Capítulo 75: El Último Espectáculo
Alexander Pearson
—¡Tengamos un último espectáculo!
Aunque esté a unos metros frente a nosotros, la escalofriante y aguda risa de Voodo se escucha desde cualquier dirección, como si los esqueléticos árboles crearan un eco especial para ella. Puedo sentir las risas provenientes de todos lados, haciéndome temblar ligeramente, pero yo no me muevo ni un centímetro, y mucho menos aparto la mirada de sus ojos llenos de locura.
—¡Aún debo hacerlos pagar por destruír mi preciado coliseo!—vuelve a hablar, apoyando su cabeza sobre el cabello azul de Tobías, a quien tiene abrazado como si sus manos fuesen garras—. Merecen sufrir tanto como yo al ver como mi hermoso reino se caía a pedazos...—hace un puchero—. Los... odio a todos ustedes.
Y con esas palabras, me quedó claro que la Voodo ante nosotros no es como la maquiavelica presentadora del coliseo, que adoraba complacerse viendo el sufrimiento de otros, haciendo que las criaturas perdieran la cordura y se convirtieran en sus propias pesadillas.
La Voodo de ahora, es una muy enojada, una sedienta de venganza porque le fue arrebatado su coliseo. Porque nuestra llegada a la prisión de Emmily jodió su diversión, porque el sujeto que la mató antes de ser una condenada, hizo polvo el sitio en donde preparaba sus más grandes espectáculos.
No puedo estar seguro de lo que le ha hecho a Tobías, pero este no se mueve ni trata de usar su fuerza, solo tiembla ligeramente entre sus brazos. Y un instante después, su cuerpo se estremece y sus ojos por fin se abren cuando Voodo lame un camino de sangre que va desde su cuello hasta su hombro.
—¡Basta!—Rihanna hace un ademán de ir tras Voodo, pero yo la detengo de la muñeca.
"Voodo no está jugando, ella va a matarnos aquí mismo, y si hacemos un movimiento equivocado, Tobías será el primero" Digo en la mente de Rihanna.
Puedo sentirla tensarse, y luego volver a mirar hacia Voodo.
En ese mismo instante, me percato de algo que empeora la situación.
—¿Buscas a esa perra y a su novio maleante?—pregunta Voodo entre risas—. Al parecer, ellos tendrán que trabajar un poco más si quieren encontrar la puerta que lleva hasta aquí, ya sabes como son los hechizos de las brujas... Demasiados enredos y complicaciones.
Estamos en el bosque de Mellow Ville, puedo reconocer la zona y está muy alejada de donde hallamos la muralla. La puerta por la que Drew, Rihanna y yo entramos no está... Así como tampoco están Pryscilla y Scord.
—¿Qué fue lo que les hiciste?—digo entre dientes.
—Oh, ellos están...¿Bien?—se ríe—. Quien sabe, tal vez alguna bruja se los tragó.
Atria Carusso también está aquí, solo que a unos pasos detrás de Voodo, es casi como si tratara de ocultarse detrás de ella.
Miro a Drew de reojo, quien tiene los ojos clavados en su hermana pequeña, estos yacen vidriosos, y en su semblante puedo notar el dolor que siente en este momento. Sus manos están hechas puños a sus costados, resistiendose a hacer algo... Algo que su corazón le implora hacer.
—Bien, comencemos...—Voodo ladea la cabeza—. ¡El show!
En ese mismo instante, el suelo estalla.
Cientos de agujas salen disparadas de la tierra, una lluvia de polvo y cenizas cae sobre nosotros, obstruyendo y nublandonos la vista, lo que por poco impide que veamos como las brillantes agujas de metal se dirigen hacia nosotros a toda velocidad.
Tomo las manos de Rihanna y Drew y comienzo a correr. Las agujas nos persiguen, pero no los suelto por ningún motivo.
—¡Drew!—grito en su dirección.
Estamos alejados de la muralla, y alejados también de la zona cubierta por antihumanos, el que Voodo use su poder es la jodida prueba de ello.
Drew lanza una mirada hacia Voodo, e instantes después las agujas tiemblan, comienzan a chocar entre sí, sin saber muy bien qué dirección tomar.
No es más que el don de Drew, haciendo que Voodo tenga una ilusión que refleje lo que está pensando en este momento. Los ojos de Voodo no pueden vernos porque su mente está atrapada en la ilusión.
Me detengo y me giro hacia las agujas, concentrandome para controlar el viento que mueve las cenizas. Me fijo en las agujas y con toda fuerza que encuentro dentro de mí, dirijo el viento hacia ellas, haciendolas temblar violentamente y poco a poco, las guío hacia otra dirección.
