomodé mi cabello e iba a volver a dormirme hasta que vi algo en mi habitación que llamó mi atención: aquella fecha en el calendario.

 Inmediatamente me puse una bata y abrí las cortinas, observando el hermoso paisaje.

  Vivo en Auradon, mis padres son Ben y Mal, soy la princesa heredera al trono... O eso es lo que dicen todos, aunque todavía no puedo gobernar hasta que cumpla la mayoría de edad, así que todavía tengo tiempo para divertirme antes de que las responsabilidades de la realeza me agobien.

 Pero eso no sucederá hoy, no.

  Hoy es un día muy especial para mí y para todo el reino.

— ¡Es mi cumpleaños! —Grité emocionada. —Hoy va a ser el mejor cumpleaños que he tenido. —Dije sonriendo antes de meterme al baño para darme una larga y relajante ducha para estar perfecta en este día tan importante.

[...]

 Salí de mi baño privado con una toalla envuelta alrededor de mi cuerpo y suspiré hondo mientras pensaba en qué debía ponerme, me senté en la cama y tomé el collar que me habían regalado los reyes de Auradon hace años, me lo puse. Entonces me di cuenta de que en mi mesita de luz había una nota que decía: "Querida princesita; hoy es un día muy importante así que te sugiero que uses el vestido morado que tu mamá usó cuando tuvimos nuestra primera cita... Está en el sótano así que ve a buscarlo, te adoro, con cariño, papá".

  Sonreí y me apresuré a vestirme con lo más sencillo que encontré en mi ropero: unas botas viejas, unos pantalones rasgados y una camiseta morada, tendría más tiempo para prepararme para mi fiesta de esta noche.

 Sí, los cumpleaños siempre son especiales cuando eres princesa, pensé.

  Así que salí de mi habitación rápidamente para ahora dirigirme hacia el lugar que papá me había sugerido.

 Había un montón de cajas y demás cosas pero una llamó mi atención: aquella que decía «Propiedad de Mal, no tocar excepto Mal» en color violeta.

  Me apresuré a abrirla, en su interior encontré ropa de cuero morada con detalles en rosa y verde, unas fotografías viejas de mi madre con sus amigos en una calle llena de basura pero me extrañó encontrar una sola de la reina de Auradon con una mujer con cuernos, no tenía ni idea de quién era. Finalmente hallé un libro de cuero con un dragón en su portada.

—Mamá tiene una obsesión con estos monstruos... —Susurré al recordar que ella solía usar un collar con un dije de dragón dorado hace años cuando yo era una pequeña bebé, pero ahora ya no lo utilizaba.

 Es una lástima, me encanta, tal vez pueda pedírselo como regalo de cumpleaños.

  Abrí el libro para ahora empezar a leer algunas de sus páginas pero entonces me distraje al ver de reojo el interior de la caja y darme cuenta de que allí estaba el vestido morado que había sugerido papá que usara. Dejé el libro a un lado para así tomarlo y sonreí, cuando iba a volver a tomarlo me di cuenta de que algunas de sus páginas se habían caído así que me apresuré a agarrarlas solo para percatarme de que eran cartas.

 Así que abrí una en la que decía mi nombre y empecé a leerla:

  "Querida hija:

 Perdóname por haber permitido que esto pasara.

  Si tan solo hubiera escuchado las advertencias de mi madre, si tan solo hubiera tenido el valor para leer las señales... esto no estaría sucediendo.

 Aún escucho la voz de Aurora en mi cabeza cuando me dijo que ella te estaba cuidando con su hija hasta que empezó a sentirse mal, se durmió y al despertar, Audrey no estaba... y tú tampoco.

  Podría haber evitado que tu prima te secuestrara, pero ahora ya es tarde.

 No podía quedarme en Auradon, no si ya no estás conmigo.

  Así que he regresado a casa, a mi verdadera casa.

 Nadie debe saber que estoy aquí, así que debo esconderme.

