Capítulo 17
Los días pasaron corriendo, tan rápido que sólo tenía dos días para hacer el trabajo que nos asignó la profesora Castillo. Estaba que no sabía ni que pensar o hacer, mi cerebro no flotaba en imaginación, estaba vacía de perspectiva y foco, podría decirse.
Neve en cambio habia hecho su dibujo, y no me le mostraba todavía, por que según ella era tan genial que yo podría envidiarle y copiarle. Pero yo no era así, Neve sólo estaba media rencorosa por que no le ayudé, pero fue ella quién rechazó mi ayuda en primer lugar. La chica es algo complicada, qué digamos.
Estaba de camino a la clase del profesor Bal-buceo, Historia del Arte. Los pasillos estaban llenos de personas, entrando a sus correspondientes clases. Llegado al aula, entré. No habían muchas personas que digamos, eso era bueno, ya que no lidie con el profesor lo mi constante tardanza.
Me senté dónde siempre lo hacía y encontré algo extraño que PJ no haya estado allí todavía, él era puntual, después de la advertencia que nos había dado Bal-buceo por nuestra tardanza habitual, nunca llegó tarde.
Me sentía preocupada por él, es decir, su comportamiento había cambiado mucho, cuando me dijo lo de Harry que ni siquiera pude entender. Sabía que era una advertencia, pero tampoco que yo confiase en Harry lo suficiente.
El salón se llenó de un momento a otro sin darme cuenta; cada estudiante ocupando su lugar. Harry tampoco había aparecido, por lo que también me extrañó un poco su ausencia.
Balbuena había entrado al salón, un fajo de papeles aferrados a su regazo, sus anteojos en su mano derecha y su extraño caminar, cómo si estuviese saltando la cuerda. Dejó sus cosas en el escritorio y sus lentes ajustándose a su rostro.
Miró a la multitud de estudiantes que éramos y silenció a cada uno con un aplauso fuerte. Toda mirada puesta en él. -Buenos días, alumnos. Hoy, nuevamente tendremos una visita. Del profesor Chang, -luego, el joven hombre de porte elegante dio aparición en el perímetro. Su belleza reflejada en sus actos y elegancia, miró a cada estudiante y luego su mirada cayó en mí, quedándose allí, y pude sentir el caliente emanar de mis mejillas pálidas, volviéndose carmesí, supongo.
Chang le dio las gracias por la bienvenida nuevamente en su clase. Balbuena abandonó el salón, dejándonos con el guapo profesor. Dejó sus cosas, es decir, unos libros, registro, papeles, en el escritorio. Y miró nuevamente al gentío que tenía en frente.
-Buenos días. Es mi segunda vez aquí con ustedes, se podría decir. Y al parecer, no serán dos veces sino más las que vendré aquí. De hecho, les daré cierta materia en concreto. Y por lo que di la primera vez, ya saben cuál será, Orientación personal, sexual, ética...
Un leve murmullo se extendió en el salón, cómo una ola levantándose en el mar en una tranquila tarde mientras el sol se pone despidiéndose del día para darle turno a su compañera la luna.
-Bien, iniciemos -dio un chasquido y empezó la clase.
Sólo podía pensar en PJ, que había faltado a clases, en Harry y su ausencia por igual y en los ojos del profesor Chang puestos en mí a cada instante.
∞ ∞ ∞
-Hey, Autumn -escuche una voz gritar detrás de mí. Volteé a ver quién era y vi a Liliana acercarse.
-Hola.
Asintió -queria preguntarte sobre PJ. Es que lo llamé y fui a su cuarto, el chico éste que duerme con él me dijo que PJ tenía dos noches sin dormir allí y estoy algo preocupada. ¿sabes dónde podría estar?
Su voz se escuchaba lejana, PJ no estaba y me encontraba nerviosa y preocupada, temerosa de que le pasase algo, la miré pero no entendía lo que decía, su boca articulaba palabras mudas, totalmente silenciadas por mi mente.
-... ¿aceptas? -me preguntó. La miré, sin entender.
-Yo... debo irme, iré a buscar por... alguna parte, tú llámame si lo encuentras, ¿bien?
Ella asintió sin decir nada más y corrí lejos de allí en busca de mi mejor amigo.
