【02】
La suave música proveniente de la sala logro despertarlo, eso y el agradable aroma del café que se filtraba por debajo de la puerta, dándole un despertar agradable sin gritos, sonidos fuertes o gente maldiciendo. Hace mucho que no descansaba tan cómodamente que el pensamiento de seguir en la cama cruzaba su mente, pero no podía, debía levantarse e irse cuanto antes de ese departamento si quería que los dos chicos que la noche anterior lo había ayudado, continuasen con vida.
Si fuese otra la situación, si en verdad solo fuese un vendedor y lo de la noche anterior hubiese sido un asalto, se quedaría al menos un día más en ese lugar, compartiendo con los dos omegas que tan amablemente se habían comportado con él y quizás, solo quizás, coquetearía un poco más con el pelinegro que había llamado su atención.
Pero no podía pues su vida era otra.
Abriendo los ojos y enfocando el techo de esa pulcra habitación se dispuso a levantarse, costándole un poco por el dolor en sus costillas y por el dolor de cabeza que lo atacó de un momento a otro, provocando que maldijera mientras pasaba una mano por sus cabellos y, sin querer, arrancando los puntos adhesivos que tenía en la frente.
-Por la... -Frustrado consigo mismo se quitó las mantas de encima y, manteniendo su mano en la frente pues sentía como brotaba sangre, se puso en pie y salió de la habitación.
Con lo primero que se encontró al llegar a la sala fue con un sonriente, sudado y sexy pelinegro haciendo ejercicios de brazos en una barra que atravesaba la entrada de la cocina, imagino que eran de las que podías poner y sacar cada vez que la necesitaras pues la noche anterior no recordaba haberla visto.
O quizás sí, no tenía idea, pues los brazos descubiertos del menor debido a la playera sin mangas que estaba ocupando, lo distraían.
-Buenos días, Yoongi-ssi... -Lo saludo sonriente Jimin mientras bajaba de la barra y se acercaba hacia la botella con agua que tenía a un lado, bebiendo un gran trago de esta.- Ah... ¿Durmió bien? –Preguntó volteando hacia el mayor al no escucharlo.
-Yo... ¡Sí! Si, dormí bien... -Alejando los pensamientos para nada puros que estaba teniendo aparto su vista de los brazos y pecho del menor, pues por la playera se notaba lo sudado que estaba, algo que intensificaba demasiado su aroma.- Y... ¿Y tu amigo?
-¿Taehyung? Fue a trabajar... -Encogiéndose de hombros alzo la mano hasta la barra empotrada en la pared y, dando un pequeño salto, la quitó.- Yo debo ir en una hora más, normalmente me voy con Tae para pasar al gimnasio, pero quise esperarlo a usted para desayunar.
-Por eso entrenabas aquí... -Comentó recibiendo un "Sip" de parte del menor.- No debiste... -No pudo terminar la frase pues al voltear nuevamente hacia el menor, se encontró con este estirando sus piernas.- Mierda...
Llevando su pálida mano hasta su ojo sano los restregó con algo de brusquedad, quejándose de paso al sentir como la herida bajo la mano que aun cubría su frente, ardía. Pero es que ¿Qué hombre logra abrirse de piernas de esa jodida manera? Le hacía falta darse una ducha con agua vendita porque si no se iba al infierno por todo lo malo que había hecho, lo haría por pensar tan mal debido a ese chico.
Y es que era pornográfico.
-¿Qué paso? –Preguntó sentado en el suelo e intentando tocar la punta de sus pies juntos con ambas manos.
-Te decía que no debiste esperar, de cualquier modo ya me voy, solo te quería pedir si revisabas mi herida, creo me arranque el punto. –Quitando la mano de su frente a la vez que volteaba hacia Jimin quien ya se encontraba de pie, tuvo que cerrar el ojo debido a la fina línea de sangre que comenzó a bajar.- Ah... Si lo arranque.
-¡Pero Yoongi! –Más que rápido se acercó al mayor, colocándose de puntitas frente a él para revisar la herida, haciendo una mueca al notar que además del punto, se había sacado la sangre seca que evitaba que sangrara más.- Es un descuidado.
-Lo se... -Inevitablemente hizo un leve puchero que causo las risas de Jimin quien, luego de jalar al rubio para que se sentara en uno de los sofás, corrió a su habitación por el botiquín que allí guardaba.