  Este lugar es más sombrío y peligroso de lo que recordaba... sobre todo ahora que sé que ella te tiene en su poder.

 No descansaré hasta encontrarte, mi vida, pero tienes que ser fuerte.

  Este muelle está lleno de bacalaos soplones, odio estar aquí, pero debo asegurarme de que no estás en el fondo del mar.

 Si alguien me ve, seré comida para cocodrilos muy pronto, pero debes saber algo:

  Esa perra es más peligrosa que yo, tiene muchas cosas que yo jamás tendré, tiene...

 Oh no, ya me vieron.

  Alex, estoy en graves problemas."

— ¡Princesa, es hora de desayunar! —La voz de la señora Potts me hizo regresar a la realidad y suspiré hondo antes de tomar todas las cartas junto con el vestido y cerrar la caja para luego regresar corriendo a mi habitación para cambiarme de ropa.

 Una vez que ya estaba lista, me peiné el cabello y finalmente guardé las hojas en el cajón de mi mesita de luz, entonces me marché no sin antes apagar la luz y bajé las escaleras hasta llegar a la planta baja del castillo, entré a la cocina, en donde estaban mis padres junto con mi hermano menor y los empleados que estaban a punto de servir los desayunos.

— ¡Buen día para todos! —Dije sonriendo antes de sentarme en la mesa, al lado de ambos reyes.

— ¿Cómo amaneció nuestra cumpleañera especial? —Cuestionó mamá justo cuando la señora Potts colocaba frente a mí un gran plato lleno de waffles.

—Excelente, aunque tuve un sueño raro... No recuerdo mucho, solo oí tu voz llamándome y diciéndome que me salvarías, pero había alguien más diciendo que no necesitaba ser salvada. —Contesté, haciendo una mueca antes de empezar a comer ya que me moría de hambre. — ¿No notas algo diferente en mí?

—Solo son sueños, cariño, son producto de tu imaginación... —Respondió la reina antes de mirarme de reojo. —Sí, eres más grande que la última vez que te vi.

—Genial, ahora tengo una hermana mayor loca...—Masculló Jace, lo fulminé con la mirada y él se limitó a seguir comiendo su desayuno. — ¿Las princesas locas pueden ser reinas?

— ¡No estoy loca! —Negué con la cabeza rápidamente. —Papá, ¿tú si me ves distinta?

—Claro que sí, preciosa, ¡estas usando el vestido que tu madre llevaba puesto en nuestra primera cita! —Él sonrió emocionado.

— ¿Qué? No me había dado cuenta, es que estaba tan distraída pensando en lo grandiosa que va a ser tu fiesta de esta noche que no te presté mucha atención. Ahora, sube y quítatelo, sé una buena hija. —Ordenó la chica de cabello morado, los tres la miramos confundidos.

— ¿Qué tiene de malo que lo use? Le queda bien...—Intervino el rey, observándome de reojo.

—Es que me recuerda esa época de mi vida en la que quise destruirte...—Susurró ella.

  Los miré algo sorprendida ya que jamás nos habían contado esa historia, de hecho, a mamá no le gustaba hablar del pasado, ni siquiera de su historia de amor con papá.

—Oh, mi vida, te equivocas, eso fue durante nuestra primera cita en la que me habías hechizado. Recuerdo perfectamente que éste atuendo lo usaste cuando fuimos a nuestra primera cita oficial, en la que no estaba hechizado. —Explicó el castaño antes de empezar a comer.

—Han pasado muchos años, no sé cómo recuerdas todos esos detalles insignificantes, precioso. —Se excusó mamá. —Hija, ¿qué quieres de regalo de cumpleaños?

—Es algo muy simple, no les costará dinero. —Respondí, acomodé un mechón de mi cabello, colocándolo detrás de mi oreja y suspiré hondo antes de proseguir—: Quiero saber por qué nunca me dijeron que estuve secuestrada.

 Los reyes intercambiaron miradas y no dijeron ni una sola palabra.