Busqué en la biblioteca, en su puesto de trabajo que se encuentra cerca de la entrada de la facultad, en la Oficina. Nada, y por más que buscaba más nerviosa me ponía, tenía miedo de que alto le pasase. Sólo recuerdo la última conversación que tuvimos.
Sus palabras, asustadas y llenas de terror profundo. Él dijo en esa ocasión que lo estaban vigilando, que lo vieron contarme lo que me dijo de Harry. Y entonces, supe quién podría saber dónde se encontraba el paradero de PJ.
Pero no tenía su teléfono, ni sabía en qué facultad de la universidad estudiaba, aunque, pensé, si estaba conmigo en clase de Balbuena era por que estudiaba en la misma facultad que yo, Artes.
Pero no sabía cuál era su cuarto. Estaba sin respuestas, no sabía nada de Harry, absolutamente nada. Y lloré, lloré por que era tan inútil, lloré por que no sabía que significaban las advertencias que Zayn y PJ me daban de Harry, lloré por tantas cosas, y todas relacionadas con él.
PJ estaba desaparecido.
Harry también.
Pero, ¿Dónde podrían estar? ¿estarian juntos? yo suponía que sí, PJ me advirtió de Harry por algo, y ese algo decía que lo conocía.
Y para acabarla tenía que hacer el trabajo de la profesora castillo, y no sabía por dónde empezar.
Me arrastré en la pared hasta quedar sentada y apreté mis rodillas a mi pecho. Escondí mi rostro y las lágrimas aún manaban corriendo en mis mejillas.
Sentí una mano suave y fría tocar mi antebrazo, levanté el rostro hecho un desastre y miré a Harry en cuclillas muy cerca de mí. Me miró y un fantasma que indicaba una posible sonrisa dio aparición en su rostro. Sus verdes ojos mirándome, dándome calor.
Metió la mano en su bolsillo, estando aún en cuclillas y sacó un pañuelo blanco tendiéndolo a mí rostro y secando mis lágrimas. Lo hacía con tanta dulzura que me era fácil caer a él, todo encajaba, su bello rostro, su dulzura y su confortable calor puestos para mí, ¿es que, quién no caería ante un chico así? ¿lo harías tú? pero eso sólo era una fachada, luego aparecería el original Harry, falso y lleno de arrogancia y orgullo, lleno de misterios y secretos.
Luego de que terminó me acarició la mejilla y apoyé mi rostro en su mano. Sonrió -sabes, es la primera vez que te veo llorar y ya odio la razón por la que estás de esa forma. -luego, su rostro era todo impasible, y supe que él lamentaba verme así y que sólo quería ocultar lo que sentía. Me había acostumbrado a ese acto tan orgulloso por parte de él. Nunca mostraba lo que sentía y tan sólo quería saber, ¿por qué? Y sí su rostro estaba de esa forma era por que estaba teniendo cierta pelea interna con él mismo y que no quería demostrar.
-¿Y si te digo que eres tú la razón de mi llanto?
Me acercó a él y me besó la nariz, un gesto que consideré algo desconocido de su parte pero hermoso en él. Y luego susurró con seguridad -entonces, me odio por ser el idiota que te hizo llorar.
Y sus palabras provocaron un sollozo que salió de mi garganta y lloré una vez más.
-Por favor, no llores, que me odiaré tanto que tomaré la iniciativa de alejarme de ti y soy demasiado egoísta cómo para hacerlo - solté una carcajada ante eso y él sonrió cómo diciendo así me gusta. -vamos. -se puso de pie y me ayudó a pararme también.
-¿A dónde?
Sonrió y una serie de emociones de acumularon en mí pecho, quería tanto besarlo en ese momento, tenerlo a mí lado y no dejarlo ir jamás.
Se acercó a mí oído y su aliento, chocando la piel de mí cuello, provocó una corriente bombear en mis venas, mi garganta seca y mi falta de respiración con un simple gesto cómo ese. -robaremos las estrellas del cielo.
Sonreí ante su propuesta algo fuera de lugar -¿para qué?
-Para que brillen cuando te encuentres perdida en la oscuridad.
Y con aquellas hermosas palabras corrí junto a él sin vacilar.