Algunas agujas se descontrolan tanto que salen disparadas al suelo cerca de nosotros, pero Rihanna y Drew se encargan de cubrirme la espalda mientras que las agujas empiezan a girar a nuestro alrededor. Giran y giran hasta formar un tornado de polvo, agujas, hilos y cenizas que nos rodea a nosotros como el centro, se vuelve cada vez más alto hasta que con un suspiro lento... Detengo el viento, y todas las agujas caen.
El suelo está repleto de ellas, los hilos gruesos parecen serpientes cubiertas de tierra, inmóviles.
Si uno de nosotros se clava alguna de esas malditas agujas, será el fin.
Me vuelvo de nuevo hacia Voodo, que sostiene a Tobías con fuerza mientras retrocede, aun sumergida en la ilusión.
—¡Hijos de perra!—grita ella—. ¡Dejen de jugar con mi mente o lo mataré!
Voy a ir hacia ella, cuando un sonido casi silencioso me alerta. De entre las cenizas y los hilos, comienzan a salir pequeñisimas arañas, cientos y cientos de ellas, o podrían ser miles, caminan hacia nosotros.
Pero yo de nuevo, esta vez hacia todas direcciones envío una onda de aire que arroja por los vientos a todas las arañas, y no dejo de expulsar el aire hasta que las veo a cientos de metros lejos de nosotros, cayendo al agua, o en alguna montaña lejana.
Me vuelvo hacia Atria, que esta en el suelo, al igual que Voodo y Tobías. Los tres también fueron empujados por mi aire, y ahora Tobías estaba libre de los brazos de Voodo.
—Tobías...—susurró Rihanna, antes de correr hacia él.
Pero después de correr unos metros, el suelo estalló por segunda vez.
Fueron muchas menos agujas que la primera vez, pero todas salieron del suelo desde sitios diferentes, y una de ellas, atravesó el antebrazo de Rihanna. La vi caer al suelo y rodar a la vez que sentí un empujón de parte de Drew y una aguja se estrelló en el suelo justo en donde yo estaba parado antes.
—¡Ry!—grité con fuerza.
Las manos de Drew todavía me sujetan de los brazos, y yo tiro de él cuando una aguja se dirige hacia nosotros.
Veo de reojo que Rihanna se incorpora, pero enseguida, el hilo atado a la aguja en su brazo se estira y la hace caer otra vez.
Rihanna es arrastrada por el suelo, mientras que el hilo disminuye y la lleva hacia Voodo.
Levanto mi mano y un monticulo de cenizas se alza cuando creo otro torbellino con el que atrapo el cuerpo de Rihanna. La encierro dentro de él, y utilizo el viento para luchar contra la fuerza del hilo que tira de ella.
El torbellino la detiene, pero el hilo sigue tirando, y puedo ver a través de él, que Rihanna trata de quitarse la aguja con todas sus fuerzas, pero lo unico que consigue es gritar por el dolor que le provoca que la aguja enterrada en su brazo siga tirando de ella.
A este paso, si sigo deteniendola, ¿Le arrancará el brazo?
La idea hace que sienta el cuerpo helado, pero al ver hacia Voodo, y como el suelo que la rodea se llena de agujas que permanecen en el suelo como si fuera una cama de clavos, las ideas en mi cabeza se nublan.
Voodo va a matarnos. Ella va a matarnos a todos.
—No...—es lo que digo, pero de nuevo aquel sonido me hace encogerme de hombros mientras miro a mis espaldas.
De nuevo, el suelo se llena de arañas, pero esta vez salen de todas partes. Si vuelvo a arrojarlas con mi viento, caeran sobre alguno de nosotros, si no es que sobre todos.
—¡Mierda!—Drew pega un salto a mis espaldas, y se deshace de su chaqueta rapidamente, dejando caer casi diez arañas—. Mierda, mierda.
Pero sus en sus brazos ya había varias marcas. Marcas rojizas y que en mis ojos por un instante resultaron borrosas.
Drew seguía quitandolas cuando comenzó a tambalearse, y yo tuve que sostenerlo, colocando su brazo alrededor de mi hombro.
—Alex... Alejate de mí—murmuró Drew.
Primero no lo comprendi, pero al ver como su mano derecha se alzaba, supe que algo andaba mal. Y cuando la guió hacia mí, en mi estómago sentí una apuñalada.
El dolor me hizo encorvarme, llevé mis manos hacia donde sentía la estaca atravesandome, sin embargo, no había nada.
Miré a Voodo, quien yacía al centro de la cama de agujas, sonriendome, y sosteniendo dos muñecos en sus manos. Uno de ellos lucía como Drew, y en su mano tenía una aguja pequeña con la que estaba atravesando el pequeño cuerpo del otro muñeco que se parecía a mí.
Debió liberarse completamente de la alucinación de Drew cuando las arañas le picaron.
Tobías sigue en el suelo, inconsciente, sigue perdiendo sangre a cada segundo y hay tres agujas que lo mantienen en el suelo, y a su lado, hay un muñeco de él, igualmente clavado al suelo por agujas.