Una vez volvió a la sala se sentó frente al pálido y volvió a realizar lo mismo que la noche anterior, limpio la sangre, luego limpio la herida con suero fisiológico para quitar todo el rastro de sangre seca y, luego de desinfectar con un poco de antiséptico, y recibir maldiciones por parte del mayor, cubrió todo con una gasa, fijándola a la piel de la frente con cinta transparente.
Ese parche se notaría mucho más que los puntos que le había colocado, pero así Yoongi sabría que no debía tocar su frente y él podría hacerle curaciones cada vez que pudiera. Claro, si continuaba viendo al mayor.
-Listo... -Murmuró alisando la pequeña gasa, notando una mueca en el alfa.- Si no quiere que siga doliendo, cuídese.
-Sí, sí, sí, ya entendí... -Refunfuñando al ser regañado se cruzó de brazos, viendo sonreír al pelinegro lo que causo que se avergonzara.
-Ahora vamos a desayunar ¿Sí? Y no me interesa que se quiera ir, desayunara conmigo y si no tiene nada que hacer luego, me acompañara a mi trabajo ¿Le parece? –Antes de que pudiera refutar, Jimin se colocó de pie y guardando todo en el botiquín se marchó a su habitación, volviendo luego para entrar a la cocina y preparar el desayuno para ambos.
Yoongi solo pudo negar con una inevitable sonrisa en sus labios, ese chico era todo un caso y le agradaba, poca gente se atrevía a hablarle de esa forma, aunque igual entendía que Jimin lo hiciera, después de todo, no tenía idea de quien era en realidad.
Luego de desayunar juntos en una amena conversación que era guiada principalmente por el pelinegro, este se retiró para darse una ducha antes de ir a trabajar, dejando que fuese el mayor quien limpiase y lavase todo lo que habían ocupado. Le agradaba ese alfa, aun cuando de vez en cuando hacía comentarios para molestarlo, era agradable conversar con él ya que parecía tener respuesta para todo.
Ese día no tenía mucho que hacer, después de todo trabajaba como instructor en una escuela de danza, estudiando a la vez en esta para mejorar sus técnicas a la hora de bailar, pero ese día solo iría a supervisar la clase del nuevo instructor y ayudarlo en alguna que otra cosa. Por esa razón no le pareció mal llevar al mayor con él, y si luego este quería irse podría hacerlo.
Así, una vez ambos con ropa para salir, obviamente Yoongi llevando ropa del pelinegro, se dirigieron al estacionamiento del edificio en busca del transporte del menor.
-¿Qué auto tienes? –Preguntó el rubio mientras guardaba las manos en los bolsillos del jeans de mezclilla oscura y roto en las rodillas que el menor le había prestado.
Aparte de eso llevaba una playera blanca y sobre esta un suéter de punto negro, acompañado de una gorra negra en la cual había ocultado su tan característico y llamativo cabello rubio. Sin contar con el tapabocas negro que le había arrebatado de sus cosas a Jimin con la excusa de "me gusta usarlo". Si claro.
-Ah pues tengo una Hyosung roja del año 2010. –Encogiéndose de hombros paso por delante del mayor quien se había detenido al escucharlo.
-¿Tienes una motocicleta? –Preguntó impactado pues no creía que tan lindo omega pudiese conducir algo así, y al verlo asentir mientras, efectivamente, se acercaba a una bella y reluciente moto roja, sintió que un poco de su cordura se iba.
En serio ese chico lo volvería loco ¿podía ser más perfecto?
Y supo que si podía serlo en el momento que lo vio montarse a tan bella motocicleta provocando que esos jeans rojos que llevaba se ajustaran a su trasero y, lo debía decir, ese trasero debería ser ilegal.
-Vamos, o llegaremos tarde. –Tendiéndole un casco blanco mientras él se colocaba uno negro encendió el vehículo haciéndolo ronronear, sonriendo satisfecho. Como amaba esa preciosura.
Sin más se colocó el casco y se subió detrás del menor, rodeando la cintura de este firmemente, escuchándolo reír.
-Tranquilo Yoongi-ssi, no nos matare. –Bromeo más que divertido pues pensaba que el mayor se aferraba a él por miedo a caer o que pudiera chocar.