—De repente, esto se puso interesante. —Murmuró el pequeño príncipe que había dejado de comer para no perderse ni un solo detalle de esto. —Hablen, ¿qué van a decir ahora? ¿Que las familias reales tienen secretos oscuros?

— ¿Cómo te atreves a...?—Inquirió la reina, de repente sus ojos empezaron a brillar y tragué saliva. Observé a mi hermano de reojo y noté el miedo en sus ojos.

  Algo me decía que eso nunca era bueno.

—Mal...—Ben se apresuró a tomar la mano de su esposa y apretarla. —Tranquila, ¿sí? Ambos sabíamos que este día llegaría.

—Yo no quería que esto suceda. —Gruñó ella, sus ojos dejaron de brillar inmediatamente y se cruzó de brazos, mirándome con seriedad. — ¿Cómo te enteraste? ¿Con quién has hablado?

—Con nadie, yo solo... Encontré tu caja. —Admití entonces, bajando la mirada.

— ¿Mi caja? —Repitió la reina, confundida.

—Sí, la que guardaste en el sótano, escribiste «Propiedad de Mal, no tocar excepto Mal», allí dejaste cosas viejas...—Expliqué entonces.

—Ah, sí, esa caja. —Dijo rápidamente y acomodó su cabello. — ¿Podemos no hablar de esto en tu cumpleaños? Es que no quiero arruinártelo, mi amor.

— ¡No! Quiero respuestas, mamá, las quiero ahora. —Exigí, golpeando la mesa. —Que los dos me hayan ocultado esto por años ya hace que mi cumpleaños empeore.

— ¡Alex! Esa no es la actitud que debe tener una princesa. —Me regañó ella, seria.

—Hija, tienes que entender que queríamos cuidarte hasta que tuvieras la edad suficiente para entender...—Musitó papá.

— ¿Me estas diciendo inmadura? —Dudé, alzando una ceja.

— ¡Suficiente! No vamos a discutir esto, hoy no, y es mi última palabra. —Sentenció la chica de cabello morado.

—Ya no tengo hambre. —Me excusé antes de levantarme y salir de la cocina rápidamente, sin siquiera mirar al atrás al escuchar que ella me llamaba.

—Pequeña, espera. —La voz del rey me hizo voltearme así que lo observé seria. —Sí te lo vamos a contar, pero no ahora, solo déjame convencerla... Dame tiempo y te prometo que conocerás la verdad. —Añadió, sonriéndome.

—Ay, papá, por favor, sabes que cuando mamá se pone así, es imposible hablar con ella. —Repliqué.

—Oh, casi lo olvido, tu prima me dijo que tiene un regalo especial para ti y quiere dártelo antes de que tu fiesta de cumpleaños empiece porque es muy ansiosa...—Él cambió de tema.

  Al parecer, ella había venido más temprano para ayudar con los preparativos para mi fiesta, a pesar de que todo ya estaba casi listo.

— ¿Me va a secuestrar otra vez? —Sugerí.

— ¡Alex! —Me regañó el hombre, brindándome una mirada de desaprobación.

— ¿Qué? Eso podría pasar...—Insistí.

—No, ya no, Audrey ha aprendido de sus errores, además ella te adora. —Él negó con la cabeza. —Está esperándote en la habitación de huéspedes. —Añadió, entonces me dirigí hacia allí, aunque ahora no estaba segura de si estar cerca de la castaña sería seguro para mí.

Ben.

 Luego de que termináramos de desayunar, Mal se marchó hacia la oficina así que la seguí.

—Amor, ¿puedes dejar eso? Tenemos que hablar. —Murmuré al verla escribiendo algo en su celular, cerré la puerta y ella dejó el aparato a un lado.

—Si es por lo de Alex, ella no va a saber la verdad. Eso no le servirá de nada, no quiero que viva en el pasado. —Sentenció la reina.

— ¿Qué pusiste en esa caja que te asusta tanto revivir los recuerdos? —Dudé, mirándola.