Drew me empuja con fuerza cuando Voodo hace que el muñeco lo haga, y de nuevo eleva sus manos y se abalanza sobre mí, lo esquivo, pero siento que algo puntiagudo me rasga, la aguja que para mí es invisible había alcanzado a cortar al muñeco.
—Oh no, deja de moverte.
Cuando Voodo dice eso y aprieta mi muñeco con fuerza, mis extremidades dejan de obedecerme, y permanezco de pie incapaz de moverme.
Drew ahora puede atacarme con facilidad, y siento otra apuñalada cerca de mi pecho.
—¡Oh, es verdad, Atria!—exclama Voodo.
Trato con todas mis fuerzas de no gritar cuando siento la aguja retorcerse dentro de mí.
—Hay que dejar a uno de ellos vivo, para cuando tu hermano se sacrifique por ti, necesitarás a alguno de ellos que luego se sacrifique por él para traerlo de vuelta—continúa Voodo.
Atria sigue de pie, con la cabeza gacha y los ojos clavados en el suelo, sus dedos se retuercen, mientras guarda silencio.
—¿A cuál de ellos quieres?—le pregunta Voodo—. ¿Qué tal ella? Antes salían juntos, ¿No?
—No...toques a... Rihanna—digo con dificultad.
—Sí...—ríe Voodo—. A ti te mataré primero, y luego sacrificaremos a Drew... entonces haré que tu hermana se sacrifique por él.
Con cuidado, Voodo deja en el suelo el muñeco de Drew. Ahora este está atrapado por las alusinaciones causadas por las arañas, por lo que no puede hacer nada. Voodo entonces deja mi muñeco en el suelo, pero clava dos agujas en sus piernas, lo que me hace caer de sentón, sintiendo el metal clavado en mis extremidades.
Esta vez no puedo evitar gritar por el dolor.
—¡Muy bien!
Voodo saca de su saco otra aguja, tira de uno de los bordados de su piel y saca un extremo de un grueso hilo color verde para amarrarlo a la aguja.
—¿Quieres hacerlo tú, Atria?—pregunta, dandole vueltas al hilo con la aguja—. ¿O quieres que lo haga yo?
Atria sigue de pie en las sombras, sus manos aferradas a la tela de su vestido.
—Mierda, ¿Qué es lo que pasa contigo? Has estado así desde que se fugó de la prisión—se queja Voodo—. ¿No quieres tener que matar a tu hermanito? En ese caso lo haré yo.
—No—exaltada, camina un paso hacia Voodo—. Aguarda, solo...
—¿Qué es lo que te pasa?—Voodo está enfadada—. Estabas tan desesperada por regresar a la vida junto a tu hermano, ¿Ya no es tu deseo?
—¡No es eso, yo quiero ser feliz con mi hermano!—chilla.
—¡¿Entonces qué estás esperando?!—le extiende la aguja—. Apaga sus alucinaciones y apuñanalo, dirá tu nombre sin dudarlo—suspira.
—Yo...—Atria mira a su hermano, dudosa.
Ella está... nerviosa.
En ese momento, recuerdo el día en la prisión en el que Emmily trató de obligarnos a revelar la ubicación de la segunda entrada del vamperus. Cuando Emmily le preguntó a Pryscilla si sería capaz de sacrificarse por el amor de su vida, y esta le respondió que no.
—Tú te enfadaste.
Atria y Voodo me miran desconcertadas, no porque les molestara lo que dije, sino porque en mi estado, era extraño que estuviese tratando de conversar con ellas.
—Cuando Pryscilla dijo que si Scord fuera un condenado, ella nunca se sacrificaría para traerlo de vuelta a la vida—continúo—. Tú te enfadaste con ella.
—¿Y ahora qué mierda está diciendo?—suelta Voodo, molesta.
Pero Atria no está molesta. Su rostro está en blanco, y sus ojos están clavados en mí.
—En ese momento no lo comprendiste—me cuesta hablar, pero aún así no me detengo—. No comprendías cuando te dijo que la razón por la que no podría dar su vida para traer de regreso a la persona que más amaba... Era simplemente por eso, porque lo amaba más que a nada en el mundo—toso de pronto, pero rapidamente trato de recomponerme para seguir hablando—. Pryscilla dijo que una vida sin Scord no tenía sentido, así que no podía hacerle lo mismo a él... Dijo que eso sería egoísta.
Atria sigue sin decir una palabra, pero su semblante poco a poco se llena de angustia.
—¿Estás segura de esto, Atria?—le pregunto—. ¿Vas a hacer que tu hermano viva sabiendo que una de las personas que más quiere dió la vida por él?—hago una pausa—. Porque tú lo obligaste, porque tú hiciste tanto daño a tantas personas para lograr que tú y tu hermano estén vivos... ¿Crees que eso lo hará feliz?
