Capítulo 15
—Me estás jodiendo, Autumn, me estás jodiendo. ¡me has dejado plantada, tía! ¿y ahora qué hago? ¡que es mañana la cita con Tyler! —gritaba Neve dando vueltas por la habitación mientras me soltaba reprimendas por dejarla en pleno plantón y no haber ido de compras con ella. Pero, ¿que quería? tampoco que me haya encontrado en una bonita situación con Zayn gritandome y Harry con aquella actitud tan sutil hacia éste primero.
Estaba en la cama, con los brazos desparramados por encima de mi cabeza, pensando en el dulce beso que Harry me había dado antes de irse. Se suponía que nos llevábamos mal, pero, al parecer, eso había quedado al olvido.
—Entonces se llama Tyler él rubiecito ese — solté una risa tonta.
Neve asintió mirándome extrañada por mi comportamiento y dejó de hablar tanto, lo que mejor se le daba.
—¿Ocurrio algo hoy de lo que deba enterarme? —me encogí de hombros y solté una risita al ver su rostro frunciendo el ceño. —¡venga ya, Autumn! ¡cuenta!
Me senté y asenti. Le di palmadas a mi lado para que se sentara y así lo hizo. Y le conté todo. Desde que conocí a Harry hasta el beso que me había dado esa noche, dejandome tan anonadada que no escuchaba los reclamos de Neve.
Me miró con sus grises ojos grandes y sorprendidos. —Wow, Autumn. Es... Uff. —miro la pared de frente y luego a mí —¡y no me habías dicho nada, pinche idiota!
—Lo sé y lo siento, Neevy, pero es que no estaba por decírselo a nadie en realidad —pero sí le había dicho a PJ, me veía cómo una total mentirosa.
—Lo sé, lo sé. Pero se supone que somos amigas, idiota. —me miró con resentimiento —¿o qué? ¿solo somos dos compañeras de cuarto nada más?
Negué y tomé sus manos para luego mirarla con seriedad, sus ojos delineados de negro y sus labios también mirándome con una mueca —Neve, claro que somos amigas, es más. Mañana temprano iremos al mall y compraremos la ropa que quieras.
—¿Aunque odies ir de compras?
—Aunque odie ir de compras.
∞ ∞ ∞
—Hmm, no. Está horrendo.
—¿Pero que...? vamos, Autumn que me traes hasta la fregada con tanta ropa que me mido y dices que no me quedan bien. ¿acaso estoy tan fea? ¿gorda? dímelo —Neve me miró con los brazos en sus caderas esperando una respuesta. Se suponía que trataría de ser condescendiente con ella, pero, ¡joder! no me salía, odiaba, en serio, odiaba ir de compras y trataba pero mi actitud tan cruda salía a luz provocando que todo saliera mal.
Traté de disculparme con la mirada, pero, ¿acaso ella me entendía nunca? por supuesto que no, ella era así, de la personas que les gusta partirle el orgullo en dos y no quería decirlo en voz alta, no quería decir que era mi culpa que la ropa que se medía le quedara, honestamente mal. Por que no era mi culpa, mi falta de comprensión hacia ella sí, pero nada más.
—Neevy, sabes que odio las compras. El mall en general.
—Si, querida —me miró con los ojos achinados y se tocó la cabeza cómo si recordara algo de pronto —pero, no sé. Recuerdo que dijiste, espera, no recuerdo bien. Ah, sí —una sonrisa se instaló en su rostro —dijiste apoyarme en esto, aunque lo odiaras. ¿es así o no es así?
Alcé la mirada al cielo, pidiendo paciencia —si, Neve. Es así.
—Pues entonces ayudame.
—¡Es que te quedan horrendos esas cosas que llamas... vestidos! —me crucé de brazos.
Y luego, decidimos cambiar de tienda. Entramos a una, que por cierto, se encontraba atestada de personas. Chicas corriendo de aquí para allí, con zapatos listos para medirse y luego dejar justo en la estantería dónde se encontraba ya que no les quedaban por sus grandes y largos pies, o por lo pequeños que son; mujeres adultas moviendo sus anchas caderas hacia los vestidores, donde se encontraban una recua de éstas a medio vestir, masas de grasa y cómo le dirían en latinoamérica, chichis, de brazos, barrigas, notandose en todas partes.
Habían hombres, pero claro, no con tal desorden. Las mujeres somos bastante exigentes con respecto a belleza y estética por lo que en casos cómo ese día, con Neve en esa tienda, se encontraba tal embrollo.
Neve me miró un tanto alarmada pero compartí una mirada alentadora con ella y la llevé a los pasillos donde se encontraban los atuendos conjuntados en su estilo oscuro y hipster. Se limitó a ver cada pieza de ropa, desde abrigos hasta vestidos y faldas y jeans y camisetas...
Sólo me limité a sentarme y observar el lugar, una tienda de tres pisos, repleta de calzados, prendas de ropa y joyería... Cada pasillo repleto de productos a vender al cliente.
