Capitulo 23

Dirás que el romance de dos chicos de apenas catorce años es algo estúpido, pero yo lo veía adorable. Charlie no dejaba de tartamudear cada vez que Sky –el chico que la llevaba colgando en las nubes– la veía; y eso era a cada segundo. Estábamos en la mesa del comedor cenando, ya que era Nochebuena y siempre lo celebrábamos con una deliciosa cena en familia (desde que Papá murió éramos solo las tres) pero Sky se unió ese día. Y podría decir que a Charlie le importaba demasiado.

Mamá le soltaba preguntas rápidas a Sky, todavía no le caía del todo; entonces usaba esa táctica del interrogatorio para ver si es o no el indicado para una de sus hijas. En este caso, Charlie.

—... así que estas en una banda, Sky— atajó mamá llevando a su boca en pedazo de pollo asado y masticándolo. Miraba a Sky, escrutándolo lentamente.

Este asintió—si. De hecho, apenas estoy empezando. Me dejaron entrar hace unos meses. Dicen que tengo buena voz y que toco bien la guitarra, por lo que estoy dentro—. Miró a Charlie y esta bajo la mirada rápidamente, avergonzada.

Lo miré. Era muy guapo, para ser solo de dieciseis. Ojos azules, pelo tremendamente negro, azabache y era muy pálido. Apenas hablaba, además de las preguntas que mamá le hacía, solo comía en silencio y de vez adulaba la comida, lo deliciosa que estaba. Y miraba mucho a Charlie. Esta no hablaba, ni un segundo, al parecer lo quería hacer todo bien. Mamá me miró y se dio cuenta de que Charlie actuaba extraño, entonces la miró.

— ¿Y tú? ¿Por qué tan callada, eh? Sé que el chico este está bien guapo y te quita el aliento y la voz, pero no es para tanto, cariño—, las mejillas de Charlie se sonrojaron, al igual que su nariz, se encogió en su lugar. Muy avergonzada, deseando que la tierra la tragase. Y la entendía, comentarios como esos por parte de mi madre siempre nos avergonzaban. Y ella lo sabía, le gustaba avergonzarnos. Y mucho.

La miré con reproche—. Mamá.

Me miró mientras tomaba de su vino, haciéndose la desentendida. Sky solo observaba en silencio, sus ojos llenos de diversión mirando a Charlie, transmitiéndole, quizás, algo de confianza. Ella le sonrió.

— ¿Qué? Está bien callada, y sabes que es muy habladora las veinticuatro horas del día.

Cerré los ojos tratando de desaparecer. ¿Acaso no entendía que la avergonzaba delante del chico que le gustaba?

—Se mas compasiva, por favor—, dije entre dientes.

Se encogió de hombros—. No sé de qué hablas. Eh, Charlie, ¿acaso no te dije que ese vestido te queda feo? Vamos, cariño. Te ves gorda y tu cara llena de maquillaje tratando de imitar a Lady Gaga con esas pestañas postizas, no se ve nada bien. Pareces un pequeño payasito. Debiste vestirte como tu hermana—, la miré indignada y algo enojada por cómo se estaba comportando. Charlie la miró en silencio fijamente. Y supe que estaba a punto de llorar.

En vez de eso, se puso de pie y la miró fijamente—. Perdóname mamá, por no ser la hija perfecta—. El peinado elaborado que mamá le había hecho para esa cena especialmente, se lo desenfadó; quitando cada horquilla de su pelo corto. Arrancó de un solo tirón el collar que mamá le había dado para su cumpleaños—. Perdóname por no ser como Autumn. Lo siento. Yo solo quería que esto fuera especial, que por una vez en toda la mierda de vida que tengo fueras una madre para mí. Solo... quería ser feliz por un segundo. Y lo arruinas. ¡Siempre lo arruinas!

Y estalló. Las lágrimas barrían sus mejillas. Y solo quería abrazarla, decirle que nada de eso era cierto. Pero sería mentirle, porque era verdad. Mamá solo la avergonzaba, no sabía porque, pero siempre soltaba comentarios hirientes a Charlie, y ella siempre se mantenía en silencio. Aceptándolos cada uno, pero yo podía ver el dolor que sentía cuando la reprendía o la criticaba. Se suponía que iba a ser una cena especial, que todo acabaría bien, que Charlie y Sky podían hablar, que mamá iba a conocerlo y aceptarlo. Pero ella simplemente lo arruinó.

Charlie corrió lejos de la habitación, y de alguna forma, no tenía apetito. Sky me miró, como para darle permiso de irse detrás de Charlie. Asentí y desapareció luego. Mamá miraba su plato en silencio, pero comía todo, como si nada hubiese ocurrido. Y me enfureció, el hecho de que trataba de cubrirse y hacer que no le importaba.

—No entiendo cómo puedes hacer esto.

Me miró confundida, como si no entendiera lo que había dicho— ¿hacer qué?

Me paré de un salto enojada con ella— ¡por que lo haces, Anne! ¿No entiendes que ella te necesita? ¿Por qué siempre la avergüenzas y le insultas? Se suponía que debías comportarte hoy, por ella. A Charlie le gusta ese chico, ¿no lo entiendes? Solo la insultas y le criticas, por no ser lo suficientemente delgada.

—No lo entiendes, Autumn—dijo con seriedad.