—¿De verdad estás tratando de hacerla cambiar de opinión?—Voodo suelta una risita—. Eres idiota.
—Atria—no le hago caso a Voodo, y sostengo la mirada de Atria—. Tú sientes que estás siendo egoísta, ¿Verdad?
—¡Oh, por Dios!—Voodo estalla en carcajadas—. ¡Ustedes de verdad son un montón de imbéciles! ¿Crees que esas palabras llenas de mierda van a lograr algo?
En realidad, no.
—Si estás segura de hacerlo Atria—suspiro—. Entonces deja que sea yo quien se sacrifique por Drew.
Ante esto, Atria retrocede.
—¡Bueno, esa idea sí me agrada!—dice Voodo—. ¡Permiteme entonces que sea yo quien te asesine!
Esto es inutil, aunque yo muera sacrificandome por Drew, Voodo matará a Rihanna y a Tobías después.
—Para que lo sepas, de todas formas tendré que matar a tu hermana—hace un puchero falso—. Pero por nada del mundo dejaré que vuelvas a la vida, así que no te preocupes de que vaya a sacrificarse por ti—su sonrisa se ensancha—. Y sobre este precioso chico...
Voodo se agacha y mira a Tobías embelesada.
—Voy a conservarlo para siempre—sus dedos se pasean por el brazo de Tobías, machandose de sangre de nuevo—. Nos divertiremos tanto, será mío por siempre, sólo mío.
Una vez más, intento adentrarme en su mente. Mi interior lucha por romper las paredes que se interponen entre su mente y la mía, rompiendo apenas unos trozos que en tan solo segundos se vuelven a reunir.
Esto es inútil, se trata de un bloqueo bastante poderoso.
Si Elízabeth estuviese aquí...
¡No! Basta, no puedo pensar en eso ahora, Elízabeth y los demás están ahora mismo ante Tsalia Morengei, enfrentando quien sabe qué cosas, ellos tienen su propia pelea, su deber es protegerse entre ellos para que los ocho regresen con vida.
Y nosotros seis, tenemos la misma misión.
Pryscilla y Scord no están, pero puedo ubicar sus mentes, sé que ambos están bien, se que ambos ahora mismo están tratando con todas sus fuerzas de encontrar la puerta que los traiga aquí. Ellos desesperadamente quieren llegar y ayudarnos.
—Tan guapo—Voodo pasea sus dedos por el cabello azul de Tobías—. Eres la criatura más fascinante que he visto.
Tiene gotas y manchas de sangre en su rostro, sus mejillas sonrosadas por la fuerza que está usando para mantenerse con vida mientras que el charco de sangre que está debajo de él se hace cada vez más grande. Sus labios temblorosos, de los que salen sus agitadas respiraciones, están perdiendo color poco a poco.
Voodo se inclina y deja un largo beso sobre su mejilla, lo que hace que su cuerpo insconsciente se sobresalte ante el tacto. Voodo deja salir una risita desquiciada, y luego se levanta.
—¡Bien, hagamos que Drew se vuelva un condenado!—exclama, haciendo girar su aguja en el aire y luego atrapandola hábilmente para luego impulsarla hacia atrás.
Trato de empujarla con mi viento de nuevo, haciendo que Voodo se tambalee de nuevo, por lo que se vuelve hacia mí, antes de sacar un par de agujas de su saco y lanzarlas hacia mi muñeco.
Grito cuando siento el dolor en ambos costados, respiro descontroladamente, sintiendo el metal clavado en mi cuerpo.
No puedo rendirme, tengo que seguir intentandolo, no puedo...
—¡No!—grito con fuerza, levantando de nuevo la mirada para volver a atacar a Voodo.
Pero cuando lo hago, ella se encuentra corriendo hacia Drew.
Ella ya está demasiado cerca de él...
—¡DREW!
Cuando volteo, Voodo ya está alzando la aguja, guiandola hacia su corazón.
Luego de eso, escucho el peor sonido que pueda existir para un vampiro.
El sonido de algo enterrandose en carne dura y sin vida, escucho la filosa punta de la aguja clavandose en algo que no se mueve, algo que ya no late pero que, aún así, es el motivo de que sigamos en este mundo.
Voodo ha clavado la aguja en un corazón, sin embargo, frente a ella hay otra persona.
La chica de cabello rubio que sostiene el otro extremo de la aguja que se ha clavado casi entera en su corazón.
—¿Hah?—Voodo arquea una ceja, anonadada.
Me tambaleo un poco, sin poder creer lo que veo.
—¿Qué crees que haces?—inquiere Voodo, mirando a la chica que ha evitado que asesine a Drew—. Atria.
Atria Carusso, no la mira, puedo escuchar sus sollozos, el dolor insoportable en su pecho y en sus manos que sujetan el filo de la enorme aguja.