—Cosas del pasado. Es una promesa que hice con Evie, Jay, Carlos y Uma: ninguno volvería a hablar de nada que tenga que ver con la isla, ni siquiera tú sabes completamente qué pasó y es mejor así, solo estoy tratando de proteger a los que amo... —Respondió la chica de mis sueños.

—Pero le estamos mintiendo y los buenos padres no hacen eso, además no dejaremos que eso vuelva a suceder, hemos vivido tranquilos desde lo que pasó... —Insistí.

— ¿¡Es que no entiendes que no quiero que ella tenga algo que ver con mi pasado, Ben!?—Alzó la voz la chica de cabello morado, colocando sus manos en su cintura.

  Rodeé el escritorio y me acerqué a ella, tomé sus manos.

—Primero, necesito que te tranquilices. Por favor, no te pongas a gritar como una desquiciada. —Hablé, recibiendo una mirada desaprobatoria de su parte, entonces se soltó de mi agarre y me apegó a la pared con magia.

— ¿¡A quién le dijiste desquiciada!? ¿Tengo que recordarte quién soy yo? ¡Yo soy tu esposa y soy tu más grande hazaña, la mujer de tus sueños, la madre de tus hijos pero también soy la hija de la emperatriz del mal y tengo magia oscura que puedo usar para obligarte a hacer lo que quiera así que no me subestimes y discúlpate ya mismo si sabes lo que te conviene, Benjamín Florean!—Gruñó ella mientras sus ojos empezaban a brillar.

—Tranquilízate, respira hondo. Sé quien eres, eres la persona más importante en mi vida además de Alex y Jace. Te conozco y sé que reaccionas así porque esta situación se está saliendo de control y comprendo que fue un error tratarte de la manera en la que lo hice así que te ofrezco mis más sinceras disculpas, por favor no me mates o me envíes a algún universo paralelo, jamás te subestimaría, cariño. —Dije rápidamente, entonces la ojiverde me soltó, haciéndome caer al piso pero me incorporé para acortar la distancia que nos separaba.

 La reina levantó uno de los cuadros que se encontraban en la habitación con magia para luego arrojármelo, me apresuré a esquivarlo y vi como el retrato ardía en el fuego ya que había caído dentro de la chimenea.

—No puedo creer que me haya casado con un imbécil. —Masculló Mal, negando con la cabeza y bufó. — ¿Sabes qué es lo que pasa cuando alguien descubre cosas sobre su pasado? Quiere averiguar todo, ¡casi perdemos a Alex una vez, no quiero que la historia se repita!

—Voy a ignorar lo primero que dijiste porque sé que estás enojada, ella solo sabrá lo justo y necesario. —Murmuré, acercándome más a la reina de Auradon. —Mi vida, sé que piensas que esto sea lo mejor para ella porque no está lista para comprender esto y porque quieres cuidarla, pero no puedes evitar que llegó el momento de contarle todo lo que le hemos estado ocultando por años...

— ¡Agh! Odio que tengas razón...—Gruñó ella. —Está bien, tú ganas, Bennyboo, se lo contaremos, pero no lo haremos hoy, no arruinemos su día especial.

—Que bien funcionamos cuando me haces caso...—Comenté antes de besarla.

Audrey.

  Luego de tener aquella charla con la princesa de Auradon, me dirigí hacia la oficina y golpeé la puerta. Fue Ben quien me abrió.

—Hey, lamento si interrumpo algo pero necesito hablar con mi tía a solas. —Dije entonces, el rey se hizo a un lado para dejarme pasar.

—Que disfruten su charla de chicas, yo iré a terminar de preparar la sorpresa para la fiesta de Alex. —Él me guiñó el ojo antes de retirarse, cerrando la puerta detrás de mí.

—El tiempo se acabó. —Dije finalmente, mirando a la chica de cabello morado con una sonrisa llena de malicia. — ¿No crees que es hora de terminar de romper esta familia?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top