Pero la realidad era que Yoongi estaba más que fascinado al estar rodeando el delgado pero musculoso cuerpo del pelinegro mientras este arrancaba la moto y comenzaban a transitar las calles de Seúl. Hace mucho tiempo que no se sentía así de bien en compañía de alguien, o mejor dicho, hace mucho que no estaba en compañía de alguien mientras disfrutaba de la urbanidad de la ciudad.
Antes de que todo lo malo en su vida pasara era otro chico normal como Jimin o Taehyung que gustaba de salir en la noche, divertirse con sus amigos y beber de vez en cuando. Quien diría que disfrutar de todas esas cosas en exceso sería tan malo.
Treinta minutos de viaje les tardo llegar al gran estudio de danza en el que Jimin trabajaba, estacionando la moto dentro del recinto, cerca de la cabina del guardia de seguridad por mera precaución, se dirigieron a paso lento hasta uno de los salones donde ya habían varios estudiantes esperando llegara el nuevo instructor.
Muchos se acercaron a saludar al pelinegro pues lo conocían al ser uno de los mejores profesores del lugar, como también uno de los más amables y, claro, uno de los más guapos. Muchas de las chicas, e incluso chicos, se acercaron con claras intenciones de coquetear con el joven profesor, pero al notar la presencia autoritaria de Yoongi y como este sujetaba de la cintura al pelinegro, se alejaban decepcionados.
-Esta asustando a mis alumnos... -Murmuró riendo cerca del rostro del rubio quien solo se encogió de hombros rodando los ojos. Poco le importaban esos mocosos hormonales.- Hablo en serio, Yoongi-ssi.
-Me importa tres hectáreas de ver- -Un fuerte aplauso resonó en el salón, llamando la atención de todos y cortando los típicos insultos del pálido.
Allí, de pie en la puerta del salón, un sonriente hombre observaba a todos con infinita emoción desbordando por sus poros, cautivando a más de una chica e incluso chicos por la bonita sonrisa que el nuevo profesor tenia, pues pareciera que brillaba.
-¡Buenos días, chicos! –Todos saludaron al unísono divirtiendo a ambos profesores allí presentes y sacando de quicio a Min.- Me presento, mi nombre es Jung Hoseok, soy beta, y desde hoy seré su nuevo profesor de Street dance, claro, si mi jefe aquí presente me acepta en su lindo estudio.
Pronto los gritos pidiendo que Jung se quedara comenzaron a resonar en el salón, divirtiendo a Jimin y sacando aún más de quicio al rubio que, ya no aguantando tanto bullicio, salió de allí quedándose sentado en una banca situada frente al salón y, esperando que el pelinegro se tardara, saco una cajetilla de cigarros de sus jeans y encendió uno, dándole una gran calada.
Así pasaron veinte largos minutos en los que fumó casi cinco cigarrillos, siendo el quinto arrebatado de sus dedos por el lindo pelinegro quien, sentándose a su lado, se terminó el humeante cilindro, sorprendiendo a Yoongi.
Antes de que pudiera preguntarle desde cuando fumaba, Hoseok se paró delante de ellos, aun escuchándose la música con la que sus alumnos practicaban, imaginando que los dejo con algún ejercicio para acercarse a ellos.
Yoongi lo observó atento.
-¿Cómo esta Taehyung? –Preguntó a Jimin quien solo se encogió de hombros, lanzando el cigarrillo de Yoongi al suelo, quien observó al castaño con una ceja alzada, dándose cuenta que esos dos ya se conocían, disgustándole.- ¿Aún sigue-?
-Taehyung está bien y lo que esté haciendo con su vida ya no debe importarte, Jung. –En un tono molesto y despectivo le respondió, sin notar la sonrisa satisfecha que Min ocultaba tras su cubrebocas. Le había gustado la forma tan brusca que había tenido para contestarle al sonriente chico, aunque ahora solo tenía una cara de desagrado enorme.- Si te contacte fue para que le dieras clases a mis alumnos mientras yo me ocupo de unas cosas.
-¿Él es esa cosa de la cual debes encargarte? –Apuntando al rubio con su barbilla se cruzó de brazos, importándole poco la mirada cargada de odio que el aludido le daba.- Creí que te gustaban los alfas, ya sabes... Fornidos.
Colocándose de pie Yoongi arrojo el cigarrillo que acababa de encerder al suelo, pisándolo y pateándolo hacia Jung con una actitud tranquila que, en cuestión de segundos, cambio a la brusquedad con la que habitualmente trataba a la gente que lo sacaba de quicio.