—No puedo creerlo, qué patética—Voodo pone cara de agotamiento, jugando con la aguja y enterrandola más en su pecho—. Al final caíste en las palabras bonitas de esta bola de estúpidos.
Atria tose violentamente, y con todo su cuerpo temblando, levanta la cabeza.
—No te atrevas...—dice con dificultad, gimiendo del dolor—. A tocar... A mi hermano.
—Awww... Qué tierna.
Voodo hace un puchero exagerado y de pronto, de su saco saca una nueva aguja... O mas bien, eso parece, sin embargo, el material reluce como un cristal deforme, aunque en forma de astilla.
Es Vamperus.
Un cristal de vamperus, largo, con la apariencia de una gran astilla.
—Iba a dejar que obtuvieras tu sacrificio, pero al desobedecerme significa que estás revelandote contra nuestra Salvadora.
—No me interesa...—Atria sigue tosiendo—. Nunca me importó Emmily, ni los condenados...—hace una pausa—. Yo sólo quiero... Que mi hermano sea feliz.
Voodo suelta una carcajada, sus ojos al borde de sus cuencas.
—Vas a hacer que llore de la risa—le dice, regodeandose—. De acuerdo, entonces sólo eres una sucia traidora.
Voodo arroja a un lado a Atria, y esta cae al suelo agazapada.
—Entonces mataré a tu hermano, y me aseguraré de que no vuelva como un condenado.
Atria se vuelve hacia Voodo, alterada, y la rubia de ojos dorados, le dedica una última sonrisa antes de abalanzarse sobre Drew.
Mi viento es inútil, las agujas me impiden usar toda mi fuerza. Estoy seguro de que mis gritos se oyeron por todo el bosque, cuando vi el vamperus dirigirse hacia el pecho de Drew.
Sin embargo, nuevamente, la aguja no llega a tocarlo.
Pero sí, se entierra en el corazón de Atria Carusso.
De nuevo, esta lucha por detener a Voodo, recibiendo el trozo de vamperus en su lugar, desgarrandola hasta que atraviesa su espalda.
—Te dije...—solloza—. ¡Que no tocaras a mi hermano, bruja!
Dicho esto, los ojos de Voodo dejan de mirar a Atria para guiarse a las pequeñas arañas que salen de las mangas de su saco, las cuales enseguida, muerden su piel.
Voodo la suelta bruscamente, retrocediendo y quitandose las cinco arañas que la han picado.
—¡Maldita lunática!—grita, pero en menos de un segundo, sus pupilas se dilatan y dejan de mirar a Atria para luego caer de rodillas al suelo—. ¿Qué ocurre?
Voodo mira hacia todas direcciones, sumiendose poco a poco en la ilusión provocada por las arañas.
—¡No, alejate!—grita, dando arañasos a la nada—. ¡Maldito seas, James Black!
Voodo se retuerce y se hace un ovillo mientras se sumerge en la locura.
Solo en ese momento, siento como el dolor en mi cuerpo comienza a disminuir, y nuevamente puedo mover mis extremidades.
El hilo que sostiene el brazo de Rihanna cae al suelo, al igual que esta un segundo después.
Una vez que recupero mis fuerzas, miro hacia Atria, viendola caer de rodillas, respirando agitadamente. Detrás de ella, yace Drew, de pie mirando hacia la nada, aún atrapado en la ilusión de las arañas.
—Tranquilo—me dice Atria—. Moriré dentro de poco.
Trago saliva con dificultad y miro entonces hacia los muñecos, corro para tomarlos y los oculto en los bolsillos interiores de mi chaqueta, sin embargo no retiro las agujas del muñeco de Tobías, temiendo que se desangre aún más.
—¡Ry!—tomo el cuerpo de mi hermana entre mis brazos, pero esta se remueve buscando a Tobías con la mirada.
—¡Tobías, hay que ayudarlo!
Ambos corremos hacia él, este comienza a despertar, pero las lágrimas no dejan de salir de sus ojos, el latido de su corazón es lento, pero constante, al igual que sus respiraciones.
—¡Alex, ¿Qué hacemos?!—grita Rihanna, desesperada, sus manos repletas de sangre, apretando las heridas de Tobías.
Me quito mi chaqueta y se la entrego a Rihanna para que cuide los muñecos, y luego me quito la camiseta para apretar la herida en su pierna.
—Se supone que sus heridas ya deberían estar sanando—grita Rihanna—. ¡¿Por qué sigue saliendo sangre?!
—Tsalia hizo esta trampa para matar a Tobías—le digo—. ¡Tenemos que llevarlo con un hechicero o bruja para que lo cure, tenemos que salir de aquí!
—Ella los seguirá.
Nos volvemos hacia Atria, que todavía está con vida, apoyada en el suelo.
—Emmily le dio la orden a Voodo de asesinarlos, no dejará de perseguirlos, deben acabar con ella—dice.
Miro entonces el vamperus que sobresale de su pecho.
