Sentimientos ocultos


Estar en la agencia de Fatgum era educativo a la vez que divertido. El héroe casi los trataba como sus propios hijos, preocupándose por ellos y felicitándolos cuando derrotaban a un villano.

Es más, los había invitado en numerosas ocasiones a cenar a algún restaurante cerca de la agencia. Tamaki siempre se ponía muy nervioso cuando les ofrecían eso, pero Mizuki era la que aceptaba por ellos dos (ya que sabía que él también quería ir).

Actualmente estaban en una persecución.

Un villano había causado estragos en las calles de la ciudad tras un intercambio de productos ilegales fallido.

Habían logrado reducir a dos hombres más, pero faltaba ese.

Corría empujando a los transeúntes sin importarles la seguridad de estos. Justo entonces, un muro de hielo le paró los pies.

Se detuvo de golpe para mirar detrás suyo, donde Sea Witch estaba con agua levitando a su alrededor.

-Maldita...-susurró el hombre sacando un cuchillo, rápidamente se lo lanzó a la chica.

El poder del hombre era la capacidad de apuntar y disparar cuchillos a la perfección. Nunca fallaba.

Sea Witch actuó con rapidez deteniendolo dentro de una pequeña porción de agua.

-Tch-se mordió el labio el hombre sacando más cuchillos, ahora en vez de lanzarselos a la heroína, lo lanzó contra los civiles que se habían quedado a ver la pelea.

El pánico surgió entre la gente por un momento, pero cuando pudieron ver la escena de nuevo, notaron que todas las armas blancas habían sido encerradas dentro de las bolsas de agua flotantes.

El criminal aprovechó la confusión para huir, cosa que Mizuki notó al instante.

-¡Suneater!-llamó esta.

Una concha salió de la nada, golpeando con fuerza al hombre, dejándolo k.o.

-Ya está-dijo el azabache.

La gente estuvo un rato en shock, pero enseguida comenzaron a aplaudir a sus héroes. Tamaki los observó por un momento antes de reclamar su lugar en la pared.

Mizuki negó con la cabeza mientras ataba con una cuerda al criminal.

-¡Muy bien chicos!-sonrió Fatgum saliendo de entre la multitud para acercarse a ellos (por fin había logrado ponerse al día con los dos estudiantes).-Lo habéis hecho genial.

-¡Sea Witch!¡Suneater!¡Un autógrafo, por favor!-pidieron algunas personas.

Un niño pequeño se acercó a ellos con un móvil en la mano, pidiendo con la voz temblorosa una foto con ellos.

Mizuki aceptó sonriendo para tranquilizarlo. Cogió a Tamaki y junto al otro héroe se hicieron la foto, a lo que el niño les dió las gracias dejando ver lo alegre que estaba.

Sin duda alguna, estar en la agencia de Fatgum era fantástico.


X

Pero había una cosa que carcomia la mente de Mizuki, algo que hacía sentir su corazón más pesado.

Midnight estaba dando una explicación en la pizarra, aunque la mente de la peligris estaba en otra parte.

Estaba mirando el asiento vacío que estaba al lado de la ventana. Era el asiento de Mirio.

Las pasantías requerían tiempo, por lo que era bastante común que los estudiantes faltarán a clase. Mizuki estaba bien con eso, ella misma había faltado a un par de clases. El problema era que Mirio, desde que había entrado en la agencia de Nigtheye, era como si apenas tuviera tiempo para algo más.

Ya pocas veces salían juntos, en las cenas "familiares" Mirio ya no aparecía, es más, a veces se preguntaba a que hora volvía, y si no estaba en la agencia, estaba estudiando (era la primera vez que lo veía tan serio).

No lo quería admitir pero lo echaba en falta y mucho.

Otro suspiro salió de sus labios. Ignorando a Midnight, se perdió en sus pensamientos mientras dibujaba en su cuaderno.

La hora terminó y los estudiantes no tardaron en recoger y salir de la clase. Mizuki tardó un rato más, avisando a Tamaki y Nejire que se adelantaran.

Continuó guardando sus cosas tarareando de manera inconsciente.

Hasta que sintió un golpe en su cabeza.

-¡Auch!-se frotó la cabeza mirando hacia arriba.-Midnight.

La heroína la observó con una mirada de reproche.

-No has prestado atención en toda la hora-acusó.

-Eso no es verdad-intentó mentir, aunque no muy bien.-He estado escuchándote.

-¿Ah, sí?-cuestionó cogiendo su cuaderno, por lo que la peligris intentó recuperarlo. Bastó una sola mirada de su maestra para hacerla desistir.-Porque creo que tu cabeza está en otra parte, exactamente con otra persona-dijo haciendo que viera las páginas del cuaderno.

En ellas había varios dibujos de Mirio. La mayoría eran pequeños, de medio cuerpo, sonriendo, haciendo una pose heroica o realizando alguna acción.

Las mejillas de Mizuki se volvieron rosadas, bajando la cabeza completamente avergonzada.

Midnight suspiró mientras cogía una silla y se sentaba a su lado.

-No tengo nada en contra de los sentimientos amorosos que mis alumnos puedan albergar. Es más, a veces hacemos apuestas de que parejas saldrán.

-¿De verdad?-cuestionó Mizuki alzando por fin la cabeza para verla mientras alzaba una ceja.

-Así es. Y visto que te interesa, te gustará saber que desde que os conocimos a ti y a Mirio, nuestra apuesta estrella es cuando vais a acabar como novios-sonrió de forma juguetona.

Las mejillas de la peligris volvieron a tornarse rojas, ocultando su rostro detrás de sus manos, causando una carcajada por parte de su maestra.

-Umm, es cierto que él ha faltado mucho a clase-comentó Midnight revisando los dibujos con calma.-Es normal que lo eches en falta, pero nunca permitas que eso te distraiga de tu vida-dijo devolviendola el cuaderno antes de levantarse.-Los exámenes finales se acercan. Eres una muy buena alumna Mizuki. Centrate en eso.

-Sí, sensei-asintió la estudiante observando como dejaba el aula.

La chica miró su cuaderno por un rato, luego lo guardó en su maletín.

Aquella tarde se quedó estudiando en casa. Ya entrada la noche y a punto de irse a la cama, contempló la casa de al lado.

Mirio no estaba en su habitación.

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