— ¿Qué debo entender, eh? ¡Solo dime! Es tu hija, por todos los cielos. Sólo... acéptala como ella es, no trates de cambiarla—. Respiré hondo, estaba muy enojada, no podía creer que mi madre fuera tan superficial—. Sabes, hace unas horas la encontré vomitando en el baño. Y comenzó a llorar suplicándome que no te dijera. ¡Que no te dijera nada! ¡Lo hacía por ti! ¡Para que la aceptaras! Es bulímica, mamá. Por tu culpa.

Me miró sin dar creencia a mis palabras, negó varias veces. No me escuchaba—. No. Eso no es cierto.

— ¿No? ¿y cómo explicas el hecho de que ayer la encontré en la madrugada atracando la nevera y comiendo todo lo que podía, eh? Y luego hoy vomitando.

—No...

Me acerqué a ella y la paré de la silla, tomándola de los hombros—. Escucha, mamá. Ella te necesita, todos estos años maltratándola con tus palabras hirientes. Ella te necesita, justo ahora. Y no la ignores, no voy a estar aquí para hacer tu trabajo—. Estaba a punto de llorar, sus ojos estaban brillando con las lágrimas—. Sé que eres así porque Papá ya no está, y entiendo. Pero ella también lo perdió, yo también lo perdí. Él ya no está, y ella siempre estaba sola, siempre te necesitó y nunca estuviste. Debes entender que no soy tu única hija. Ella te necesita más que yo. Se comprensiva con ella, no la hagas sufrir. No, no, escúchame—dije cuando vi que no me miraba, que estaba a punto de llorar. Pero no se lo permití, ella no era la víctima en este asunto—. No, no, escucha—. Me miró—. Vas a pedirle perdón y la aceptaras como es: tu hija, la chica que a pesar de todo te ama, aunque sea fría contigo. Ella te ama, pero si no la tratas, si no te acercas a ella, no te lo perdonara. Ni yo tampoco. Ya no te lastimes, no la lastimes. Sé que te duele tratarla de esa manera, y ya no lo hagas.

Moqueó y asintió lentamente—. Está bien, está bien. Lo haré—, la abracé fuerte, con una sonrisa de alivio surcando mis labios—. Pero déjame hacerlo mañana, necesito... pensar como acercarme a ella de nuevo.

Asentí y le abracé de nuevo—. Gracias. Te amo, mamá.

—Gracias a ti, cariño. No se qué haría sin ti—. Se separó de mí y me alisó el pelo mirándome con las lágrimas goteando de su mentón—. Eres el halo de luz en esta familia, Autumn. Lo que está roto lo reparas, lo triste lo transformas en felicidad. Te amo, cariño.

Reí y la abrace. Luego, nos dispusimos a recoger la mesa y a lavar los trastos en silencio. Después, camino hacia las escaleras, yendo a la habitación a dormir un poco, y a pensar cómo arreglar las cosas con Charlie.

Yo en cambio, camine a la sala y encontré a Charlie y sky en intimidad. Era su primer beso, y me hacia feliz el hecho de que era con alguien que le correspondía en sus sentimientos. Retrocedí unos pasos y luego caminé nuevamente a la sala, pero haciendo ruido, para que supieran que iba allí.

Me miraron, tenían los labios hinchados. Charlie tenía los mofletes rosados y Sky el pelo revuelto. Sonreí—. Vaya, tuvieron mucha acción, ¿eh?

Mi hermosa hermanita menor sonrió, y supe que era feliz. Sky la rodeó por los hombros con seguridad, dándole un beso en la frente.

Sonreí y di un aplauso sonoro—. ¡Bien! ¡Veamos una película!

Charlie se puso de pie, con una caja de regalo fina y cuadrada, se acercó a mí—. Para ti—, dijo tendiéndomelo.

La miré extrañada, pero lo tomé. Lo abrí y vi un libro, su portada era tipo cartelera: If I Stay.

—Es el primer libro—. Luego de verla por unos segundos más sin entender, capté lo que quería decir.

—Pero... es tuyo.

Negó—. No. Este lo tenía adicional, es que tiene la firma de la actriz de la película. Y quería dártelo, —me abrazó—. Me ayudaste hoy, y, aunque no fue como quise, Sky y yo estamos juntos de todas formas. Además, se que adoras leer y quería que tuvieras algo mío mientras estas en la universidad. Lejos de mi—, susurró.

La apreté contra mí, no la quería dejar ir. Era mi hermanita y la amaba tanto.

No puedo creer que sea cierto, lo que ella me dijo ese día. Ahora, ese libro es lo único que tengo de ella. Y es como si tuviera un pedacito de ella junto a mí, justo aquí. Dentro de tanta oscuridad. Espero verla pronto, quizás pueda salir de aquí y verla viva aun. O cuando me maten por fin y acaben con la agonía que me está consumiendo lentamente.

—Espera, ¿tiene una película, el libro?—, dije y asintió.

—Veámosla.

Y lo hicimos. Nos sentamos en el sofá. Bueno, ella y Sky en uno de los sofás, y yo en el sofá individual. La película inicio con una suave canción de Beethoven, la voz de la chica, Mía, sonando en los altavoces de la televisión.

Viendo a mi hermana junto al chico que le gustaba, me sentí nostálgica. Porque extrañaba demasiado a Harry, y lo quería allí junto a mí. Pero, no importaba tanto, estaba feliz, justo en ese momento. Viendo una película junto a mi hermana y su nuevo novio, mientras mama bajaba al primer piso y nos veía allí, y se ofrecía a hacer palomitas. Charlie la miro, y por más extraño que parezca, le sonrió. Y supe en ese momento que las cosas entre ellas se iban a arreglar. Que nuestra familia no estaba tan rota después de todo.


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