—Entonces el vamperus sí es la clave para matarlos—digo.
Atria vuelve a toser, pero en ese momento, Drew da un paso al frente, haciendo que ella se sobresalte.
—¡No, no me mires!—grita ella—. ¡Sigue dentro de la ilusión, no pares!
Atria comienza a ponerse de pie con dificultad, tratando de caminar hacia su hermano.
—No me mires, por favor—solloza—. Yo sé que... ¡Sé que lo que menos quieres en la vida, es verme morir otra vez!
En ese momento, recordé las palabras que una vez Drew le dijo a Adelí.
"No quiero verla morir de nuevo... No podría soportarlo, por favor yo... desde que supe que ella habia regresado no tienes idea de cuantas veces le he pedido a Dios no verla morir otra vez, no me interesa si está de mi lado o el de Emmily, no quiero ver esa imagen de nuevo"
Atria lo sabía. Sabía que su hermano vivía cada día de su vida eterna recordarndo la horrible muerte de su amada hermana menor, y saber que podía verla de nuevo morir frente a sus ojos, era lo que faltaba para llevarlo al colapso.
—Sigue imaginando—Atria está frente a Drew, acunando su mejilla—. Recuerdame como era antes, cuando estaba viva, y eramos felices, cuando me cuidabas... Cuando solo querías lo mejor para mí—solloza—. Manten eso en tu mente... Por ningún motivo dejaré que me veas.
Pude ver lo que Drew estaba imaginando en ese momento.
Él sí que estaba viendo a su hermana, sin embargo, la imagen en su cabeza era de una chica irradiando energía, con la sonrisa más angelical que había visto en mi vida.
Y pude sentir tambien las emociones de Drew. Alegría, nostalgia y... Paz.
Él estaba viendo a su hermana frente a él, abrazandolo, mientras que en la realidad esta estaba agonizando entre sus brazos, en su ilusión esta se aferraba a él riendo mientras este la abrazaba cariñosamente, mientras que la Atria real lloraba y lo abrazaba con fuerza luchando porque no presenciara sus últimos momentos.
—Por favor que mi poder dure lo suficiente—suplica—. Que mi poder dure hasta que yo desaparezca por completo.
Pude ver primero sus pies, volviendose poco a poco en trozos que fueron volando con el viento y mezclandose con las cenizas.
Atria siguio aferrada a su hermano, abrazandolo y llorando mientras luchaba con todas sus fuerzas por mantener la ilusión que lo estaba haciendo sonreir.
Sí, los ojos de Drew soltaban lagrimas de alegría porque imaginaba a su hermana abrazandolo con amor y tranquilidad.
Atria gritó, mientras que su cuerpo se convertía en polvo, no dejó de luchar en ningún momento.
—Lo siento mucho, Drew.
Gritó y lloró hasta que su existencia se combinó con el viento que mueve la tierra.
Y para cuando Drew parpadeó y regresó a la realidad, su hermana ya había desaparecido.
—¿Qué fue lo que pasó?
No pude responder, ninguno lo hizo.
—Drew—Rihanna sollozó, cubriendo su boca.
Drew miró a su alrededor, sintiendose perdido, sin comprender lo que ocurre.
—¿En donde está Atria?—su voz decayó entonces, y aunque no estaba seguro de porqué, sus ojos se llenaron de lagrimas—. ¿Se fue?
Me puse de pie, dejando que Rihanna siguiera oprimiendo la herida de Tobías, que ya había recuperado la consciencia, y miraba a Drew igual de preocupado.
—¿Que fue lo que ocurrió?—preguntó Drew.
En eso, una risa volvió a oirse.
—Tan estúpida—Voodo se puso de pie—. ¡Esta muerta, murió sacrificandose por su hermano! ¡Es tan idiota!
Ya basta...
Sus carcajadas se volvieron incontrolables, tan escandalosas que movían las cenizas a nuestro alrededor.
—¡Idiota!
Basta...
Corrí hacia Drew y me coloqué frente a él, colocandome el guante que me había dado Kenna, saqué del bolsillo de mi pantalón la pequeña perla que me había entregado, y al lanzarla esta se convirtió en un pequeño portal por el cual cayó la lanza de vamperus que se me había otorgado.
—¿Alex?—Drew seguía aturdido.
Basta...
—Ella dijo que lo sentía—le respondo—. Ella no quería que murieras, pero tampoco quería que la vieras... a ella—no quito los ojos de Voodo—. Atria nunca dejó de amar a su hermano, hasta el final.
Escuché su sollozo, y corrí hacia Voodo.
Esta me sonrió al esquivarme hábilmente, y una aguja salió del suelo a mi espalda, pero yo salté para esquivarle y me abalancé contra la vampira.
—¡Sigues intentando, e intentando, eres tan malditamente molesto!