Con un movimiento rápido tomo al castaño por la campera, acercándolo a su rostro y, aun cuando el aroma del alfa no lograba sentirse, se intimido ante la presencia cargada de odio que rodeaba a Min.
-Insúltame todo lo que quieras, pero con Jimin no te metas. –Apretando el agarre en torno a la ropa del castaño lo empujo, viéndolo trastabillar con los ojos abiertos por el asombro.- Me importa una mierda si se conocen de antes, ahora estoy yo aquí y no permitiré que te quieras pasar de listo con él en mi presencia.
-Tranquilo, Yoongi hyung... -Colocando una mano en el pecho del rubio lo atrajo hacia él, abrazándose con delicadeza a uno de los brazos del mayor, sonriendo encantado al ser defendido por un hombre que apenas lo conocía, tomando la confianza para llamarlo de una forma mas cercana.- Vaya a la moto, hyung, yo iré en unos minutos.
Sin decir más Yoongi se alejó de ambos, sacando otro cigarrillo y encendiéndolo mientras caminaba hacia la motocicleta y una vez frente a esta se acuclillo a esperar al pelinegro, dándole profundas caladas al cigarrillo que reposaba en sus dedos, observando a su alrededor por mero aburrimiento.
Sin darse cuenta una persona se acercó a él por la espalda, quedando del otro lado de la moto, si no fuera por la sombra del desconocido no habría notado su presencia hasta que ya fuera tarde, pues su aroma no lograba sentirse. Para su suerte el individuo no busco atacarlo, por lo que en un rápido movimiento se puso de pie hasta quedar frente a él, ahogándose con su saliva al ver su rostro.
-Jeon... -Murmuró completamente sorprendido de ver a tan viejo amigo allí de pie, dándole una intensa mirada que a cualquier otra persona habría intimidado.
-Desaparece. –Fue todo lo que dijo antes de darse la vuelta y marcharse, dejando más que serio a Min. Había sido una sola palabra la que había emitido su compañero pero fue suficiente para saber que si antes las calles no eran seguras por la policía, ahora menos lo seria sabiendo que su propia familia le estaba dando un ultimátum.
Lanzando el cigarro al suelo donde lo pisoteo con sus botines, comenzó a arreglar el beanie que traía puesto para ocultar su rubio cabello, colocando correctamente el cubrebocas negro para ocultar parte de su cara. Necesitaba irse de esa ciudad cuanto antes si no quería que terminaran por asesinarlo de una vez por todas, lo que al parecer incluso los suyos querían hacer.
Estaba por irse de la academia de danza cuando un suave agarre en su antebrazo lo detuvo, suspirando al saber que era Jimin pues ahora era jalado de vuelta a la motocicleta, siendo golpeado en el pecho por el casco que antes había utilizado.
Al recordar la presencia de Jeon en ese lugar hace tan solo unos minutos, una extraña urgencia se situó en su pecho, angustiándolo y por sobre todo preocupándolo, lo más seguro es que lo vieran con Jimin al llegar y por eso enviaron un "mensajero" a ese lugar, por lo que si continuaba al lado del pelinegro, este resultaría herido. Y vaya que no quería eso, pues su instinto alfa, ese que creía dormido, comenzó a arañar en lo más profundo de su ser, desesperandolo.
-Hyung que tal si... -Al notar como el mayor dejaba el casco sobre el asiento de la moto lo volteo a ver confundido, haciendo un involuntario puchero al ver como este se alejaba de él.- ¿Qué pasa?
-Necesito irme, Jimin... -Llevando las manos a los bolsillos del pantalón dio un paso atrás, suspirando abatido al saber que tendría que alejarse del chico para protegerlo.- No puedo estar cerca de ti, te pondría en peligro.
-No sea tonto, hyung... -Tomando nuevamente el casco se acercó al rubio quien nuevamente dio un paso atrás.- Venga ya, vamos por un café y me dice que lo tiene tan ansioso ¿Si?
Más que exasperando dejo ir un quejido por la frustración que la insistencia del menor le causaba ¿Cómo era posible que el chico no se diera cuenta que hablaba en serio? O más importante ¿Cómo no se daba cuenta quien era él? ¿Tan inocentemente estúpido era?