Duramos un par de horas viajando en Tina, su preciado auto. Ya estaba oscureciendo y no llegábamos todavía al lugar al que Harry prometió llevarme. Me encantaba estar así con él, los dos juntos, en su auto respirando el mismo aire y la dulce voz de Birdy sonar suave en nuestro ambiente tranquilo. Me dijo que amaba con locura a Birdy y lo miré sin creerle ya que yo la amaba también, cómo su voz llega tan profundo en mí que caigo en las emociones que ella siente cuando canta cada letra, cada palabra, cada estrofa de una canción.
Sonaba su voz suave cantando Shelter; el piano respaldando su voz. Esa era mi canción favorita, de todas sus canciones. Cómo ella la entonaba, y cada emoción puesta en la canción misma, me inundaba de una inmensa paz cuando la escuchaba, y me sumergía en otro mundo. Me sentía en la piel de aquella chica pálida y joven con una voz fuerte, por que, aunque Birdy fuese pequeña, su voz era grande, tan fuerte que llegaba a todo el mundo, demandando ser escuchada.
-No puedo creer que tengamos cosas en común -dije mirándolo conducir.
Se encogió de hombros -¿por qué?
Suspire -no lo sé. Está esta cosa de que no nos llevamos muy bien y pues nunca pensé tener algo en común con un chico como tú.
Lanzó una mirada de soslayo hacia mí para luego dirigirla a la carretera. -¿un chico cómo yo? ¿que, soy un monstruo que persigue a hermosas chicas para comerlas o qué?
Reí -no. Oh, no. Claro que no. - reí una vez más sin contenerme al ver su rostro dudoso y dolido.
Una sonrisa recorrió su rostro -¿entonces? explicame.
-Es que... -no terminé de articular palabra alguna ya que mi teléfono comenzó a sonar en mi bolsillo. Lo tomé y vi un número desconocido pero no quise contestar y sólo ignoré la llamada.
Harry paró el auto y me miró -es aquí.
Bajamos del auto y una pradera inmensa se mostraba ante mí, perdiéndose colina abajo, dónde el sol se estaba poniendo y la ciudad continuaba en movimiento. A la izquierda una hilera de árboles daban entrada a un bosque y frente a mí, a unos, quizás treinta pasos se encontraba una división de tablas, era más bien una especie de enrejado de madera, que separaba el prado del barracón que descendía por una pila rocosa y más allá se mostraba la ciudad en su gran esplendor.
Caminamos hacia el enrejado y nos apoyamos en él, mirando las vista que la ciudad nos proporcionaba. Era hermoso, las brillantes luces del sol despidiéndose, y el cielo color rosa y la ciudad debajo, un conjunto de cajas grises con agujeros cómo ventanas.
Todo era hermoso, Harry a mi lado, mirando la ciudad más allá de nosotros, su semblante relajado, y pude verlo allí, deleitándome con sólo mirarlo y tenerlo allí conmigo. No me entendía, se suponía que Harry y yo nos llevábamos mal, se suponía que era Zayn quién me gustaba, pero, nada era así. Era Harry quién me encantaba, quién provocaba que mi corazón latiera vivo y con fuerza, provocaba que cada latido en mis venas fueran cómo un zumbido eléctrico en mis oídos. Sólo él me hizo sentir de esa manera. Con tan sólo tenerlo cerca.
-¿Sabes? es curioso.
Me miró, el color de sus ojos brillaba con intensidad, y su pelo castaño contrastaba con la luz del sol que se perdía lentamente. -¿que?
-Que justamente tú y yo estemos aquí, cuando en un principio nos llevábamos tan pésimo.
Sonrió -por algo pasan las cosas, ¿no crees, Tom?
-Si, eso creo.
-Ademas, no quería dejarte sola allí, cómo la abandonada que eres. Parecías una de esas personas que piden limosnas en las calles: oh, un centavo por favor, para la infección que tengo en el coño -dijo soltando una carcajada.
Rodé los ojos -arruinaste todo. Completamente todo, Styles.
Me tomó de la manga del chaleco que llevaba puesto y me atrajo hacia él -no te enojes, Tom. Sólo reavivo nuestras peleas, están un poco abandonadas, sabes.
-Mejor dejemos las peleas por hoy, por favor.
Asintió y se alejó de mí para correr por la pradera y luego tirarse en el verde pasto, sus brazos detrás de su cabeza.