Seguí esquivando sus agujas, pero esta vez ella no iba a lograr que mantuvieramos la distancia. Aparté cualquier aguja con toda la fuerza del viento, y cuando al fin conseguí tocarla, la empujé no sólo con mi fuerza sino que utilicé una corriente de viento tan intensa que la hizo caer de espaldas al suelo.
La expresión en su rostro se quebró de pronto, mirando anonadada hacia el suelo una vez que pude derribarla.
Seguí arrastrandola con mi viento, y del suelo volvieron a salir agujas que se dispararon en mi dirección.
Esquivé todas ellas, mientras veía a Voodo levantarse y disparar más agujas en mi dirección.
Conozco las reglas de su don, pues tanto Drew como Adelí nos las han explicado.
Voodo no controla las agujas, sino los hilos que brotan de su piel.
Por lo tanto, si mi poder es más fuerte, entonces podré...
Concentro todo el viento del bosque en su contra, la corriente de aire dirigiendose violentamente hacia ella.
—¡No creas que podrás derribarme de nuevo con tu estúpido poder!
Pero lo estúpido aquí no era mi poder, pues no era ella mi objetivo, sino las agujas que se detuvieron con el viento, aunque siguieron flotando y temblando violentamente, mientras que yo utulizaba todo mi poder para empujarlas hacia ella.
Esta vez no pretendo inutilizarlas, no, esta vez... Usaré esas malditas agujas en su contra.
Pude observar la primer aguja que tembló con más brusquedad, mientras poco a poco giró hasta apuntar a Voodo.
Esta abrió los ojos sorprendida, pero la fuerza del viento empujandola no pudo dejar que se moviera, y sin importar que se dejara llevar por él, no iba a evitar lo que pasara a continuación.
La aguja dejó de temblar y finalmente el viento la dominó, lanzandola a toda velocidad hacia Voodo, atravesandola por el estómago con tanta fuerza que la aguja salió por su espalda todavía empujada con el viento.
Y luego de esa, las demás agujas salieron disparadas hacia Voodo, quien desesperada, y dominada por un pánico que nunca antes había visto en ella, trató de esquivarlas.
Sin embargo, ser atacada por su poder era un papel que nunca había tomado, por lo que varias agujas lograron alcanzarla, derribandola hasta que una de ellas clavó su pierna al suelo.
Voodo hizo lo posible por apartar las agujas que quedaron, pero el tiempo no le alcanzó, para cuando levantó la mirada, yo ya estaba corriendo en su dirección, saltando para enterrar la lanza de vamperus en su pecho.
Ella alcanzó a arrastrarse para esquivarla, sus ojos quedaron fijos en el cristal de vamperus enterrado en la tierra.
—Tú lo dijiste, es el último espectáculo—dije, antes de atinarle un puñetazo.
Voodo volvió a mirarme mientras desenterré la lanza y la alcé, sus ojos dorados brillando, sumidos en pánico y desesperación.
"¡No quiero morir, no quiero morir!" Era lo que gritaba su expresión, y yo no pude evitar sonreír mientras bajaba la lanza.
Voodo alzó una mano, lanzando una ultima aguja que sin embargo, no dirigió hacia mí, sino hacia nuestra derecha.
La vi de reojo clavarse en la nada, como si a nuestro lado hubiese una pared invisible, que en menos de un segundo se quebró, atrayendo un cuerpo que salió desprendido de la pared y cayó sobre mí, derribandome.
Yo estaba en el suelo, con dos cuerpos encima mío, y con la lanza en mi mano todavía, sin haber podido atacar a Voodo a tiempo.
—¡Mierda, mierda, mierda!—gritó Pryscilla, desesperadamente mirando a su alrededor—. ¡¿Qué mierda?!
Eso mismo quería preguntar, pero no hubo tiempo.
Ella y Scord están sobre mí, habían aparecido por esa grieta que provocó Voodo para evitar que le diera con la lanza.
Ahora mismo, Voodo estaba arrastrandose sobre el suelo para tratar de escapar, por lo que yo me aparté todo lo que pude de Pryscilla y Scord, y arrojé la lanza hacia Voodo, alcanzando a atravesarle el costado.
Voodo había hecho esto a propósito, sabía que era su fin, así que utilizó a Scord y a Pryscilla como una distracción.
Pryscilla entonces se volvió hacia ella, confundida pero... bastó solamente una mirada para que sus pupilas se dilataran y brillaran con furia.
—Nos encerraste en un maldito laberinto—suelta un gruñido—. ¿Querías matar a nuestros chicos?
Voodo alza su mano, haciendo un ademán de volver a utilizar su poder, pero se queda tiesa en su lugar, y lleva su mano temblorosa hacia sus ojos.
—¡No puedo ver!—grita.
Pryscilla se levanta y lanza su pequeña perla para atrapar la lanza de vamperus.
—Scord, devuelvele la vista—dice—. Yo quiero ser quien acabe con ella, pero lo haré como se merece.