Estaba por negarse nuevamente cuando las sirenas del auto de policía se comenzaron a escuchar, colmando su paciencia al saber que tendría que esconderse nuevamente, lo más adecuado en ese momento era irse con el pelinegro, o al menos lo más seguro para él pues Jimin no estaba para nada seguro con él.
Sin más le quito el casco de las manos al omega ignorando lo emocionado que se vio este al saber que continuaría estando con él aunque fuese unos minutos más. Subiéndose a la moto aguardo a que el rubio también lo hiciera y, una vez este rodeo su cintura con sus brazos, aceleró sin querer esperar más con rumbo a su departamento.
Le hubiera gustado ir a una cafetería para poder charlar con el mayor pero cuando le sugirió esto al pálido y este se negó, decidió hacerle caso por esta vez a la petición de volver a su hogar. Quizás y se sentía mal, después de todo tan solo había sido ayer cuando lo encontró en un muy lamentable estado.
Luego de varios minutos de viaje y de una corta parada en una tienda para comprar algunos refrigerios para acompañar el café, habían llegado al departamento de los menores donde a petición de Jimin se había sentado en uno de los sofás a esperar por el pelinegro quien había insistido en preparar las cosas solo, queriendo consentirlo aunque fuese un poco.
-¿A qué hora llega tu amigo? –Pregunto mientras recargaba la cabeza en el respaldo del sofá, ladeando levemente la cabeza para observar al pelinegro quien se movía grácilmente por la cocina.
-A eso de las siete. –Respondió dándole una leve sonrisa antes de seguir con lo suyo, colocando las tazas y los platos con galletas y uno con pasteles en una pequeña bandeja para transportar todo.- No sabía cómo le gustaba el café así que no le puse azúcar.
-Así está bien, gracias. –Tomando la taza la llevo a sus labios soplando levemente antes de tomar un sorbo, suspirando al sentir el agradable calor que dejaba la bebida caliente en su garganta.- En serio eres un ángel.
Riendo con timidez ante las palabras del mayor tomo su taza lamiendo la espuma que sobresalía de esta, pues a diferencia del mayor él se había preparado un capuchino con espuma extra, siendo un completo amante de las cosas dulces.
En un cómodo silencio se terminaron sus bebidas, siendo el pelinegro el único que probo los pastelillos que había comprado, teniendo como excusa por parte de Yoongi que no era muy fanático de los dulces. Si hubiera sabido eso antes no habría comprado tantas cosas dulces, incluso hubiera hecho unos sándwiches, quizás eso habría sido más del gusto del mayor.
Tan perdido en sus pensamientos estaba que ni cuenta se dio cuando Yoongi se había sentado a su lado en el sofá grande hasta que este coloco una mano en su rodilla, dejando una suave caricia con la única intensión de llamar su atención.
-Debo irme, Jimin... -Al ver como el ceño del menor se fruncía sonrió levemente, gustándole la expresión seria que el chico portaba ahora.- No soy... Una buena persona.
Rodando los ojos dejo su taza en la mesa de centro, girándose hacia el rubio y colocando sus manos en sus propias rodillas sin quitar sus ojos de los del mayor, llegando a intimidar a este por la intensidad de su mirada, regalándole una sonrisa de labios juntos al ver como Yoongi intentaba evitar mirarlo.
-No pareces un mal tipo... -Musitó sin dejar de sonreír llevando una de sus manos hasta el cabello rubio peinándolo hacia atrás, despejando la nívea frente. Con suavidad su mano fue tomada por una de las contrarias, sonrojándose por las suaves caricias que allí fueron dejadas.
-Si supieras, ángel... -Suspirando termino con el contacto al colocarse de pie, dejando una última caricia en el cabello oscuro del menor.- Fue un gusto conocerte, Park Jimin.
Sin más que decir se encamino a la puerta, tomando el beanie que antes había ocupado junto con el cubrebocas y colocándoselo una vez estuvo frente a la entrada, intentando no mirar atrás pues si volteaba a ver al menor, se querría quedar y tener una vida normal. Pero eso jamás pasaría.
Estaba apunto de abrir la puerta cuando un repentino mareo lo atacó provocando que llevara las manos a su cabeza mientras daba unos pasos hacia atrás, tropezando con sus propios pies y cayendo de trasero al suelo.
Lo último que escucho fue la voz de Jimin llamando a su nombre antes de que su cabeza golpeara el suelo y todo se volviera negro.
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