Pieza clave

Shigaraki no estaba de humor, y eso se veía de lejos. ¿Pero cuando este hombre lo estaba?

Deku, en cambio, seguía leyendo un libro que tenía en la mano. Trataba sobre Destro y el Ejército de Liberación. No estaba del todo a favor de sus ideas, pero algunos puntos de la misma eran interesantes.

Habían cambiado de almacén, dejando claro la penosa situación en la que vivían la Liga de Villanos. El "líder" se subía por las paredes, ya que desde el último encuentro con Overhaul, no habían ido ni hacia delante ni hacia atrás.

Todos estaban en una lamentable situación.

-¿Qué quisiera que hiciéramos el maestro?-se escuchó murmurar a Shigaraki.

Deku suspiró, realmente harto de la actitud del otro.

-Tal vez él quería que siguieras tus propios ideales-cuestionó sin levantar la mirada del libro.-Igual que tomaras tus propias decisiones. Porque viendo lo visto, no puedes hacer nada sin que otros te digan qué hacer.

Aquel reproche no fue ignorado, ya que al cabo de medio segundo tenía al otro frente a él. Los demás miembros se quedaron callados, sintiendo la tensión que se llenaba el ambiente.

El peliverde cerró el libro con lentitud, dejándolo sobre la mesa.

-¿Te crees muy listo, eh?-quiso saber el otro.

-No-negó Deku.-Solo con más luces que tu.

A Shigaraki le hervía la sangre por su culpa. Quería matarlo allí mismo, pero así no lograría nada. Y también quería respetar los deseos de su maestro, pues había dicho que Deku era una pieza importante para la Liga.

-Entonces, ¿por qué no vas tú y haces algo?

Aquello pareció captar el interés del chico.

-¿Hacer qué exactamente?

-Se original. Ya que al parecer, tienes más luces que yo-comentó apretando los dientes.

La sonrisa de Deku apareció en su rostro. Eso era lo mejor que le podía pasar.

X

Nejire debía ir a la agencia de Ryuku para hablar con ella. Había pedido a Mizuki que la acompañara para poder ir hablando con alguien, cosa que la peligris aceptó.

Ahora se encontraba esperando en la recepción de la agencia, sentada en una de las sillas que había allí. Mizuki notó que Nejire estaba tardando más de lo que se había imaginado, así que agarró su maletín donde llevaba los libros de clase y su móvil, pero antes de que pudiera sacar esto último, sintió en sus dedos otro material.

Sorprendida lo agarró y sacó su cuaderno de dibujo. Siempre lo llevaba ya que a veces solía ponerse a dibujar cuando la apetecía. Hacia varias semanas que había perdido las ganas, por lo que la mesa de su cuarto había sido recogida y todos los materiales relacionados con ese ámbito habían sido guardados en un cajón.

Pero en aquel instante, recordó la sonrisa de Eri. Rebusco en su maletín sacando los lápices y pinturas. Abrió el cuaderno y dudó por un momento, antes de ponerse a dibujar poco a poco los trazos y contornos.

Estuvo tan centrada en su tarea que no notó como pasaba el tiempo, solo tenía la mente para el dibujo, intentando que se pareciera lo más posible a la realidad.

Al final, tras acabarlo de colorear, se permitió observarlo con cuidado.

-Wow, es increíble-susurró Nejire, que había estado unos minutos detrás de ella, haciéndola saltar con su repentina presencia.-Te ha quedado genial-asintió con total sinceridad.

-Gracias-agradeció la chica, sintiendo que de verdad había logrado transmitir la felicidad que Eri había sentido aquel día.

Ryuku había salido de su despacho para saludar a Mizuki y ya de paso saber cómo estaba tras la perdida de sus poderes, y se quedó bastante sorprendida cuando vió lo que ambas miraban con tanta atención.

-¿Me dejas verlo?-preguntó acercando un brazo hacia ella.

Mizuki asintió entregandola el cuaderno. Ryuku estuvo inspeccionandolo por un buen rato para después devolverlo a su dueña.

-Es un trabajo magnífico. También quería preguntarte, ¿puedes trabajar en diferentes ámbitos? Es decir, ¿para dibujar un emblema o algo por el estilo?

-Eh, sí. Sí que puedo-respondió la otra.

-Perfecto. En ese caso, me gustaría que hicieras algunas cosas para mi. Tienes un talento innato, y ya quería hacer un cambio en la agencia, ¿podrías venir algún día para hacerlo, por favor? Te pagaríamos bastante bien.

Mizuki necesitó un momento para procesar lo que la había oído, aunque no tardó mucho en responder.

-Claro, no me importaría.

-Bien. Entonces me pondré en contacto contigo para decidir el día y la hora. Andad con cuidado chicas-se despidió volviendo a su oficina.

En cuanto cerró la puerta, Nejire se abalanzó sobre Mizuki.

-¡Vas a trabajar para Ryuku!-se alegró esta abrazando a su amiga.-¡No sabes lo feliz que me hace!-la dedicó una sonrisa que parecía brillar más que sus sonrisas normales.

Mizuki, inevitablemente, también sonrió. Y por fin sintió las ganas de volver a dibujar.

X

Deku había ido a uno de los almacenes que estaban vacíos, pero aquel era suyo y de nadie más. Por las paredes se podían apreciar fotos de diferentes héroes junto a sus respectivos análisis. Y en la mesa, se encontraban los archivos robados de la Yūei.

El peliverde tenía una mentalidad de lo más interesante, en vez de empezar a estudiar a todos los que tenían más posibilidades de ser los sucesores de All Might, empezaba con los que no lo eran, descartandolos luego.

Pero desde el principio tenía a alguien en mente, sobretodo porque no habían intentado ocultarlo al enviarlo a una pasantía con Sir Nigtheye.

Mirio Togata. Lemillion.

Por fin había acabado de inspeccionarlo y ocupaba un gran espacio en su pared. La mayoría era información de héroe, con sus debilidades y demás. Cada vez que lo veía, pensaba que él era el sucesor del héroe número 1, le hervía la sangre del mismo modo que le hervía a Shigaraki hacia una horas atrás.

Pero si de verdad quería hacerle daño, tenía que darle donde más dolía. Debía acabar con él mentalmente antes de acabar con él físicamente. Y tenía la pieza para ello.

Debía ir a por Mizuki Fukui.

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