El sol ya no estaba, la noche nos acompañaba y las estrellas empezaban a brillar en él firmamento. Corrí y me acosté a un lado de Harry y miré al cielo, al igual que él.
-Esto, Tom, es vida. Quisiera quedarme aquí por el resto de mi vida, y no tener que lidiar con lo que hay más allá de esta pradera. - escuché un suspiro de su parte -apesta, todo. La sociedad, el mundo, pero así tienen que ser las cosas.
Lo miré -no. No tiene que ser así.
Me miró con interés, dejando a un lado la máscara que siempre llevaba puesta -¿no?
-No, tú eliges cómo deben ser. Cada persona elige cómo deben girar las cosas en torno a sí mismas, y ellos deciden cómo deben ser esas cosas. Ellos, nosotros, forjamos la sociedad, y decidimos que fuera un completo desastre.
Asintió. Y permanecimos unos minutos en silencio.
-Sabes, Styles. No todo el mundo es un desastre, por lo menos, un pedazo de éste pequeño mundo no lo es.
Me acosté de lado para mirarlo, el pasto haciéndome cosquillas en la piel -tu estás entre esas personas, Autumn. Estás en el pedazo que no es un desastre.
-No.
Se sentó y me miró con seriedad -si, lo eres. ¿es que no te das cuenta?
-Harry...
Negó -no, Autumn. Eres especial -me tomó de la barbilla para sujetarme -y, nunca, nunca digas lo contrario.
-Tu tampoco eres un desastre.
Soltó una risita y me dio la espalda, aislándose a sí mismo. Cubriéndose con aquella máscara llena de secretos. Estaba a un poco por abrirse a mí, pero cerró las puertas y ya no puedo entrar. -No sabes lo que dices.
Gatee hasta ponerme frente a él, su rostro inclinado, mirando sus manos con odio, su pelo rizado y largo cayendo en su rostro. Me acerqué y tomé su mentón así cómo hizo él conmigo.
Y lo miré, y sus ojos estaban llenos de odio y rencor, una nube gris oscureciendo aquellos verdes ojos y supe que ese chico estaba sólo y que se sentía así. Harry estaba lleno de tanto dolor, u odio, no lo sabía, que ni siquiera se daba cuenta de cómo era él en realidad. Y me dolía, verlo de aquella forma, sintiéndose ajeno, cómo si nada le importase, lleno de falsedad y mentiras, cuando en el fondo está tan roto cómo una muñeca de porcelana cuando cae y estalla en mil pedazos. Sólo quería saber el por qué Harry era de esa manera. Solo quería ayudarle.
-Si. Sí sé lo que digo. Y, si no eres una persona no desastrosa, entonces, te diré algo -me miró con dolor y traté de sonreír - eres el mejor desastre que pude haber conocido. Eres el desastre más hermoso del cuál he tenido la oportunidad de cometer. Harry, no sabes lo importante que eres, y deberías darte cuenta de que, nadie es perfecto. Todos somos desastrosos y malos en momentos, pero hay algo especial, aquí - toqué su fornido pecho, que subía y bajaba en cada respiro - y esa cosa especial que posees me trajo hasta ti. Y, joder, no trates de alejarme de ti, si no quieres que patee tu duro trasero.
Sonrió ante aquello y yo también lo hice, estaba abriéndose, estaba siendo ese Harry que yo tenía la oportunidad de conocer.
-¿Qué has hecho conmigo, Autumn?- susurró tocando mi mejilla con ternura.
Me encogí de hombros -no lo sé, suavizarte, ¿quizás?
-Entonces, soy todo un marica ahora.
Reí y, por primera vez, fui yo quién le besó primero. Dulce y lento, perdiéndome en Harry una vez más.
-Te prefiero así, Styles.
Y lo besé una vez más, y luego, nos recostamos para mirar el cielo y las brillantes estrellas en una noche brillante. Sus ojos mirándome con ternura, y mi corazón latiendo sólo por él y en ese momento, me sentí más viva que nunca en toda mi vida. Él era una de esas estrellas, pequeñas, que brillan débilmente, pero que, son las más hermosas y las que brillaban en mis noches frías y oscuras, cuando me encontraba perdida.
Y supe en ese mismo instante, qué dibujar para el trabajo de la profesora Castillo.
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