Neve no sabía que tomar pues todo le gustaba así que tuve que darle una mano con eso. Me puse de pie y me dediqué a tomar algunas ropas y combinarlas al mejor estilo Neve-hipster-no-emo-pero-viste-como-una.
Tomé un vestido sin tirantes con escote en forma de corazón color azul eléctrico, para combinarlo con una chaqueta negra de cuero y unas Vans negras. Tomé otro conjunto, unos jeans con agujeros en los muslos, una remera suelta color verde, en la que tenía escrita: Mainstream, no more, y unas converse negras pero ella optó por el vestido, aunque de todos modos, se compró cada pieza de ropa que tomé por ella. Dijo que mi gusto en la moda era fantástico, por el modo en el que combinada la ropa. Pero no me interesaba, sólo quería salir de allí.
Cuando lo hicimos, llevabamos cómo cinco bolsas repleta de zapatos y ropa en cada mano, por lo que Neve gastó un dineral en todo eso. Le pregunté por qué tanto derroche de dinero si sólo era para una cita con el chico, Tyler, pero ella sólo me miró y me contestó sin nada de simpatía —se debe gastar, para comprar y obtener lo que quieres. El dinero vuela para los afortunados, y yo, querida, soy una de ellos.
Sí, pues yo no. Sólo me digne a murmurar en voz muy baja.
Caminábamos por el centro comercial y no aguantaba las manos, Neve ya se iba sola a la universidad para alistarse para su cita, yo, sólo quería descansar un poco de las clases y todo lo relacionado con eso, por lo que quise darme un pequeño respiro yendo a Starbucks y pidiendo un mocaccino bien cargado. Me senté en una de las últimas mesas y tomé un sorbo de mi moca para luego revisar mi teléfono.
Tenía dos mensajes, uno, de mamá, otro, de Charlie. Los abrí y leí y decía lo mucho que me extrañaban, esas dos. Querían visitarme, pero no podían por el colegio de Charlie, no podía perder clases en un colegio que era tan estricto, además de ser católico.
Y luego, al encontrarme sola allí, me di cuenta de que desde que había entrado a la universidad, no me dedicaba tiempo a mí misma, siempre estaba alrededor de personas, aquí y allá, y así era mejor, de alguna forma me tranquilizaba por que si estaba sola, pensaba, y si me sumergía en mi mente, probablemente no saldría de allí en un buen rato, analizando tantas cosas, las dudas que me carcomian sobre Harry, Zayn y el comportamiento de PJ tan extraño...
Pensaba de todo y nada, de cosas que son difíciles de explicar, cosas que, cuándo las analizas te das cuenta de que nunca llegaste a plantearte algo así. Lo incomprensible y lo imposible y lo que muchas personas consideran insignificante, todo, lo analizaba, mi cerebro maquinando a mil por hora, pensando cada cosa, cada detalle de las personas, de las cosas, del mundo mismo. Y muchas veces me he preguntado, ¿es que ya estoy loca? ¿sera esto normal, es decir, lo que me pasa?
Pero, principalmente, pensaba en Harry, cada pizca de él, de su persona. Su mirada, sus sentimientos, cómo los manifestaba en sus expresiones; su manera de ser cambiante, cómo si ocurriera una metamorfosis y cambiara totalmente, él era complicado, cada parte de él. Misterioso, electrizante, y peligroso, por que, joder, sí, tenía porte de una persona problemática. Todo él decía ser un universo oculto al ojo humano, pero que yo quería descubrir con tanto afán, lo deseaba febrilmente.
—Siempre he querido saber lo que piensas —me susurró una voz al oído —¿será, Tom que alguna vez llegaré a sumergirme en aquel mundo misterioso que está dentro de ti? por que, nena, lo quiero todo de ti.
Un cosquilleo me recorrió en la nuca, provocando que los vellos se erizarán. Volteé a ver y choqué con el rostro de Harry cerca del mío, nuestros labios en un leve roce.
Sonreí sin evitarlo y Harry chocó sus labios con los míos, suave, cómo sentir el suave roce de terciopelo tocarme. Se separó de mí y se sentó en mí mesa. Sonrió. —Hola.
—Hola —dije respirando fuerte e ignorando el hecho de que me saludaba ya cuando me había dicho otra cosa.
—¿Que tal si salimos de aquí, Tom?
Sostuvo su mano en el aire en espera de que salgamos juntos de allí, lejos sólo los dos, la tomé sin vacilar y olvidé todo, a Zayn, Neve, PJ, incluso la brecha que nos separa a Harry y a mí de ser siquiera amigos, ya que, nos llevábamos pésimo, dentro de lo que cabe.
Olvidé todo, sólo eran los atrayentes ojos verdes de Harry y su sonrisa que me hacía querer más de él, y más hasta tenerlo conmigo siempre. Me traía embelesada, hipnotizada, no lo sabía, lo único que sabía era que aquel chico de rizos largos y ojos llenos de secretos me gustaba, hasta el grado de dejarlo todo y seguirlo a él, cómo si hubiese puesto un hechizo en mí, no me importaba. Ese chico me gustaba, y mi corazón latía desvocado con tan sólo pensar su nombre.
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