Scord asiente una vez con la cabeza y obedece, por lo que Voodo enseguida vuelve a mirar a su alrededor completamente desesperada, hasta alzar la mirada hacia Pryscilla, quien se acerca a ella.
Con la lanza apoyada en su hombro, la princesa de Adannise comienza a caminar hacia Voodo, mientras esta se levanta poco a poco, preparandose para el ataque.
Pryscilla acelera el paso conforme se acerca hasta que finalmente corre, y Voodo se encoge de hombros asustada, dejando que decenas de agujas salgan del suelo detras de ella y se dirijan hacia Pryscilla.
Esta las esquiva, saltando y corriendo en zigzag. Las agujas alcanzan a rasgar su ropa y su piel, pero ninguna consigue clavarse en ella. El rostro de Voodo se llena de terror puro, y su mano tiembla al ver que Pryscilla no siente dolor alguno y se acerca finalmente a ella.
Pude ver como sus pies se movieron como si fueran a escapar, pero Pryscilla la alcanzó antes y la atacó con su lanza.
Voodo la esquivó apenas, temblando en desesperación y sacando otra aguja que utilizó en contra de la lanza de Pryscilla.
Sin embargo, Voodo podía ser la reina del Coliseo, podía reir y complacerse del sufrimiento ajeno, pero nadie era tan despiadado como Pryscilla.
Y ser su presa, era estar atrapado en un estado de terror, el cual no te dejaba pensar, solo te movías por inercia, no tenía sentido tratar de mantenerte con vida, lo único que querías era escapar.
Y eso, era lo que más deseaba Voodo en este instante, mas que cualquier otra cosa en la Tierra.
Pero no lo consiguió.
Pryscilla blandía la lanza como si se tratase de una espada, atacandola con fuerza, haciendola retroceder y tambalearse, sus brazos eran gelatina sosteniendo esa aguja, mientras que Pryscilla la atacaba violentamente con una sonrisa que irradiaba locura.
Voodo supo que esta vez, quien era el centro del espectáculo, era ella misma. Que quien iba a ganar el combate en este coliseo, era Pryscilla.
Voodo supo con todas sus fuerzas, que iba a morir de nuevo.
Pryscilla le dio un rodillazo en su estómago que la levantó del suelo y luego la hizo caer de espaldas, dandole otra patada en la quijada que finalmente la hizo soltar la aguja. Tomó su garganta con fuerza y la estrelló contra el suelo, para luego enterrar el tacon de su bota en su estómago con tanta fuerza que la hizo gritar.
—Si te entierro esto en el pecho, entonces te mueres ¿Verdad?—le preguntó Pryscilla, levantando el trozo de vamperus—. ¡Vas a morirte de una vez por todas!
Voodo gritó con tanta fuerza por última vez, hasta que la lanza le atravesó el pecho por completo.
Al ver como Voodo tomó la lanza de vamperus y trató de quitarsela del pecho, Pryscilla solo la enterró más, haciendola gritar del dolor.
Drew cayó de rodillas al suelo detrás de mí, sosteniendose de mis hombros, manteniendo la cabeza gacha. Rihanna y Tobías, que se había podido incorporar, miraban petrificados hacia Pryscilla y Voodo.
Scord era el único que mantenía un semblante inexpresivo, o mejor dicho, analítico.
—No retires el vamperus—le dijo a Pryscilla—. No sabemos si surtirá el mismo efecto.
Pryscilla no tuvo problema en aguardar, manteniendo la lanza fija en el corazón de Voodo.
—Deja de hacer esperar al infierno, perra—le dijo.
Por unos minutos lo unico que se escuchó en el bosque fueron los gritos de Voodo, quien finalmente, entre retorcijones, comenzó poco a poco a convertirse en cenizas.
Cenizas que se perdieron entre el polvo que se mezcló con el viento. Y sólo quedó eso, la lanza enterrada en el suelo, junto con el trozó de vamperus en forma de astilla todavía en el suelo, tras la muerte de dos condenadas.
Continuará...
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Hola Criaturas!
Este capítulo es sin duda uno de mis favoritos, uno por el que lloré mientras escribía, uno lleno de emociones.
Debo también decir que a pesar de que sea una villana, amo el personaje de Voodo, me siento orgullosa del trabajo que hice con su personaje, sus poderes, lo loca que está... Puedo considerarla una de las mejores villanas de la trilogía.
El final de Atria era uno que tenía pensado hace mucho tiempo, al final no acabó como una villana más, ella estaba cegada por el amor hacia su hermano y el arrepentimiento, pero en el camino se dio cuenta de que no sabía lo que estaba haciendo... No sabía qué era correcto y qué no.
Bueno, como una vez dijo Sarah: "A veces las personas buenas hacen cosas malas"
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Capítulo 76
"Por el siguiente"
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