Capítulo 3
Autumn. Autumn, despierta - escuché una voz lejana decir mi nombre varias veces. Abrí los ojos y me encontré con el rostro angelical que poseía Neve, su cara redonda y ruborizada, ojos grises y sus labios ahogando una fiera sonrisa.
-Oh, buenos días para ti también, -traté de levantarme de la incómoda cama pero la chica-no-emo me lo impedía-pero, no estoy acostumbrada a que invadan mi espacio personal. Si me permites.
Neve, un poco, sólo un poco apenada se hizo a un lado y me senté y la miré un tanto enojada. Odiaba que me despertara alguien que no fuese mi querido despertador, amaba más escuchar el sonido chirriante de este y evitar los grandes ojos con una lluvia tormentosa dentro de ellos mirándome mientras duermo. Eso era y es extraño para mí.
-Lo siento, Autumn. Es que no despertabas y vi mi horario y el tuyo y, ¿sabes? nos toca clase juntas y que tal si tú trasero se para y se ducha mientras te espero para ir a clase. Es Artística, aunque más bien se le llama arte...
Uff. Qué chica me tuvo que tocar como compañera. Hablaba más que un pájaro loco. Ya me estaba mareando y ni siquiera había iniciado bien el día. Era la chica más habladora que había conocido, pero una de las personas que se metió tan dentro de mí que se volvió parte de mi vida completa.
Veinte minutos después estábamos caminando por el corredor dónde el día anterior había casi corrido para llegar a la clase del profesor Bal-buceo.
Neve había iniciado una conversación sobre lo maravilloso que sería el año, según ella, había leído los signos astrales y estos le habían indicado que el año navegaría -como un barco- en alta mar, y que ninguna tormenta intervendría en el viaje de lo que será el año. Neve era de estatura baja, delgada y una redonda y delicada cara, tallada a mano; ojos grandes y grises, de perfil fino y labios carnosos. Totalmente hermosa. Pero supongo que lo habladora no era una parte muy bonita de ella, solo digo.
Personas van llenando el espacioso pasillo de color y textura, dibujos artísticos inundaban las paredes como hermosas manchas de colores y vida, dando tonalidad y contraste a la Facultad de Artes.
Todo el mundo me miraba, cuchicheando entre ellos, susurros por todas partes, el sonido se escuchaba como un murmullo de olas rompiendo en las rocas con fuerza y sin piedad. Ellos hablaban de mí, y lo peor, no sabía el por qué lo hacían.
Yo solo traté de ignorarlos y parecer neutral, indiferente. Pero todo mi ser me carcomía por dentro. Desesperada. ¿Qué decían de mí? ¿Que hice mal para que estos desconocidos hablasen de mí? no lo sabía.
-Autumn -Neve me miró y luego a las personas que nos miraban cuando pasábamos por sus lados -estan hablando de ti.
-Lo sé, y lo peor es que no sé por qué.
Y era la verdad, no tenía ni una mínima idea.
-Pero no me importa lo que digan- qué mentirosa era.
Caminamos al salón de Artes y por suerte el profesor no había llegado. Me senté entre los asientos del medio, de modo que podría escuchar perfectamente al profesor quién fuera que fuese. Neve se sentó en uno de los últimos asientos, de modo que tuve que alzar la mirada hacia arriba para verla saludarme con la mano risueña. Dijo algo sobre los estudiantes que se sientan en los asientos del medio, que son ignorantes idiotizados.
-Excepto tú, Autumn -habia dicho ella cuando la miré de soslayo.
Aunque ella se había ido bastante arriba, yo me encontraba bien en aquel asiento, sin todas sus palabrerías que me mareaban pero que, en este mismo momento extraño tanto; mejor volvamos a los recuerdos, los recuerdos son buenos, bueno, no todos pero, mejor volvamos a ellos.
El profesor estaba entrando al salón mientras que los demás estudiantes ocupaban los asientos y todo el mundo se convertía en multitud.
-Buenos días chicos y bienvenidos al gran barco, tomen un remo y empiecen a remar por que al momento en que suben ya no pueden bajar mientras la marea está salvaje-otra vez, la cosa con los estúpidos barcos.
Era el profesor Kinsley y por supuesto, era más simpático que el profesor Bal-buceo. Nos había dejado dos trabajos, uno en el cuál se debía emplear el dibujo y el otro un ensayo de tres páginas sobre lo que significaba el primer trabajo que era el dibujo. No sabía que un dibujo podría expresar tanto como para escribir tres páginas de ello. Aunque, no me importaba, era lo que amaba, amaba dibujar, amaba el arte, la forma en la que se transmitía y enviaba palabras no mencionadas, por que con tan solo verlo era algo hermoso, el arte era un medio de comunicación sin palabras, así como los signos pero mucho mejor.
La clase había terminado y todos empacaban y guardaban sus cuadernos y libros, yo hacía lo mismo. Con mis cosas en mi mochila, caminé hacia la salida chocando con alguien, unos ojos chocolates mirándome con sorpresa.
-Oh, lo siento, no te vi...
-Esta bien, no importa -dije mirándolo embobada, era... hermoso. Sus grandes ojos mirándome con disculpa, como si fuese a dañarme con tan solo su mirada, sus labios curvandose en una sonrisa, su pelo castaño cayendo hacia atrás con elegancia y terminando unos centímetros más abajo de su cuello. Era alto, tenía que alzar la cabeza hacia atrás para mirarle, vestía unos jeans gastados negros y unas botas sucias de polvo, una camiseta blanca y una chaqueta negra conjuntaba su vestimenta.
Me miró sonriendo -asi que... ¿cómo te llamas?
Él chico lindo estaba coqueteando -Soy Autumn. -Sonreí.
Cambió el peso de su pie al otro, apoyándose en este -Zayn. -relamio sus labios, y no pude evitar mirar hacia allí, sus labios brillantes y deseables. -Asi que... ¿te veo luego?
Asenti sonriente y luego lo vi caminar lejos, su silueta volviéndose cada vez más pequeña.
Y después... una ronca y seductora voz se coló en mi oído, provocando que todo mi sistema sintiera electricidad correr en mis venas.
-Hola, preciosa.
Me volteé y vi aquellos ojos esmeraldas, brillantes. Una sonrisa condescendiente en su rostro y sus ojos burlándose de mí.
Harry Styles.
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